Batalla de Omdurmán

Batalla de Omdurmán
Información sobre la plantilla
Batalla de Omdurman.jpg
Recreación de la Batalla
Fecha:2 de septiembre de 1898
Lugar:Omdurmán, cerca de Jartum (Sudán)
Descripción:
Batalla en la cual se enfrento el ejército anglo-egipcio comandado por el general británico Horatio Kitchener con el ejército de Abdallahi ibn Muhammad, sucesor del autoproclamado Mahdi Muhammad Ahmad, en Omdurmán, Sudán.
Resultado:
Victoria aplastante para las tropas anglo-egipcias, el enfrentamiento armado demostró la superioridad de la disciplina y la tecnología militar europeas, gracias al uso de fusiles y artillería contra un ejército muy numeroso pero con armamento totalmente arcaico. La batalla selló el éxito de los británicos en su intento por reconquistar Sudán, aunque no sería hasta la Batalla de Umm Diwaykarat, un año después, cuando los mahdistas serían totalmente derrotados. Omdurmán es hoy un suburbio de Jartum, en el centro de Sudán, aunque en su día fue elegida como base de operaciones por el Mahdi Muhammad Ahmad.
Consecuencias:
La batalla de Omdurmán fue la primera acción de envergadura en la que tomó parte Winston Churchill (antes había servido como observador extranjero durante la Guerra en Cuba). Al igual que el propio Kitchener y muchos de los británicos que participaron en la batalla, Churchill pondría en práctica lo aprendido durante la rebelión mahdista en la futura Guerra de los Bóers en Sudáfrica, cuando alcanzó notoriedad por primera vez.
País(es) involucrado(s)
*Sudán mahdista
Líderes:
Comandantes
  • Horatio Kitchener
  • Abdullah al Taashi
  • Batalla de Omdurmán. Realizada el 2 de septiembre de 1898, contienda en la que se enfrento el ejército anglo-egipcio comandado por el general británico Horatio Kitchener contra el ejército de Abdallahi ibn Muhammad, sucesor del autoproclamado Mahdi Muhammad Ahmad, en Omdurmán, Sudán.

    Desarrollo de los hechos

    Planes de invasión del ejercito egipcio

    Los planes de Herbert Kitchener, sirdar (comandante) del ejército egipcio, eran tomar Omdurmán, capital derviche con el objetivo de garantizar el control de todo el valle del Nilo. Esta estuvo formada por recursos y refuerzo británicos, aunque continuó siendo egipcia, estando en ella dos tercios de dinero y hombres los cuales procedían de Egipto.

    El ejercito contaba con excelentes batallones reclutados entre los nativos del Sudán, que odiaban a los derviches. Como comandante de tropa en servicio, Kitchener carecía de experiencia, pero era un oficial de talento, dotado para la organización y la administración. Aunque lo apoderaba el temor de no poder derrotar al enemigo en su terreno, ya que la contienda tendría lugar en pleno desierto y lejos de las líneas de aprovisionamiento.

    Dudas que posteriormente erradico en su totalidad gracias al río Nilo el cual aportó algunas soluciones a este problema, las tropas y el material se transportarían con facilidad, en barco, hasta la primera catarata de Quadi Halfa, a 800 kilómetros al sur de El Cairo. Pero a partir de allí el río se dirigía al oeste y se alejaba por tanto de Jartum.

    Tras este inconveniente Kitchener decidió construir una línea férrea. Esto en principio fue rechazado por irrealizable, pero no contaron con la voluntad del sidar. Esta línea fue construida por los indígenas, bajo la dirección de un especialista, el canadiense francófono Edouard Girouard, la cual avanzó a un asombroso ritmo de 2 kilómetros por día. Al terminar el año 1897 la línea llegaba a la confluencia del Nilo y de Atbara, y solo se requerían seis horas para llevar a Ouadi Halfa, hombres, caballos y material.

    Esta línea garantizo el flujo constante de provisiones, refuerzos y secciones prefabricadas de los buques de vapor que otorgaron a Kitchener el control absoluto del Nilo y de sus orillas, a que la crecida estacional del río permitían cruzar las cataratas. Mientras el gruesos del ejército egipcio y una brigada británica llegaban a Atbara, el califa envió al emir Mahmoud con 16.000 hombres a hostigar a los invasores.

    Este jefe derviche permanecía con su ejército a 320 km. al sur, a la orilla del Nilo opuesta a Jartum. En Atbara, el 8 de abril de 1898, Mahmoud instaló su campamento a pocos kilómetros de la base anglo-egipcia. Kitchener al poco tiempo desencadenó un violento bombardeo, seguido de un ataque de la infantería. Los derviches se enfurecieron, pero dejaron sobre el campo millares de muertos, heridos y 400 prisioneros entre ellos el propio Mahmoud. posteriormente los derviches no ofrecieron apenas resistencia cuando el ejército anglo-egipcio avanzaba por el río. El califa se lo jugó todo a una carta en una gran batalla librada frente a su capital. Asegurada la cabeza de puente, Kitchener por su parte se proveyó en las reservas las cuales hizo venir con refuerzos y cañoneras para dominar el Nilo, entre Atbara y Jartum.

