Asociación Nacional de Agricultores Pequeños

Asociación Nacional de Agricultores Pequeños
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Presidente/aRafael Ramón Santiesteban Pozo
Fundación17 de mayo de 1961
SedeLa Habana
PaísBandera de Cuba Cuba
Sitio webAsociación Nacional de Agricultores Pequeños

Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Creada el 17 de mayo de 1961, en el marco de su Primer Congreso, al amparo de las leyes revolucionarias y en su Reglamento general se define que por voluntad y decisión expresa del campesinado cubano, es la organización de masas de los cooperativistas, campesinos y sus familiares, cuyos intereses económicos y sociales se corresponden con el desarrollo armónico de la construcción del Socialismo; sus proyecciones están basadas y orientadas hacia el cumplimiento de la política agraria de la Revolución.

Congreso Campesino en Armas

Lugar donde sesionó el Congreso Campesino en Armas

El Congreso Campesino en Armas tuvo como antecedente histórico más inmediato la asamblea de cosecheros de Café efectuada el día 25 de mayo de 1958 en las Vegas de Jibacoa, Sierra Maestra, convocada por el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, Fidel Castro Ruz. Al conmemorarse el XX Aniversario de esta plenaria, Pepe Ramírez, presidente de la ANAP Nacional, puntualizó que si bien el Congreso Campesino en Armas había tenido otra fisonomía dada su estructura orgánica, la reunión de campesinos con Fidel en las Vegas de Jibacoa podía considerarse La madre de este Congreso.

En esta inusitada reunión alrededor de 500 personas en dialogo directo y fraterno con el Jefe de la Revolución, expusieron la situación imperante en la zona y las dificultades que se avizoraban para la recolección de la cosecha cafetalera.

El 21 de septiembre de 1958 el poblado de Mayarí Arriba, se convertiría en escenario de un extraordinario evento, en que por las circunstancias especiales en que se efectuaba y los acuerdos en él adoptados, había de adquirir una especial relevancia en la historia del movimiento campesino en Cuba; ese día a las once de la mañana, en el salón de baile del comerciante Juan Clavel, ubicado frente a una pequeña Valla de gallos, quedó inaugurado el Congreso Campesino en Armas.

Meritorio trabajo jugó el Comité Regional Campesino, serio, profundo y organizado, que posibilito que las asambleas para la elección de los delegados al Congreso en Armas se convirtieran en verdaderos actos de masas, lo que en muchas ocasiones, les hacía olvidar que estaban en guerra y más bien parecían actividades festivas producidas por el sentimiento premonitorio de la liberación. Este entusiasmo, dada la plena identificación con el Ejército Rebelde, fue lo que hizo posible que los delegados al Congreso, incluyendo mujeres y ancianos, caminaran decenas de kilómetros, en muchos casos por caminos fangosos, bajo la lluvia, cruzando ríos crecidos y con la amenaza constante de ser bombardeados y ametrallados. Decenas de delegados de Baracoa, Maisí, de los extremos de Guantánamo, de Sagua y de Mayarí, estuvieron hasta tres días con sus noches para llegar al Congreso; muchos de ellos, que no recibieron a tiempo el aviso del cambio de lugar, fueron a pie hasta Calabaza de Sagua y de allí a Soledad de Mayarí Arriba.

El objetivo central del Congreso fue servir como vehículo y tribuna para patentizar la plena identificación del Ejército Rebelde con los anhelos y aspiraciones de los campesinos y la firme decisión de continuar prestando el más decidido apoyo al movimiento que se gestaba, a la vez que corroborar también, y elevar a un plano superior, el respaldo de los campesinos a las fuerzas combatientes. Este Congreso sería una victoria de la unidad de todo el campesinado laborioso y revolucionario del II Frente Oriental, y por ende, de todas las fuerzas revolucionarias en torno al Ejército Rebelde. No obstante la existencia del estado de guerra en toda la zona del II Frente Oriental, se desarrolló bajo la observación de la más pura democracia.

El Comandante Raúl Castro en el Congreso Campesino en Armas

El trabajo organizativo desplegado fue constante, amplio y profundo; en tal sentido todos los integrantes del Comité Regional Campesino se dieron a la tarea movilizativa de orientar a las asociaciones campesinas constituidas de la necesidad de efectuar este Congreso. Un papel de vital importancia jugaron en esta etapa los activistas del movimiento campesino en su misión de trasladar estas orientaciones a las zonas más apartadas del amplio territorio del II Frente.

