Antonio López Camero

Antonio López
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NombreLópez Camero, Antonio
Nacimiento13 de junio de 1926
ciudad de Aguada de Pasajeros,
provincia de Villa Clara,
República de Cuba Bandera de Cuba
Fallecimiento2 de enero de 1959 (32 años)
ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
Otros nombresCholo

Antonio López Camero (Aguada de Pasajeros, 13 de junio de 1926 - La Habana, 2 de enero de 1959). Mártir revolucionario cubano, integrante del Movimiento 26 de Julio.

Síntesis biográfica

Era el menor de cuatro hermanos. Hijo de Ramón Carmona, veterano de la Guerra de Independencia, y de Luisa López Camero, matrimonio que se deshace cuando Luisa estaba embarazada de él, por lo que tuvo que ser inscripto con los apellidos de su madre.

Su niñez transcurre en Aguada de Pasajeros, marcada por los rigores del desamparo y la pobreza.

Desde pequeño y durante los primeros estudios en su ciudad natal, muestra admiración y respeto por los héroes y mártires de la patria. A la edad de 13 años se traslada con la familia para La Habana, donde su hermana Leonila logró encontrar empleo.

Durante esa etapa, vive con sus familiares en unas humildes casuchas que existieron en los barrios Pan con Timba y la Pelusa, en el Vedado.

Desde su llegada a La Habana alterna períodos de desempleo con algunos trabajos ocasionales, que le van forjando un espíritu rebelde ante la miseria y corrupción entonces imperantes.

Trayectoria revolucionaria

Comienza a trabajar en 1944 en la fábrica “El Palmar”, situada en Carlos III y Pozos Dulces. Funcionaba allí un sindicato patronal, y él junto a otros comienza a luchar para derrocarlos hasta que finalmente lo consiguen con la participación de un representante de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), dirigida por Lázaro Peña.

Cholo, como lo llamaban sus familiares y allegados, tenía facilidades para establecer comunicación y amistad con otras personas, despertando particular simpatía entre las jóvenes. En 1948 logra obtener un empleo como conductor de tranvías en el Paradero del Príncipe. Sus inquietudes políticas lo llevan a militar en la organización Acción Revolucionaria Guiteras (ARG), junto a un grupo de tranviarios por defender a los trabajadores de la injusticia patronal y profesar un convencido antiimperialismo. Sin embargo, Cholo se mostró en desacuerdo con el rumbo que fue tomando la ARG.

Cuando se anunció el regreso del sanguinario senador electo Fulgencio Batista, lanzó la consigna de repudiar el regreso del tirano, poniendo un crespón negro en señal de luto en cada uno de los autobuses y tranvías que circulaban por la ciudad, lo que se cumplió al pie de la letra en el paradero del Príncipe, donde él trabajaba. Inmerso en tales trajines movilizativos, es detenido por los órganos represivos del gobierno de Prío cuando participa en la organización y ejecución de una huelga del movimiento sindical La Habana Electric de tranvías por mejoras salariales.

Al conocer del fatídico golpe del 10 de marzo, dado por Batista, se dirige a la Universidad esperando el enfrentamiento armado con las fuerzas del régimen, al no llegar las armas, parte a su centro de trabajo para orientar el paro del transporte de pasajeros, acción que se cumplió en el paradero del Príncipe y en casi todos de los Autobuses Modernos.

Al siguiente día, es conducido detenido al Buró de Investigaciones, donde le golpean y amenazan de muerte por oponerse al golpe de estado.

En los días siguientes, al salir en libertad, Cholo hace contacto con diferentes dirigentes políticos de la época para luchar contra la tiranía, y al no encontrar apoyo convoca a una reunión el 15 de marzo de 1952, en el local del Sindicato de Conductores y Motoristas, ubicado en la Calzada de 10 de Octubre y Altarriba.

Con aquellos compañeros de diferentes paraderos, que se oponían a Batista, funda una organización clandestina que se llamó Acción Juvenil Revolucionaria (AJR) y empezaron a pintar letreros contra Batista en las paredes.

En junio de 1952, el régimen Batistiano ordena y ejecuta la intervención de los paraderos de los Autobuses Modernos, tomándolos militarmente con el ejército, y el entonces teniente Esteban Ventura Novo, de la sexta estación, la emprendió a culatazos con los autobuseros y con el dirigente sindical del centro. Resultaron golpeados salvajemente, quedando Cholo, en estado de inconsciencia. Lo envían al Castillo del Príncipe, y a los pocos días fue puesto en libertad.

