Ataque a Las Pozas en Cabañas

Ataque a Las Pozas en Cabañas
Información sobre la plantilla
Fecha:10 de octubre de 1958
Lugar:Las Pozas, actual provincia de Artemisa
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejército Rebelde

Ataque a Las Pozas en Cabañas. Ataque llevado a cabo por el ejército Rebelde que desde el punto de vista militar, fue una victoria táctica, por la cantidad de bajas que le ocasionaron al enemigo y las condiciones desastrosas en que quedó el cuartel.

Desarrollo del ataque

En octubre de 1958 el jefe de frente del ejercito rebelde en Pinar del Río, Comandante Derminio Escalona, ordenó atacar el cuartel de Las Pozas. Para ello se dispuso la concentración de la pequeña fuerza rebelde que entonces estaba integrada por unos 40 hombres; esto se efectuó en una finca cerca de la sierra "El llano" donde se reunieron para planificar la acción.

La fecha escogida fue el 10 de octubre, por su significación histórica. El cuartel de Las Pozas estaba subordinado al escuadrón 64 de la capitanía de Bahía Honda, en la que estaban destacadas la mayor parte de las fuerzas del lugar. En situación normal la posición enemiga contaba con una dotación alrededor de 20 hombres dato que fue verificado durante el reconocimiento que se realizo por espacio de dos días.

Plan de ataque

El plan elaborado fue el siguiente: se designo dividir la pequeña fuerza rebelde entre tres pelotones, uno al mando del comandante Escalona, otro bajo las ordenes del capitán José Aljibay "Pepito" y otro bajo las órdenes de Rogelio Payret Silvera, con la misión principal de atacar la posición enemiga.

El Comandante Escalona, con un pelotón, se emboscaría en entonces de la carreteras Cacarajicara y el Circuito Norte, para impedir cualquier refuerzo que pudiera ser enviado desde Bahía Honda. El capitán Aljibay y sus hombres se emboscarían en la carretera que va de las pozas a La mulata para evitar cualquier refuerzo que pudiera ser enviado desde La palma.

Acciones

La acción debía comenzar a las 23:00 horas y concluir las 24:00, ya que a esa hora estaba fijada la retirada de todos los pelotones que se encontraban emboscados.

El ataque comenzó a las horas previstas. Desde temprano se habían ido acercando a la posición enemiga, arrastrándonos por las cunetas al norte de la carretera. A menos de 40 metros, algunas luces iluminaban las áreas cercanas.

El último reconocimiento, realizado esa misma tarde desde el monumento que recordaba el ataque del mayor general Antonio Maceo a Las Posas durante la guerra de 1895, índica la guarnición había sido reforzado con casquitos, con lo que sus efectivos se elaboran a más de treinta. La puerta principal, que en días anteriores siempre permaneció abierta fue cerrada a las 22:40 horas, lo que implicaba una dificultad más.

Se contaba para este ataque con diecisiete hombres mal armados y con escasas municiones. Tuvieron que dejar uno cuidando las mochilas a dos kilómetros del lugar .Las armas utilizadas fueron: tres ametralladoras Thompson calibre 45 con cuatro cargadores de treinta balas y una bolsa con 200, dos fusiles M-1 y un San Cristóbal con 200 tiros; un fusil 30,06 con 150 proyectiles; dos pistolas ametralladoras calibre 38 un fusil Chiang, fusiles de caza calibre 44 y escopetas de perdigones .

Al arsenal agregaron unas 15 o 20 granadas de fabricación brasileña con las cuales esperaban destruir puertas y ventanas, pero ninguna hizo explosión en el momento indicado. Se habían dividido en dos grupos o escuadras; una comandada por el teniente Rene Samoano, que atacó por el Flanco.

El combate sorprendió a los guardias y algunos pudieron llegar hasta la pared y hacer fuego hacia adentro por las ventanas.

El combate se generalizó y el enemigo, repuesto de la sorpresa, comenzó a responder con abundante fuego y gritaban horrores mientras también daban gritos de Viva el 26 de Julio; Abajo Batista, y los conminaban a la rendición.

Trataron de romper a tiros las gruesas ventanas, pero no fue posible porque desde ellas tiraban. El compañero Waldo García resultó herido de gravedad en el pecho y lo sacaron hasta la carretera pensando que no sobreviviría. Se comportó valientemente.

El cuartel aunque era de mampostería, quedó casi destruido. El enemigo sufrió numerosas bajas, pues desde afuera de la fortificación se escuchaban los quejidos de los heridos.El tiempo planificado para el ataque al cuartel había concluido y se dio la orden de retirada.

Recogieron al compañero Tite quien, por su estado de gravedad, necesitaba ser cargado. Cruzaron la carretera y salieron por la de Cacarajicara, punto de reunión acordado por Escalona y Pepito. Rápidamente se explicó como se había desarrollado el ataque, las dificultades que surgieron con las granadas y el pesar por no haber planificado más tiempo para la acción.

El comandante Escalona expuso que en su emboscada habían ocasionado una baja al enemigo, capturando un jeep y algunas armas. Las municiones se habían agotado y Escalona entregó algunas.

Importancia del ataque

El ataque al cuartel Las Pozas, fue la tercera acción de importancia del naciente Frente Guerrillero de Pinar del Río. De ese ataque nació la idea de dividir la pequeña tropa, en más de una columna. Por la Comandancia se decidió enviar a operar en la zona Nordeste de la provincia. La jefatura se instaló en la Loma del Rubí.

Horas después, caminaron unos kilómetros y tomaron por un arroyo. Junto a una de la riberas existían unos portero que tenían altos aromales y una colina, lugar que consideraron bueno para acampar ya que estaban exhaustos.

En horas de la mañana los despertó el estruendo de algunas explosiones y ráfagas que aunque algo distantes, se escuchaban con claridad. Aviones de la dictadura, del tipo TBM y Catalina, con base en el Mariel, atacaban con bombas y ametralladoras la Sierra del Rosario. Posteriormente tres B- 26 continuaron el ataque, éstos tenían su base en Columbia, La Habana.

Se dieron cuenta que aunque no habían podido tomar el cuartel de Las Pozas, un ataque como aquel, a menos de 120 kilómetros de la capital del país pondría sobre aviso al Ejercito y le haría ver que en Pinar del Río los grupos guerrilleros habían logrado un grado de organización que le permitía ejecutar importantes operaciones.

Esta acción, desde el punto de vista militar, fue una victoria táctica, por la cantidad de bajas que le ocasionamos al enemigo y las condiciones desastrosas en que quedó el cuartel.

Desde el punto de vista político fue una victoria estratégica, pues a partir de esa fecha se consolidó y amplió el Frente en toda la Cordillera de los Órganos.

Fuente

  • Tesis en elaboración “Nace Cabañas en su Historia”
  • Testimonios de combatientes de la Revolución cubana.