Antonio Pérez Herrero, miembro suplente del Buró Político, en el discurso pronunciado con motivo del 17 Aniversario del histórico evento, expreso:

La organización del Congreso no fue fácil; estábamos bajo la acción frecuente de los bombardeos de la aviación enemiga, incluso existía una ínfima minoría de elementos desclasados que, respondiendo a los intereses de los terratenientes y de algunos comerciantes de la zona, realizaron una campaña contra su celebración.

A esta labor encaminada a sabotear el evento respondieron el Comité Regional Campesino y el Buró Agrario con la ejecución de un vasto plan de asambleas y reuniones, muchas de las cuales, al contar con la presencia del Comandante Raúl Castro, se convertían en verdaderas concentraciones, en las que se esclarecía la trascendencia del Congreso Campesino en Armas, como factor impulsor de la unidad, el fortalecimiento y desarrollo de un pujante movimiento campesino, capaz de elevar a un plano superior la ayuda que ya venía ofreciendo el Ejército Rebelde y como garantía de que una vez alcanzado el triunfo, no serían echados al cesto del olvido, como siempre había ocurrido con los gobiernos burgueses, los anhelos y aspiraciones del campesino trabajador.

En el quince aniversario del congreso, Raúl expresó: “El campesino pobre y el peón agrícola comprendieron bien pronto que el Ejército Rebelde era su ejército, que la Revolución era su revolución, y el hombre humilde de estas montañas compartía con el combatiente sus escasas viandas y su pobre bohío. Ingresó con sus hijos en las filas del Ejército Rebelde, su esposa curó a los heridos, su hija lavó y cosió las raídas ropas de aquel ejército, vestido con harapos pero abanderado de una noble causa y de una decisión inquebrantable, liberar a Cuba de la opresión”.

Obreros y campesinos se dieron a la tarea de edificar, en plena guerra, escuelas y centros de asistencia médica donde emergentes, sanitarios y médicos rebeldes empezaron una obra educacional y asistencial que, al triunfo de la Revolución, se extendería y multiplicaría a lo largo y ancho de Cuba.

La presencia de 201 delegados asistentes al congreso, dada las condiciones difíciles de la guerra y la carencia de medios de transporte, habla con elocuencia del trabajo organizativo realizado, el extraordinario entusiasmo reinante entre la masa campesina y de la responsabilidad con que los delegados asumieron el mandato otorgado por sus compañeros. La importancia concedida a este congreso por la Comandancia rebelde lo evidencia el hecho de haber estado presidido por el comandante jefe del Frente, Raúl Castro Ruz. Junto al jefe guerrillero integraban la presidencia del histórico evento los miembros del Comité Regional Campesino, encabezado por su presidente el Pepe Ramírez; el jefe del Buró Agrario capitán José Serguera Riverí y un numeroso grupo de miembros del Estado Mayor y jefes de departamentos adscriptos a la comandancia, entre ellos, los comandantes Carlos Jiménez Fonseca, Reynerio Jiménez y Léster Rodríguez, los capitanes Antonio Pérez Herrero y Augusto Martínez Sánchez, el teniente José Cuza y Vilma Espín.

El congreso se realizó un profundo avance de la crítica situación política, económica y social que padecía la nación y particularmente, el campesinado; constituyó una vibrante denuncia de la dependencia económica de Cuba con el imperialismo yanqui, la monopolización de su principal riqueza y los medios fundamentales de producción, planteó crudamente la terrible situación de miseria y desamparo a que se sometía a la población de las zonas montañosas, abogó por el fortalecimiento de la alianza obrera y campesina, precisó la lucha por las demandas, reunificaciones de ambos sectores, la implantación de una genuina reforma agraria, el derecho a la posesión de la tierra por quien la trabaja y la culminación victoriosa del proceso insurreccional.

Una valiosa contribución ofreció, tanto en la redacción del informe como en la elaboración de la Declaración de principios y el Reglamento general aprobado en el congreso por el dirigente campesino (fundador de la Asociación Nacional Campesina de Cuba) Romárico Cordero Garcés quien, además, había tenido una participación activa en las labores preparatorias del evento. Refiriéndose a esto en el aniversario 15 de este congreso, Raúl Castro expresó:

Romárico Cordero dio sus mejores esfuerzos y libró sus últimos combates, en los años de su vejez, junto a nosotros en estas montañas, y su experiencia de veterano luchador en la preparación del Congreso Campesino en Armas y en la preparación y movilización del campesinado en esta región.

