Antonio Montesinos

Antonio Montesinos
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Fraile de la Iglesia católica
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Estatua en honor a Fray Antonio de Montesinos en Santo Domingo, República Dominicana
SedeSanto Domingo
Iglesiacatólica
Información personal
Nombre religiosoFray Antonio Montesino, O.P.
TítulosTeólogo y misionero
Nacimiento1475
Bandera de España España
Fallecimiento27 de junio de 1540
Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
CongregaciónOrden de Predicadores
EstudiosFilosofía y teología
ProfesiónFraile Dominico

Antonio Montesinos. Fraile dominico español. Se distinguió en el combate contra el abuso en el cual se sometían a los indígenas por los colonizadores españoles. Autor del primer sermón contra los abusos de los españoles en Las Indias. Contribuyó a la elaboración de las leyes de Burgos (1512). De regreso a América en 1523, fue protector de los indios en Panamá.

Historia

Entre los varios títulos alegados por los españoles para legitimar la conquista y dominio de Las Indias, uno de ellos era la necesidad, refrendada en las bulas del papa Alejandro VI, de predicar el evangelio a los nativos. Esa misión fue, en cierto modo, el origen de las encomiendas. Los indios fueron entregados a los españoles para que realizaran gratuitamente trabajos en su beneficio, a cambio de lo cual los encomenderos estaban obligados a adoctrinarlos en la religión cristiana. Salvo algunas excepciones, esa obligación nunca era cumplida. Naturalmente, la tarea de evangelizar a los indígenas correspondía sobre todo a la Iglesia, razón por la cual el rey Fernando envió a la isla en 1510 tres religiosos de la orden dominica: fray Pedro de Córdoba, prior; fray Antonio Montesinos y fray Bernardo de Santo Domingo. A su arribo, Diego Colón y su esposa se hallaban en La Vega, y el primero de los frailes tuvo que llevarles la noticia de su llegada.

Profesó como fraile dominico en el convento de san Esteban de Salamanca en 1502. Como Pedro de Córdoba, también Antón Montesinos, en 1507 y 1508, está de estudiante en San Pablo de Valladolid. Entonces comienza su contacto con Domingo de Mendoza y Pedro de Córdoba sobre la posible misión en las Indias. De Valladolid el capítulo provincial de 1509, siendo ya sacerdote, lo asigna al convento de Santo Tomás de Ávila, para que termine su carrera teológica.

En octubre de 1510 llegará a la isla de la Española, actual Santo Domingo, junto con otros tres frailes dominicos: Pedro de Córdoba, Bernardo de Santo Domingo y el hermano cooperador Domingo de Villamayor. Serán los primeros dominicos en pisar el Nuevo Mundo.

Manifiesto contra el abuso

Muy pronto advirtieron los frailes los abusos y atropellos que los españoles cometían contra los indios. Conscientes de esas iniquidades, estudiaron la acción a tomar para detenerlas, decidiendo denunciarlas a viva voz. Consecuentemente, eligieron a fray Antonio Montesinos, que tenía fama de buen predicador, y en la misa del cuarto domingo de Adviento de 1511, ante la presencia de Diego Colón, funcionarios de la colonia y vecinos, condenó enérgicamente las encomiendas, declarando que los españoles que se servían de ellas estaban obligados a dejar en libertad a los indígenas por ser estos vasallos del rey y no esclavos. De no hacerlo ni restituir las ganancias mal habidas, se les negaría la absolución cuando se confesasen.

Lealtad a sus principios

El Padre Las Casas cuenta que las autoridades y vecinos de la ciudad se reunieron en la residencia de Diego Colón, y acordaron dirigirse a la de los dominicos para quejarse del atrevimiento de Montesinos y exigirle una retractación pública. El prior les contestó que no habría inconveniente en tratar de nuevo tan grave materia para precisarla conforme a la doctrina católica. En su segundo sermón, Montesinos ratificó lo dicho. Las encomiendas, alegó, eran ilegales e inhumanas y si los españoles persistían en conservarlas los indios los aborrecerían y la isla se despoblaría. En vista de la reiterada actitud rebelde de los dominicos, los afectados enviaron una carta oficial de protesta al rey, la cual fue seguida por las escritas por los consejeros indianos Fonseca, Conchillos, Cabrero y otros que tenían encomiendas en la isla. En su respuesta de 20 de marzo de 1512, el monarca encargó a Pasamonte y a Diego Colón que resolviesen la cuestión mediante el compromiso de los frailes de no tratar ni pública ni privadamente el tema, y en caso de no consentir en hacerlo, que los enviaran a Castilla en el primer navío para dar cuenta de su comportamiento al superior de la orden.