Desde su ilegal despido de Autobuses Modernos, Cholo, sin ingresos, subsiste por la ayuda de sus hermanos y el apoyo de sus compañeros que hacían colectas y rifas con ese fin.

Continúa haciendo contacto con todo aquel que le manifestara colaboración en su afán de derrocar a la dictadura. Se relaciona con Álvaro Barba, Presidente de la FEU, y un grupo de compañeros bajo su orientación, y en su compañía, hacen prácticas de armas en el salón de los Mártires, de la Universidad de La Habana. El 30 de julio es acusado en la causa 881-52 por posesión de armas.

Participa el 28 de enero de 1953 en la marcha de las antorchas junto a las compañeras del Frente Cívico de Mujeres Martianas.

A finales de 1953 es apresado por los esbirros de la tiranía y lo desaparecen. Sus familiares y compañeros presentan Habeas Corpus, pero las autoridades hacen caso omiso y lo mantienen secuestrado alrededor de 20 días y lo dejan tirado en un hierbazal que había por donde está ahora el Teatro Nacional. Después de recuperado, sigue en el clandestinaje, y, buscando obtener armas para el grupo desarman a integrantes de los organismos armados existentes.

Se traslada a algunos pueblos del interior a llevar petardos en mayo de 1954, lo sorprenden; es detenido. Después de ser interrogado y torturado, lo tiran inconsciente del puente del río Jaimanitas; al caer al agua recobra el sentido y se esconde detrás de unos botes.

Salió del río manando mucha sangre, pero pudo ir a una casucha que había en los alrededores de ese lugar, desde donde le trasladan para el hospital Calixto García.

Estando Cholo hospitalizado se analiza por la dirección de la Juventud Autentica y la FEU, la necesidad de que salga del país, logran asilarlo en la embajada de México, de donde parte en mayo de 1954 hacia ese país centroamericano en condición de exiliado.

En el exilio, continúa su labor contra la tiranía desde el Club de Exiliados José Martí, con Ernesto Pérez Vidal, Lester Rodríguez, Carlos Gutiérrez Menoyo, Raúl Roa, Ñico López y otros. En 1955 se acoge a la amnistía de presos políticos y regresa a Cuba, donde ya decepcionado de los dirigentes de la OA, se integra al Movimiento 26 de Julio.

Es apresado nuevamente, llevado al SIM donde lo torturaron de tal forma que le fracturaron ambas muñecas, se mantiene firme. Al no encontrar pruebas, y presionados por la movilización y gestiones que hicieran ante los tribunales sus familiares y compañeros, finalmente es liberado. En 1956, el 8 de febrero es detenido en el paradero de la ruta 19, al regresar de San Miguel del Padrón, a donde había acudido para coordinar actividades con el M-26-7. Una vez más es golpeado con saña por los asesinos del régimen y después de propinarle un punzonazo, lo tiran del puente del Paso Superior, dejándolo por muerto. Al amanecer, unos muchachos que andaban por el lugar, lo encontraron y es conducido al Hospital Calixto García. El 11 de febrero de 1956, en los diarios El País y El Crisol se publicaron sendos reportajes comentando estos hechos.

Sus actividades se multipluicaron en 1956, haciendo sabotajes y trabajos conspirativos dentro y fuera del sector del transporte; milita en el M-26-7 y se mantiene en contacto con el Frente Cívico de Mujeres Martianas.

En el año 1957 el Directorio Revolucionario lo hace depositario a él y a su grupo, de la guarda y conservación de un cargamento de armas que después serían utilizadas en el ataque a Palacio, tarea que cumple con esmerado celo pero el 2 de febrero es apresado de nuevo y torturado hasta que lo presentan el 2 de marzo a los tribunales, acusado de ser uno de los principales dirigentes de elementos que iban a producir actos de terrorismo y sabotaje con el fin de impedir la celebración de los carnavales, en la causa 219-57, sale el 17 de abril en libertad pendiente de juicio.

Toma parte activamente en la organización de la Huelga del 5 de Agosto por la muerte de Frank País, en la que los autobuseros tuvieron participación. El 5 de septiembre de ese año tiene una decidida participación en los hechos ocurridos en la Capital, sostuvo un enfrentamiento, en La Habana Vieja, con la policía de la dictadura y es herido a sedal en la cabeza, y aun en esas condiciones logra escapar.