    Batalla de Omdurmán

    Tras los acontecimientos los invasores llegaron a las llanuras que se extienden ante Omdurmán, en la orilla oeste del Nilo, el 1 de septiembre. Este ejército disponía de 25.000 hombres, de una batería de ametralladoras Maxim, de 46 piezas artilleras y de 10 cañoneras bien equipadas.

    Los nativos aseguraron la orilla este; la artillería y los cañoneros bombardearon la ciudad y sus defensas. Un gran ejército derviche de 50.000 hombres ocupó el campo y Kitchener decidió proteger a sus fuerzas por la noche con un gran campamento semicircular que daba al río, junto a las embarcaciones, con una zariba (muralla de espinos) en el lado del desierto. Un ataque nocturno habría reducido la ventaja de la potencia de fuego aliada y habría proporcionado a los derviches su mejor oportunidad de romper la zariba, pero la batalla comenzó con las primeras luces del alba.

    Etapas de la batalla

    Primera etapa

    Las fuerzas principales de Kitchener protagonizaron un enfrentamiento defensivo desde el interior de la zariba, la línea formaba un ángulo obtuso, el orden de las brigadas y batallones, formando desde la izquierda, Lyttelton con la 2ª británica (Brigada del Rifle, Fusiliers Lancashire, Northumberland Fusiliers y Granaderos de la Guardia), Wauchope con la 1ª británica (Warwicks, Seaforths, Camerons y Lincolns), Maxwell con la 2ª egipcia ( 12, 13 y 14ª sudanesas y 8ª en apoyo de los egipcios).

    Aquí llegó el punto del ángulo, a la derecha Macdonald con la 1ª egipcia ( 9, 10 y 11ª sudanesas y la 2ª egipcia), Lewis con la 3ª egipcia (3ª, 4ª, 7ª y 15ª egipcias) en columna sobre el flanco derecho, Collison con la 4ª Brigada egipcia (1ª, 5ª, 17ª y 18ª egipcias) estaba en reserva en el pueblo y en el extremo izquierdo la 32ª Batería de Campo, la caballería de Broadwood a la derecha, con los Kerreri Hills y los cuerpos de camellos egipcios y a la izquierda en 21º de Lanceros.

    Segunda etapa

    Salieron y avanzaron sobre Omdurmán y cortaron la retirada de los derviches ( a Kitchener le ponía especialmente nervioso la idea de luchar en las calles de una ciudad hostil). La primera fase estuvo dominada por la potencia de fuego anglo-egipcia cuando la infantería enemiga cargó contra todo el perímetro de la llanura. La artillería de Kitchener, 80 piezas (incluidas las de los cañoneros), inició el fuego, a las 4,30 horas de la mañana, con metralla a 2.750 metros, las ametralladoras Maxim a 1.650 metros y los fusiles de la infantería, los nuevos Lee-Metford, que enviaron una lluvia de balas dumdum (estas balas que explosionaban al hacer impacto, las cuales causaban terribles heridas internas y fueron prohibidas en 1901-1902, por la Convención de Ginebra a 1.370 metros.

    Los batallones egipcios contaban con el fusil Martini-Henri, los ingleses con el fusil Lee-Metford de repetición sin humo. Los derviches estaban armados con lanzas y algunos fusiles Remington y Martini-Henri de un solo tiro, apenas tenían artillería, carecían de cañones y aunque poseían un valor fanático, no pudieron resistir el fuego devastador de los británicos. Pocos derviches sobrevivieron dentro de los 270 metros del perímetro, y ninguno llegó al mismo. Churchill. El único contratiempo de los aliados fue que la caballería y los cuerpos de camellos, situados fuera de la zariba, hacia Kerreri Hills, fueron conducidos más al norte por la caballería derviche, pero la intervención de los cañoneros los salvó del desastre.

    A las 8,30 horas de la mañana, los derviches estaban derrotados La aniquilación de las cargas derviches convenció a Kitchener a salir del perímetro y avanzar sobre Omdurmán a fin de cortar la retirada a los enemigos que quedaban. En esta segunda fase, sus fuerzas tuvieron más pérdidas y se enfrentaron a serios contratiempos; además, se encontraban demasiado lejos para recibir el apoyo de los cañoneros. Kitchener subestimó las reservas del califa, a la espera tras las montañas. La carga de los lanceros del escuadrón XXI, a pesar de los éxitos, resultó innecesaria y cara; diversas bajas entre hombres y caballos dejaron la unidad inservible para su cometido.

