Agricultura aborigen en Cuba

Agricultura aborigen en Cuba
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Concepto:Las comunidades primitivas cubanas eran hábiles en la caza, la pesca y en algunos sistemas agrícolas.

Agricultura aborigen en Cuba. Al igual que otras comunidades primitivas del mundo, nuestros pobladores originarios garantizaban su alimentación realizando labores que implicaban un alto grado de especialización. Los grupos arahuacos que conocieron los invasores españoles habían introducido sistemas agrícolas, aunque también, como sus antecesores, practicaban la pesca y la recolección.

Los grupos paleolíticos y su subsistencia

La agricultura de los primeros aborígenes que habitaron en Cuba era muy rudimentaria, pero puede llamársele agricultura porque siempre los seres humanos debieron alimentarse obteniendo productos vegetales y animales de su medio, y desarrollando técnicas cada vez más avanzadas para ello. Se ha establecido que hace unos 10 000 años arribaron a Cuba grupos paleolíticos que vivían de la caza, la pesca y la recolección de moluscos costeros.

Aunque no practicaban lo que actualmente llamamos sistemas agrícolas, sí se apropiaban de productos vegetales silvestres, en especial los frutos, aunque también utilizaban algunos tallos y hojas para fines rituales y medicinales. En esa época podían cazar especies de una fauna mayor que la que predominó después, especialmente el megalocnus, un perezoso gigante. A falta de herramientas para talar los bosques, se establecieron en las zonas costeras y en las inmediaciones de los ríos. Sus principales útiles de trabajo eran las conchas de moluscos como vasijas y para cortar y piedras para golpear y triturar.

Otro grupo de una cultura un poco más desarrollada fue arribando hace 4 500 años. Sus herramientas se basaban menos en el uso de la piedra en bruto, pues elaboraban lascas filosas que servían de cuchillos, así como percutores, morteros, perforadores, raspadores, gubias y vasijas.

Hace 2 500 años se establecieron otras migraciones caribeñas, que aunque su base alimenticia seguía siendo la pesca y la recolección, dispusieron de técnicas más evolucionadas para la caza de animales y aves.

Introducción de la agricultura

En el siglo VI de nuestra era se estableció un grupo en la región oriental que se estima fue el que introdujo importantes cultivos como el maíz, la yuca y el tabaco. Su agricultura incluía otras especies ya conocidas como el boniato, frijoles, calabaza, ají y maní, entre otros.

La economía de producción agrícola, a diferencia de la anterior economía de apropiación, implicó la estabilidad de los grupos en zonas propicias para los cultivos. Se fue entronizando una estructura y organización social más compleja que la que tenían los grupos más primitivos. Entre los nuevos fenómenos económicos pueden citarse el inicio de la existencia de algunos excedentes, el intercambio y la especialización. La mayor disponibilidad de alimentos provocó un elevado crecimiento demográfico.

En su conjunto, a estos grupos arahuacos de procedencia antillana se les denominó taínos, y a la llegada de los españoles eran los más numerosos, pues constituían alrededor del 90%, de un total de aborígenes calculados en unos 112 000 individuos. A los taínos se les cataloga como una comunidad agro-alfarera, pero su agricultura era muy atrasada si se le compara con la de otras etnias del continente.

Los taínos, al igual que las comunidades más primitivas, colectaban diversos frutos silvestres como aguacate, anón, ají y otros. Tal vez eventualmente plantaban las semillas de árboles frutales en las inmediaciones de sus viviendas. A falta de animales mayores y aves de corral, la caza consistía en atrapar jutías, pájaros y algunos reptiles, quelonios, y anfibios. Los grandes perezosos como el megalocnus ya se habían extinguido a la llegada de los españoles. Eran excelentes pescadores de río y mar, para lo cual empleaban anzuelos, redes y varas puntiagudas, y navegaban con sus canoas por las lagunas, ríos y costas, haciendo también incursiones a cayos e islas vecinas.

En la agricultura, la geografía y la biología hay cientos de palabras de origen indígena que son de uso común en Cuba, y una gran parte de ellas han pasado al idioma español académico. Entre ellas están los nombres de la gran mayoría de las plantas, aves, insectos, reptiles, moluscos y peces autóctonos, nombres de asentamientos urbanos y accidentes geográficos, etc. Una gran parte de estos nombres los trajeron con su cultura los inmigrantes antillanos, que a su vez procedían de los arahuacos de la parte septentrional de América del Sur.

