Bufón

Bufón
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Concepto:Truhan o gracioso que con sus palabras, acciones y chocarrerías tenía por oficio hacer reír.


Bufón. Tenía por oficio hacer reír a los poderosos y hacerles llegar a la realidad riéndose de ellos y haciéndoles sentir con una persona más del mundo. Mayormente solía ser gente con unas características físicas anormales, fuera de lo habitual: jorobados, enanos, etc, y se solían reír de ellos más por sus defectos que por sus chistes y devaneos.

Surgimiento

El surgimiento de los llamados bufones "tontos" se da en las cortes de la edad media, aunque más que ser realmente tontos por lo general eran todo lo contrario y, con mucha astucia, ejecutaban su papel de socarrones. Generalmente usaban crestas, al igual que Cicirro, o gorros con orejas y cascabeles.

Lucían vestidos coloridos y brillantes y portaban los "marrotes"o bastones que tenían las empuñadoras talladas con la cabeza de un bufón. Aunque el papel de los bufones y payasos generalmente estaba limitado a la servidumbre, hay evidencias de que algunos gozaban de un trato familiar por parte de sus amos. Triboulet, bufón del rey francés Francisco I, era llevado a las campañas militares, pero el ruido de los cañones le asustaba tanto que generalmente se escondía debajo de una cama.

En una ocasión fue amenazado de muerte y, al poner en aviso a su rey, éste le respondió que no se preocupara, que si aquel hombre se atrevía a matarlo sería asesinado media hora después. Entonces Triboulet, mirando preocupado al rey, respondió: "¿No podrás hacerlo ejecutar media hora antes?".

Jeffery Hudson, un hombrecillo de menos de medio metro de altura, fue el último bufón de la corte de Inglaterra. En una ocasión, mientras el rey Carlos I y la reina Enriqueta María estaban comiendo con el duque de Buckingham, y ya se disponían a cortar un enorme pastel traído por los sirvientes, Jeffery salió de éste dando brincos.

Como "alegres consejeros" se les conocía a los bufones en Alemania, porque dentro de sus agudas observaciones incluían sabios consejos.

Uso y mantenimiento de los bufones

El uso y mantenimiento de los bufones se había introducido entre los señores y reyes de la Edad Media y desde los primeros tiempos de ésta, como lo prueba el hecho de que Atila llevaba uno en sus correrías.

Cada castillo tenía su bufón y llegaron a adquirir verdadera importancia. Se les vio en Alemania tomar parte en las conspiraciones, en las guerras, en las fiestas de aquella época caballeresca, sobrepasando con frecuencia en valor a los más ilustres caballeros.

Kurtz van den Rosen, uno de los cómicos de Maximiliano penetra en la prisión de su amo y le salva a fuerza de valor y serenidad. No es extraño que los sacerdotes consagrasen sentidas oraciones fúnebres a estos antiguos payasos.

Edad Media

Algunos bufones llegaron a adquirir títulos de nobleza y bastantes cualidades de hidalgos. Como favoritos de los grandes y de los reyes se hallaba su existencia sujeta a muchas vicisitudes, no siendo caso único el del bufón de Margarita de Navarra que, después de haber gozado durante muchos años del amor de la princesa, muerta su favorecedora murió a su vez en la mayor miseria.

No faltó entre sus chistes ejemplos de sutileza e ingenio, siendo sobre todo notable que las verdades que los más íntimos de los reyes no se atrevían a pronunciar brotaban a veces de manera normal y corriente de labios de los bufones.

El más célebre de todos, tanto en Francia como en Italia donde existieron gran número por la fastuosidad de las cortes y su variedad y el refinamiento de las costumbres, fue Triboulet que amenizó con sus gracias la corte de Francisco I de Francia y en cuyas supuestas desgracias se inspiró Víctor Hugo para hacerle protagonista de su trágico drama El rey se divierte, sobre el que luego compuso Verdi su Rigoletto.

En España, aún cuando en menor medida que en otros países, hubo también bufones. Aunque siempre fueron mirados con el desafecto natural a una profesión que, muchas veces, conducía a un favoritismo de baja estofa, germen de malas acciones y hasta de crímenes.

Espías públicos de los palacios son los bufones y los que más estragan sus costumbres, dijo Saavedra Fajardo en sus Empresas y Quevedo en sus Zahurdas, en parte especial y señalada colocó a los bufones.

Los bufones de la corte de Felipe IV fueron retratados con singular maestría por Velázquez imbuyéndoles de gran dignidad y porte aristocrático, siendo Mari Bárbola uno de los más famosos por figurar retratado en primer término con su aspecto grotesco en "Las Meninas".

Fuentes