    Churchill participó así en la última carga de la caballería clásica. En dos minutos, para conseguir solo 60 derviches muertos y numerosos heridos, el 21º de Lanceros perdió 5 oficiales, 66 soldados y 119 caballos. El abandono de la formación escalonada estándar ante las prisas por entrar en la ciudad dejó a la 2º Brigada sudanesa, mandada por el coronel Héctor MacDonald, expuesta en el flanco noroeste del avance.

    Fue atacada por las fuerzas del califa desde el oeste y después por los derviches que regresaban desde el norte . Fighting Mac rea lineó a su brigada orientada al oeste y después al norte, mientras todavía era atacada, y respondió a los asaltos hasta verse liberada. Kitchener intentaba situar a su ejército en formación de combate cuando otra masa de unos 20.000 derviches se abatió sobre los batallones de Macdonald .

    Éste dirigió tranquilamente la maniobra de sus soldados de infantería indígena para hacer frente a los ataques procedentes del norte , del oeste y del sur . Cuando los hombres de Macdonald estuvieron protegidos por el regimiento de Linconlnshire, muchos de ellos habían agotado sus municiones y otros apenas contaban con un puñado de balas. Quedó fuera de duda que la competencia y el valor de Macdonald salvaron a los hombres de Kitchener de un terrible combate cuerpo a cuerpo que habría producido grandes pérdidas en sus hombres e incluso quizás la derrota.

    De nuevo, el peso de la potencia de fuego occidental se impuso sobre las cargas masivas de los nativos, en su mayoría lanceros, a pesar de su valentía. Las fuerzas restantes del califa se retiraron del campo de batalla y la marcha aliada sobre Omdurman llegó su fin. La ciudad fue ocupada sin apenas resistencia mientras los derviches que huían seguían arrasando lo que encontraban a su paso. El califa no fue apresado hasta el año siguiente. El Daily Mail dijo que había sido “ una ejecución más que una batalla” El ejército anglo-egipcio había perdido unos 500 hombres por 11.000 muertos y heridos de los derviches.

    Consecuencias

    Esta victoria abrumadora marcó el abismo existente entre las armas occidentales y las nativas, y sus respectivas tácticas. Las cargas masivas derviches sólo intensificaron el efecto de la potencia de fuego de los aliados. Esta batalla vino a ser un preludio de lo que ocurriría 16 años más tarde en la Primera Guerra Mundial, se demostró que las cargas frontales de personal en descubierto (ni aún con armas de apoyo, como la historia se encargaría de demostrar) nada pueden contra fuerzas preparadas y dotadas de artillería y armas de tiro rápido, como fueron en este caso las ametralladoras británicas.

    Esto que puede parecer un contrasentido, no había sido comprendido por los círculos militares oficiales, de hechos los ejércitos seguían batiéndose en campo abierto, prácticamente a horas acordadas y con las tropas avanzando en orden cerrado o casi; en decir en este sentido poco se había avanzado desde la antigüedad.

    Una vez borrado el imperio de Adua, los europeos habrían pasado a parecer invencibles en África. Desde el punto de vista de la táctica , las consecuencias fueron decisivas para el control británico de todo el valle del Nilo; en enero de 1899 el cónsul general británico y el primer mandatario egipcio firmaron un acuerdo en virtud del cual Sudán fue declarado un condominio anglo-egipcio, cuyo gobernador sería nombrado por el Jedive a instancias del gobierno de Su Majestad.

    La fuerza expedicionaria francesa de Marchand, que anteriormente llego a Fashoda, tuvo que enfrentarse a las fuerzas de Kitchener. Después de algunos días de tensión internacional, París aceptó retirarse y ceder el control del valle del Nilo a los británicos. El sueño de una África oriental británica estaba más cerca de ser un hecho. La victoria fue recibida con mucho júbilo en Inglaterra y Kitchener pasó a ser un héroe nacional

    Véase también

    Fuentes

    Bibliografía

    • Grandes Batallas del Mundo, por John Mac Donadd, Ediciones Folio, Barcelona, 1997.
    • La Guerra del Nilo: crónica de la reconquista del Sudán, Por W.S. Churchill, Madrid, Turner, 2003.
    • Kitchener, The Road of Omdurman, por J. Pollock, Londres, 1998. (En ingles)
    • Sudán, The Reconquest Reappraiser, por E.M. Spiers Londres, 1998.(En ingles)
    • With Kitchener to Khartum, por G.W. Steevens, Londres 1898.(En ingles)
    • Life of Lord Kitchener, vol. I , por G. Arthur, London ,1920.(En ingles)