Aracelio Rodríguez Castellón
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Aracelio Rodríguez Castellón. Mártir de la Revolución cubana cuya muerte se vincula a las acciones de la Lucha Contra Bandidos.
Datos biográficos
Nació en la finca El Peñasco, perteneciente al municipio de San Juan de los Yeras, antigua provincia de Las Villas, el 24 de enero de 1923. Era hijo del matrimonio compuesto por Manuel Rodríguez y Vicenta Castellón, ambos de de orígen humilde y campesino.
Desde los once años de edad su existencia, infancia y adolescencia se desarrolla en casa de los Garay, principalmente en el hogar de Demetrio Garay, en La Jutía, quien mostró a Aracelio el afecto de un padre. En este tiempo cursa estudios primarios, llegando alcanzar el cuarto grado, pues en aquellos tiempos era imposible que los niños y jóvenes pobres pudieran estudiar.
A la edad de 18 años comienza a trabajar en la histórica Mina de San Fernando, ubicada en la zona de Barajagua; más tarde fue trabajador fijo de esa unidad minera, para ese entonces, en manos capitalistas. Al triunfo de la Revolución le fue designado el cargo de interventor de fincas en el territorio de Barajagua, específicamente en el año 1960; fue en esta tarea activo, constante y entusiasta.
En el año 1961 fue nombrado presidente de la Base Campesina Luis Seijas en la localidad de Barajagua; base que agrupaba a más de 300 campesinos, y cuya orientación no era fácil en tiempos como aquellos. Miliciano, militante enérgico y pleno de sentimientos, luchó por el rescate de los latifundios, para entregárselos a los obreros y campesinos de la zona.
Su lucha cotidiana se desenvolvía dentro del Departamento Estatal del INRA. Mientras tanto residía en la finca Santa Rosalía en La Jutía; la felicidad familiar le rodeaba junto a su esposa y cuatro hijos; tres de ellos varones y una hembra. La residencia de Aracelio era un modesto bohío, bastante intrincado en la finca mencionada.
Los bandidos le habían perseguido en ocasiones y cobardes como siempre le apedreaban la casa por las noches. Pero Aracelio no era hombre que se dejaba impresionar por traidores; ni le temblaban las piernas; les hablaba firme y sereno y continuaba su trabajo revolucionario. Era un hombre con ideales elevados, capaz del sacrificio, y preocupado siempre por la marcha de una sociedad que él había soñado y estaba ayudando a construir.
Muerte
Una noche, precisamente el 1 de junio de 1963, cuando regresaba de la casa de un campesino y con el propósito de retirarse a descansar, un grupo de contrarrevolucionarios y traidores al servicio de la reacción y el imperialismo, disfrazados de milicianos lo golpearon y arrastraron hasta la finca Don Justo, en La Carolina, donde con su mismo cuchillo lo asesinaron ultrajando su cadáver. En este lugar, para perpetuar su memoria se yergue un monumento.
Fuentes
- Archivo de la Oficina Municipal de la Casa de los Combatientes, en Cumanayagua.
- Archivo y fototeca del museo municipal de Cumanayagua.
