Bucanero

Bucanero
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Nombre asociado a los piratas o corsarios del Caribe, que lo surcaron hasta el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX
NombreBucanero
Otros nombresBuccaneer
TérminoPirata

Bucanero. Título que se asocia con los corsarios, filibusteros y pirata del área del Caribe.

En Cuba este nombre se asocia con el de una marca de cerveza.

Antecedentes históricos

Un bucanero, denominado por los indios caribeños bucán o bucan, y que para ellos es la forma de asar, cocinar o ahumar la carne; era un cazador de ganado mayor y menor, de los traídos por los conquistadores, que se criaba salvaje y se consideraban aventureros.

En el caso de los que se ubican en la parte occidental de la isla de La Española (actual Haití y República Dominicana) y que habían venido de San Cristóbal y Saint Kitts; se habían asentado junto a varios colonos franceses e ingleses.

Después de varios años de convivencia, más o menos pacífica, entre los habitantes de las dos nacionalidades, en 1629 una armada española al mando del almirante Fadrique de Toledo atacó la isla de Sant Kitts, desalojando a los colonos. Los franceses lograron huir en varios barcos y después de pasar por varias islas vecinas, llegaron a la parte despoblada de La Española; en donde encontraron, además de unas buenas tierras de labranza, un gran número de animales sin dueño y en estado salvaje. Se dedicaron entonces, a cazar vacas y cerdos salvajes para bucanear, es decir, ahumar la carne y venderla a los navíos que navegaban por las aguas del Mar Caribe.

El férreo monopolio comercial español, con sus colonias, impedía el abastecimiento de productos manufacturados necesarios; quizás por el atraso de la sociedad española, sin una clase burguesa basada en el comercio, y la manufactura de productos.

España, inmersa en las guerras europeas de religión, dependía de las riquezas que venían de las Américas y que iban a los comerciantes que suministraban la mantención de los inmensos ejércitos que Felipe II tenía guerreando por todo el viejo continente. Ese dinero creó una rica sociedad, comerciante y productora, en países como Holanda e Inglaterra.

La falta de suministros de pescado, alimento y otras cosas, en las colonias, empujaba a los vecinos a no evitar adquirirlos, fuera del comercio español representado por la Casa de Contratación de Indias; a la vez que los precios se elevaban enormemente, hasta llegar al punto que tenían que cambiar cosas de extremo valor.

Esta situación propiciaba que los barcos cargados de productos manufacturados se acercaran a las costa americanas. En aquel tiempo, entre las islas más habitadas estaba La Española, donde estaba la capital de las nuevas tierras y la autoridad representada por la Audiencia de Santo Domingo permitía que vendieran con un buen precio; a la vez que compraban los productos tropicales producidos y los cueros precisados en la vieja Europa.

Cuando un barco cargado de productos manufacturados se acercaba a las costas de las islas, corría la voz por todos los poblados cercanos, y acudían sus habitantes, cargados con sus mercancías, a realizar los trueques con los del barco. Los cueros eran los productos más solicitados por los contrabandistas. El comercio ilegal llegó a tal extremo que existieron almacenes en puntos estratégicos -cerca de la costa- para éste intercambio.

Hacia finales del siglo XVI, el comercio al margen del monopolio legal era ejercido por holandeses, ingleses, portugueses y franceses. Mientras que en Europa, los católicos españoles estaban en guerra contra los protestantes. En tierras americanas los españoles tenían relaciones comerciales con ellos. A tal punto llegó el contrabando, que en 1600 se recogieron más de 300 biblias luteranas, entre los habitantes del oeste de la isla.

Inicio

Durante el siglo XVI, se establecieron en la parte occidental de la isla, que había sido abandonada por los españoles, aventureros europeos particularmente franceses, en su mayoría normandos. Estos copiaron de los indios americanos la técnica de conservación de la carne y se dedicaron a preparar la piel de los animales cazados para venderla a los europeos de paso. Otra parte de los llegados de Saint Kits, se dedicaron a la agricultura, formando los verdaderos habitantes de la isla.