Ya en esa época Cholo tenía un local en el barrio marginal de la Pelusa, donde daban reuniones y en la que participan Armando Cubría, Machaco Ameijeiras, Norma Porra, Faustino Pérez, Juan Armesto, Aída Pelayo, Ana Cruz Maqueira, Gerardo Abreu Fontán, Armando Franco (padre e hijo), y otros.

A solicitud de Marcelo Salado, pone a su disposición a los grupos de combatientes bajo su mando, quienes se enfrascan en la tarea de organizar y consolidar el Frente Obrero Nacional (FON), además de continuar con actividades de sabotaje.

En noviembre de 1957, su grupo participa en la fabricación y colocación de bombas en la Noche de las cien bombas.

El 9 de abril de 1958, Cholo se da a la tarea de impartir orientaciones a los diferentes lugares donde había compañeros comprometidos, fundamentalmente del transporte.

En los primeros días del mes de mayo de 1958, Ventura envió a sus esbirros en busca de la esposa de Cholo y de su pequeña hija Elena. Cuando Cholo visitaba a su madre enferma, es sorprendido por la policía que rodea la casa con ocho perseguidoras. Al frente de los efectivos va el asesino. Sufrió salvajes torturas en manos de Ventura. Cuando lo tenían en muy delicado estado de salud, le daban atención médica, y al recuperarse un poco comenzaban de nuevo a torturarlo para que delatara cuáles eran todos sus contactos. En una de esas ocasiones lo llevaron al Hospital de la Policía y en una de sus celdas (dejado desnudo) intentó suicidarse mediante el corte de una vena, utilizando el metal de su dentadura postiza. El 5 de julio, Ventura se convenció de que no hablaría, lo presentó a los medios de prensa, que publicaron lo siguiente:

"López Camero, a quien le ocuparon la ametralladora, es conocido insurreccionalista y tomó directa participación en el tiroteo al Ayuntamiento de La Habana y la agresión a un vigilante de la sección de motocicleta"

A consecuencia de los fuertes dolores que padecía en la cabeza y el interior del cuerpo, además de constantes desvanecimientos producto de los golpes recibidos en las cámaras de tortura de la policía, fue ingresado en el hospital de Emergencias.

Luego es pasado al Príncipe donde jugó un activo papel de aglutinador entre todos los presos políticos de las distintas organizaciones que allí se encontraban. Creó la organización de los presos obreros y fue su dirigente. El 1 de agosto de 1958, cuando la policía en la prisión asesinó a un grupo de revolucionarios Cholo se destacó por su valentía, esgrimiendo los hierros de las camas y enfrentándose a los esbirros que portaban ametralladoras. Allí lo sorprende el 1 de enero de 1959, donde ocuparon los fusiles de la armería de la prisión repartiéndolos entre los presos liberados. Al salir del Príncipe, encuentra a su esposa que lo espera, y junto a David Salvador, Octavio Louit y otros presos políticos del movimiento obrero, fueron a ocupar la CTC.

Después se dirigió a la Universidad pensando encontrar allí armas para continuar ocupando reductos de la tiranía; al no hallarlas asaltaron el Palacio de Justicia para ocupar armas y municiones que tenían en ese lugar. Así equipados regresaron a la Universidad, donde las repartieron a los revolucionarios allí reunidos, y se mantuvieron en el lugar acuartelados hasta altas horas de la noche.

Llamado por Aldo Vera para la Piquera Gris, partió desde ese sitio a tomar la Radio Motorizada, acción que llevaron a cabo con éxito. En las primeras horas del día 2 se dirigieron al Buró de Investigaciones Carlos Alemán, Felipe Yaudí y Cholo, quitándole el mando al oficial de ese cuerpo que estaba al frente; al medio día se enfrentó a un grupo de masferreristas atrincherado en la Manzana de Gómez.

Muerte

En la tarde del 2 de enero de 1959, fue llamado por el entonces comandante Aldo Vera para una reunión en la jefatura de la Policía Nacional. Acudió acompañado de Pepe Llerena y Felipe Yaudí, pasó por 23 y N, donde aparentemente por una confusión en la contraseña, su carro fue atacado a tiros por desconocidos (en esos días había muchas personas armadas en la calle) resultando muertos Llerena y Cholo, y herido Felipe.

Fuentes