Durante las intervenciones y exposiciones de los hombres y mujeres allí reunidos, pudo contactarse que el campesinado expresó libremente sus ideas, sin perjuicios, sin temor; allí denunciaron por su nombre a los testaferros que asediaban el pedazo de pan de sus hijos, a los latifundistas y propietarios de tierras que amenazaban constantemente con desalojarlos, las extorsiones de que eran víctimas por los garroteros, la carencia de precios fijos a sus cosechas, los abusos, atracos y la especulación que se habían extendido sin piedad por toda aquella región; denunciaban los rejuegos de las asociaciones colegiadas de cafetaleros, colonos, cosecheros de papa y otros, carentes del respaldo de la masa campesina, cuyo único objetivo era impedir la unidad del movimiento campesino; denunciaron también la inexistencia de casas de socorro, hospitales y asistencia médica en los campos, la falta de caminos para facilitar la transportación de sus productos, la carente política de créditos; plantearon la necesidad de construcción de escuelas, así como también se hicieron otras demandas económicas y sociales.

Inovidable para todos los presentes los momentos del anuncio de que el Comandante, jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, Raúl Castro Ruz, tendría a su cargo las conclusiones de este congreso.

Visiblemente emocionado y ante un absoluto silencio, el joven dirigente revolucionario, sobre cuyos hombros descansaba una tremenda responsabilidad política y militar como jefe de aquellas tierras liberadas de la tiranía, escribía una página más en la historia del país, comenzando su vibrante discurso improvisado con palabras emocionantes:

Hoy 21 de septiembre de 1958, ha sido y será por mucho tiempo un día memorable para ustedes, para nosotros, para la Revolución Cubana”...
Jamás, desde que Cuba es Cuba, jamás, repito, habíamos presenciado un congreso campesino, un congreso de campesinos revolucionarios en medio de una guerra..." A las 10 y 45 minutos de la noche, agotada la orden del día, con el esclarecedor discurso pronunciado por Raúl concluyó sus labores el Congreso Campesino en Armas.

Entre los logros obtenidos figuran el triunfo de la unidad y las posiciones más revolucionarias del campesinado, elevó a un plano superior los vínculos y la cooperación de los campesinos y la población rural con los mandos y combatientes del Ejército Rebelde, impulsó el trabajo de fortalecimiento y desarrollo del movimiento campesino en el territorio liberado con influencias en las zonas colindantes, se proyectó por el desarrollo del movimiento juvenil y femenino, elaboró un plan concreto de reivindicaciones que llevarían a la realización de una verdadera Reforma Agraria.

Apenas transcurridos veinte días de aquel acto, el Comandante en Jefe Fidel Castro, firmaba en la Sierra Maestra, el 10 de Octubre, en el aniversario 80 del Grito de Yara y como homenaje a la gloriosa efeméride, la Ley No. 3 sobre el derecho de los campesinos a la tierra, puesta en vigor de inmediato en todos los territorios liberados, como firme muestra de que lo planteado por las masas campesinas representadas en el Congreso era ya una realidad, que se erigió en antecedente a la firma, en 1959, una vez obtenido el triunfo revolucionario, de la 1ra. Ley de Reforma Agraria.

Estructura

La ANAP cuenta con 4 331 organizaciones de base que agrupan a 331 874 asociados, de los cuales 35 971, el 11%, son mujeres.

De las organizaciones de base 1 089 son Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) (Asociaciones voluntarias de campesinos que unen sus tierras y bienes productivos para formar una empresa cooperativa socialista, con patrimonio común y donde el trabajo se organiza en colectivo. La remuneración de sus miembros se realiza en función del trabajo aportado) y 3 242 son Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) (Organizaciones asociativas donde se mantiene la forma individual de propiedad de la tierra y otros bienes productivos, el trabajo se organiza como economía familiar. La gestión cooperativa de las CCS facilita la asistencia técnica, crediticia y de servicios a la población).

Las CPA cuentan con 62 494 socios y las CCS con 269 380, de los cuales 159 545 son dueños de tierras y 109 835 son usufructuarios.

Para dirigir las organizaciones de base en las cooperativas, se dispone de la siguiente estructura orgánica y territorial: un Comité Nacional con un Buró Ejecutivo electo de su seno, así como un aparato auxiliar de cuadros profesionales. Catorce Comités provinciales y 153 Comités municipales con sus respectivos Buró Ejecutivo.

