Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena (Sancti Spíritus)

Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena de Sancti Spíritus
Biblioteca Publica Provincial Ruben Martinez Villena Sancti Spiritus.JPG
Antigua Sociedad El Progreso, convertida hoy en biblioteca pública
PaísBandera de Cuba Cuba
TipoBiblioteca pública
ÁreaCultura
Fundación30 de diciembre de 1963
UbicaciónMáximo Gómez #1, Sancti Spíritus

Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena (Sancti Spíritus). Órgano rector metodológico del Sistema de Bibliotecas Públicas de Sancti Spíritus. Está ubicada en el casco histórico de la ciudad, frente al parque Serafín Sánchez, rodeada de importantes edificaciones históricas y culturales del municipio.

Génesis de la biblioteca pública

La introducción de la imprenta en la Villa de Sancti Spíritus y el auge de las sociedades de Instrucción y recreo, gremios y logias propiciaron la apertura de pequeñas bibliotecas a partir de la segunda mitad del siglo XIX. En su gran mayoría tuvieron una vida efímera y sólo accedían a ellas un determinado segmento de la población. A pesar de la constante preocupación de algunas personalidades de la época, la idea de una biblioteca pública no se materializó hasta el 10 de octubre de 1917.

Durante la etapa colonial existió en Cuba un movimiento bibliotecario, pero el resultado de su trabajo no pudo llegar a toda la población. Las bibliotecas tenían su asiento principal en las instituciones eclesiásticas, jurídicas y Asociaciones de Instrucción y Recreo. En Sancti Spíritus, específicamente los jesuitas y los franciscanos poseían en los conventos e iglesias incipientes bibliotecas con volúmenes, en su mayoría, religiosos.

El Tribunal de la Santa Inquisición obligó en 1780 a todo espirituano que poseyera libros no religiosos a entregarlos al tribunal inquisidor. La antigua Plaza de Armas fue habilitada para la quema de decenas de tomos de los más destacados filósofos, poetas y prosistas de la época.

Muchos años después, con la introducción de la Imprenta en la villa en 1834, se contribuye a despertar el interés por la lectura en ciertos sectores sociales que debido a su situación política y económica pueden tener acceso a los estudios; de alguna manera esto influye en la conformación de las bibliotecas familiares.

Primera biblioteca pública municipal

Con la aceptación de los servicios gratuitos por parte del señor Mamerto Marín Bravo para ocupar el cargo de bibliotecario municipal, es oficialmente inaugurada el 10 de octubre de 1917 la primera biblioteca pública municipal. Esta institución albergó valiosos documentos, tuvo la revista social Horizontes (1935) como órgano oficial, organizó certámenes infantiles y estimuló las donaciones populares. La demanda del presupuesto necesario para la adquisición de libros y estanterías que la enriquecieran careció de la suficiente atención de la alcaldía municipal, encargada de su subsidio. En tal sentido Segundo Marín García, en carta del 7 de mayo de 1933 dirigida al alcalde municipal expresa: "Que pude apreciar de cerca y repetidamente el estado de completo abandono en que se halló siempre la biblioteca pública, estado de abandono que siguió creciendo y en el que ha sido entregado este útil establecimiento de cultura."

Por ese tiempo la escuela Primaria Superior y el Instituto de Segunda Enseñanza cuentan con sendas bibliotecas. Este último tuvo la idea de hacer la suya circulante, lo que haría extensivas sus funciones culturales a todas las capas de la población; pero esto no pasó de ser un propósito.

Biblioteca Honorato del Castillo

No es hasta 1850 que el Ayuntamiento de Sancti Spíritus crea la biblioteca Honorato del Castillo para el uso del gobierno municipal. Más tarde, al fundarse la Sociedad Filarmónica espirituana, el 24 de julio de 1855, queda constituida en sus predios otra biblioteca, que a pesar del entusiasmo de sus precursores tiene una vida efímera.

Ayuntamiento municipal

Antiguo Ayuntamiento Municipal (foto tomada en el 2004)

Tan pronto se funda la sociedad El Progreso en junio de 1884, su directiva acuerda instalar una biblioteca. Sin embargo, en ese momento no se logra el trascendental propósito; sólo gracias al perseverante entusiasmo de una comisión que solicita libros, integrada por distinguidos socios, se reciben de otros pueblos de la isla importantes donativos de ilustres personalidades. Esta esmerada labor propicia la apertura de la biblioteca de la sociedad el 1 de junio de 1891 "con un lleno de público más escogido que numeroso, porque los cultos eran los menos." (Pasamontes, C.,1957: p.28). Pero, a pesar de tener carácter público, una severa condición es impuesta: los que no fueran socios no podían traspasar de la biblioteca al interior del edificio.