Cuando las autoridades españolas invadieron la isla por no pagar impuestos a España, exterminaron a los animales en que se basaba el comercio de los bucaneros. Por otra parte, las autoridades francesas que gobernaban la Tortuga, dictaron leyes en su contra. Como resultado, muchos de ellos se establecieron en la isla de la Tortuga -sumándose a los filibusteros- para dedicarse a la piratería, sobre todo contra los españoles.

A lo largo de los siglo XVII y siglo XVIII el término, alternado con el de filibustero, pasó a ser sinónimo de pirata. Sin embargo, mientras los piratas solían limitar sus actividades al mar, los bucaneros no desdeñaban las actividades en tierra firme, ni se dedicaban al pillaje.

En el siglo XVI, los ingleses Francis Drake y Richard Hawkins, hicieron grandes fortunas como corsarios contra España, en el Caribe y las costas de Norteamérica. Inspirados por su éxito y el atractivo de la riqueza, algunos piratas errantes llamados filibusteros o bucaneros, decidieron -quizás en venganza- hostigar las colonias españolas allí, especialmente en la segunda mitad del siglo XVII. El bucanero más famoso fue Henry J. Morgan.

A diferencia de los bucaneros, los corsarios actuaban por encargo oficial del gobierno. También se diferencian de los piratas, que atacan barcos de todas las naciones, y fueron proscritos en el siglo XVIII.

Los bucaneros cazaban las piezas y ahumaban su carne que intercambiaban, junto con el cuero obtenido, a todo aquel que los quisiera comprar. No tenían ningún código ni ley escrita -como entre los filibusteros-, solo se regían por los hábitos o costumbres. Entre ellos no había esclavos, aunque se instituyó el "comprometido", que era una persona que se había "vendido" por un tiempo, casi siempre por 3 años, a uno de ellos. Era normal tener un comprometido que ayudara al trabajo. El comprometido vivía en una semiesclavitud, parecido a de las encomiendas; vivían sin leyes ni autoridad.

Su base principal en la zona del Caribe fue la isla de la Tortuga, situada a solo 2 leguas de la costa de La Española, con un puerto natural muy fácil de defender y una costa difícil de conquistar. La Tortuga también fue la plaza fuerte de aquellos que se dedicaron a la piratería, es decir de los filibusteros. En ella coincidían las dos sociedades, y cuando la de los bucaneros desapareció se estableció con más fuerza la de los piratas.

Vida de la Tortuga

La isla Tortuga sufrió varios ataques y conquistas por parte de las tropas españolas ubicadas en la parte oriental de La Española; pero sus habitantes, en su mayoría franceses, siguieron residiendo en ella, y en lo que ellos llamaban "Tierra Grande", es decir, los terrenos de la isla La Española.

El capitán Le Vasseur, fue designado como gobernador de la Tortuga por Francia. Este fomentó este filibusterismo, que le permitió vivir con deslumbrante lujo, ya que recibía una parte de lo que entraba en la isla. En 1653, Le Vasseur fue asesinado por uno de sus hijos adoptivos y se nombró gobernado a De Fontenay.

En enero de 1654, la isla volvió a ser de los españoles, que dejaron una guarnición y la retiraron después, dejándola libre de nuevo. Enseguida fue conquistada por los franceses que, tras varios episodios de ataques y permisos con Inglaterra, pusieron a Du Rausset como gobernador de la isla.

Du Rausset coqueteó con los ingleses para ganarse su confianza y ese coqueteo llevó al gobierno de Francia a detenerle y encarcelarle. Du Rausset vendió los derechos sobre la Tortuga a la "Compañía Francesa de las Indias Occidentales". Esto ocurrió el 15 de noviembre de 1665. El gobierno de la isla fue encargado a Bertrand de Ogerón, quien marcaría el fin de la sociedad de los bucaneros.

