Arato de Solos

Arato
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Poeta y astrónomo griego.
NombreArato de Solos
Nacimiento310
Bandera de Grecia Grecia
Fallecimiento240
Bandera de Grecia


Arato de Solos. Nace en el 310 y muere en el 240 a. C. Nacido en Soli, (Cilicia), escritor, poeta griego. Fue discípulo de los estoicos y escribió el poema didáctico Los fenómenos, compendio del saber cosmológico de su tiempo que Cicerón tradujo en versos latinos.

Biografía

Escribió un poema, el cual lo hace famoso, Fenómenos, en la corte macedónica de Antígono II Gónatas y lo concluyó hacia el 275 a. C. Escribió otros poemas eruditos, algunos de tema médico, hoy perdidos. Gozó de una gran reputación entre los alejandrinos primero y entre los romanos después. El mismo Calímaco lo celebró en un hermoso epigrama, y muchos otros lo mencionaron elogiosamente, como un maestro de esa poesía astronómica, estelar en sus temas y luminosa en sus versos. Los Fenómenos son el más refulgente y renombrado producto helenístico de la poesía didáctico-astronómica. Es decir, pertenece a un género de poesía que encuentra ya en Hesíodo su maestro más antiguo, y que tuvo notables practicantes en el mundo antiguo. Como en el De rerum natura de Lucrecio, late en el poema erudito sobre el cielo de Arato una emoción religiosa y una cosmovisión filosófica estoica, mientras que destella en sus imágenes una polícroma y refinada mitología. Es una magnifica y pintoresca muestra de esa poesía alejandrina recargada de erudición y, por otro lado, sustentada en un sólido saber astronómico, en boga en su tiempo. Es una poesía con un vocabulario poético arcaizante y homérico, pero, a la vez, innovadora dentro de esa lengua épica de tan larga tradición, al introducir expresiones muy de su tiempo y su visión cósmica. Ha suscitado a lo largo de la historia numerosos comentarios. Al latín se tradujo en repetidas ocasiones y por ilustres autores (Marco Tulio Cicerón, Varrón, Atacino, Ovidio, y Avieno). Su prestigio pervivió en la Alta Edad Media en el curiosísimo Aratus Latinus de época merovingia. Fue un texto muy leído en el Renacimiento.

Obra

Comentario sobre: Los fenómenos de Arato

fenomenos

Las constelaciones clásicas aparecen descritas detalladamente por primera vez en la cultura occidental en la obra Fenómenos (Φαινόμενα) de Arato de Soloi (también Solos: ciudad de Cilicia, en la costa sur de Anatolia). Arato, o Aratos en griego, vivió desde el 310 a.C. hasta el 240 a.C., aproximadamente. Estudió en Atenas bajo la tutela de Zenón de Citieus, el fundador de la escuela estoica. Fue un profundo conocedor de la obra de Hesiodo y Homero, y escribió una versión de la Ilíada y otra de la Odisea. Al parecer fue en la corte del rey macedonio Antígono II Gonatas (276-239 a.C.) donde compuso esta obra por encargo del monarca entre los años 274-276 a.C. Se trata de un poema astronómico con 1154 hexámetros en la versión latina de Germánico. Los Fenómenos es una obra muy descriptiva, donde aparte de citar las constelaciones, Arato describe diversos fenómenos metereológicos y las divisiones de la esfera celeste. Se supone que Arato se basó (quizás simplemente copió) en obras anteriores similares, en concreto en el Espejo (Kátoptron) de Eudoxo de Cnidos (ciudad de Caria, también en la costa meridional de Anatolia), escrita alrededor del 370 a.C.. Lamentablemente, la obra de Eudoxo no ha llegado directamente hasta nosotros, con lo cual es imposible saber qué partes de Fenómenos son debidas a Arato, y cuáles a Eudoxo (u a otros autores anteriores). Por las críticas que Arato recibió de otros autores clásicos (Hiparco) que conocían la obra de Eudoxo se infiere que la mayor parte de su obra era original. De todas formas, desde un punto de vista práctico, y aunque sea un poco injusto para la figura de Eudoxo, debemos considerar a los Fenómenos como la primera obra clásica que describe las constelaciones occidentales. Sin embargo, un análisis detenido de esta obra nos revela que Arato no describió varias constelaciones que eran visibles en su época, como es el caso de la estrella Canopus, la segunda más brillante del cielo, pero sí que incluyó estrellas y constelaciones que eran difíciles de ver desde su latitud. Esta discrepancia puede explicarse si tenemos en cuenta el fenómeno de la precesión de los equinoccios, el movimiento de peonza del eje terrestre, y suponemos que las constelaciones de Arato fueron descritas con anterioridad. Para precisar la fecha y el lugar, se han hecho varios estudios, el más famoso de los cuales es el de Michael Ovenden (ver). Estudiando la forma de las constelaciones descritas por Arato, podemos ver que existe un "hueco" alrededor del polo sur celeste donde, como es obvio, no hay constelaciones descritas, ya que estas regiones del firmamento no eran visibles desde Grecia. Sin embargo, la forma de este hueco no coincide exactamente con el polo sur celeste visible para los griegos hace 2000 años. Basándose en esta asimetría, Ovenden, así como otros autores de principios del siglo XX, como A. Roy (1909) o A. Crommelin (1923), propuso en 1966 un origen para las constelaciones de Arato en torno al año 2600 a.C., con un error de unos 800 años, y una latitud de 36º. Estudios más recientes (Schaefer, 2003) proponen como fecha para las constelaciones de Arato el año 1100 a.C., a la misma latitud. Naturalmente, un estudio de estas características no es tan simple, ya que las constelaciones de los Fenómenos pueden haberse creado en distintos periodos de tiempo y en distintos lugares. De todas formas, y aunque en la actualidad se siga debatiendo la fecha exacta de creación de estas constelaciones, está claro que la obra apunta a un origen anterior. Los Fenómenos fue una de las obras más populares de la antigüedad, traducidos al latín por diversos autores, entre los que destaca Germánico (sobrino del emperador Tiberio), Varrón (autor también de Disciplinarum libri, donde aborda temas astronómicos), Avieno, Cicerón, el emperador Gordiano I o el poeta Ovidio, el cual diría “Arato siempre vivirá con el Sol y con la Luna” (Amores I: 15,16). Otro autor influido por Arato fue Gémino (siglo I a.C.), del que se desconoce si era griego o romano, que escribió Introducción a los Fenómenos. Esta tremenda popularidad en la época clásica y medieval contrasta con lo poco conocida que es su figura en la actualidad, quizás porque tanto astrónomos como astrólogos prefieren remitirse a las obras de Eratóstenes, Hiparco o Ptolomeo, carentes de esas divergencias con las constelaciones actuales que contiene la obra de Arato. Precisamente, es esta popularidad y el enorme número de versiones de esta obra, muchas de diferente procedencia, lo que nos permite estar seguros de la autenticidad de esta obra.

Fuentes