Acción de Abrada de Jaguey
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Acción Abrada de Jagüey. En septiembre de 1958 por órdenes expresas de Fidel Castro, parte Oscar Elías Orozco Viltres desde la Sierra al frente de un pelotón de 32 hombres, con la misión especial de inspeccionar las de tropas donde antes había operado Lara y Camilo, la misión consistía también en preparar condiciones para posteriormente enviar otras fuerzas y consolidar el IV Frente.
Movimiento de la tropa
El 26 de septiembre, el pelotón capitaneado por Oscar Orozco, denominado Pelotón # 1 de la columna 14, decidió emboscar, en coordinación con Nono Góngora, al jefe del puesto de la Guardia Rural de Buenaventura que entraba a Mir en un jeep todos los sábados a buscar su parte de ganancias por concepto de negocios corruptos y extorsión a comerciantes del poblado.
Para la acción escogió una curva del terraplén de Mir a la Carretera Central, en el barrio conocido como Abrada de Jagüey, a un kilómetro y medio del pueblo de Mir. La guerrilla avanzó de noche hasta llegar al lugar más apropiado para la emboscada. La idea inicial era sorprenderlo cuando viniera de Buenaventura hacia Mir y para ello Orozco distribuyó los hombres mejor armados en un cañaveral a la orilla del camino y el resto, comandados por Manuel Ramírez Vázquez, en un marabuzal más adelante, estos últimos, con la misión de salir al terraplén al oír los disparos y actuar si no podía detenerse el vehículo en la primera sorpresa.
En horas de la mañana el jeep apareció, pero al entrar a la primera emboscada coincidió con un arreo de ganado conducido por colaboradores de la guerrilla y para evitar la muerte de civiles Orozco ordenó no tirar y el vehículo continuó rumbo a Mir. El segundo grupo al no escuchar los disparos tampoco abrió fuego. Inmediatamente los Rebeldes intentan arreglar la emboscada con el inconveniente de ser visualizados desde las casas cercanas. Al regresar el vehiculo, la escuadra de Ramírez Vázquez, a la que no podía avisársele sin delatar lo posición del grupo principal, tampoco abrió fuego esperando por la señal convenida. Al acercarse el Jeep a la segunda celada, un combatiente salió al camino haciéndole señas de que se detuvieran, pero este aceleró y el tiroteo se generalizó.
La interrupción de civiles que abandonaron sus casas espantados por los disparos obligó a los rebeldes a suspender las descargas para no causar víctimas inocentes y el jeep escapó con los neumáticos ponchados. En la refriega fue muerto un soldado y el sargento al mando, herido, logró escapar.
Una tropa del ejército que transitaba por la Carretera Central acompañada de una avioneta al sentir los disparos se dirigió al lugar y los rebeldes abandonaron las posiciones y se internaron en la arboleda inmediatamente.
La soldadesca incendió la casa de un campesino, robaron, destruyeron y saquearon la bodega del lugar e incendiaron unos cañaverales. El avión se dedicó a ametrallar las riveras del río recibiendo la respuesta de los guerrilleros que lo obligaron a elevarse, desde muy alto continuó acribillando el territorio sin ningún resultado, mientras, el grupo rebelde continuaba camino hasta Monte Alto.
La acción de Abrada de Jagüey le demostró a la tiranía que las guerrillas rebeldes que operaban en la zona no estaban dispuestas a permitir la presencia enemiga dentro de su zona de operaciones. Los soldados no intentaron nuevamente ingresar a Mir.
Bibliografía
- Edilberto Almenares P, Cronología Local, 1868-1958
- Colectivo de Autores. Misión Especial de Operaciones. Sección de investigaciones Históricas del Comité Provincial del Partido en Holguín, 1990. p 10
Fuente
- Historiador de la localidad, Pedro Bruzón
- Artículo Oscar Elías Orozco Viltres. Disponible en "www.ecured.cu". Consultado: 27 de agosto del 2011.