A propósito de su reorganización, en 1899, se le da el nombre del ilustre educador José de La Luz y Caballero; que en 1911 es cambiado por el de Catalina, en honor de Catalina Rodríguez Valle, benefactora y presidenta de la sociedad. El nuevo recinto donde es instalada la biblioteca es reconocido enseguida como el mayor de Sancti Spíritus destinado a ese fin y se respeta no sólo por el cuantioso número de volúmenes (2000 aproximadamente), sino por la calidad de los mismos. Sin embargo no alcanza su objetivo de biblioteca pública. Según las palabras de un historiador de la época "esta fracasó, ya que arrastra una vida lánguida y la verdad es que en ella nunca se ve persona ajena a la sociedad que se ocupe de abrir un libro." (Martínez Moles, M., 1911, Acta Cap.).

Logia Masónica Obreros del Yayabo

Antigua Logia Masónica Obreros del Yayabo (foto tomada en el 2004)

La Logia Masónica Obreros del Yayabo no se queda a la zaga, su biblioteca de carácter privado llega a contar, según los estimados, con más de 1000 volúmenes. La primera persona que la atiende es el historiador espirituano Segundo Marín García.

Gremio de Escogedores de Tabaco

Una importante biblioteca existe también en aquel entonces en el Gremio de Escogedores de Tabaco, gracias a don Pedro Larrea, veterano de la Guerra de Independencia. Él logra que se extiendan los servicios de esta pequeña institución a todos aquellos (tabaqueros o no) que sin distinción social o política quieran utilizarla. El Colegio Médico, el Colegio de Abogados y el Periódico El Fénix poseyeron igualmente sus respectivas bibliotecas.

Ayuntamiento municipal apoya la idea

Donación de Libros en 1916 (Archivo de la Biblioteca)

A partir de 1911, año en que Martínez-Moles ocupa el cargo de Presidente del Ayuntamiento Municipal, aparece en las Actas Capitulares un punto dedicado a la biblioteca pública. Ya para 1913 la sesión del Cabildo aprueba del presupuesto ordinario $600.00 (suma ampliada en 1914) para el nombramiento de una comisión especial integrada entre otros por el licenciado César Cancio y el propio iniciador, el Dr. Martínez-Moles, que hubo de entenderse con la organización de dicho plantel.

En marzo de 1915 la comisión decide obtener mediante subastas estanterías de madera, pone anuncios en los periódicos locales para solicitar la adquisición de colecciones periódicas y revistas locales publicadas antes de 1868, ordena la encuadernación de periódicos y revistas del archivo municipal, y le sugiere además a la alcaldía la suscripción a importantes revistas cubanas.

El acuerdo referido a solicitar de los particulares, vecinos e hijos de Sancti Spíritus y de las distintas sociedades locales, donativos de libros con destino a la biblioteca municipal conduce a que en 1916 se haga una donación popular de 300 volúmenes. A pesar de las dudas que quedaban acerca de la verdadera popularidad de aquel acto, lo cierto es que contribuyó al enriquecimiento de los escasos fondos.

Sociedad el progreso

También la biblioteca de la Sociedad El Progreso, notablemente mejorada en 1929 en una de las salas del nuevo edificio erigido frente al Parque Serafín Sánchez, desarrolla una meritoria labor que es elogiada por el historiador espirituano Luis del Moral. Esto posibilitó que durante los últimos días de 1949 el pueblo espirituano disfrutara de la primera Feria del Libro.

En 1935 la Dra. Dulce Ma. Barrero de Luján —directora de cultura en la sección de Educación —, en carta dirigida al Alcalde Municipal dice: "...Cuba necesita deseos profundos, creadores de bienes tangibles, no promesas verbales que se desvanecen en el correr de los días…" (Álvarez, M. 1935, Horizontes). Estas palabras de exhortación se vinculan con las gestiones que el alcalde realiza para obtener la concesión de la biblioteca popular, con el personal apto y el crédito correspondiente para su sostenimiento. A su vez Margot Álvarez Soler de Meneses, directora y administradora de la biblioteca pública municipal expresa: "...bien puede aprovecharse la biblioteca existente, para la instalación de la biblioteca de nueva creación, con crédito para sostenerla a la altura que merece nuestro pueblo." (Álvarez. M., 1935, Horizontes). Es ese un loable empeño que no llega a superar los escollos. No obstante, un proyecto de clara utilidad colectiva es leído en el Ayuntamiento en mayo de 1937: la Sección de Cultura propone crear un comité pro biblioteca municipal circulante. El comité dotaría al municipio de una biblioteca pública moderna, gratuita y de carácter ambulante; mas la excelente idea es rotundamente negada por el gobierno y la administración municipales.

Sería injusto decir que en años posteriores —pese a la exigua cantidad de bibliotecas públicas — nada se hizo en aras de la incentivación del conocimiento a través de la lectura; sin embargo, sólo con el triunfo de la Revolución es que los cubanos tienen acceso al verdadero desarrollo bibliotecario, encabezado por la amplia red de bibliotecas públicas del Consejo Nacional de Cultura, los distintos centros de documentación e información científico-técnica y las bibliotecas escolares del Ministerio de Educación. Así, atendiendo al derecho de toda persona a cultivar su intelecto, quedan abiertas el 30 de diciembre de 1963 las puertas de la otrora sociedad El Progreso, convertida hasta hoy en la biblioteca pública Rubén Martínez Villena.

Fuentes