Bienal de La Habana 2015

Bienal de La Habana 2015
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Nombre oficialBienal de La Habana
EstadoActivo
TipoInternacional
ÁmbitoCultural
SedeLa Habana, Bandera de Cuba Cuba
PaísBandera de Cuba Cuba
Fecha22 de mayo al 22 de junio de 2015
Primer eventomayo–junio de 1984
Último evento11 de mayo al 11 de junio de 2012

Bienal de La Habana 2015. Evento de carácter eminentemente cultural que se celebra del 22 de mayo al 22 de junio en La Habana, Cuba. La edición presentó una propuesta curatorial revolucionaria, sin perder su esencia que es la de defender el arte como patrimonio del ser humano. Uno de los mayores logros de la Bienal es el trabajo de investigación que los curadores realizan, en la búsqueda de propuestas y proyectos experimentales y novedosos de las diferentes áreas geográficas, esa capacidad de riesgo al mostrar al publico y al mundo, las producciones que han sido o son marginadas de los grandes circuitos del arte, convirtiéndose así, en laboratorio artístico y en lugar de encuentros y confrontación.

Antecedentes

El arte ha trascendido las limitaciones epistemológicas inherentes a otras disciplinas, su condición simbólica le permite determinadas licencias a la hora de imbricar saberes.

La Bienal de La Habana ha demostrado su carácter cosmopolita y amplio, abarcando una gran diversidad de públicos. Su proyección se ha consolidado, valiéndose en gran medida de experiencias acumuladas de eventos anteriores.

El público cubano es el principal receptor del evento, de ahí la importancia que alberga para la población que acontezca en La Habana un acontecimiento de esta magnitud. A su vez, ha sido por antonomasia la principal plataforma de promoción del arte cubano. En ese sentido, hubo una amplia red de galerías para exponer el arte cubano.

Bienal 2015

Un recorrido por la historia de las diferentes Bienales de La Habana permite percibir cómo cada una de ellas deja abierta interrogantes y modos de hacer, retomados de ediciones precedentes.

Para ser coherente con la línea curatorial Entre la Idea y la Experiencia, los artistas tuvieron una inserción en el contexto cubano que implicó visitas anteriores para reconocer los espacios e interactuar con la sociedad que acogería las obras. En sus últimas ediciones, la Bienal tomó la idea de no quedarse en los recintos del arte sino irse hacia las comunidades barriales.

El equipo curatorial redimensionó estrategias de trabajo atomizadas en encuentros anteriores para explorar caminos diferentes a los de la mega exposición. Este giro se inscribió en lo que ha sido uno de los recursos más preciados de la cita habanera: sentir la ciudad y su gente, lo que equivale a involucrar a sus comunidades poblacionales y profesionales, sus micro-políticas y micro-espacios de socialización. De acuerdo con esta zona de debate sobre el arte actual, que apuesta por el desplazamiento del objeto autónomo a los contextos y experiencias, la Bienal implicó a la arquitectura, al diseño, a los fenómenos de la comunicación, las ciencias y las formas en que se construye el hábitat, en aras de favorecer la inserción social de las propuestas, que históricamente ha formado parte de las prácticas estéticas.

La Bienal no tuvo un núcleo central de exhibición, se instaló en aquellos intersticios de la ciudad que facilitaron el trabajo, estas ideas ampliaron las disímiles miradas sobre el papel y las funciones de la curaduría en los escenarios actuales, sobre lo pertinente o no de un tema que presida las dinámicas de la obra misma y el entorno en que esta se produjo o sobre la intervención que generó cada proceso creativo según el lugar y la situación para que fueron pensados.

La transdisciplinariedad fue otro de los atributos de esta edición, en la que se vinculó a las artes visuales y el cine.

También hubo una Ópera testimonio (Ópera Cubanacán), a cargo de una de las glorias de la música cubana, el maestro Roberto Valera, en la que existieron personajes reales y otros de la mitología.

La Librería Fayad Jamís, la Casa de los abuelos Nueva vida, Talla piedra, la lancha de Regla y también otros proyectos consolidados como MOR, fueron algunos de los espacios en lo que intervinieron los artistas. Especialmente, se presentó como una de las sedes de esta ocasión, Casablanca, con numerosos e importantes proyectos.

Entre las exposiciones colaterales, regresó Detrás del Muro, en su segunda edición. Otra vez, tomó el malecón habanero, con más de 51 proyectos y cerca de 60 artistas.

Al mismo tiempo, Zona Franca presentó más de 190 proyectos tanto en instituciones como espacios públicos: plazas, hoteles, cines y calles. Durante el desarrollo de la Bienal, se pudieron visibilizar las principales propuestas artísticas de muchos relevantes creadores, ya no únicamente procedentes del Caribe, Asia, África, América Latina y el Medio Oriente, sino también representantes de otras regiones geográficas.

A través de sus eventos teóricos, que permitieron el intercambio con críticos, investigadores y reconocidos curadores internacionales, se dio a conocer el pensamiento teórico del más alto nivel.

El evento constituyó plataforma de presentación y lanzamiento de las propuestas de las más jóvenes generaciones de artistas de las artes visuales, que tuvieron en el evento, un lugar de prestigio para mostrar sus creaciones.

Fuentes