Arte naif en Cuba

Arte Naif en Cuba
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Concepto:La denominación naíf (del francés naïf, ingenuo) se aplica a la corriente artística caracterizada por la ingenuidad y espontaneidad, el autodidactismo de los artistas, los colores brillantes y contrastados, y la perspectiva acientífica captada por intuición. En muchos aspectos, recuerda (o se inspira) en el arte infantil, muchas veces ajeno al aprendizaje académico.

Arte Naif. Ingenuo o primitivo, entre otras denominaciones, solo quiere decir pintores sin academia, empíricos que aspiran a contar su mundo como una expresión cromática de estilo simple, término que no implica simplicidad.

Arte Naif en Cuba

Es a partir de 1940 que se conocen en Cuba algunos cultores del arte ingenuo, destacan nombres como los de Uver Solís y Ruperto Jay Matamoros, sin embargo, esta pintura como expresión genuina de creadores no ocupa el lugar de otras formas pictóricas. Y no es hasta el Salón de 1970 en que se dan a conocer Gilbero de la Nuez, Andrés Rodrígez Paz, Petrona Cribeiro, Teresita Soto, Gilberto Vargas, y otros tantos que pintan y han pintado la cosmografía urbana y rural con los colores originales del arte ingenuo.

En el municipio Mella se manifiesta desde hace algunas décadas un fenómeno integrador y amplio, totalmente sólido, con la presencia de muchos y excelentes artistas naíf que trascienden las fronteras cubanas.

El breve recorrido por el Arte Naif ha sido necesario para un fenómeno integrador y unitivo que se gesta en el municipio Julio Antonio Mella (municipio) de Santiago de Cuba desde los años 80, con un amplio movimiento primitivo, a pesar de que en la localidad cabecera Lawrence Zúñiga Batista (n. 1940) denota una tendencia y modo de decir ingenuo que trasciende desde 1970.

Es imprescindible la labor de Manuel Romeo Gascó que aglutina a un grupo de estudiantes de la enseñanza media, y los guía en los primeros pasos en la pintura, sin desvirtuar su esencia, posteriormente, Manuel Gómez Morales como director de cultura continua esta labor para fortalecer esta incipiente corriente plástica, que como característica sui generis tiene en el arte ingenuo el hilo conductor de los anhelos y sueños pictóricos de: Luis Rodríguez Arias, Berto Luis Ruano, Roger Alfonso Games, Evangelio Alfonso, Omar Villa, Roberto Torres Lamela, y Rolando Alvarado, fundadores del Grupo Bayate el 17 de diciembre de 1994, en la actualidad se mantienen: Luis Joaquín Rodríguez Arias como coordinador general y miembros, Rolando Alvarado, Roberto Torres, Richard Bruff, Luis A, Villalón, Luis El estudiante, Ángel Yopiz, Rafael Cala.

Con altas y bajas vivenciales este grupo ha sobrevivido a circunstancias variadas, siendo savia nutricia para la posterior creación del Grupo Miranda el 6 de diciembre de 2008, como muestra del persistir de dos generaciones donde se entrecruzan lazos filiares, amistad y esa dinámica de experiencia y juventud tan inexcusable para la salud del arte ingenuo en Mella.

Grupo Miranda

Miranda integrado por un grupo de jóvenes espontáneos, empíricos y de buena fe está compuesto por: Luis Joaquín Rodríguez Ricardo, coordinador general, como miembros: Daniel Álvarez Arias, Giober López, Irahim Varela, Jesús González, Jorge Feria, Junior Inciarte, Julio Maceo, Odais Palacio, Keiner Piedra (1971-2011), Omar Peña y Yuliecer Márquez.

Además de las razones anteriormente descritas a Bayate y Miranda los une otro lazo con un claro y profundo contenido espiritual y es la Virgen de la Caridad del Cobre, pues la mayor parte de los integrantes de ambos grupos la han pintado con sinceridad, con un lenguaje prístino, con la familiaridad que solo puede dar la humildad y la fe.

