Angiostrongilosis abdominal

angiostrongilosis abdominal
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Clasificación:enfermedad zoonótica de origen alimentario
Agente transmisor:Angiostrongylus cantonensis
Región de origen:Asia y las Islas del Pacífico
Región más común:Asia
Forma de propagación:alimentos

Angiostrongilosis abdominal. es una enfermedad zoonótica de origen alimentario, endémica del sudeste asiático y las islas del Pacífico, causada por un nematodo de roedores Angiostrongylus cantonensis (que suele encontrarse en las arterias pulmonares de rata, rat lungworm) y que se adquiere por ingestión de la larva infectiva presente en verduras o en caracoles crudos o poco cocinados, babosas, cangrejos de tierra, gambas de agua dulce, ranas y lagartijas. La principal característica es la meningitis eosinofílica, con un cuadro clínico que incluye fiebre, cefalea, malestar, fatiga, vómitos, rinorrea, visión borrosa, diplopía, tos, rigidez en el cuello, enteritis, estreñimiento y parestesia, a causa del desplazamiento de los gusanos de los intestinos a los pulmones, al sistema nervioso central y los ojos. En casos graves sin tratamiento se puede producir coma y la muerte.

La enfermedad

La Angiostrongilosis Abdominal (AA) es una enfermedad parasitaria causada por un pequeño nemátodo, Angilostrongylus costarricensis Morera y Céspedes. A pesar de que la enfermedad se empezó a observar en niños costarricenses desde 1952, su agente etiológico se describió hasta 1971. Posteriormente se identificó el roedor que actúa como huésped definitivo natural y los moluscos que constituyen los huéspedes intermediarios y se dilucidó su ciclo de vida. El primer caso no costarricense se encontró en Honduras en 1972 y actualmente el parásito se ha observado en la mayor parte de los países del Continente, desde Estados Unidos hasta el norte de Argentina; sin embargo, la distribución geográfica real no ha sido bien establecida debido al poco conocimiento que aún existe sobre esta parasitosis. Recientemente se encontró el primer caso en África, lo que parece indicar que la distribución del parásito en sus huéspedes naturales no es exclusiva de América. Un poco más de 500 casos se observan anualmente en Costa Rica, lo que da una tasa de unos 14 casos/100.000 habitantes/año, pero se considera que esta tasa podría ser mayor.

Transmisión y epidemiología

No existe evidencia de que las personas coman intencionalmente babosas, pero ejemplares pequeños escondidos en vegetales pueden ser finamente picados en ensaladas y, por lo tanto, ingeridos crudos en forma accidental. Conocemos también varios casos de ingestión de estos moluscos por niños de muy corta edad. Sin embargo es probable que la mayoría de las infecciones se produce por ingestión de las larvas que salen con la secreción de los moluscos y que ocasionalmente contaminan alimentos u objetos que eventualmente son llevados a la boca. Se han encontrado babosas sobre frutas maduras que caen al suelo y sobre los vegetales que comúnmente se comen crudos. La costumbre de los niños de llevarse cosas a la boca podría explicar el porqué este grupo de población muestra los más altos índices de infección. Las babosas de la familiaVeronicellidae constituyen los huéspedes intermediarios más importantes de A. Costaricensis]]. En un estudio realizado en 20 comunidades de Costa Rica, cuya altura varió desde el nivel del mar hasta más de 2000 m, se encontró que el 50% de 6.025 babosas estaban infectadas; más de 10.000 larvas infectantes se encontraban en un solo ejemplar. En Costa Rica, la rata algodonera Sigmodon hispidus es el huésped definitivo más importante, pero otras 11 especies de roedores también se han encontrado con infección natural. El coati-mundi (Nasua narica) en Costa Rica y marmosetas (Saguinus mystax) de la Amazonia peruana también se han encontrado con infección natural. Es probable que este panorama epidemiológico sea diferente en Sur América debido a la variedad de especies que allí existen.

Diagnóstico

En las ratas infectadas las larvas de primer estadio se pueden identificar fácilmente en las heces. Sin embargo, esto no sucede en los seres humanos por lo que se ha desarrollado una técnica de aglutinación de partículas de látex que es barata, rápida y tiene una alta sensibilidad y especificidad.

Tratamiento

En los casos agudos la cirugía es el tratamiento de elección. Sin embargo, conforme se ha incrementado el conocimiento de esta parasitosis, se han ido identificando muchos casos no quirúrgicos, por lo que se ha planteado la necesidad de un tratamiento médico. Se ha reportado una remisión de los síntomas después del uso de dietilcarbamazina y tiabendazol. Sin embargo, no existe evidencia científica que pruebe que la mejoría se debió al tratamiento con estas drogas. De hecho, estudios experimentales in vivo e in vitro demuestran que los parásitos no se mueren con estas drogas, sino que se excitan, migran a vasos más pequeños y producen necrosis isquémica que eventualmente causa la muerte de los animales. Por lo tanto, la quimioterapia no se recomienda hasta que se hagan más estudios para encontrar una droga que sea realmente eficaz.

Fuentes