André Chenier

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André Chénier
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Nacimiento30 de octubre de 1762
ciudad de Constantinopla
(actual Estambul),
Turquía Bandera de Turquía
Fallecimiento25 de julio de 1794
ciudad de París,
República Francesa Bandera de Francia
Causa de la muerteguillotinado
ResidenciaParís
Nacionalidadfrancesa
OcupaciónPoeta, periodista, militar, diplomático, libelista y agitador político francés
PadresLouis Chénier

André Chenier (Estambul, 30 de octubre de 1762 - París, 25 de julio de 1794) fue un poeta, periodista, militar, diplomático, libelista y agitador político francés.

Síntesis biográfica

Nació en la ciudad de Constantinopla (hoy Estambul), en el Imperio otomano. Fue hijo del historiador y diplomático Louis Chénier (que ejercía como cónsul francés), y hermano del poeta y dramaturgo Marie-Joseph Chénier (1764-1811). Tenía tres años cuando su familia regresó a Francia.

Autor de una interesante producción poética inspirada en un clasicismo helenizante y en su rico y variado universo espiritual, está considerado como una de las figuras más destacadas del Neoclasicismo europeo.

Nacido en el seno de una familia acomodada e influyente, vino al mundo en la capital del Imperio otomano, donde su padre había sido destinado como embajador de Francia. En contra de lo que suelen afirmar algunos de sus biógrafos, no era hijo de una ciudadana griega, sino de una turca que profesaba la religión católica. Al regreso de su familia al territorio francés, inició sus estudios en la ciudad de Carcasona en el actual departamento de Aude, de donde pasó a París para seguir completando su esmerada instrucción en el prestigioso Colegio de Navarra de la ciudad del Sena. Ya en plena juventud, quiso seguir, en un principio, la carrera militar; pero al poco tiempo se cansó de la vida castrense y comenzó a cultivar su innata vocación literaria, plasmada -en estos primeros compases de su oficio de escritor en las páginas de diferentes publicaciones periódicas de París.

Juventud

Su deseo de ampliar sus horizontes vitales y sus conocimientos culturales le llevó luego a viajar por varios países de Europa; y así, tras un largo recorrido por Suiza, Italia y Grecia -donde bebió con agrado de las mejores fuentes literarias de la Antigüedad grecolatina, se afincó durante tres años en Londres, donde ejerció misiones diplomáticas en la embajada francesa. Desde la capital inglesa, André Chénier acogió con complacencia y entusiasmo el estallido de la Revolución, por lo que regresó precipitadamente a París para tomar parte activa en los acontecimientos políticos y sociales que estaban resquebrajando los cimientos de la civilización occidental. Abierto como pocos a las ideas progresistas de la Ilustración, se integró plenamente en los foros artísticos e intelectuales revolucionarios y fue uno de los firmantes de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; pero, ante la escalada de violencia y terror desatada por las facciones más extremistas, comenzó a desconfiar de la extrema izquierda -especialmente, del jacobinismo de Maximilien de Robespierre (1758-1794), y decidió fundar un periódico, Journal de París, para tener una plataforma propia en la que le fuera más fácil difundir sus ideas moderadas y conciliadoras.

Forma que tenia de pensar

El clima de creciente tensión fue radicalizando el pensamiento de Chénier, quien arremetió duramente en sus panfletos y artículos periodísticos contra los jacobinos, lo que provocó que fuera amenazado y perseguido por estos durante el período conocido como el Terror. Huyendo de sus enemigos, se refugió primero en Ruan y más tarde en Versalles, aunque regresó pronto a París con la intención de ayudar a la familia de uno de sus amigos. Descubierto por los jacobinos, fue detenido y reducido a prisión en Saint-Lazare, en donde se entregó a la redacción de la mayor parte de sus poemas, que escribía en pequeños fragmentos de papel y hacía llegar a sus amigos escondidos en las canastas de la ropa sucia que sacaban de la cárcel. Gracias a esta argucia del propio Chénier, su producción lírica que no fue recogida en un volumen impreso hasta 1819 ha podido llegar hasta nuestros días.

La obra de su vida

Conocido en vida por sus artículos periodísticos, sus panfletos políticos y algunos poemas didácticos publicados en los medios de comunicación, André Chénier fue también autor de una de las producciones poéticas culminantes del Neoclasicismo europeo. Pocos años después de su desaparición, los primeros románticos creyeron ver en sus versos un cierto preludio del despertar poético que experimentó la cultura francesa a comienzos del siglo XIX; sin embargo, vista desde la perspectiva crítica actual, la obra del poeta nacido en Constantinopla constituye un ejemplo paradigmático de la estética y la ideología propias de un autor del Siglo de las Luces, tanto en la formulación de sus principios teóricos sobre la poética ,plasmados, en su célebre poema La invención, escrito en 1787, como en su predilección por el clasicismo helenizante y en su cultivo de unos temas que reflejan claramente la actitud espiritual de un poeta neoclásico complacencia en el abandono melancólico, nostalgia de un ficticio pasado pastoril, evocación de una lejana época en la que primaba la bondad natural del ser humano. Por lo demás, la fluidez y claridad de su lenguaje poético, sumadas al sabio manejo de los procedimiento retóricos más usados por los poetas de la Antigüedad, redundan en el neoclasicismo de una poesía ajena por completo a la efusión desbordada del énfasis romántico y signada, además de todos los rasgos recién apuntados- por la presencia de la emoción contenida, la gracia equilibrada y la armoniosa correlación entre las formas y los conceptos.

Obra literaria

En el volumen recopilatorio de sus versos -publicado por vez primera, como ya se ha indicado más arriba, a los veinticinco años de la muerte de su autor-, destacan las secciones tituladas Elégies, Bucoliques, Bucólicas y Lambes Yambos. La primera de ellas contiene algunas composiciones tan afortunadas como la oda La jeune captive (La joven cautiva). La segunda presenta, entre otros textos, el idilio La jeune tarentine (La joven de Tarento) y el poema L'aveugle (El ciego); por su parte, la sección Yambos está integrada por los versos satíricos que, desde la desesperación de la cárcel, Chénier dedicó a sus verdugos, aunque su cólera desatada no sólo arremete contra estos, sino también contra la vileza, la traición y el deshonor de los antiguos amigos que han abandonado al poeta en su desdicha. Además, en dicho volumen recopilatorio aparecen dos cortos poemas filosóficos, Hermes y América que, a pesar de haber quedado inconclusos, muestran a las claras la condición de poeta ilustrado y neoclásico de Chénier, en la medida en que éste rinde culto a los mitos específicos del Siglo de las Luces.

Ejecución

En 1794, puesto a disposición de un Tribunal Revolucionario formado por iletrados, André Chénier se negó a ejercer su derecho a la defensa, por lo que fue pronto hallado culpable, condenado a muerte y pasado por la guillotina en la actual Plaza de la Nación de la capital francesa bautizada por los revolucionarios como Plaza del Trono destronado. Contaba, a la sazón, treinta y dos años de edad, cuatro menos que su radical enemigo Robespierre, guillotinado dos días después.

Sus restos mortales, confundidos con los de las otras cuatro mil víctimas ejecutadas en dicha plaza pública, reposan en una fosa común del camposanto de Picpus, ubicado en un monasterio parisino que los revolucionarios desocuparon para convertirlo en el cementerio de los ajusticiados. En la actualidad, un placa de mármol recuerda al visitante que, en una de las dos inmensas fosas comunes del lugar, yace el cuerpo decapitado de un joven poeta hijo de Grecia y de Francia, muerto por la libertad.

Fuentes