Cooperación internacional

La cooperación internacional en la ANAP se inició en 1993. En este período fueron ejecutado 140 proyectos, con un monto de 17,6 millones de dólares, que fueron dedicado en su totalidad al desarrollo productivo, económico y social de las CPA y las CCS.

En este proceso de formación y ejecución de proyectos se logró establecer relaciones con 40 Organizaciones No Gubernamentales ONGs y/o instituciones, de las cuales 37 son de Europa y 3 de América. Actualmente se ejecutan proyectos con 21 ONG en diferentes sectores; entre ellos:

  • Producción agroalimentaria y seguridad alimentaria.
  • Agricultura ecológica.
  • Formación y capacitación.
  • Desarrollo autosustentable.
  • Intercambio de experiencias.
  • Gestión de empresas cooperativas y fortalecimiento de las CCS.
  • Transferencia de tecnologías apropiadas.
  • Protección ambiental.
  • Movimiento agroecológico De campesino a campesino.
  • Género.

Relaciones internacionales

La ANAP desarrolla múltiples actividades dentro de los movimientos sociales en los diferentes continentes.

Participa activamente en los diferentes Foros Sociales Mundiales y Regionales que se han desarrollado, en los que se ha presentado y defendido ponencias relacionadas con la política agraria de la Revolución cubana y se han resaltado nuestras experiencias en la aplicación de la Reforma Agraria de acuerdo con las condiciones concretas, el Movimiento cooperativo (CPA y CCS) y la obra de la Revolución en el campo. También se ha denunciado la campaña difamatoria de los enemigos hacia Cuba, así como la batalla que libra todo el pueblo por la liberación de Los Cinco Héroes prisioneros del imperio.

La ANAP mantiene relaciones en el exterior con más de 100 organizaciones campesinas e indígenas de Asia, Europa, Norteamérica, América Latina y el Caribe.

Es miembro de la Secretaría Operativa de dos organizaciones internacionales, dentro de las cuales desempeña un papel protagónico y coordinando sus actividades en la región del Caribe. Ellas son: La Vía Campesina y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC).

También son miembros del Movimiento Agroecológico Latinoamericano (MAELA) y preside la Comisión de Agroecología dentro de La Vía Campesina.

En la República Bolivariana de Venezuela se ejecutan, además, un proyecto de gran significación política denominado Apoyo a la formación de campesinos e indígenas en la producción agrícola bajo un enfoque agroecológico. En la actualidad se trabaja en el restablecimiento de las históricas relaciones con las organizaciones campesinas e indígenas de Bolivia.

Tradiciones campesinas

La conservación y desarrollo de las tradiciones campesinas en Cuba significa un respaldo popular con la comunidad como escenario fundamental y protagónico que valida sus raíces y costumbres más genuinas.

Muestra de ello es la realización en áreas rurales de toda Cuba de changüíes, parrandas o guateques, torneos o competencias de bandos, altares, velorios o alumbrados y jolgorios de tambor, festejos que cuentan con el apoyo de las principales instituciones culturales nacionales y de los vecinos de cada comunidad campesina.

Jornada Cucalambeana

En el país destacan las Jornadas Cucalambeanas, con su sede central en Las Tunas, en las que se rinde homenaje al verso improvisado, y el Festival Eduardo Saborit, en Guisa, Granma, donde se reúnen agricultores para cantar décimas, establecer controversias y mostrar lo más representativo de las montañas.

También con un profundo arraigo popular, los bandos Rojo y Azul del municipio de Majagua, en la provincia de Ciego de Ávila, conservan las riquezas de añejos ritmos y atractivas historias.

Transmitidas de generación en generación, esas festividades arrastran consigo, desde la década de 1920, a todo el pueblo local mediante competencias entre dos comparsas.

Deporte

Encuentro entre directivos de la ANAP y el INDER

El béisbol, el dominó, la pesca y el rodeo son de gran aceptación dentro del sector, deportes a los cuales deben sumarse otros de tradición rural para una mayor opción en el aprovechamiento del tiempo libre.

Suma importancia lo constituye la formación de valores y también de las visitas de destacados atletas, campeones olímpicos y mundiales, a comunidades y asentamientos poblacionales ubicada en lugares muy distantes.

Fuentes