Boinayel

Boinayel
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Religión o MitologíaMitología aborigen antillana
Patrón(a) o Dios(a) deDios de la lluvia

Boinayel. En la mitología antillana representa un espíritu de la naturaleza, antepasado mítico de la etnia aruaca, buen numen de las aguas fertilizadoras de los sembrados. En Cuba también se le ha conocido por el nombre de Taguabo.

Iconografía

En las representaciones iconográficas de los aruacos, estos lo identificaban como gemelo con su hermano Márohu. Aparece solo también en algunos idolillos de piedra, o en decoraciones de vasijas, o en petroglifos en las cavernas. Comúnmente, de sus ojos se desprenden varias líneas que simbolizan la lluvia. Sus representaciones volumétricas (ídolos de piedra) carecen de brazos, tallados en facetas, de cuyos ojos muy oblicuos, contorneados por profundos canaletes en el rostro, corren simbólicas lágrimas. Usualmente estos idolillos portan un tocado a modo de turbante.

Etimología del nombre

En el nombre de su madre, Iguanaboina, se sintetiza, por un lado, la cresta dorsal serrada de la iguana, que indica el buen tiempo soleado, y como Boina (serpiente oscura), las nubes cargadas de agua. De esa metaforizacíon Boinayel tomó el de “Hijo de Boina”, la Serpiente Parda.

Mitología

Boinayel, nacido en el antro cavernario de Iguanaboina al igual que su hermano Márohu, según cuenta la única referencia textual a esta deidad y que aparece en el pasaje mitológico narrado por el fraile ermitaño Ramón Pané, quien lo recogió como testimonio de lo escuchado en La Española tras el contacto de los pueblos autóctonos con el almirante Cristóbal Colón:[1]

Y en dicha cueva [Iguanaboina] había dos cemíes, hechos de piedra, pequeños, del tamaño de medio brazo, con las manos atadas, y parecían que sudaban. Los cuales cemíes estimaban mucho; y cuando no llovía, dicen que entraban allí a visitarlos y en seguida llovía.

Señor de la lluvia, de sus ojos se desprenden interminables hilillos de agua, de los que se fertiliza el suelo, y gracias a los cuales viven el hombre, los animales, el bosque, los ríos y los mares, y las plantas que procuran alimento y salud.

Culto

El ritual de Boinayel se caracterizaba pr las visitas a las cuevas donde se consideraba estaba su morada, las invocaciones y las ofrendas a su efigie, y el uso corporal de pequeños amuletos, tallados, muchas veces atados sobre la frente, todo ello para propiciar la lluvia.

Referencias

  1. Arrom, Juan J. Relación acerca de las antigüedades de los indios La Habana : Editorial Ciencias Sociales, 1990. p 33.

Fuentes

  • Arrom, Juan J. Relación acerca de las antigüedades de los indios La Habana : Editorial Ciencias Sociales, 1990.
  • Guarch Delmonte, J. M. y Querejeta, Alejandro. Mitología aborigen de Cuba: deidades y personajes. La Habana: Publicigraf, 1992.