Taller de confecciones La Cruz Blanca

Antiguo Taller de confecciones La Cruz Blanca
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Ubicación Geográfica:Municipio Jaruco, Provincia Mayabeque, Bandera de Cuba Cuba

Antiguo Taller de confecciones La Cruz Blanca. La industria de confecciones textiles es parte de la historia jaruqueña, los talleres textiles proliferaron y se mantienen aún como parte de la economía de Jaruco, uno de ellos fue el Antiguo Taller de confecciones La Cruz Blanca.

Historia

Antecedentes

A finales de la década de 1920, una señora llamada Ramona comienza a traer a Jaruco, de los grandes almacenes de La Habana, costuras para ser confeccionadas a domicilio, muchas mujeres, jóvenes y niñas ven una oportunidad para ayudar en la economía de la familia y se incorporan; a este grupo de costureras conocido como ‘’Las Ramonas’’.

Las labores de aquellas primeras obreras eran obras de calidad, factor que hizo aumentar la demanda por lo que los almacenes de la capital decidieron mantener a sus auxiliares jaruqueñas debido a que no necesitaban de mucho presupuesto para los pagos, estas primeras costureras eran consideradas como mano de obra buena y barata. Era evidente que el negocio de las “Ramonas” crecía, por eso otros jaruqueños instalan a partir de 1930 varias industrias textiles entre ellas el Taller La Cruz Blanca.

En los primero años de la década de 1940 la industria de confecciones textiles había crecido significativamente, el 85% de las jaruqueñas eras empleadas de esos talleres, también varios hombres laboraban allí, pero no precisamente en las máquinas, sino que formaban parte de las áreas de diseño, corte o eran supervisores del trabajo femenino.

Fundación

Vista del Taller La Cruz Blanca en 1959.

En el año 1942, Rafael Santamaría Fraga, inmigrante español residente en Jaruco, motivado por el anuncio del alcalde de la localidad, Alberto Fernández Barbera, quien apoyándose en una reciente ley, exoneraba del pago de impuestos a los inversionistas en el municipio por un termino de 10 años, se decidió a instalar, un taller de confecciones de ropa.

Santamaría se vinculó a la industria textil en Jaruco como viajante, al traer productos textiles para vender de los almacenes La Cruz Blanca ubicados en la calle Aguacate, en la Habana Vieja, por lo que su taller llevó el mismo nombre.

Ubicación

El Taller La Cruz Blanca se instaló en una antigua casa construida desde 1792, situada en la entonces Finca La Silvia, donde residía Rafael Santamaría Fraga. Este local es una de las construcciones más antiguas de Jaruco ubicada al final de la calle actual 24, por su solemne apariencia y estar apartada o más bien independiente, ha sido tema de historias de misterios.

Lo real es que además del Taller de Confecciones La Cruz Blanca, fue originalmente un barracón para esclavos del ingenio "Garro", además un hospital en la Guerra de los Diez Años, así como uno de los fortines (norte) en la Guerra de Independencia.

En la década de 1920 fue el cabaret "Chevallier" y sede de un conjunto musical jaruqueño de igual denominación, muchos ancianos de más de 80 años aseguran haber bailado allí con las mejores orquestas de la época. Una familia prominente de la villa "los Aguiar" nacieron y vivieron durante muchos años en esta casa.

En 1942 cuando se inaugura el taller, en sus patios había una choza de guano y palma donde vivía un veterano de la Guerra de Independencia que había sido esclavo, se llamaba Celedonio.

Esta casa se conserva casi íntegramente, aun como vivienda de la familia Santamaría.

Producciones

Sala de costura del Taller La Cruz Blanca.

Al principio se estableció aparte del funcionamiento del taller, como tal, un sistema de ropa a domicilio, para la confección de calzoncillos y pijamas, de la citada marca "Cruz Blanca", más de 100 hogares jaruqueños estaban comprendidos en estas labores.

En el edificio que ocupaba el taller, se montaron 48 máquinas de coser en la planta alta del mismo y 24 en los bajos, donde también se encontraba la nave de corte, de 31 metros de largo por 6 de ancho, con dos mesas de caoba, apropiadas para el tendido y corte de los tejidos que se traían de La Habana, desde los diferentes almacenes suministradores y quienes eran los que encargaban las tareas a realizar con los tejidos.

