I Concilio de Constantinopla (381)

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Concilio I de Constantinopla
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IIº Concilio Ecuménico
de la Iglesia Católica
Fecha de inicioMayo del 381
Fecha de términoJulio del 381
Aceptado porIglesia Católica, Iglesia ortodoxa, Iglesia copta, Iglesia luterana e Iglesia anglicana.
Concilio anteriorConcilio I de Nicea
Concilio posteriorConcilio de Éfeso
Convocado porEmperador Teodosio
Presidido porMelecio de Antioquía
Gregorio de Nacianzo
Nectario de Constantinopla
Asistencia150 padres conciliares
Temas de discusiónAfirma la naturaleza divina del Espíritu Santo. Establece que el obispo de Constantinopla recibirá las honras luego después el de Roma.
Cánones7
Documentos y declaracionesSímbolo niceno-constantinopolitano

El Concilio I de Constantinopla es el II Concilio ecuménico de la Iglesia Católica y fue convocado en 381 por el emperador Teodosio (379-395). El concilio fue convocado con el objetivo de eliminar el arrianismo, que había tenido una amplia difusión al amparo de los emperadores Constancio (337-361) y Valente (364-378). También se busco la forma de eliminar una nueva herejía: el macedonianismo y a sus seguidores llamados «pneumatómacos», que derivan del error arriano, y que negaban la consubstancialidad del Espíritu Santo.

Durante el Concilio de Calcedonia (451) se declara el concilio constantinopolitano I como ecuménico.

Concilio

La inauguración del concilio se realizó en mayo del 381 con la presencia del emperador Teodosio (379-395) y duro hasta julio de ese mismo año. El concilio no contó con la presencia del papa Dámaso (366-384), quien no pudo asistir ni enviar representantes suyos, tampoco asistieron obispos de Occidente y solo unos ciento cincuenta padres conciliares de las sedes orientales estuvieron presentes.

Ocupó la presidencia Melecio de Antioquía, a cuya muerte asumió la presidencia Gregorio de Nacianzo, recién elegido como obispo de Constantinopla, y confirmado como tal por el propio concilio. Poco duró la presidencia de Gregorio, que se vio obligado a renunciar a la sede constantinopolitana a causa de una serie de intrigas. En su lugar fue elegido Nectario, un viejo senador, que fue bautizado y recibió seguidamente la consagración episcopal.

El documento más importante derivado del concilio es el llamado «símbolo niceno-constantinopolitano», que tendrá un gran influjo posterior por su utilización litúrgica como profesión de fe. Este símbolo parece que tiene su origen en el que se utilizaba en la Iglesia de Jerusalén para la colación del bautismo, con algunas adiciones relativas al Espíritu Santo:

Señor y vivificador, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo es igualmente adorado y glorificado, que habló por boca de los profetas.

Cánones

Del concilio también se derivaron cuatro cánones disciplinares:

  • Canon 1. Reafirma la fe de Nicea y condena todas las herejías, y en particular menciona a algunas de ellas, como las de los arríanos y pneumatómacos.
  • Canon 2. Señala los límites en los que debe ejercitarse la potestad episcopal. En concreto, establece que los obispos de una diócesis no deben ocuparse de las cuestiones de las otras.
  • Canon 3. Afirma que «el obispo de Constantinopla, por ser ésta la nueva Roma, tendrá el primado de honor, después del obispo de Roma». La Iglesia occidental rechazó siempre este canon, que originaría futuros enfrentamientos y disensiones.
  • Canon 4. Declaraba nula la ordenación episcopal de Máximo, el intrigante colaborador de san Gregorio de Nacianzo.

A estos cuatro cánones se suelen añadir otros tres: dos de ellos provenientes del sínodo constantinopolitano del 382, y el tercero de una carta enviada por la Iglesia de Constantinopla a la de Antioquía.

Fuente