Batalla de Soor (Chequia, 1745)

Batalla de Soor
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Parte de Guerra de la sucesión austríaca
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Fecha 30 de septiembre 1745
Lugar Bohemia, República checa
Resultado Victoria prusiana
Beligerantes
Bandera de Prusia Prusia Bandera de Austria Austria
Comandantes
Frederick von Schwerin Príncipe Charles Alexander de Lorena
Fuerzas en combate
19.000 hombres 32.000 hombres
Bajas
3911 hombres, 856 de ellos muertos. 4.500 entre muertos y heridos, 3.000 capturaron

Batalla de SoorRealizada el 30 de septiembre de 1745. Contienda en la cual se enfrentaron las tropas de Frederico El Grande y el príncipe Charles Alexander de Lorena.

Acontecimientos previos

La victoria de los prusianos en Hohenfriedberg, el 4 de junio, no supuso un resultado definitivo para la campaña de 1745. Tal vez el rey de Prusia consideró que los austriacos habían recibido suficiente castigo y que no volverían a preocuparse por Silesia durante una larga temporada. Tal vez no se vio con fuerzas para perseguir al ejército austro sajón en fuga y aniquilarlo.

En los meses que siguieron a la batalla, entre junio y septiembre, la estrategia de Federico fue simple y conservadora. Una vez que el enemigo había vuelto a sus bases de Bohemia, el ejército prusiano lo siguió a una distancia prudencial y procurando siempre vivir del campo enemigo. Los caballos agotaban los pastos allí por donde pasaban, ahorrando forraje propio.

A finales de septiembre Federico II consideró que era hora de volver a cruzar los Montes de los Gigantes, la barrera natural entre Bohemia y Silesia, pretendiendo dar fin así a la campaña. Aunque el Archiduque Carlos había demostrado ya en dos ocasiones no ser rival para un Federico II que tampoco estaba aún en la cúspide de su genio estratégico y táctico, esta vez se le presentaba la ocasión de devolver con creces todos los golpes recibidos.

Situación estratégica

Pocos días después de volver a cruzar el río Elba y antes de internarse en las montañas, los prusianos acamparon en las cercanías de Soor. El reconocimiento austriaco demostró pronto que Federico II había cometido dos errores al instalar su campamento: Federico había dejado desguarnecida una loma, llamada Graner-Koppe que dominaba todo el campamento, y a la que se podía acceder sin ser visto a través de un espeso bosque, y además el flanco derecho de su campamento lindaba con una depresión cenagosa.

Batalla

En la noche del 29 al 30 de septiembre los austriacos iniciaron la marcha a través del bosque, para aparecer súbitamente en el Graner-Koppe y el campo abierto que se extendía al sur de esta loma. En el Graner Koppe tomaron posiciones dies batallones de infantería, quince compañías de granaderos, treinta escuadrones de coraceros y dragones, quince compañías de carabineros y granaderos a caballo, y 16 piezas de artillería pesada 12 libras o más.

Los prusianos, literalmente, no se habían enterado de nada de lo que estaba sucediendo en torno suyo. La misma niebla que impidió a los austriacos atacar de inmediato una vez ocupado el Graner-Koppe ocultó sus movimientos de forma efectiva.

El ejército de Carlos de Lorena contaba con unos 40.000 hombres. Federico había dividido el ejército en varios destacamentos para volver a Silesia y lo último que esperaba era que los austriacos atacaran de nuevo. Así, al amanecer del día 30 se vió en una posición táctica mala, y con un enemigo que había tomado la iniciativa y además le duplicaba en número.

A las 5:30 del 30 de septiembre Federico II estaba en su tienda departiendo con sus generales, cuando tuvo el primer aviso del peligro que corría todo el ejército. Ordenó tocar generala y cabalgó con el Príncipe Leopoldo para examinar la situación por sí mismo. “Si los austriacos no me vencen, ¡no lo lograrán nunca!”, dice el rey. El marqués de Valori se admiró de la facilidad con la que entraban en formación los batallones y escuadrones prusianos.

Federico ordenó al ejército girar al sureste del pueblo de Burkersdorf y encarar el Graner-Koppe, a fin de presentar una línea paralela a la del enemigo. El ala derecha debería entrar en combate y el centro y el ala izquierda permanecerían en reserva. A las 8 de la mañana la maniobra estaba completada.

El combate comenzó con un bombardeo de la artillería austriaca contra las columnas de caballería prusiana que se desplazaban hacia el Graner-Koppe. No sin sufrir pérdidas, los escuadrones prusianos tomaron posiciones. La idea era que los regimientos de coraceros Gens d´armes y Buddenbrock atacasen el flanco norte del Graner Koppe, para lo que serían apoyados por el escuadrón de coraceros de la Guardia Real (Garde du Corps), y dos regimientos de coraceros junto con otro de dragones, un total de 26 escuadrones.

La maniobra resultó complicada, puesto que si bien la caballería prusiana salió del campo de tiro de los cañones austriacos, se encontró con que el acceso a la loma era una pendiente muy elevada, que solamente se pudo salvar en orden gracias a la disciplina de la caballería prusiana.

