Amores y cosas sin importancia

Amores y cosas sin importancia
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Emociones, sentimientos y confesiones impregnan la poesía y la prosa que convergen en este libro, donde el erotismo de cada palabra seduce al lector.
Autor(a)(es)(as)Michèle Voltaire
Editorial:Editorial Arte y Literatura

Amores y cosas sin importancia. En este libro la autora Michèle Voltaire plantea que tocar a los negros da buena suerte... Esa podría ser la razón por la cual sus protagonistas son mujeres acariciadas, violentadas, poseídas, penetradas, esculpidas, amadas.

Sinopsis del libro

El libro presenta mujeres que conforman un universo muy disímil. Pudiera pensarse a ratos en una suerte de diario íntimo que muestra las tantas caras de Eva. En otros momentos se trata de una especie de catálogo o relación de las negras caribeñas.

Pero esa no es la única ambigüedad de Amores y cosas sin importancia, ni es la más importante. El punto clave, está en el reflector que permanece fijo sobre esos cuerpos femeninos que exteriorizan bastante más que sus coordenadas anatómicas y sus apetencias sexuales.

En una primera lectura quizás lo que impacte sea el tono erótico y desinhibido de la muestra. La intimidad al descubierto, el atrevimiento, los cuerpos verdaderamente desnudos. En una lectura válida pero no debe perderse de vista el firme carácter subversivo de este libro que mezclando prosa y versos hace un rasguño peligroso a la imagen que, desde hace siglos, se ha tenido de las mujeres en las Antillas.

La identidad femenina da un giro al timón en esta obra. Ya no se trata de esas heroínas negras, marcadas por la matrifocalidad, destinadas a un hogar donde ellas son el centro. Ni tampoco se adentra en el largo camino recorrido a través del mito donde esas mujeres han sido curanderas y brujas.

Michèle Voltaire propone un desvío en el orden establecido. Rara vez se trata de la maternidad sacrificada, de la abnegación en pro de los hijos, de la renuncia, de los deberes alrededor del fuego del hogar. Aquí se habla del cuerpo de la mujer, de su derecho al goce y al amor. Del deleite de su piel negra brillando, los tormentos de los cuerpos. Habla de “un dolor que no se canta”, habla de la rayuela escrita con tiza sobre el asfalto que en un abrir y cerrar de ojos desapareció ―como la infancia― para convertirse en un juego macabro: el paso del Infierno al Paraíso, que se recorre saltando en un solo pie, a merced de todos los peligros.

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Fuentes