Musa inspiradora

Ante el desconocimiento de las técnicas de la utilización adecuada de los colores, el diseño, dimensiones, perspectiva y todos los artilugios de las artes plásticas, emerge el registro personal de los pintores de Mella cara a cara con la Caridad, es la experiencia individual y colectiva frente a una imagen que anida milagros, escucha súplicas y desanda junto a ellos en su cotidianidad.

Como protectora y patrona de Cuba la Virgen vive en los pinceles de los mellenses, todos a una voz explotan el retrato tradicional de la medialuna infraversa, halo con forma de herradura que la ciñe desde la corona hasta la peana, la cruz en la mano derecha y el niño de pie en la izquierda, a partir de este modelo surgen diferentes interpretaciones que constituyen disparidades de un mismo lenguaje: arte ingenuo.

No falta dentro de las analogías las procesiones en el Santuario del Cobre, un desbordar de rojos, verdes, amarillos en todas las tonalidades, las casas, las gentes y la floresta que es toda primavera. En el centro vibra la iglesia blanca y roja, unas veces, la Virgen dentro, otras fuera, compartiendo la multitud, en constante ir y venir en el poblado emblemático, que es reelaborado o reinterpretado desde Mella, con peregrinos de diversa índole: militares, pioneros, médicos, constructores escoltados por la bandera cubana y del 26 de julio. Así es una visión de cubano con la mirada primitiva, con las claves de los cubanos en cada trazo, limpios de modas o modismos pictóricos.

También permea los cuadros como protectora y protagonista salvadora de accidentes en la inmensa masa de aguas que rodea al municipio, ruegos por una buena pesca, ruegos para un buen traslado por un puente angosto y deteriorado son historias que se recogen en estos lienzos, con una Virgen viva y bondadosa; y como la cotidianidad es rica en prácticas se observa en ese contrapunto entre un culto sincrético y ella en las alturas toda de blanco y capa azul, a su izquierda Jesús en la cruz, son lecturas indescifrables ante el simbolismo misterioso que encierran. En la exuberante naturaleza que muestran los pintores ingenuos de Mella, subyace un recuerdo del paraíso perdido, pero aquí, de nuevo aparece la Virgen de amarillo con sus girasoles, nos sorprende el niño vestido de rojo entre tanto incendio dorado, es como un llamado de atención en estas expresiones francas.

Los miembros del Bayate y Miranda con la armonía luminosa de sus obras exteriorizan una edificante conversación con la Virgen donde no es ajena al contexto cubano, es el devenir del cubano de hoy ante sus circunstancias, en esa aparente presencia ingenua los cuadros de la Virgen nos asaltan con preguntas para el presente y el futuro. Por qué los tres Juanes se aferran a la medialuna infraversa, con la aparente calma del paisaje, estos tres hombres, sin barca, asumen la última tabla de salvación.

Siguen las preguntas con una tormenta marítima, se vislumbran grandes peces, y ella iluminada deshace el huracán frente a una barca abandonada, ¿habrá llegado tarde? Son pasajes de nuestra travesía vital como nación, de la Cuba abocada a innumerables retos, por eso la isla entera se convierte en bote que le ruega a la Caridad. Estos breves códigos gráficos son una alerta para quienes creen que el término ingenuo lleva la carga semántica también en el contenido de la obra.

Pero todo no queda ahí la asimilación iconográfica de la cobrera se da en asociaciones que invierten la polaridad en el arte naif, así lo deja dicho un Martí en primer plano con inmensas alas blancas que protegen o custodian a la Virgen en el centro, una unidad que por sí sola habla de ideales sociales y políticos de la nación representación que no es extraña a otros artistas del arte moderno en Cuba.


Es evidente que la Virgen de la Caridad del Cobre es una presencia propia y duradera en la pintura ingenua de Mella, este arte espontáneo no toma en cuenta las técnicas, pero se apropia de la realidad y hace un relato del universo propio en su cotidianidad, los conmueve el impulso personal de contar un repertorio de su naturaleza de forma sincera, creadora sin apegarse a ninguna práctica, pero son auténticos en su amor por la Patrona de la nación y así lo expresan con una devoción que viene de bien adentro.

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