Amílcar Barca

Amilcar Barca
Información sobre la plantilla
NombreAmilcar Barca
Nacimiento275 a.n.e
Cartago, actual Bandera de Túnez Túnez
Fallecimiento228
Helike
Causa de la muerteen una escaramuza contra rebeldes oretanos
NacionalidadCartaginesa

Amílcar Barca. General cartaginés, primero del poderoso clan de los Bárcidas que dominó la política cartaginesa durante la segunda mitad del siglo iii a. C. ( 290 - Heliké Elche , Alicante, 229 a. C.). En el 247 fue nombrado comandante en jefe del ejército cartaginés que luchaba contra Roma en la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.).

Nacido en Cartago, posiblemente originario de una familia aristocrática cartaginesa3 de Cirene (actual Libia) emigrada a Cartago.4 La tradición habla de que la familia descendía directamente de Dido (Elisa), fundadora de la ciudad púnica según la mitología cartaginesa. En el 247 a.C, a la edad de 33 años, asume el mando de las tropas cartaginesas en Sicilia durante la Primera Guerra Púnica contra Roma.

Síntesis Biográfica

Amílcar Barca o Barcas (a.c. 275 a 228 a. C.) fue un general y estadista cartaginés, líder de la familia Bárcida, y padre de Aníbal, Asdrúbal y Magón. Fue también suegro de Asdrúbal el Bello. El nombre de Amílcar (púnico-fenicio ḥmlqrt, «hermano de Melkart») era un nombre común para los hombres de Cartago. El nombre (Brq o Baraq) significa "rayo" en el idioma púnico y por lo tanto equivalente al epíteto o sobrenombre Cerauno, común entre muchos comandantes griegos contemporáneos.1 La palabra permanece en árabe y hebreo con el mismo significado.

Amílcar mandó las fuerzas de tierra cartaginesas en [[Sicilia durante 247-241 [[a. C., durante las últimas etapas de la Primera Guerra Púnica. Mantuvo su ejército intacto y encabezó una exitosa guerra de guerrillas contra los romanos en Sicilia. Después de la derrota de Cartago en 241 a. C. Amílcar se retiró a África2 después de un tratado de paz. Cuando la Guerra de los mercenarios estalló en 239 a. C., Amílcar fue llamado a mandar las fuerzas cartaginesas y fue fundamental en la conclusión del conflicto con éxito. Durante ese período tuvo lugar la batalla La Sierra, hecho en el que Amílcar arrastró a los rebeldes, superiores en número, a un desfiladero conocido como «la Sierra», sitiándoles en su interior. Luego de la rendición de los generales rebeldes, el ejército de éstos fue pasado a cuchillo.

Amílcar dirigió la expedición cartaginesa en Iberia en 237 a C , y después de ocho años amplió el territorio cartaginés en Iberia antes de morir en la batalla de Illici en 228 a C.

Este general cartaginés es una de las figuras mas relevantes de la historia de la península ibérica y de toda la civilización del mediterráneo, ya que dominó durante años una gran parte de estos territorios y comenzó el desarrollo de una civilización que llegaría incluso a poner en apuros al imperio romano, la potencia mundial de la época.

Nacido en la capital del imperio cartaginés posiblemente de una familia noble, se destacó como estratega durante la denominada Primera Guerra Púnica contra Roma desembarcando en la isla de Sicilia de una manera sorpresiva al mando de un pequeño ejército formado principalmente por guerreros mercenarios venidos de todos los rincones del mundo. No tardó sin embargo con hacerse con el control de la isla, un enclave estratégico para Roma que durante siglos llevaba dominando. Este primera guerra le costó a Roma innumerables hombres e ingentes cantidades de dinero. Si bien el imperio romano acabó por vencer al cartaginés en esta primera guerra, Amílcar se retiró de la isla sin haber perdido un solo combate, sin abandonar las armas y saliendo de la plaza en orden de batalla sin haber perdido ni uno solo de sus soldados, ganándose el respeto y la admiración de sus conciudadanos y de la propia Roma.

Sin embargo, no todo era de color de rosa al llegar a Cartago. Los soldados mercenarios, muchos de los cuales llevaban tiempo sin recibir su salario, algunos esclavos huidos de sus cadenas y campesinos líbios que vieron como se eliminaba la ruta del comercio para sus productos, se alzaron en armas hasta llegar a la capital con un contingente de casi cien mil hombres.

Amílcar es elegido para comandar las tropas y sofocar la rebelión sobre todo debido a la importancia y el respeto que se había ganado entre los mercenarios y tras casi tres años y medio logra derrotar al ejército rebelde crucificando a los supervivientes.

