Ataques a Santa Cruz del Sur

Ataques a Santa Cruz del Sur Bandera de Cuba Cuba
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Ataques a esta población y puerto durante las guerras por la independencia.
Fecha:1873, 1896 y 1898


Ataques a Santa Cruz del Sur. Varios ataques se produjeron a esta población y puerto de la costa sur camagüeyana. El primero ocurrió el 28 de septiembre de 1873 por fuerzas al mando de Máximo Gómez. El 22 de septiembre de 1896 fue atacado y tomado temporalmente por el coronel José González Calunga. En julio de 1898 escuadras navales norteamericanas bombardearon el poblado. El 2 de mayo de 1898 fue también atacado y tomado, sin que los españoles lo recuperaran.

Localización

La ciudad y puerto de Santa Cruz del Sur se encuentra en la costa sur de la provincia de Camagüey. En esa época la ciudad tenía gran importancia para el mando español, pues su puerto era muy utilizado para el arribo o embarque de tropas y pertrechos, así como para el comercio en general.

Contexto

El presidente de la República de Cuba en Armas, Carlos Manuel de Céspedes designó a Máximo Gómez el 3 de julio de 1873 para sustituir al caído mayor general Ignacio Agramonte en la jefatura del 3er Cuerpo de Camagüey, y junto con las tropas villareñas lo reorganizó en dos divisiones y una unidad de caballería independiente. Con esas fuerzas libró la campaña de Camagüey, en la que se destacaron los combates de La Luz, Atadero, La Sacra y Palo Seco y los ataques a Nuevitas y Santa Cruz del Sur.

En la última guerra por la independencia también se libraron importantes acciones en esta ciudad, terminando con su toma definitiva en 1898.

Desarrollo

Ataque en 1873. Fuerzas del Ejército Libertador, integradas por 450 infantes y 170 jinetes bajo el mando del mayor general Máximo Gómez, atacaron este pueblo el 28 de septiembre de 1873. Para su defensa, la plaza contaba con varios cuarteles de tropas de línea y voluntarios, algunos fortines exteriores y trincheras, además de tres piezas de artillería que dominaban las entradas del poblado. Dos batallones de los regimientos Rayo y Polvorín, conjuntamente con voluntarios, constituían la guarnición de la villa.

El plan de ataque de Gómez estaba concebido sobre la base de realizar el asalto por tres direcciones simultáneamente: el coronel Gregorio Benítez, con cien infantes, avanzaría por el oeste para ocupar el cuartel del muelle; el Cuartel General, con 200 hombres, lo seguiría como segundo escalón, bajo el mando del coronel José González Guerra; el teniente coronel Bernardo Montejo, con 50 hombres, avanzaría por el lado este hasta llegar a El Playazo, lugar intrincado y lleno de mangles; los coroneles Manuel Suárez y Henry Reeve, el Inglesito, ocuparían la entrada de la calzada (acceso principal de la población), y Reeve, con 50 hombres, recorrería esta vía hasta el extremo opuesto para distraer al enemigo. En el lugar conocido como Lunanco, a unos cinco km al noroeste del pueblo, quedaba una reserva de cien infantes y 20 jinetes bajo las órdenes del coronel Lino Pérez.

Los hombres de Benítez tuvieron que ocupar su punto de partida en el cementerio, atravesando un brazo de mar de escasa profundidad. La correcta organización del ataque y su estricto cumplimiento aseguraron la más absoluta sorpresa, factor determinante para el éxito.

Al comenzar el ataque, el coronel Benítez y sus cien hombres, avanzaron sobre el cuartel del muelle. La sorprendida guarnición del puesto avanzado se replegó abandonando una pieza de artillería. También fueron desalojados los defensores del propio cuartel y los insurrectos se apoderaron de esta posición y del polvorín, que contenía gran cantidad de pertrechos.

Mientras esto ocurría, los otros dos grupos de atacantes cumplían cabalmente las misiones asignadas. Reeve, con sus 50 jinetes, cruzó la calzada de un extremo a otro bajo el fuego enemigo y al retirarse se encontró con un cañón en su posición de fuego. Sin pensarlo dos veces avanzó en su cabalgadura, extendió su brazo con el machete y al tocar la pieza con el extremo de la hoja de acero exclamó “¡Tomado!” El artillero español disparó su carabina e hirió gravemente al audaz mambí, quien a pesar de ello dirigió una carga que prácticamente aniquiló a un grupo enemigo. Su lugar lo ocupó su segundo, Comandante Federico Diago. Esta herida le ocasionó a Reeve cerca de seis meses de convalecencia, tras lo cual pudo reincorporarse a filas gracias a la adaptación de una prótesis metálica a la extremidad afectada, que había quedado más corta y crearse un dispositivo que lo mantuviera firme sobre su cabalgadura.

Transcurridas dos horas, Gómez, cumplidos plenamente sus objetivos, ordenó la retirada, pero antes el pueblo fue casi totalmente incendiado. El botín ocupado fue enorme: 271 fusiles, sables, espadas, machetes, 80 000 cartuchos, 130 libras de pólvora, medicamentos, banderas, 300 mudas de ropas, dinero y otros efectos. La retirada con tal cargamento y bajo un temporal fue difícil, pero sin mayores contratiempos. Las bajas enemigas se calcularon en unos 50 muertos y muchos heridos; las cubanas, 17 muertos y 50 heridos, entre estos últimos algunos de gravedad.

Ataque y toma en 1896. El pueblo de Santa Cruz del Sur fue también atacado y ocupado temporalmente 22 de septiembre de 1896 por fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando del coronel José González Calunga.

Bombardeo norteamericano en 1898. Escuadras navales norteamericana realizaron el bombardeo del pueblo y puerto de Santa Cruz del Sur en julio de 1898, en el inicio de la intervención de los EE.UU. en la contienda hispano-cubana. Los buques yanquis arrojaron sobre el pueblo más de 1025 cañonazos causándole la muerte a dos soldados españoles y a un vecino de la ciudad.

Liberación en 1898. El 2 de mayo de 1898, fuerzas del Ejército Libertador, atacaron y tomaron a Santa Cruz del Sur. En agosto de ese año las tropas mambisas al mando del teniente coronel Hilario Rivero García ocupan pacíficamente la plaza militar del poblado, propiciando con ello que un mes más tarde entrara al mismo el presidente de la República en Armas Bartolomé Masó y su Consejo de Gobierno. Desde su llegada a Santa Cruz, Masó convocó a una Asamblea Nacional de Representantes que comenzaría a sesionar el 24 de octubre de 1898 y se extendería hasta el 14 de noviembre del mismo año.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Diccionario enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Tomo II. Acciones combativas. Centro de Estudios Militares de las FAR, 2006.
  • Gilberto Toste Ballart. Reeve, el Inglesito, La Habana, 1978. Págs. 123-125.
  • Dirección Política de las FAR. Historia militar de Cuba. La Guerra de los Diez Años, La Habana. [Sin autor.] Págs. 93-94.
  • Ramón Roa. Pluma y machete, La Habana, 1969. Págs. 172-173.
  • Francisco Pérez Guzmán. La guerra de liberación, Máximo Gómez, La Habana, 1986. Págs. 89-90.
  • Equipo de Historia del PCC de Camagüey, Principales acontecimientos de la Guerra del 95 en Camagüey, Camagüey. [Sin autor.] Pág. 8.
  • Enrique Ubieta. Efemérides de la revolución cubana, 4 t., La Habana, 1920. Tomo IV. Pág. 175.