Búsqueda de Camilo Cienfuegos

Búsqueda de Camilo Cienfuegos
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Fecha:Octubre de 1959

La Búsqueda de Camilo Cienfuegos. Hecho histórico que marcó en el país gran connotación por la pérdida del Comandante Camilo Cienfuegos. El 29 de octubre, pese a los ingentes esfuerzos por ubicarlo, no apareció en ninguno de los lugares en que se suponía podía encontrarse.

El 21 de Octubre de 1959

En la madrugada del 21 de octubre de 1959, luego de una reunión con Fidel, Raúl y otros altos oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Comandante Camilo Cienfuegos, Jefe de Estado Mayor, se dirigió a una compañía de soldados del Batallón de Seguridad. "Ha llegado el momento de hacer otro sacrificio por la Patria –les dijo el Héroe de Yaguajay. Fidel y Raúl nos han dado la misión de partir enseguida para Camagüey, donde tendremos que defender una vez más a la Revolución, ahora de una vil traición".

Se refería a la intentona sediciosa tramada por Hubert Matos, jefe del Regimiento Agramonte II, que realizaba una actividad divisionista y anticomunista en aquella provincia, obstaculizando las leyes revolucionarias.

A las 6:00 de la mañana del 21 de octubre del 59 llegó el Comandante Camilo Cienfuegos al aeropuerto de Camagüey, y luego de visitar la Jefatura Provincial de Policía, llegó alrededor de las 7:00 AM al Campamento Militar donde se había atrincherado Hubert Matos.

Tratando de evitar derramamiento de sangre, Camilo ordenó a sus acompañantes que lo dejaran entrar solo a la residencia del traidor: "Este asunto lo resuelvo yo personalmente", les dijo. Y al encontrarse ante el cabecilla, le espetó: "Yo como jefe del Ejército Rebelde asumo el mando en Camagüey y te detengo por traidor".

Fidel, que ya había llegado a la ciudad, apareció a pie en el campamento, al frente de una manifestación de más de 30 000 camagüeyanos.

El 25 de Octubre de 1959

Luego de reorganizar el ejército en Camagüey y efectuar cambios en el gobierno de la provincia, Camilo regresó a La Habana el 25 de octubre, y al día siguiente recordó al pueblo, durante su último discurso, los versos de Bonifacio Byrne.

Ultimo discurso

El 26 de octubre de 1959 desde el Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución, se dirigió por última vez al pueblo, en el acto contra el criminal ametrallamiento de la capital por aviones piratas. Allí expresó:

"[...] Tan alto como el pico invencible del Turquino es hoy el apoyo de este pueblo cubano a la Revolución, que se hizo para este pueblo cubano [...] Porque para detener esta Revolución cubanísima tiene que morir un pueblo entero y si esto llegara a pasar, serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne:"
Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día...
¡Nuestros muertos, alzando los brazos
la sabrán defender todavía!...
"[...] De rodillas nos pondremos una vez y una vez inclinaremos nuestras frentes, y será el día que lleguemos a la tierra cubana, que guarda veinte mil cubanos para decirles:"
¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no salió en balde!

El 28 de Octubre de 1959

Generalmente utilizaba un avión ejecutivo marca Cessna, que tripulaba el piloto Luciano Fariñas. El 28, cuando salió del aeropuerto de Ciudad Libertad a las 11:59 a.m. rumbo a Camagüey, lo acompañaban además el Capitán Senén Casas Regueiro y el soldado Félix Rodríguez en función de escolta.

Camilo y Rodríguez descendieron en la ciudad de Camagüey, mientras Fariñas continuó viaje a Santiago de Cuba para llevar a Sené Casas. A las 4:40 p.m. ya estaba de regreso el pequeño aparato identificado con las siglas FAR 53. El despegue rumbo a la capital se produjo a las seis y un minuto. El viaje a su base desde este punto requería dos horas de vuelo como promedio y llevaba gasolina para tres.

En la terminal aérea militar de Libertad, el Capitán Manuel Espinosa (Cabeza), ayudante personal de Camilo, comenzó a impacientarse, pues su jefe le dijo que lo esperara de 7:00 a 7:30 p.m., sabe que había salido y tenía tiempo suficiente para haber llegado.

El 29 de Octubre de 1959

El 29 de octubre, y pese a los ingentes esfuerzos por ubicarlo, no apareció en ninguno de los lugares en que se suponía podía encontrarse. Fidel, junto con Raúl, Almeida, el Che y otros dirigentes, se dan cita en la Jefatura de la Fuerza Aérea Revolucionaria (FAR) y comenzaron de inmediato los preparativos de la búsqueda.

