Cámara de Ámbar

La Cámara de Ámbar
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Obra Arquitectónica  |  (Habitación)
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Pequeña sala de palacio de Federico I, totalmente recubierta con 6 toneladas de ámbar semitransparente del mar Báltico proveniente de resina fósil de pinos con más de 50 millones de años. Uno de los más grandes tesoros robados a la URSS por los fascistas durante la Segunda Guerra Mundial.
Descripción
Tipo:Habitación
Estilo:Barroco
Localización:Palacio de Catalina la Grande en San Petersburgo. Bandera de Ucrania Ucrania
Uso inicial:Decorativo
Uso actual:Museo
Datos de su construcción
Inicio:1701
Término:1755
Otros datos
Arquitecto(s):Iniciada por Andreas Schlüter y terminada por Bartolomeo Rastrelli


La Cámara de Ámbar. Su nombre viene dado por el material que recubría esta habitación del Palacio de Charlottenburg, sede de la corte real en Berlín, construida por encargo de Sofía Carlota de Hannover, esposa de Federico I, primer rey de Prusia.

Su construcción se inició en 1701 y fue terminada en 1709 utilizando 6 toneladas de ámbar laminado para cubrir las paredes de la cámara. Inició su construcción el arquitecto Andreas Schlüter y la decoración el orfebre Gottfried Wolfram.

La Cámara de Ámbar fue regalada en 1717 al zar Pedro el Grande por el rey Federico Guillermo, descendiente de Federico I. Los sucesores del zar ruso la ampliaron y restauraron numerosas veces hasta llegar a manos de Catalina II la Grande quien la terminó totalmente, convirtiéndola en una suntuosa sala de ciento veinte metros cuadrados con paredes y mobiliario hechos de ámbar y cuatro mosaicos florentinos con piedras preciosas incrustadas.

Hasta el momento de su desaparición estaba instalada en el palacio de la zarina Catalina la Grande, en Tsarskoye Seló, ciudad de Pushkin, en las afueras San Petersburgo(Leningrado en la era soviética).

Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis sustrajeron este valioso tesoro del patrimonio ruso, desconociéndose actualmente su estado y paradero.

Historia

La idea original de la reina Sofía Carlota de Hannover fue tapizar con ámbar, un material mucho más valioso que el oro en aquel momento, toda una pequeña sala del Palacio de Charlottenburg, en Berlín, donde vivía la Corte del reino de Prusia, para además de disfrutar de su belleza dar muestras de la opulencia y prosperidad de los soberanos.

Andreas Schlüter arquitecto y escultor alemán, hizo el diseño original de la sala y proyectó una magnífica obra de arte barroca que el orfebre, experto en ámbar, Gottfried Wolfram se encargaría de llevar a cabo. Iniciaron la obra en 1701 y 8 años después, la dieron por terminada aunque aún faltaban muchos detalles por limar y no fue puesta en uso de inmediato.

En 1712 Pedro I de Rusia visitó el reino de Prusia, con el objetivo de formar una alianza ruso-prusiana contra Suecia. Le fue mostrada la cámara ámbar y quedó tan admirado de su belleza que solicitó fuese incluida la propiedad de la misma en las negociaciones para la alianza.

En 1717 dado el satisfactorio resultado de la alianza la sala comenzó a ser trasladada hacia el Palacio de Invierno de los zares en San Petersburgo, la nueva capital del imperio ruso, finalizando la reinstalación en 1722.

En 1755 por decreto de la zarina Isabel I se cambió nuevamente la localización de la Cámara de Ámbar, esta vez hacia el Palacio de Catalina, donde se estableció de manera definitiva y fue retocada, perfeccionada y ampliada hasta los 55 metros cuadrados, llegando a ser un símbolo de la opulencia zarista.

El fino acabado de la cámara de ámbar fue obra de Sophie Fredericke Auguste von Anhalt-Zerbst (“Catalina II la Grande”), princesa alemana de menor rango, que fuera esposa del gran príncipe Pedro de Holstein, nieto de Pedro el Grande y heredero al trono de Rusia, con el cual contrajo matrimonio en 1745.

Pedro de Holstein fue proclamado “emperador de todas las Rusias” en 1762 , convirtiéndose así en Pedro III y su esposa en Catalina II, dado que Pedro III era un hombre con gran apatía política y pocas aptitudes para asumir las obligaciones del trono, Catalina II se auto proclama “soberana absoluta,” el 28 de junio de 1762 y aunque no descendía de emperadores rusos fue coronada zarina y pasó a la historia como “Catalina II la Grande”.

