Batalla de Eylua

Batalla de Eylua
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Batalla de Eylau. Tuvo lugar entre el 7 y el 8 de febrero de 1807, y fue un sangriento choque entre las fuerzas del Emperador Napoleón I de Francia y la mayor parte del ejército ruso bajo el mando del general Bennigsen.

Eylau fue la primera prueba seria para la Grande Armée, la cual había demolido literalmente en las dos campañas anteriores los ejércitos de las grandes potencias europeas en la batalla de Austerlitz (Austria, diciembre de 1805) y en la batalla de Jena-Auerstädt (Prusia, octubre de 1806).

Antecedentes

Tras la derrota de los ejércitos prusianos en las batallas simultáneas de Jena y Auerstädt a finales de octubre de 1806, parecía que la guerra de la Cuarta Coalición llegaba a su fin. Sin embargo, la toma de Berlín y la aniquilación de los ejércitos prusianos no condujeron a la paz, sino que los rusos mantuvieron su apoyo a los prusianos y éstos, a su vez, decidieron continuar con la lucha. Es en este caso donde se denota que Napoleón no pudo conseguir una victoria “perfecta” como en Austerlitz y, por lo tanto, tendría que pasar otros seis largos meses de dura campaña de invierno antes de que Prusia se viera obligada a firmar la paz con “El Pequeño Cabo”.

Primeros enfrentamientos

Con el amanecer llegaron las primeras luces, aunque poco calor y casi nada de visibilidad: las densas nubes de tormenta continuaron durante todo el día. Las fuerzas enemigas ocupaban dos crestas paralelas, y poco después de las 8:00 iniciaron el duelo de artillería, donde los franceses, pese a contar con menos de la mitad de piezas que sus oponentes, tuvieron la mejor parte debido sobre todo a la mayor dispersión de sus tropas. Sin fuerzas para desarrollar un plan mejor, Napoleón ordenó el segundo día a la infantería que lucharan en un ataque frontal dirigido por Soult y apoyado por tanta artillería como pudieran reunir. Seguro de que sería costoso, lo había calculado para ralentizar el ataque ruso hasta que la infantería de Davout tuviera tiempo de llegar por la derecha.

En respuesta, Bennigsen lanzó un gran ataque sobre el flanco izquierdo francés, que pronto obligó a las sobrepasadas fuerzas de Soult a retroceder, y una serie de acciones de la caballería contra la vanguardia de Davout, que comenzaban a llegar muy por la derecha. Con la derrota ya a la vista, Napoleón no tenía otro recurso que emplear la mayoría de sus fuerzas de reserva, el séptimo de infantería de Augereau, uniéndole la división de San Hilario y arrojándolos sobre el flanco izquierdo ruso con la intención de permitir a Davout el despliegue y reducir la presión sobre el flanco opuesto. Augereau se encontraba muy enfermo, y tuvo que ser ayudado a subir a su caballo. Puede que por ello empleara una compleja formación que pronto se vio irremisiblemente perdida en la nieve. El séptimo cuerpo viró y avanzó hacia el centro del ejército ruso, llegando bajo el fuego de la cegadora artillería francesa, y encontrándose directamente enfrente de las masivas baterías rusas con 70 cañones. Mientras tanto, la división de San Hilario avanzando en la dirección apropiada, no consiguió tener mucho efecto.

Las tropas de Augereau fueron prácticamente barridas. Bennigsen consiguió la completa ventaja del combate, cayendo sobre la división de Saint-Hilaire con más caballería y conduciendo a su infantería de reserva al ataque del devastado centro francés. Augereau y los tres o cuatrocientos supervivientes volvieron a Eylau, donde fueron atacados por casi 5.000 infantes rusos. En un momento dado, el mismo Napoleón, usando la torre de la iglesia como puesto de mando, estuvo a punto de ser capturado, pero los miembros de su equipo personal sostuvieron a los rusos el tiempo justo para que las brigadas de la Guardia Imperial llegaran a socorrerlos.

Con el centro casi roto, Napoleón recurrió a una jugada desesperada, ordenando una carga frontal por Murat y sus 11.000 efectivos de caballería de reserva, asistidos por la Guardia Imperial, el último cuerpo ileso que quedaba de las tropas francesas.

La Caballería de Murat

Así se inició una de las más grandes cargas de caballería jamás recordadas. Los escuadrones de Murat barrieron a la infantería rusa alrededor de Eylau, y luego se dividieron en dos alas. Una cargó contra el flanco de la caballería rusa que atacaba a la división de San Hilario, y la otra sobre la infantería rusa en el área donde las tropas de Augereau se habían hecho fuertes. No contentos con estos dos fuertes vendavales, la caballería se reagrupó y cargó derecha contra el centro ruso, volvió a reagruparse, girar y atacar de nuevo, cargando contra los cañoneros que habían destruido al séptimo cuerpo, antes de retirarse bajo la protección de la caballería de la Guardia Imperial. Murat perdió 1.500 soldados de caballería bien entrenados, pero aliviaron la presión sobre Augereau, Saint-Hilaire y Soult, y evitaron la victoria rusa el tiempo suficiente para permitir a Davout tomar parte en la batalla.

Nunca antes la caballería francesa había tenido tanta relevancia. En parte, esto se debió a que, en primer lugar, los hombres de Murat iban montados sobre algunos de los mejores caballos de Europa, recientemente requisados tras el saqueo de la conquista de Prusia. Las tropas de Davout se encontraban ahora en posición para empezar a aplicar una fuerte presión sobre el ala derecha rusa. A pesar del importante desgarro en el centro de las filas rusas, Napoleón declinó continuar tras las cargas de Murat con un avance de la Guardia. Un movimiento como éste podría haberle dado la victoria en la batalla, pero Napoleón estaba bien prevenido sobre los 9.000 prusianos que, bajo el mando de L'Estocq, se encontraban aún sin entrar en combate, y sabiamente, decidió retener a la Guardia como reserva. Durante la tarde, Soult, Augereau y Murat trataban de mantener las posiciones mientras Davout, asistido por la Saint-Hilaire, doblegaban una y otra vez a los rusos y les hacían retroceder. A las 15:30, parecía que la cohesión del ejército ruso estaba a punto de romperse.

Consecuencias

La batalla de Eylau finalizó sin resultados claros. Los costes humanos fueron grandes, no obstante, la máquina de propaganada de Napoleón intentó disimular las bajas hasta un número de 1.900 muertos y casi 6.000 heridos. Sin embargo, hasta las cifras más moderadas sitúan el número de bajas no inferiores a las 10.000. Nunca se sabrá con exactitud el número de fallecidos totales por parte de Francia, pero podrían a acercarse a las 25.000 muertes. Los rusos, por su parte, perdieron cerca de 15.000 contando, además, las bajas prusianas de Lestocq. La batalla de Eylau se recuerda como una de las más sangrientas de las Guerras Napoleónicas que, aunque con un duro golpe recibido, los franceses, se adueñaron del campo de batalla. Napoleón, consciente de la terrible lección que acababa de soportar, se dirigió al mariscal Soult de la siguiente manera: Mariscal, los rusos nos han hecho mucho daño, a lo que Soult dijo: Y nosotros a ellos, nuestras balas no eran de algodón.

Fuente

http://legadohistoria.blogspot.com/2015/09/la-batalla-de-eylau.html

https://archivoshistoria.com/2017/02/17/la-batalla-de-eylau-1807-una-de-las-mayores-cargas-de-caballeria-de-la-historia/

http://www.ordendebatalla.org/blog/2015/02/08/la-batalla-de-eylau/

http://www.artehistoria.com/v2/obras/7053.htm