El 30 de Octubre de 1959

El viernes 30 de octubre se desató la vorágine. Decenas de aviones de diferentes tipos, militares y civiles se hicieron al aire con las primeras luces desde los aeropuertos capitalinos. Pasadas las 7:00 a.m. despegó el bimotor Sierra Maestra llevando a bordo al Jefe de la Revolución, Celia Sánchez, Osmany Cienfuegos, William Gálvez… rumbo a Camagüey.

La búsqueda de Camilo Cienfuegos

Simultáneamente con la pesquisa aérea, numerosas unidades de la Marina de Guerra, así como yates de recreo y embarcaciones pesqueras recorrían los archipiélagos de Jardines del Rey al norte y de Jardines de la Reina al sur de Cuba, al tiempo que miles de ciudadanos peinaban el terreno en toda la región central del país, sin resultado alguno.

La hipótesis aceptada por la mayoría era la de que, ante la severa turbonada encontrada aquel día aciago en el trayecto, el piloto Fariñas decidió desviarse hacia el norte, y el pequeño avión desorientado y alejado en extremo de su ruta cayó al mar por falta de combustible.

Leopoldo Álvarez García

Leopoldo Álvarez García (Polín) es fundador en la ciudad de Cienfuegos -al centro de la Isla- del Club de Exploración y Caza Submarina, y uno de los buzos que hace medio siglo, en octubre de 1959, participó en la búsqueda de Camilo Cienfuegos, Héroe de Yaguajay. El avión del Héroe de Yaguajay había caído al mar.

Al triunfo de la Revolución, la Marina de Guerra Revolucionaria tenía el proyecto de formar en el centro de Cuba un destacamento de hombres rana profesionales para cumplir misiones de rescate. Tras la noticia de la desaparición de Camilo, el Club de Pesca y Exploración Submarina de Cienfuegos recibió la orientación de cooperar con institución armada. Así, varios buzos de la localidad se ofrecieron para cumplir esta misión. Yo me integré como miembro del equipo, con cierta experiencia en la sondeo submarino.

El alerón de la avioneta encontrado.

Se conformaron brigadas para reconocer el lugar. Nosotros llevábamos rastras, o sea, un equipo formado por una pareja de barcos remolcadores con motores potentes, unidos por una cadena lo suficientemente pesada como para llegar al fondo e ir peinando la zona. No había descanso, dedicábamos día y noche a trabajar; parece imposible, pero no nos deteníamos ni para alimentarnos lo suficiente, se hacía una sola comida a mitad del día. Los buzos se mantenían en la cubierta del barco. Hacíamos guardia y ante un tropiezo de la cadena con algo, el explorador de turno se lanzaba al agua auxiliándose de una varilla de pesca, porque la zona era muy fangosa y la visibilidad era casi nula. Por eso entre nosotros nos llamábamos buzos ciegos.

A veces uno de los integrantes del grupo se sumergía atado para evitar accidentes a causa del cambio de la densidad del agua; arriba, en la embarcación, quedaban los responsables de impedir algún percance que comprometiera la vida del buzo, pues muchas veces en un abrir y cerrar de ojos ya estaba metido en el fango, sin contar con que nos arriesgábamos a bajar a un lugar donde hay varias especies marinas peligrosas.

Momentos de mucha expectación…

Los cuatro o cinco días que duró la búsqueda fueron de alta tensión, llenos de momentos duros en los cuales se puso a prueba el valor humano. En una ocasión la cadena se enredó y era mi turno de bajar, pero de solo pensar en encontrarme el avión de Camilo al entrar al agua, me hizo flaquear y quedé paralizado mirando el mar. Mi amigo Juan Allen me dijo: ¡Polín, yo voy!

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Sí, una señora de la serranía cercana a las costas de Trinidad informó a las autoridades locales haber visto la caída de un objeto semejante a un avión. En el lugar del hecho tomaron muestras de una mancha de aceite fino y las enviaron al laboratorio en La Habana, donde comprobaron era aceite de aviación, pero luego de las pesquisas de rigor, quedó demostrado que el hecho nada tenía que ver con la trágica desaparición del Héroe de Yaguajay.

¿Al recibir esta misión sintió temor?

"No, aunque estaba claro sería muy difícil; además, todo el pueblo de Cuba tenía sus esperanzas puestas en nosotros."

¿Cuánto hubo de compromiso en esa tarea?

"Aceptar algo así suponía una grandísima responsabilidad con el pueblo de Cuba, con la Revolución y conmigo mismo."

Este hecho marcó a todos los participantes, ¿qué significó para Polín?

"Más que una prueba de fuego, fue una prueba de valor y sacrificio. Viéndolo hoy desde la madurez, no sé cómo fui capaz de hacerlo, de resistir toda la carga emocional y la responsabilidad sobre los hombros de jóvenes, la mayoría como yo, de sólo 20 años. No tengo escamas de milagro, es parte de mi vida. En mi familia resulta una tradición, algo genético, lo llevamos en la sangre. Desde mis abuelos, y mucho antes, todos amamos el mar. Ahora estoy enfrascado en cultivar esa semilla en mi nieto."

