Batalla de Poitiers

Batalla de Poitiers 1356
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Parte de Guerra de los Cien Años
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Fecha 19 de septiembre de 1356
Lugar Bandera de Francia Francia
Territorio PoitiersBandera de Francia Francia
Comandantes
Príncipe de Gales o Príncipe Negro Bandera de Inglaterra Inglaterra Juan II de Francia Bandera de Francia Francia


La Batalla de Poitiers tuvo lugar en el marco de la Guerra de los Cien Años, el 19 de septiembre de 1356, cerca de la ciudad de Poitiers, Francia. Fue librada entre el ejército inglés, bajo el mando de Eduardo, Príncipe de Gales, conocido como el Príncipe Negro, y el ejército francés, comandado por el rey Juan II de Francia.

Antecedentes

Entre 1346 y 1355 las dificultades económicas y la propagación de la Peste negra disminuyeron mucho la tensión de la guerra. Sin embargo, Eduardo III culminó sus victorias derrotando a una flota castellana en Winchelsea, respuesta a la inclinación francófila adoptada por Castilla a finales del reinado de Alfonso XI.

En 1350 murió Felipe VI dejando a Francia derrotada y sumida en una profunda crisis interna. Político mediocre y exaltado defensor de la caballería, Juan II el Bueno no era la persona adecuada para resolver la gran crisis militar, política, económica y demográfica que padecía Francia, aunque al principio tomó decisiones prometedoras, como la reforma del ejército y la fundación de la Orden de la Estrella.

Los ingleses aprovecharon la muerte del rey para atacar a los franceses. Emplearon la técnica conocida como las cabalgadas, un tipo de incursión realizada por fuerzas a caballo, que castigaba especialmente a la población civil. Los ingleses desembarcaban, se internaban en los campos de la Francia septentrional, incendiaban las cosechas, mataban a los hombres de las aldeas y luego retrocedían rápidamente hacia sus bases en la costa, dejando a la población a merced del hambre y las enfermedades. Los ejércitos franceses, más pesados, lentos, torpes y difíciles de maniobrar, no podían ofrecer una resistencia adecuada a esta maniobra de la Edad Media.

Después de la caída de Calais al Inglés en 1347, Eduardo III de Inglaterra lanzó incursiones en el interior francés según iba sintiendo la debilidad francesa. Eduardo, el Príncipe Negro tomó su fuerza montada en Artois, mientras que Henry de Grosmont, primer Duque de Lancaster quemó Fauquembergues completamente.

Poco después, Eduardo III decidió llevar una gran cabalgada con todo su ejército en el corazón de Francia desde Calais a principios de septiembre. Sin embargo, la fecha de inicio llegó y pasó, porque mientras que la moral era alta, sus fuerzas estaban tan agotadas como las francesas. Se acordó una tregua en ese mismo mes, lo que decepcionó a algunos en su ejército que estaban ávidos de botín.

Resumen de la batalla

Mapa de Francia con las cabalgadas inglesas

Para la batalla, Eduardo tomó una posición defensiva, alineando a sus tropas de espaldas a un denso bosque para tener la retaguardia bien protegida. Su principal ventaja fue sus diestros arqueros armados con el célebre arco inglés que cubría una gran distancia. La contienda comenzó con una pequeña carga de caballería francesa, al ver esto, Eduardo ordenó a su caballería simular una huida hacia el flanco izquierdo. Cuando los franceses interpretaron esto como una retirada, Juan envió a toda su caballería en forma masiva.

Los arqueros ingleses, ubicados a la orilla del bosque, lanzaron una densa lluvia de flechas sobre la caballería francesa que cargaba lentamente. Aunque la armadura de los caballeros franceses era invulnerable a las flechas inglesas, las armaduras de los caballos eran ligeras y sobre los lados y atrás estaban desprotegidos. Sabiendo esto, los arqueros ingleses y galeses se movieron hacia los flancos de la caballería enemiga y acribillaron a los animales. Los resultados fueron devastadores. El Delfín Carlos, hijo de Juan, intentó defender a los caballos efectuando un ataque de infantería, enzarzándose en una lucha encarnizada hasta ser obligado a retroceder para reagruparse. La siguiente oleada de infantería bajo el duque de Orleans, viendo que los hombres del Delfín no atacaban de nuevo, volvió la espalda al enemigo y se dio a la fuga.

El rey de Francia decidió tomar el mando ante los resultados adversos, ordenando que la retaguardia trajera nuevos caballos para proseguir la lucha. Mientras tanto los arqueros ingleses se quedaban sin flechas. El momento definitorio del combate llegó cuando el Príncipe Negro hizo entrar en acción a la reserva móvil que había ocultado en los bosques. Estas tropas fueron capaces de rodear y atacar a los franceses por los flancos y la retaguardia, formando una bolsa. Los franceses, aterrorizados al verse rodeados, intentaron huir, y el rey Juan fue capturado de inmediato por los ingleses. Después de cuatro años de cautiverio y luego de la firma del Tratado de Brétigny en 1360, el rey francés Juan II fue liberado tras el pago de tres millones de coronas de oro.

Secuelas

La derrota no es sólo una catástrofe militar, sino una hecatombe económica. Francia tiene que pagar los rescates de los prisioneros, que se elevan a dos años del presupuesto nacional. El rey Juan, incapaz de pagar, morirá prisionero en Inglaterra.

El Delfín, enfermizo y desprestigiado en Poitiers, tuvo que enfrentarse entre octubre de 1356 y mediados de 1358 a una crisis abiertamente revolucionaria que puso a prueba la estabilidad de la monarquía francesa. Al control del gobierno real por los Estados Generales de Languedoïl y Languedoc, los estragos causados por las bandas descontroladas de routiers y la liberación y las maniobras de Carlos II de Navarra, se sumaron la insurrección de los burgueses de París encabezados por el funcionario público de mercaderes Etienne Marcel y el estallido en el noreste de la revuelta campesina de la Jacquerie. La victoria final del hábil Delfín se debió a que se enfrentaba a fuerzas y poderes locales reflejo del regionalismo de Francia con intereses totalmente diferentes. Superadas estas conmociones internas, el agotamiento de ambas partes condujo a los acuerdos de Brétigny-Calais. Eduardo III renunció a sus pretensiones al trono de Francia a cambio de extensos territorios.

La batalla de Poitiers de 1356 fue la segunda gran victoria inglesa en esa larga contienda bélica, siendo la Batalla de Crecy la primera, y fue un premio a la gran estrategia defensiva implementada por el Príncipe Negro, así llamado por el color de su armadura, y quien era hijo mayor del rey inglés Eduardo III.

Fuentes