Asesinato en Sierra Alta

Asesinato en Sierra Alta
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Asesinato perpetrado por mercenarios («bandidos») cubanos de la CIA estadounidense.
Fecha:16 de enero de 1963
Lugar:Caserío de Sierra Alta,
municipio de Fomento,
provincia de Sancti Spíritus,
Cuba Bandera de Cuba
Descripción:
En este lugar una banda de alzados dio muerte a dos revolucionarios dedicados en aquel entonces a la cría de ganado.
País(es) involucrado(s)
Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Bandas contrarrevolucionarias


Asesinato en Sierra Alta. Hecho histórico ocurrido en una región geográfica del municipio de Fomento. La historia fue recogida mediante entrevistas a los pobladores de la localidad donde ocurrieron los hechos.

Inicio

La presencia de bandas de alzados contrarrevolucionarios en Cuba dio lugar al incremento del accionar criminal de estas bandas. Como resultado fueron asesinadas decenas de personas.

Un año clave fue 1963. Cuba, después del triunfo de la Revolución se ve asediada por numerosas objeciones que hacen de ella una isla con un proceso de cambios en vísperas de limpiar con todos los rezagos del capitalismo.

El municipio de Fomento está situado en la provincia de Sancti Spíritus, en él existen diferentes regiones históricas. En el caso de Sierra Alta existe un lugar histórico que quizás muchos investigadores, lectores y ensayistas desconozcan.

Este poblado se vio, como otros del país, afectado por los crímenes horrendos de los alzados, personas que colaboraban con la CIA estadounidense para frenar la Revolución cubana.

Caserío Sierra Alta.

Los sucesos tuvieron lugar el 16 de enero de 1963, en la zona de Sierra Alta. En la cima de una montaña existe un lugar llamado Las Cruces, que aunque cerca de allí existe un camino que adentra a los trabajadores al centro del Escambray, es identificado por una tarja para recuerdo de todo transeúnte. En este lugar una banda de alzados dio muerte a dos revolucionarios dedicados en aquel entonces a la cría de ganado.

La historia

En esa fecha, en horas de la tarde en la tienda de víveres se encontraba Felipe, el dependiente, hablando con un tal Toribio. Muy cerca estaban los contrarrevolucionarios que hacía poco habían bajado del monte en busca de cualquier pretexto para hacer saber que ellos estaban en el pueblo.

Ya la luz del día estaba cayendo, miré a lo lejos y vi que se acercaban dos alzados hacia nosotros, supe quienes eran por la ropa que traían. Llegaron a la tienda haciendo demostraciones de fuerza y poder, comenzaron el saqueo de la tienda, tomaron lo que querían con autoridad propia en forma provocadora, pues venían protegidos por siete más que fueron llegando, todos portando armas y dispuestos a matar sin escrúpulo.
Algunos de ellos empezaron a tirar caramelos, cigarros y otros productos por la calle, diciendo: «Cojan aquí que esto es regalado», pero nadie salía, todos los del poblado tenían las puertas cerradas.
Nos hicieron presos, luego de haber hecho un desastre de la tienda, recogieron algunas cosas y nos ordenaron que los siguiéramos. Cada uno de nosotros caminaba con la cabeza baja sin levantar el rostro para nada. Subimos camino arriba hasta tomar un trillo que nos llevó al crucero del ferrocarril, allí vi que había otros alzados y uno se dirigió a un tal Tomás diciéndole que pronto pasaría por aquí el coche motor de las cinco de la tarde que transitaba de Sopimpa a Santa Clara. Supe de inmediato que yo y mi amigo Felipe estábamos en las manos de Tomás Sagil, famoso alzado mencionado por todos los barrios de la zona del Escambray.
Cuando llegamos allí también estaban detenidos Joseíto Vasso y el Negro Alonso, revolucionarios, hombres de campo y nobles trabajadores. Mientras que ellos tomaban decisiones escuchamos el pito del coche motor, pronto asomó y frente a todos paró por mandato del jefe, apuntando con sus armas obligaron a desmontarse a los tripulantes. Estos permanecieron agrupados y encañonados, al igual que nosotros.
Joseíto tenía un jeep, que dejaba parqueado cerca del crucero, para moverse en otros trabajos, él tenía que ver con la misma empresa ganadera, esto lo sabía Tomás y mandó a Daniel, un contrarrevolucionario de su misma calaña, a sacar un poco de gasolina del jeep. Rápidamente regresó y la vertió por los asientos del coche motor, y le prendió fuego. Ven el espectáculo y se burlan sonrientes. Tomás apunta el dedo dirigiendo su mirada a Joseíto y luego al Negro Alonso, con una risa hipócrita les dice: «Vamos a enseñarles a ustedes que cosa es caer en manos de los alzados, aquí mandamos nosotros y pronto seremos los dueños de todo esto». A los otros que estábamos nos dejaron sin decir nada, el conductor del coche motor se percató de que el otro motor no había sufrido daños y retrocedió para Sopimpa con las personas que venían y nosotros. A Joseíto y Alonso los condujeron forzosamente loma arriba apuntándolos con sus fusiles, iban en fila mientras se perdían en el monte.
Pasó aquella tarde, vino la noche y la maldad ya había sido cometida. A la mañana siguiente sin salir el sol por el mismo trillo que subieron los alzados fuimos Felipe y yo. Era de imaginar lo que nos esperaba al llegar al tope de la loma, un crimen horrendo, los cuerpos ensangrentados sobre la tierra, tirados como animales.