En sus inicios laboraban en total unos 80 trabajadores, solamente 5 o 6 eran hombres, el resto mujeres, casi todas residentes en el municipio, muchas de ellas en fincas de la periferia.

En el taller se confeccionaban diariamente más de 100 docenas de calzoncillos y pijamas, y unas 60 docenas de pantalones de niño y hombre de primera calidad.

La línea de producción varió en las diferentes etapas de explotación, se confeccionaron además camisas de vestir y deportivas, guayaberas y guayahavanas, sacos deportivos, pantalones jeans, pescadoras, pantalones rancheros y de monta, shorts de niño, en una etapa se realizó una nueva inversión para montar la línea de pantalones bordados con máquinas especializadas totalmente automáticas.

Anexo a la producción textil, se realizaba la tarea de mojar los fardos de tejidos, con el propósito de que las telas no encogieran después de su primer lavado, estas telas eran fundamentalmente utilizadas en la confección de uniformes escolares, de las creches infantiles (hogares de niños desamparados) y otras entidades que utilizaran uniformes.

Había un departamento de plancha y envase, 6 planchadores de mano (3 de origen chino) y una plancha de vapor para los pantalones. Contaba con un vehículo (pisicorre) que trasladaba diariamente la producción hacia La Habana, a los diferentes proveedores y cargaba hacia Jaruco los tejidos para ser confeccionados.

El taller suministraba sus producciones a almacenes y tiendas de la capital como la tienda "El Encanto" una de las mas famosas de Latinoamérica, también tenia entre sus clientes Confecciones Varadero, los Precios Fijos, almacenes Hispalis, Confecciones Mc. Gregor, Tejidos Radium, almacenes la Confianza, almacenes Ultra, y otras entidades.

Otros talleres

Existían otros talleres como el del jaruqueño Pascual de la Portilla García, instalado en 1941, bajo su propiedad con el nombre “Portilla”, dedicándose esencialmente a la confección de pantalones y camisas de alta calidad.

El taller de confecciones “Santa Catalina” establecido en 1943 por Antonio Navarro con los más modernos utensilios del momento en una céntrica avenida de Jaruco. La especialidad de esta factoría era la ropa masculina.

Otro de los centros que engrosó el conjunto de la industria textil en Jaruco fue el creado por Juan Novellas en 1944. Es en este taller donde por primera vez en Cuba se transforma el pantalón de trabajo confeccionado con mezclilla en otra pieza con mejor acabado y mayor calidad, a ese nuevo tipo de pantalón se le puso por marca Pitusa.

Por esa manía de los cubanos de llamar a las cosas por el nombre que más se les conoce, se fue quedando la costumbre de nombrar a los todos los pantalones de mezclilla “Pitusas”, pero vale la pena aclarar que ese vocablo tan extendido entre cubanos y cubanas, nació en un taller textil de Jaruco.

Ocaso

Al triunfar la revolución fue nacionalizada la industria en Jaruco, en Junio de 1962, se nacionalizó el taller La Cruz Blanca, no obstante se mantuvo en el edificio que ocupaba hasta mediados de 1965, devolviéndole dicho inmueble que no entró en la transacción de compra venta a Rafael Santamarina Fraga, quien se incorpora al trabajo como un obrero mas, dedicándose primeramente a la preparación de las obreras y a enseñar todo cuanto conocía sobre la industria textil.

En 1963 con Ernesto Che Guevara al frente del Ministerio de industrias se orienta la creación de las Unidades administrativas y se funda la empresa de confecciones textiles en Jaruco, que se mantiene en la actualidad como Empresa Confecciones Tropicales, que incluye unidades de confecciones en Jaruco y otras localidades de la provincia Mayabeque.

Fuentes

  • Archivos Museo Municipal de Jaruco.
  • Entrevista personal com Rafael Santamaría (hijo).
  • Delgado González, Regla Amelia. La industria textil en Jaruco antes y después de 1959.
  • Radio Jaruco