Alfredo Marrero León
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Alfredo Marrero León, mártir jaruqueño, conocido como "El quemado de Pipián".
Sumario
Síntesis biográfica
Niñez y adolescencia
El pequeño Alfredo o Cucú como le llamaban los familiares y amigos, nace el 25 de mayo de 1924 en el poblado de Caraballo, municipio Jaruco, Provincia La Habana, en el seno de una familia campesina. Sólo asiste a la escuela en el tercer grado, por la necesidad de ayudar al padre que fallece cuando la situación política y económica del país agudizaba la pobreza para la familias que se sustentaba del trabajo agrícola entonces trabaja sin descanso para ayudar a la madre.
De adolescente fue un muchacho muy alegre, tocaba instrumentos de cuerda y laúd, le gustaba los bailes y las fiestas, aunque era un muchacho respetuoso y muy reservado.
Actividad revolucionaria
Fue afiliado al Partido Ortodoxo, trabajó en el tostadero de Café del Cotorro, donde permaneció por espacio de 4 años realizando actividades de venta de bonos y participando en manifestaciones. Es despedido al negarse a usar un uniforme con la foto del tirano Fulgencio Batista.
En el año 1957 regresa a su pueblo natal y solicita su ingreso al Movimiento 26 de Julio, siendo aceptado en el mismo y participando activamente en las misiones que le son asignadas. En el mes de febrero solicita autorización para incorporarse a la lucha en la Sierra Maestra, empaca sus objetos personales y le dice a su familia que va para Matanzas a trabajar en la zafra con un primo.
Desaparición y muerte
Al triunfar la Revolución, la familia de Cucú, esperaba que apareciera con los Rebeldes que bajaban de la Sierra pero el mismo no apareció por lo que se dedicaron a realizar investigaciones para su búsqueda.
En 1983, después de 26 años de desaparecido, los compañeros del Partido y la Comisión de Combatientes en el municipio Madruga solicitan la investigación de los restos de un hombre que apareció quemado en 1957 en la curva Sotolongo, cerca del poblado de Pipián, cuando la dictadura batistiana torturaba y golpeaba brutalmente a todas aquellas personas que se identificaban con la Revolución. "El quemado de Pipián", como fue llamado en el aquel entonces, resultó ser Alfredo Marrero León. La investigación del departamento de Medicina Legal arrojó que la victima fue brutalmente torturada y golpeada, hasta morir a consecuencia.
Sus restos fueron trasladados hacia el cementerio de Caraballo, su pueblo natal en diciembre de 1985, ocasión en que todo el pueblo del municipio Jaruco se reunió para darle honrosa sepultura a uno más de los tantos hombres cuyo paradero era desconocido, convirtiéndose en mártir de nuestra Revolución. Alfredo Felipe Marrero León, pasa a ser uno más en la larga lista de personas que la dictadura batistiana se encargó de hacer desaparecer.
Fuente
- Archivo Museo Municipal de Jaruco.
