I Concilio de Lyon (1245)

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Concilio I de Lyon
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XIIIº Concilio Ecuménico
de la Iglesia Católica
Segundo concilio de Lyon 01.jpg
Fecha de inicio28 de junio de 1245
Fecha de término25 de agosto de 1245
Aceptado porIglesia Católica
Concilio anteriorConcilio IV de Letrán
Concilio posteriorConcilio II de Lyon
Convocado porPapa Inocencio IV
Presidido porPapa Inocencio IV
Asistencia150 prelados
Temas de discusiónEl conflicto entre el emperador Federico II Hohenstaufen y el papado.
Cánones22

Concilio de Lyon I. Fue el XIII Concilio ecuménico de la Iglesia Católica y fue convocado en 1244 por el Papa Inocencio IV (1243-1254) debido al conflicto existente entre el emperador Federico II Hohenstaufen (1194-1250) contra el papado, en tiempos de Gregorio IX (1227-1241) y de su sucesor, el papa convocador del concilio, Inocencio IV.

Concilio

Convocatoria

El concilio había sido pensado inicialmente por el papa Gregorio IX para la Pascua de 1241 en Roma, pero no se pudo llevar a cabo por la acción violenta del emperador Federico II Hohenstaufen con un grupo de obispos. Inocencio IV hizo suya la convocatoria del concilio, pero ante la inseguridad de Roma se trasladó a la ciudad libre de Lyon el 2 de diciembre del 1244, estableciéndose en el monasterio de Saint Just. La convocatoria conciliar fue anunciada por el papa en un sermón de 1244. Además de citar al emperador para que compareciera ante el concilio, se cursaron invitaciones a todos los obispos del mundo. Sin embargo, sólo pudieron asistir 150 prelados, la mayor parte de ellos de países como Francia y España; menos numerosa fue la representación de Inglaterra e Italia, mientras que era insuficiente la presencia de obispos alemanes, debido sobre todo a la hostilidad de Federico II.

Sesiones

La sesión de apertura se celebró en la catedral de Lyon, el 28 de junio de 1245. En ella el santo padre expuso las grandes preocupaciones que albergaba en esos momentos:

  • la persecución de la Iglesia por parte de Federico II,
  • la caída de la ciudad santa de Jerusalén en manos de los sarracenos y la derrota de los cruzados en Gaza,
  • la irrupción de los mongoles o tártaros en Europa,
  • el cisma griego y
  • la moralidad del clero y del pueblo cristiano.

En esta primera reunión Tadeo de Sessa, representante del emperador, defendió a Federico II de las acusaciones que se hacían contra él, pero el papa refutó puntualmente sus alegatos.

El 5 de julio tuvo lugar la segunda sesión en la que intervinieron los obispos de Carinola, Compostela y Tarragona, pidiendo que se procediera contra el emperador. Tadeo de Sessa no consiguió rebatir los argumentos contra Federico II, aunque logró un aplazamiento de doce días para que se difiriera la sentencia, con el fin de recibir nuevas instrucciones de su soberano. En el intervalo de esta sesión y la siguiente, se despacharon en el concilio algunos asuntos eclesiásticos. Así, se acordó ratificar ocho decisiones anteriores al concilio. También se prepararon doce decretos de índole jurídico-canónica, en los que se regulan asuntos de gran interés, como la elección de los obispos, la celebración del cónclave, y algunas disposiciones litúrgicas.

La tercera sesión se llevó a efecto el 17 de julio, en ella se aprobaron los 22 capítulos o cánones anteriormente preparados. También se leyó una colección de privilegios de la Iglesia romana, entre los que figuraba alguno sobre los beneficios de Inglaterra, lo que provocó la protesta de los barones ingleses. El punto central, sin embargo, fue la sentencia contra Federico II, acusado de perjurio, de perturbar la paz, de perseguir a la Iglesia y de sospecha de herejía; fue depuesto en cuanto emperador y excomulgado. La deposición del emperador fue firmada por todos los obispos presentes y los franciscanos y dominicos fueron encargados de hacerla pública por toda la cristiandad.

El concilio terminó el 25 de agosto de 1245 con un solemne Te Deum.

Fuente