Epílogo de una historia sangrienta

Por suerte esta banda de contrarrevolucionarios tuvo como tantas otras su merecido, por los grandes movimientos de milicianos efectuados durante la limpia del Escambray. La Revolución cambió el sentido de la vida de los cubanos, los condujo por el camino de la igualdad ayudándolos a pensar y analizar con lógica en busca de la verdad.

Hoy en ese mismo lugar donde fueron asesinaron a estos dos revolucionarios se encuentra una tarja en su honor para que sean recordados con cariño y respeto.

Es suceso afectó a grandes masas de la población es una forma más de demostrar que la Historia de Cuba se mantiene no con asaltos y traición, sino que cuenta ahora con su verdadera historia revolucionaria, libre del imperio.

Se puede reafirmar que este hecho histórico situado después del año 1959 hasta los días de hoy deja constancia de una región que por sus méritos propios pasó a la historia del país, encontrándose vigente para ser investigada por profesionales

Desarrollo de la historia local

La importancia de la historia local se pone de manifiesto la vigencia de las palabras pronunciadas por el comandante en jefe Fidel Castro en el discurso pronunciado en el resumen de la velada conmemorativa por el centenario del 10 de octubre de 1868 en La Demajagua (en la antigua provincia de Oriente), cuna de la independencia cubana, donde expresó:

Porque si el interés de los que se aliaron aquí con los imperialistas era ocultar la historia de Cuba, eclipsar el heroísmo, el mérito extraordinario, el pensamiento y el ejemplo de nuestros héroes, los que realmente estamos llamados y tenemos que ser los interesados en divulgar esa historia, en conocer esas raíces, en divulgar esas verdades, somos los revolucionarios.
Fidel Castro

De estas palabras cuya vigencia en los momentos actuales es incuestionable, se infiere la necesidad e importancia de las investigaciones históricas con verdadero carácter científico que revele un conocimiento profundo y verdadero de la larga y gloriosa trayectoria de lucha que se ha tenido que enfrentar hasta alcanzar la victoria del 1 de enero de 1959.

Conscientes además de que las historias municipales representan un valioso aporte de la historia provincial e igualmente lleva las necesidades particulares de exaltar la Patria local, como una fuerza ética de empuje que conduzca al hombre a rendir más en la labor cotidiana a favor del progreso regional, que es lo mismo que contribuir al fomento nacional.

Fuentes