No muy convencidos de que los frailes acatarían la disposición real, los encomenderos persuadieron al franciscano Alonso de Espinar, un religioso dotado de evidentes virtudes pero parco en Teología, para que fuese a España a exponer al rey los detalles de lo ocurrido y explicar que con el trabajo de los indios se sustentaba la tierra y se extraía el oro, del que provenían las rentas reales. Enterados, los dominicos enviaron también a Montesinos, experimentado en letras y de gran ánimo y eficacia, a defender su posición en el Consejo Real. El rey no puso trabas en recibir a Espinar cuantas veces quiso, mientras que a Montesinos se le cerraban todas las puertas. Un día, contrariado por los obstáculos que se le interponían, forzó la entrada a la sala del rey, quien accedió a oírlo. Entonces, el dominico le leyó un memorial contentivo de todos los agravios de que eran objeto los indios. Asombrado de cuanto había escuchado, el monarca, a instancias de Montesinos, convocó a cuatro teólogos dominicos para que se incorporaran a los miembros del Consejo y debatieran con ellos la cuestión. Concluido el primer encuentro, el rey agregó a la junta cuatro juristas. Montesinos visitó a Espinar y le recriminó haberse puesto al servicio de los encomenderos. El franciscano se arrepintió y se alió al dominico.

Lucha por la evangelización de los indios

Resultado de las deliberaciones de la junta fueron las Leyes de Burgos, favorables a los intereses de los encomenderos. Las noticias que sobre la marcha de las reuniones le había mandado Montesinos intranquilizaron a fray Pedro de Córdoba, quien partió para España, encaminándose a Valladolid con el fin de entrevistarse con el rey y lograr algunas modificaciones a las leyes. Fernando V consintió en designar una nueva junta para que redactase las enmiendas. Las adiciones a las leyes de 27 de diciembre de 1512 no agradaron al padre Córdoba, pese a lo cual se promulgaron el 28 de julio del año siguiente. Ante lo inevitable de ese hecho, el dominico propuso al rey la evangelización de los indígenas de Tierra Firme para que los españoles no los repartiesen entre ellos. El monarca se mostró de acuerdo y cuando el prior de los dominicos regresó a Santo Domingo envió tres religiosos desde la isla de las Perlas a predicar en la provincia de Maracapana, situada al oriente de Cumaná, pero los indios los mataron. Sin desalentarse por tan trágico fin, se ofrecieron como voluntarios otros tres: Montesinos, Francisco de Córdoba y Juan Garcés. En la isla de San Juan cayó enfermo el primero y tuvo que quedarse allí. El resto prosiguió su viaje hasta un pueblo de la costa llamado Chiribichi, donde fundó un convento. Poco después se presentó allí Alonso de Ojeda, quien prendió a una veintena de indios, llevándoselos en un navío para venderlos. Los nativos se vengaron matando a los religiosos. Aparte de esos lamentables sucesos, el proyecto evangelizador de Tierra Firme fracasó cuando la corona entregó las costas venezolanas a la compañía alemana de los Welser, dirigida por Enrique Alfinger y Jerónimo Sayller. Con ellos fueron a convertir indios veinte dominicos presididos por fray Antonio Montesinos. Los alemanes devastaron la zona, lo que provocó la protesta del dominico, quien fue asesinado por un capitán luterano.

Sermones

Primer Sermón

El domingo 21 de diciembre de 1511, cuarto domingo de Adviento, cuando se lee el pasaje del Evangelio de San Juan, donde dice: «Yo soy una voz que clama en el desierto» (Jn 1, 23), fray Antonio Montesino subió al púlpito, como portavoz de la primera comunidad de dominicos en el Nuevo Mundo, en Santo Domingo, para pronunciar el sermón preparado previamente y firmado por todos los frailes. Sermón conocido como el Sermón de Adviento

Segundo Sermón

El domingo siguiente, 28 de diciembre de 1511, con la iglesia abarrotada de gente, fray Antonio Montesino de nuevo subió al púlpito para pronunciar el sermón, mientras los presentes esperaban la retractación pública exigida por las autoridades de La Española, comenzó diciendo: «Tornaré a referir desde el principio mi ciencia y verdad, que el domingo pasado os prediqué y aquellas mismas palabras, que así os amargaron, mostraré ser verdaderas.

Sus últimos años

De regreso a las Indias y una vez en la Española, fr. Antonio de Montesinos y otros dos frailes emprendieron un viaje hacia la región de Piritu en Venezuela. Hicieron una parada en Puerto Rico y Montesinos se enfermó teniendo que convalecer en la isla. En Puerto Rico proyectó la fundación de un nuevo convento y trabajó como misionero predicando y catequizando a indios, españoles y negros. De Puerto Rico Montesino regresó a Santo Domingo y en 1518 nuevamente estuvo de paso en la Isla junto a Pedro de Córdoba. Ambos se dirigieron hacia España para gestionar el establecimiento de una provincia dominicana en América. El 3 de febrero de 1525 Montesino se encuentra en Puerto Rico, procedente de España, con seis religiosos destinados a la isla. Fr. Antonio Montesino, después de una incansable defensa de los naturales de Indias, en las Antillas, fue enviado en 1529 a Venezuela como Vicario de los dominicos y capellán de la expedición alemana.

Falleció en 1540 por causas aún desconocidas.

Fuente