¿Con qué elemento marino se identifica más?

"Con su inmensidad. Me apasiona su misterio. A veces cuando estamos en un momento de apnea y miramos desde la profundidad a la superficie, creemos que la vida está arriba, en el aire, pero abajo también hay vida y es hermosa."

¿Qué le ha aportado esa relación?

"Vida"

¿Y en sus relaciones interpersonales se considera un hombre de pocos o buenos amigos?

"De pocos y buenos amigos."

¿Entre quiénes comparte el tiempo?

"Entre mis hijos, mi esposa y mis peces."
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¿Apegado a los recuerdos?

"Soy un romántico. Con el mar he sentido mucha satisfacción, me complementa, pero también he pasado momentos muy amargos y aunque no lo quiera, también son parte de mí. Guardo en un álbum hecho por mi esposa, fotos de todos esos instantes de mi vida."

¿Consideras imprescindible la promoción de las cuestiones marinas?

"Indispensable, diría yo, y mucho más en una ciudad como la nuestra. Antes de jubilarme participé, en el Laboratorio de Oceanología, en un proyecto sobre el cuidado del entorno marino y del área cercana a la Zona Industrial. Es necesario insistir en la sensibilización de los jóvenes con las cosas del mar definitorias de este enclave marinero. En una ocasión, durante la visita del Comandante en Jefe, nos dijo que la eficiencia de Cienfuegos se medirá de acuerdo con lo que sean capaces de hacer por su bahía, y es así, debemos educar a las nuevas generaciones en el cuidado del medio ambiente en general."

¿Qué cree indispensable en la vida de un cienfueguero?

"El amor por la bahía. Cienfuegos es la gente y su relación con el mar. Es imposible no sentirnos comprometidos con algo tan simbólico y significativo para Cienfuegos como la bahía. Nuestro pasado, presente y futuro siempre estarán ligados al mar. Este cienfueguero puro no cesará en su empeño por lograr sensibilizar a la juventud y demostrarle, que jamás se disfruta plenamente el mundo hasta tanto el mismo mar corre por las venas."

¿Cómo habría reaccionado si hubiera encontrado algún vestigio de aquel avión donde viajaba Camilo, misión desempeñada por su equipo hace casi medio siglo?

"No sé qué hubiera pasado, porque realmente era muy grande el deseo de no encontrar nada, para poder seguir alimentando la esperanza de Camilo aún vivo, que aparecería dentro de unos días en algún cayo. Queríamos que el motivo de la suspensión de la búsqueda fuera ése y no el hallazgo de algún indicio o del propio avión."

Carta a Fidel


Abril 23 - 1958 Comandante en Jefe Fidel Castro:

En mi poder el ascenso a Comandante del Ejército Revolucionario 26 de Julio; al recibir tan alto honor y responsabilidad, he jurado cumplir a cabalidad dicho cargo y trabajar hasta el límite de mis fuerzas por acelerar el triunfo de la Revolución.

Gracias por darme la oportunidad de servir más a esta dignísima causa por la cual siempre estaré dispuesto a dar la vida.

Gracias por darme la oportunidad de ser más útil a nuestra sufrida Patria.

Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza.

Siempre a sus órdenes.

Camilo Cienfuegos

¿Cómo era Camilo?

Piel blanca; ojos castaños;
pelo, barba y bigotes, castaños;
nariz perfilada;
manos inquietas con dedos largos;
dientes parejos y sonrisa amplia caracterizaban a Camilo.
Medía 1,77 metros.
Caminaba mucho y sus pasos eran largos.
Era simpático y jaranero.
Le gustaba mucho bailar y leer poesía,
también sobre Maceo, Martí...
Se distinguía por ser caballeroso y respetuoso tanto con superiores como con subordinados.
No sabía fingir.
No le agradaba sentarse ante un buró.
Era organizado, ordenado y cuidadoso
con sus papeles y documentos.
Mantenía su uniforme limpio.
Sabía tomar las decisiones adecuadas
y hacerlas cumplir.
No aceptaba excusas por lo mal hecho.
Castigaba de modo ejemplarizante las indisciplinas.
Se molestaba si no se cumplía lo ordenado por Fidel.
Su auditor Osvaldo Herrera describió
su audacia en la Sierra Maestra con estos versos
del poeta español José de Espronceda:
Y si muero: ¿qué es la vida?
por perdida ya la di,
cuando el yugo del esclavo
como un bravo sacudí.
Así era el Señor de la Vanguardia

Fuentes