Tras una nueva y aplastante victoria, es nombrado comandante en jefe del ejército cartaginés, y tras perder las islas del Mediterráneo, fija sus ojos en Iberia, una tierra llena de recursos naturales y en apenas una década establece el fundamento de lo que sería uno de los más esplendorosos momentos del imperio cartaginés, conquistando y logrando pueblos aliados e incrementando de este modo su ejercito gracias a las riquezas de estas nuevas tierras y los nuevos soldados íberos, con los que van venciendo a las tribus que no querían someterse a los nuevos conquistadores.

Trayectoria

Desde sus bases en Sicilia, Córcega y Cerdeña, lanzó continuos ataques de saqueo contra las costas italianas, hasta que, derrotado en la batalla naval de las islas Egatas (241) , perdió la isla de Sicilia y se retiró a África. Allí hubo de hacer frente a la rebelión de sus mercenarios, sublevados al saber que no había recursos para pagarles; esta «Guerra de los Mercenarios» (241-238) le supuso la pérdida de Cerdeña. Mientras tanto, la debilidad de Cartago fue aprovechada por los pueblos anteriormente sometidos (libios, ibéricos) para intentar recuperar su libertad. En el 237 Amílcar fue puesto de nuevo al frente del ejército, con el que se resarció de todas las pérdidas recuperando territorios en la península Ibérica y avanzando desde allí contra Roma; dicho plan, trazado por el Senado cartaginés, contaba con las abundantes riquezas de la Península como base de la contraofensiva.

Amílcar, Hmlqrt, en púnico «hermano de Melqart», dios de los fenicios que los cartagineses denominarían Baal), es el fundador de la estirpe de los Bárcidas Barqa o Baraq, «rayo, fulgor»), una serie de generales y hombres de estado al servicio de Cartago. Héroe de la Primera Guerra Púnica, de la Guerra de los Mercenarios y padre del célebre Aníbal -el Bárcida que alcanzaría el cénit de la dinastía durante la Segunda Guerra Púnica-. También es conocido como gobernante de la Iberia cartaginesa y como posible fundador de varias ciudades españolas como Alicante (Akra Leuké) o Barcelona.

Guerras en las que participo

Primera Guerra Púnica En la Primera Guerra Púnica Amílcar, tras haber desembarcado por sorpresa en el noroeste de Sicilia al mando de un heterogéneo y reducido contingente militar formado en su mayor parte por mercenarios de diversas nacionalidades, confirma no obstante el control cartaginés sobre la isla, tradicional feudo romano.6 Utiliza para ello tácticas y elementos mixtos e innovadores, al estilo de Pirro y Alejandro,7 dotando a sus hombres de una versatilidad y disciplina extraordinarias (con las dificultades ya comentadas, al tratarse de fuerzas muy diversas en tipología y origen) mediante las cuales consigue hacerse fuerte en el monte Heirktê o Ercte (actual Monte Pellegrino, cerca de Palermo)8 y desde donde hace frente a los continuos ataques romanos en constante inferioridad numérica, llegando incluso más allá de la defensa, armando un contraataque que le llevaría exitosa y prácticamente hasta la costa sur de Italia9 Si bien Amílcar no llegó a recuperar ninguna de las ciudades perdidas ante Roma ni a ganar batallas relevantes, su actuación fue siempre digna y exitosa, causando numerosas bajas y provocando un elevado y continuo coste en recursos a los romanos. Tras la derrota cartaginesa en la Primera Guerra Púnica, Amílcar acabó invicto, retirándose con sus 20.000 hombres ordenadamente sin rendir las armas (algo inaudito entre los enemigos derrotados por Roma) y con un bien ganado prestigio entre sus hombres y sus enemigos.10 Guerra de los Mercenarios