También practicaron la fertilización de los cultivos. Hay evidencias de que en algunos asentamientos extraían, transportaban y esparcían tierra fértil, fundamentalmente de las orillas de los ríos, para fertilizar sus parcelas agrícolas.

Herramientas agrícolas

Herramientas agrícolas

Las herramientas agrícolas, de caza, pesca y otras labores de subsistencia no eran muy variadas. Al no conocer los metales, sus utensilios los confeccionaba de piedra, hueso, madera, conchas y cerámica. No disponiendo de clavos, sus bohíos, caneyes y bajareques los construían a base de amarres con sogas (cabuyas) hechas de fibras vegetales, principalmente de algodón, ariques de yagua, tiras de cortezas de majagua, y similares. Con yaguas y pencas de guano construían las paredes y techos.

Eran hábiles en hilar el algodón para hacer tejidos rudimentarios, confeccionar hamacas y redes de pesca. Numerosos utensilios de cerámica les servían para el uso doméstico y los recipientes más grandes para agua y alimentos eran una especie de cajón llamado catauro, construido de una yagua entera conformada con amarres. También confeccionaban cestas utilizando ariques y bejucos. De las güiras hacían vasijas.

Las hachas de piedra no eran solo un arma defensiva sino también una herramienta para talar y trozar árboles. Otros medios de defensa fueron las mazas de madera llamadas macanas, y los arcos y flechas, éstos seguramente más empleados para la caza que para la guerra, pues por naturaleza eran muy pacíficos. Utilizaban un palo conocido como coa para abrir pequeños huecos con su punta afilada, y otra versión tenía la punta plana para remover la tierra, por ejemplo, para hacer los montones en que sembraban la yuca, o abrir huecos mayores para enterrar los horcones y parales de las viviendas. Dominaban la técnica de fabricar diversas trampas con las cuales atrapaban peces, aves y animales terrestres.

La yuca, base de la alimentación

La yuca era la base de su subsistencia, y para plantarla utilizaban dos métodos. El más antiguo era el llamado roza, que consistía en quemar una parte del bosque y después con una coa abrían huecos donde enterraban los trozos de tallos o cangres. El otro método era el de siembra en montones, para lo cual apilaban la tierra en montículos formados por platos circulares de tierra con un radio de dos o tres metros de diámetro y de altura hasta la rodilla, y en los mismos plantaban varios cangres. Los granos y semillas los sembraban abriendo pequeños huecos en la tierra. Actualmente muchos campesinos cubanos llaman todavía “tabla de yuca” a sus siembras de esta planta, por la forma plana de “plato” o “tabla” de tierra que le daban los agricultores indígenas, y que al principio adoptaron los españoles, aunque actualmente se usa la siembra en hileras.

La yuca la rallaban en guayos hechos de tablas de madera con incrustaciones de piedrecitas, y exprimían el jugo, que era venenoso en la variedad agria, para tostar la masa o catibía sobre una laja fina de piedra o una lámina de cerámica, llamada burén, con lo que confeccionaban el pan caçabí, que los españoles identificaron como cazabe o casabe. Los granos de maíz los trituraban con un mazo sobre una piedra ahuecada. Las hojas secas de tabaco las fumaban con fines rituales. Como todas las comunidades primitivas, habían aprendido a hacer fuego frotando o haciendo girar rápidamente una punta de madera contra otra pieza del mismo material, pero esto era solo eventual, pues el mejor método era conservar siempre brasas encendidas. El fuego, además de su uso doméstico para cocinar los alimentos en recipientes de cerámica les servía para ahuecar los troncos de árboles para hacer canoas, así como para la quema de parte del bosque.

El casabe constituyó pronto la base alimenticia de los primeros invasores hasta que lograron implantar cultivos y animales europeos. Este tipo de pan tenía la ventaja de que podía conservarse muchos días sin descomponerse, por lo cual era importante como reserva alimenticia para las travesías en barco o expediciones de exploración y conquista a través de las selvas y sabanas.

Fuentes