Lucas el Evangelista

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Lucas
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NombreLucanus
Nacimientosiglo I
ciudad de Antioquía,
Siria
Ocupaciónmédico

Lucas el Evangelista es considerado por la tradición cristiana el autor del Evangelio de Lucas y también de los Hechos de los apóstoles. Según estos libros, fue discípulo de san Pablo.

La Iglesia católica lo nombró patrono protector de los pintores, médicos, cirujanos, hombres solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros y notarios.

Hagiografía

Representación imaginada de Lucas. (Se desconoce cómo era su aspecto).

Lucas nació en Antioquía, por lo tanto no era judío. Esto se ve cuando Pablo lo separa de los circuncisos, además de ser un hombre más de educación griega y de profesión médico. Estaba quizás también emparentado con el diácono Nicolás (un prosélito de Antioquía).

Según su propio libro Hechos de los apóstoles (6:5), quizás estaba emparentado con el diácono Nicolás (un prosélito de Antioquía).

Según reza una tradición, perteneció a los setenta y dos, esto es al grupo de seguidores de Jesús, pero según la exégesis, las fechas de la escritura de sus obras no concuerdan en el tiempo.

El Evangelio de Lucas es el más largo y el mejor redactado por su elaboración exquisita del griego, como sólo una persona culta podía hacer en esa época.

Según una tradición, Lucanus (Lucas) se hizo cristiano en su adultez.

Una pintura muy antigua de la Virgen María en las catacumbas de Priscila, en Roma, del siglo IV es atribuida, según una tradición errónea, al apóstol.

Lucas era seguidor de Pablo, "el médico querido". Lucas hizo muchos viajes junto a Saulo de Tarso en su camino por la evangelización, quizá porque Pablo no era un hombre sano y necesitó de la ayuda de Lucas para sus viajes.

Lucas envía saludos a los colosenses, esto indica que les había visitado. Luego aparece por primera vez en los hechos en Triade (16, 8), donde se reúne con Pablo, y cruza con él a Europa desembarcando en Neápolis y continuando a Filipos, «persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarles» (relato en primera persona).

Luego está presente en la conversión de Lidia con sus compañeros. Junto con Pablo y sus compañeros, fue reconocido por el espíritu pitón: «Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación”» (v. 17).

Vio a Pablo y Silas detenidos, arrastrados ante los magistrados romanos, acusados de alborotar la ciudad, «siendo judíos», azotados con varas y echados a prisión. Lucas y Timoteo escaparon, probablemente porque no eran judíos.

Cuando Pablo partió de Filipos, Lucas se quedó, con toda probabilidad para continuar el trabajo de evangelista. San Jerónimo cree que es muy probable que Lucas sea «el hermano, cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias», y que fuera uno de los portadores de la carta a Corinto. Poco después, cuando Pablo volvió de Grecia, Lucas le acompañó de Filipos a Tróade, y con él hizo el largo viaje por la costa descrito en Hechos 20. Subió a Jerusalén, estuvo presente en el tumulto, vio el ataque al apóstol. Los biblistas están seguros de que fue un continuo visitante de Pablo durante los dos años de prisión en Cesarea.

Fue partícipe del naufragio y estuvo junto a Pablo en Roma por un período considerable, lo que se sabe por la Epístola a los Colosenses y la Epístola a Filemón, donde se le menciona en los saludos dados:

Os saluda Lucas, el médico querido, [...] Te saludan... Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.

También los estudiosos dicen que los relatos de los Hechos se hicieron en ese período y Lucas fue el último fiel compañero de Pablo hasta su muerte:

He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera... Apresúrate a venir hasta mí cuanto antes, porque me ha abandonado Demas por amor a este mundo... El único que está conmigo es Lucas.

Nótese en los saludos que aparece Marcos, el fiel secretario de Pedro que también estuvo participando en los últimos tiempos en Roma junto a Pablo y de allí se puede saber como la primera parte de los Hechos habla mucho de las actividades de los apóstoles, siendo Marcos muy allegado a ellos. Luego de los sucesos de la muerte de Pedro y Pablo, no se sabe bien el destino de Lucas, se discute aún si fue martirizado o bien según el antiguo Prefatio vel Argumentum Lucae, murió de anciano.

Autores cristianos posteriores de muchas ciudades afirmaban ―en el siglo IV y siguientes― que Lucas había visitado sus respectivas regiones ―Macedonia, Acaya, Galacia, Beocia y Tebas―. Los cristianos de Beocia afirmaban que Lucas falleció en su ciudad, y los cristianos de Tebas sostenían que había sido enterrado allí junto a una imagen que él mismo había tallado en madera, de la Virgen María.

San Jerónimo escribió que los huesos de Lucas se encontraban en la basílica de los Santos Apóstoles en Constantinopla.[1]

El emperador Constantino afirmaba que una imagen tallada de la Virgen María, que tenía en su poder, había sido tallada por el propio Lucas. Es posible que esa imagen bizantina originara en España (siglos después) el culto a la Virgen de Guadalupe.