La situación en Cartago tras la derrota era de profundo malestar, y las condiciones de la rendición ante Roma suponían una humillante sumisión al vencedor, aparte de un notable déficit económico tanto por las pérdidas sufridas como por los tributos a pagar al bando victorioso. La desazón se hace especialmente ardua entre las tropas mercenarias que deseaban cobrar su paga –algunos no la cobraban desde mucho antes de acabar el conflicto-, aunque también entre los campesinos libios, así como los comerciantes que veían ahora cortadas las rutas comerciales y con ellas sus ingresos. Esta crisis desemboca en lo que se llamó la Rebelión de los Mercenarios los cuales, unidos a esclavos fugitivos y a campesinos empobrecidos, y dirigidos por el líder libio Mathô, el mercenario galo Autarito y el esclavo campano Spendios, alzan un ejército de cerca de 90.000 hombres, creando un alzamiento popular contra Cartago, apoderándose y levantando la mayoría de las ciudades aliadas y llegando a poner cerco a la misma capital. Con la metrópoli en jaque por las derrotas de las exiguas tropas cartaginesas al mando de Hannón, en una situación mucho más peligrosa y cercana al saqueo y a la destrucción que durante toda la Primera Guerra Púnica, Amílcar resulta ser elegido como caudillo para sofocar tan peligrosa revuelta, en base al respeto y el temor que su imagen causaba entre los mercenarios, aparte del prestigio militar y la demostrada capacidad en el manejo de tropas labrados contra Roma. Así pues, con la ciudad cercada, consigue sacar de noche a sus tropas (muy inferiores en número a las rebeldes) por sorpresa y, tras una larga, dura y magistral campaña de hostigamiento, tras tres sangrientos años y cuatro meses de arduas luchas acaba con la cruenta rebelión, crucificando a los rebeldes supervivientes.

Expansión hacia Iberia Tras tan notable y duro triunfo, Amílcar consigue una enorme popularidad, y a pesar de los recelos de sus adversarios en el Senado Cartaginés, consigue el puesto de comandante en jefe del ejército, convirtiéndose prácticamente en el auténtico dueño y señor de Cartago. Ante la pérdida de Sicilia, Cerdeña y Córcega ante Roma, Amílcar pone sus ojos en Iberia, inhóspita tierra de extraordinaria riqueza, como base para expansión y también para compensar las pérdidas económicas y navales, comenzando así la reconstrucción de la potencia cartaginesa. Recluta y entrena un nuevo ejército, y tras pacificar Numidia y sellar el control púnico sobre el norte de África, decide lanzarse sobre Iberia (236 a. C.). Durante ocho años, consolida los cimientos de lo que sería la nueva potencia cartaginesa a partir de la riqueza de los nuevos territorios conquistados en Iberia, estableciendo alianzas diplomáticas con los pueblos nativos y sacando provecho de los ricos yacimientos mineros ibéricos y demás materias primas. Enriquece las tropas cartaginesas con los fieros soldados íberos y baleares,12 y consigue sofocar, en compañía de su yerno Asdrúbal el Bello, las numerosas y continuas rebeliones de los nativos no sumisos ante la expansión cartaginesa.

Muerte

En invierno de 229-228 a. C., en una escaramuza contra rebeldes oretanos, acontece su prematura muerte en las cercanías de Helike. La localización de Helike es conflictiva. Tradicionalmente, se ha venido especulando con Elche de la Sierra (Albacete)13 14 , Elche (Alicante),15 16 e incluso Belchite (Zaragoza) .16 Otras interpretaciones modernas, se limitan a ubicarla en alguna ciudad oretana,17 sin concretar más, dadas las contradicciones en las fuentes históricas, que tantas polémicas han generado a lo largo de los años.

Amilcar sería sucedido en el mando por su yerno, Asdrúbal el Bello.

Legado

Amílcar es, sin lugar a dudas, un relevante personaje, clave en la historia de su nación y también en la de sus enemigos, espejo en el cual se miraron sus “cachorros de león” –como a él le gustaba llamar a sus hijos-, especialmente su hijo mayor, el más célebre de los púnicos y para muchos, el más grande general de todos los tiempos: Aníbal.

Referencia bibliográfica

  • Baker, G. P. (1999). Hannibal. New York: Cooper Square Press. ISBN 0815410050.
  • Bath, Tony (1995). Hannibal's Campaigns. New York: Barnes & Noble Books. ISBN 0880298170.
  • Bagnall, Nigel (2005). The Punic Wars. New York: Thomas Dunne Books/St. Martin's Press. ISBN 0312342144.
  • Goldsworthy, Adrian (2003). The Fall of Carthage. London: Cassell. ISBN 0304366420.
  • Lancel, Serge (1999). Hannibal. Wiley-Blackwell. ISBN 0631218483.
  • Lazenby, John Francis (1998). Hannibal's War. Norman: University of Oklahoma Press. ISBN 0806130040.
  • Lazenby, John Francis (1996). The First Punic War. Stanford: Stanford University Press. ISBN 1857281365.
  • Warry, John (1993). Warfare in The Classical World. Salamander Books Ltd. ISBN 1-56619-463-6.
  • Lancel, Serge (1997). Carthage A History. Blackwell Publishers. ISBN 1-57718-103-4.

Fuentes