De manera incomprensible, los 45 escuadrones austriacos que se hallaban en la loma no cargaron de inmediato contra la caballería prusiana, inferior en número y cabalgando cuesta arriba, y se limitaron a recibir una violenta carga de los prusianos con fuego de pistolas y carabinas. El empuje de la carga dispersó a la caballería austriaca que salió huyendo hacia el bosque de las inmediaciones de la loma. La infantería austriaca se mostró más competente y recibió con un nutrido fuego a los jinetes enemigos.

Entretanto la infantería prusiana asaltaba el otro extremo de la loma. Recibidos con un terrible fuego de fusilería y artillería, los tres batallones de granaderos y el regimiento de Anhalt una rareza en el ejército prusiano, pues contaba con tres batallones en lugar de dos, como todos los demás regimientos fueron poco menos que masacrados en el ataque a campo abierto. El Príncipe Alberto de Brunswick, cuñado de Federico II, murió al frente de sus granaderos, Los supervivientes fueron dispersados por cinco compañías de granaderos austriacos, que cargaron colina abajo gritando “Es lebe Maria Theresa!!”

Sin embargo, la segunda línea de infantería del ala derecha, regimientos 17, 23 y el batallón de granaderos 13/37, junto con los supervivientes del primer ataque fallido, finalmente consiguieron tomar la loma. Las baterías austriacas, tapadas por sus propios granaderos, fueron finalmente capturadas.

Sin una orden clara de avanzar, el centro y el ala izquierda prusianas se pusieron en marcha. De nuevo una batería austriaca amenazaba con detener el asalto. El Príncipe Fernando de Brunswick, bajando de su caballo, se puso al frente del regimiento de la Guardia a pie 15 y neutralizó la batería con un ataque a la bayoneta.

Los 30 escuadrones de caballería austriaca que se hallaban frente al ala izquierda prusiana no se mostraron mucho más competentes que sus compañeros del Graner-Koppe. Entretanto, los coraceros prusianos hacían 850 prisioneros sin oposición, mientras que el ejército austriaco al completo se retiraba desordenadamente hacía los bosques desde los que había avanzado. La batalla había durado poco más de cuatro horas. Carlos de Lorena, en una posición ventajosa y con el doble de fuerzas que el enemigo, había sido de nuevo derrotado. “Nunca un ejército había entablado una batalla con mejores auspicios y probabilidades de victoria”, escribió el teniente general austriaco Rothkirch.

Consecuencias

Las bajas prusianas fueron de 3.911 hombres, 856 de ellos muertos. Posiblemente, unos 3.750 tropa y 145 oficiales en total. Las bajas austriacas en 7.444 hombres, de ellos 7.200 tropa y 240 oficiales. Bajas prusianas que en proporción, son mucho mayores que en Hohenfriedberg. Como el mismo Federico II recordó años después, fue la batalla -hasta entonces- en la que tuvo una pugna más dura: “estuve metido en un buen aprieto”. Como le dijo al marqués de Valori, “en Hohenfriedberg combatí por Silesia, en Soor, por mi vida”.

Tras la batalla se descubrió que los austriacos habían producido un cierto desastre administrativo a los prusianos, ya que un grupo de húsares húngaros al mando del general Nádasti habían llegado hasta el equipaje del Rey, robando tiendas, vajillas de plata, flautas, Federico II era flautista aficionado, caballos, dinero... dejando al Rey con lo puesto prácticamente. El Rey especialmente sintió la pérdida de Biche, uno de sus lebreles. Supuso que los húsares enemigos lo habrían hecho pedazos.

Posteriores intentos de austriacos y sajones para retomar la iniciativa fracasaron, pero la campaña llegó a su fin efectivo con la derrota que les infligió en Kesselsdorf el Príncipe Leopold von Anhalt-Dessau, donde 25.000 sajones y 6.000 austriacos fueron puestos en fuga en un costoso asalto frontal 15 de diciembre.

El 25 de diciembre se firmó la paz en Dresde. María Teresa reconoció definitivamente la soberanía Prusiana sobre Silesia y el Condado de Glatz. A cambio, solamente obtuvo el voto prusiano para reconocer a su marido, Francisco, como emperador de Alemania. La guerra de Sucesión austriaca continuaría hasta 1748, pero ya sin participación prusiana.

Como curiosidad final, resultó que el lebrel Biche había sido hecho prisionero por los húsares del general Nádasti, que se lo regaló a su esposa. Ésta era reacia a devolver un perro capturado al Rey de Prusia, pero el asunto casi se convirtió en una de las condiciones del tratado de paz. Cuando el teniente general Rothenburg lo dejó entrar en el despacho del Rey y el animal se abalanzó sobre su cuello, Federico II empezó a llorar de alegría al ver a su mascota de nuevo con él.

Bibliografía

  • Frederick the Great: a military Life (Cristopher Duffy, Londres 1985)
  • María Teresa, emperatriz de Austria (Henry Vallotton, Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1966)
  • Chandler, David: El arte de la guerra en la edad de Marlborough. Spellmount limitado, (1990)