En tiempos de las Cruzadas, cuando los musulmanes tomaron Constantinopla, las reliquias de Lucas desaparecieron. En la iglesia de Santa Justina, en Padua, afirmaban que ellos poseían el verdadero cadáver de Lucas, sin la cabeza.

En el siglo XV, el obispo de la catedral de San Vito, en Praga, afirmó que poseía el verdadero cráneo de Lucas, que ―según él― habría sido trasladado en 1354 desde Padua por voluntad del emperador Carlos IV.

Atribución del evangelio de Lucas

Se pueden presentar tres razones por las cuales se concede a Lucas, el médico amado de Pablo, la autoría del evangelio que lleva su nombre.

Primero, porque es improbable que se lo hubieran inventado. Si la iglesia primitiva hubiera querido poner el nombre del autor a la obra que hoy adjudicamos a Lucas, es poco probable que hubieran elegido a Lucas, pues este no fue un testigo ocular de los hechos que narra, no es un apóstol de Jesús. Esto milita a favor de su autoría.

Segundo, porque cuenta con el testimonio unánime de la iglesia primitiva. Podemos citar por ejemplo a Ireneo:

«Mateo publicó su propio Evangelio entre los hebreos en su propia lengua, cuando Pedro y Pablo estaban predicando el evangelio en Roma y fundando la iglesia allí. Después de su partida, Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, él mismo nos dejó por escrito la esencia de la predicación de Pedro. Lucas, seguidor de Pablo, asentó en un libro el evangelio predicado por su maestro. Luego Juan, el discípulo del Señor, quien también se recostaba sobre su pecho, produjo su Evangelio mientras vivía en Éfeso, en Asia».
Ireneo, Adversus Haereses 3,3,4

Tercero, porque no existen competidores para la autoría de dicha obra.

Estas tres razones acreditan la autoría de dicha obra, a Lucas, el médico amado.

También tomar en cuenta que el consenso de los eruditos liberales y conservadores es que Lucas es muy preciso como historiador. Es erudito, es elocuente, su griego se aproxima a localidad clásica y escribe como un hombre educado.

Obra

El tercer evangelio es obra de un discípulo de Pablo, un médico probablemente de origen sirio. A lo mejor se convirtió a la fe cristiana cuando los cristianos perseguidos de Jerusalén y de Cesarea buscaron refugio fuera de Palestina, llevando consigo el mensaje. Según el autor de las cartas de san Pablo, a partir del año 50 habría acompañado a Pablo en sus misiones.

Tal vez fue en Grecia donde redactó su evangelio y el Libro de los hechos de los apóstoles. Para él eran las dos mitades de una misma obra.

Lucas precisa que fue a indagar el testimonio de los primeros servidores de la Palabra, es decir, de los apóstoles. En efecto, más de una vez fue con Pablo a Jerusalén y a Cesarea, donde las primeras comunidades guardaban los documentos en los cuales se inspiraban los tres primeros evangelios.

Lucas conservó, como Marcos, los dos grandes bloques en que se basaba esta catequesis primitiva: la actividad de Jesús en Galilea, y sus últimos días en Jerusalén, pero insertó entre ellos el contenido de otro documento que contenía muchas palabras de Jesús. Las colocó intencionalmente durante la subida de Jesús de Galilea a Jerusalén para mostrar que la vida cristiana se desarrolla bajo el signo de la cruz.

Otros documentos de las primeras comunidades de Palestina le proporcionaron el contenido de sus dos primeros capítulos consagrados a la infancia de Jesús. Aquí está el testimonio de la comunidad primitiva de la cual formaba parte María. Esos capítulos otorgan de partida al evangelio de Lucas su carácter propio; si hubiera que caracterizarlo con una palabra, habría que decir que es el más humano de los cuatro.

Ese sentido profundamente humano de Lucas, lo vemos por ejemplo en el cuidado que puso para recordar la actitud de Jesús con respecto a las mujeres. Pero, en seguida, ya que Lucas había dejado a su familia para seguir a Pablo misionero, viviendo en la inseguridad, recalcó más que otros la incompatibilidad entre el Evangelio y las posesiones.

Lucas, discípulo de Pablo, puso de relieve las palabras de Jesús que recuerdan que la salvación es ante todo, no la recompensa por nuestros méritos, sino un don de Dios.

Después del evangelio de la infancia (Lucas 1:1-2:52) y el relato del bautismo de Jesús en Judea, el evangelio de Lucas comprende tres secciones:

  • El ministerio de Jesús en Galilea: Lucas 3:1-9:56.
  • El viaje a Jerusalén atravesando Samaria: Lucas 9:56-18:17.
  • Los acontecimientos de Jerusalén: Lucas 18:18-23:56.

Fuentes