Fin de los bucaneros

Bertrand de Ogerón tenía como objetivo principal el control francés al territorio de La Española, la "Tierra Grande". La sociedad de los bucaneros que no reconocía autoridad alguna, por lo que no fue obstáculo para el gobernador de Tortuga.

El 6 de junio de 1665 fue la entrada en poder de Ogerón, más el día 20 del mismo mes, comunicaba a Francia: "Los bucaneros viven como salvajes, sin reconocer a nadie y sin aceptar jefes entre sí, haciendo mil fechorías"

Esta información, destinada al desprestigio de los bucaneros, les achacaba mil fechorías a ellos. En la misma, le solicitaba al rey francés Luis XIV, la expulsión de todos lo bucaneros de la isla de La Española, y que se prohibiera el comercio con ellos.

En el escrito dejaba clara la intención que esos habitantes pasaran a integrar la población de la Tortuga y por ende, el número de filibusteros. Estas órdenes de evacuación cayeron en saco roto. En 1670 hubo noticias de que se mantenía el comercio con los bucaneros y los habitantes (campesinos), con barcos holandeses, y que hubo rebeliones de los bucaneros contra la autoridad de la Tortuga.

Los impedimentos puestos desde la Tortuga, junto al agotamiento de los animales que cazaban, debido a dos causas principales: una la propia sobrecaza de los bucaneros y la otra la organización por parte de los españoles de las llamadas cincuentenas (grupos de cincuenta hombres a caballo, armados de lanzas, dedicados a matar el ganado errante de la isla); tenían como finalidad la expulsión de los franceses, que aparte de los bucaneros iban poco a poco, colonizando la parte abandonada por los españoles de la isla. Esta parte sería más tarde Haití.

Expulsados de Tortuga, los bucaneros encontraron refugio en Port Royal, Jamaica, como base de operaciones; y con Henry Morgan, como líder, tomaron Panamá en 1671.

Todo terminó en el siglo XVIII, cuando los bucaneros fueron contratados por sus respectivos gobiernos, para combatir como corsarios en la Guerra de Sucesión Española (17021714). Varios bucaneros escribieron apasionantes relatos sobre sus aventuras, que posteriormente inspiraron futuras exploraciones del Nuevo Mundo. Uno de ellos es "Bucaneros de América", publicada en Amsterdam, en 1678; reimpresa muchas veces y traducida a varias lenguas, cuyo autor es Alexander Olivier Exquemelin.

Bucaneros en Cuba

Cerveza Bucanero - Cuba

En la actualidad, solo se mantiene la fama de la cerveza y del ron asociado a este nombre. Sin embargo, aunque Silvestre de Balboa, en su Espejo de Paciencia de 1608, no habla directamente de ello, el germen del bucanero cubano debió de andar por ahí. Pues la isla de Juana (Cuba) sufría las mismas carencias del resto del territorio de ultramar, fiscalizado férreamente por la Casa de Contratación de Indias (15031790).

Por aquel entonces, el territorio cubano estaba casi virgen en sus bosques, contando con el escape de animales al estado salvaje. La cesación de tierras por los cabildos, para la cría de ganado mayor y menor era muy probable por el sistema de hatos, corrales y realengo.

Casi siempre estos tenían muy pocos obreros (esclavos) y además se hacían recuentos o recogidas de este ganado, pocas veces al año (a veces solo una). Todo esto propiciaba la aparición del bucanero (cazador – contrabandista), libre e ilegal con respectos a los edictos de la Corona y la Casa de Contratación.

Por eso, es quizás que las zonas de mayor aparición de ellos, en la mayor de las Islas de las Antillas, hayan sido las de Puerto Príncipe en la costa sur central, y la costa norte de la actual provincia de Las Tunas.

En el caso de la referencias del bucan como la forma de cocinar (asumiendo la similitud a la parrillada), han existido diferencias entre ambas zonas; predominando en cada una ellas formas distintas: la parrilla para Camagüey (Puerto Príncipe) y la púa para la más oriental.

Enlaces externos

Fuentes