Baptisterio de Neón

Baptisterio Neoniano
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
PaísItalia
TipoPatrimonio de la Humanidad

El Baptisterio Neoniano es el más antiguo de los ocho edificios declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en la ciudad de Rávena. Su nombre se deriva del Obispo Neon, quien terminó su construcción y decoración a finales del siglo V de nuestra era.

El baptisterio Neoniano es, sin duda, un ejemplo perfecto de la funcionalidad de las edificaciones del primer cristianismo y una espléndida muestra de la decoración musivárica tan arraigada en la ciudad de Rávena.

Historia

El diseño inicial del edificio fue obra de otro obispo, Urso, a finales del siglo IV y formaba parte del conjunto catedralicio que levantó en la zona perimetral de la ciudad. El baptisterio es conocido también con el apelativo de Ortodoxo, para diferenciarlo del otro baptisterio de Rávena, el Arriano.

Arquitectura

La arquitectura del edificio, como su decoración se ajustan a las características del primer arte cristiano en evolución. La planta tiene forma octogonal y sus ocho lados eran un poderoso símbolo para los primeros cristianos. Su exterior, de ladrillo es muy sobrio. Su única decoración se relega a galerías de arquerías ciegas sobre la línea de las ventanas. Los dos accesos originales, al sur y al oeste, atendían, al igual que la planta, a la simbología propia del rito que en él se celebraba: el bautismo.

En el interior, el espacio central de la planta está ocupado por la pila bautismal. La actual data de la edad media. Pero, las excavaciones realizadas en el edificio han demostrado que la pila original tenía unas dimensiones similares y se situaba un poco por debajo del nivel del suelo original. Además, al estar el baptisterio edificado sobre unos antiguos baños romanos, se cree que la pila primitiva contaba con una circulación constante de agua.

La zona superior del relieve ha sufrido varias restauraciones. En el siglo XIX se añadió un platillo con el que San Juan bautiza a Cristo.

La cúpula

Sus mosaicos representan, en tres registros sucesivos y descendentes, el Bautismo de Cristo en el río Jordán en el centro; una procesión de los doce Apóstoles, portando coronas, guiados por San Pedro y San Pablo en el registro siguiente; y, finalmente, una sucesión de tronos y altares. El programa iconográfico viene marcado por el propio ritual del bautismo que aquí se celebraba. En el momento en el que el neófito se sumergía en la pila bautismal, tenía ante su vista el Bautismo de Cristo. San Juan aparece derramando el agua del río Jordán sobre la cabeza de un Cristo completamente desnudo y parcialmente sumergido en las aguas del río, mientras el Espíritu Santo desciende de los Cielos. Junto a ellos aparece también la personificación del propio río Jordán. Las coronas de los Apóstoles, en el siguiente nivel, nos hablan de los dones otorgados por Dios a sus fieles, precisamente los mismos que los neófitos recibirían con el bautismo. Al mismo tiempo, los Apóstoles se convierten en intermediarios entre Cristo y su Iglesia. Finalmente, en la zona más baja, mediante los tronos y los altares, elementos relacionados con el poder episcopal, se hace referencia a la comunidad de la Iglesia a la que acaba de unirse al recién bautizado.

Fuentes