Fue “Catalina II la Grande” la que encomendó al arquitecto Bartolomeo Rastrelli dar acabado a la “Cámara de Ámbar” ubicada ya en su palacio, este creó los marcos de ámbar, primero para espejos, después para cuadros y finalmente para los mosaicos florentinos que aludían “los cinco sentidos del hombre”. Los muebles de la sala también fueron revestidos con ámbar, convirtiéndola en la habitación más lujosa del imperio ruso y en lo que se consideró “la octava maravilla del mundo”, dadas la majestuosidad de su construcción y su valor real, prácticamente incalculable.

Uno de los Mosaicos Florentinos

Desaparición

La Cámara de Ámbar salió incólume de los acontecimientos relacionados con la Revolución Rusa pero no pudo hacerlo durante la II Guerra Mundial porque ella era uno de los tesoros que los nazis habían incluido en la lista de trofeos a recoger.

Conociendo los rusos las pretensiones de saqueo fascistas trasladaban hacia zonas seguras las mejores obras de arte y los tesoros de su patrimonio pero no pudieron hacerlo con la Cámara de Ámbar por la envergadura de la obra, por el estado agrietado del ámbar y por la premura de la guerra y aunque trataron de ocultarla bajo falsas paredes de papel, siempre fue descubierta.

Bajo la supervisión de Rittmeister Graf Solms-Laubach, oficial del Estado Mayor Alemán, dividieron la cámara en 27 partes y la enviaron al castillo de Königsberg, o Kaliningrado, punto de partida de distribución de las obras de arte provenientes de los saqueos a museos y palacios de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.

Se conoce que llegó hasta Kaliningrado el 14 de octubre de 1941 pero múltiples son las hipótesis acerca de su destino posterior porque allí se difumina su rastro.

Circulan leyendas de que la sala sigue allí, en los sótanos del castillo sellados por los bombardeos, que desapareció quemada por lo bombarderos británicos que dejaron el castillo prácticamente en ruinas, que fue trasladada por un submarino hundido por los soviéticos, que se encuentra en el “tesoro escondido de los nazis“ o que se halla en la ciudad de Weimar, en el fondo de una mina abandonada de cobre, o que nunca salió de Kaliningrado y sigue escondida en uno de sus numerosos túneles subterráneos pero lo cierto es que no se tiene ni la menor certeza de cual puede haber sido su destino final.

Restauración

La mítica Cámara de Ámbar, uno de los botines de guerra más valiosos del siglo XX, fue dividida en trozos en Kalinigrado, por lo que es muy poco probable su completa recuperación, pero a partir de fotos en blanco y negro tomadas por los soviéticos antes de abandonarla a su suerte durante la ocupación nazi ha sido reconstruida.

Las obras de restauración consumieron 24 años de trabajo, once millones de dólares y ocho toneladas de ámbar donados por empresas alemanas. La cámara actual es de 120 metros cuadrados.

Detalle de la cámara actual


Los restauradores rusos se propusieron restablecer el esplendor de aquella obra y aunque nunca una copia puede igualar al “original” uno de los mosaicos florentinos: el “Olor y tacto” hallado en Alemania en 1997 indica a ojos vista que la copia es una replica perfecta, casi indistinguible del verdadero.

En el año 2003 al finalizar la undécima cumbre de la Unión Europea y con motivo de los festejos realizados en conmemoración del trescientos aniversario de la ciudad de San Petersburgo fue inaugurada por el presidente ruso, Vladímir Putin, junto con el canciller alemán, Gerhard Schröder, la nueva “Cámara de Ámbar” que actualmente forma parte del restaurado palacio de la zarina Catalina la Grande en Tsarskoye Seló.

Desde la desaparición de la cámara tan solo se pudieron encontrar unos cuantos objetos de los que la decoraban, como una cómoda o un pequeño mosaico pero si la Cámara de Ámbar existiere aún, es muy probable que el paso del tiempo haya deteriorado el adhesivo que unía las piezas y aunque el ámbar continúe intacto, el conjunto ya no conservará la forma en que se encontraba cuando fue dividida en 27 grandes partes.

Incluso así la Cámara, tiene un valor estimado de varias decenas de millones de dólares, inferior al que tenía cuando se creó y el ámbar era más costoso que el oro pero considerable para que siga siendo permanentemente el blanco de búsqueda de infinitud de cazatesoros y óbice para la creación de innumerables quimeras.

Fuentes

  • MRJAEN.com[[1]]
  • sp.ria.ru[[2]]
  • Grandes Misterios de la Historia[[3]]