Campañas del Perú. Bajo el gobierno de Torre Tagle

Campañas del Perú. Bajo el gobierno de Torre Tagle
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Fecha:del 1811 al 1824
Lugar:Lima, Perú
País(es) involucrado(s)
Bandera de Perú Perú
Líderes:
Generales: José de San Martín, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre

Campañas del Perú. Bajo el gobierno de Torre Tagle. La expedición organizada en Chile y conducida por el general San Martín tuvo éxito en Perú por su dirección prudente, los triunfos de la escuadra chilena al mando de Cochrane, y el estado político de España creado por la revolución de Riego y Quiroga en enero de 1820. Fueron las causas que obligaron a los españoles a retirarse a la Cordillera. La plaza del Callao, desamparada por tierra y bloqueada por mar se entregó sin disparar un tiro. Gracias a estas ventajas San Martín pudo proclamar la independencia en Lima el 28 de julio de 1821; era la consecuencia de las transformaciones ocurridas en el mundo español.

Bajo el gobierno de Torre Tagle

Después de expulsado el disidente, Bolívar tuvo que recorrer la cordillera occidental desde su nacimiento cerca de Pasco hasta la célebre capital incaica de Cajamarca. Los tenientes de Riva Agüero huyeron hacia el Marañón y las tropas tanto de caballería como de infantería espontáneamente se rendían al aproximarse Bolívar. A pesar de que la situación se despejaba el Libertador pidió 12000 hombres de refuerzo a Colombia, pero éstos se dilataron tanto que no empezaron a llegar sino después de terminada la campaña. Bolívar le decía al Gobierno de Bogotá que era más fácil defender a Colombia en el Perú con 8000 combatientes que en Quito con 12000, porque la plaza del Callao, los desiertos de la costa y los riscos de la sierra presentaban obstáculos difíciles de superar. El Gobierno de Bogotá no se apresuraba a tomar las medidas oportunas y el Libertador no podía ir personalmente a buscarlos: se lo impedían los peligros del Perú y del ejército de Colombia. Siendo tan débiles los países libertados, si él se ausentaba los elementos hostiles podían provocar un conflicto. Es notable que en los pedidos de refuerzos exigía por lo menos 1000 llaneros venezolanos, indispensables por su destreza en el manejo de las lanzas y de los caballos, única en los países similares al nuestro.

Organización y táctica

Terminada la campaña contra Riva Agüero el ejército había gastado su equipo, destrozado recorriendo la Cordillera, en más de 400 leguas de Lima a Arequipa y de esta capital a Cajamarca. Necesitabas repararlo todo, el país era patriota, pero no quería el servicio militar. Por otra parte no se había destacado ningún militar de capacidad efectiva.

"Solo Vd., me puede ayudar con sus auxilios intelectuales"
escribía Bolívar a Sucre

Conservando Sucre el titulo de general en jefe que se le había dado antes de la llegada de Bolívar, recibió el siguiente despacho firmado por el Secretario:

"S.E. ha facultado ampliamente a V.S. para que opere con el ejército de su mando del modo que juzgue más conveniente, en todos los casos que se presenten en el discurso de la campaña. Más con todo quiere S.E. que las resoluciones de V.S. sean tomadas después que haya sido V.S. bien informado de la mente de S.E. y de sus opiniones sobre el particular"

Opiniones militares

Sucre le había propuesto batir a los enemigos que tenían enfrente y ocupar la provincia de Jauja aprovechando la ausencia de parte de los españoles en el Sur, pero como esta operación podía proporcionar un choque general con los enemigos, Bolívar prefería no provocarlos sino más bien retirarse al Norte, en escalones hacia Trujillo, y replegar en el caso de que ellos vinieran en masa y en actitud hostil. El Libertador deseaba con vehemencia tomar la ofensiva, pero consideraba necesario preparar y mejorar el ejército mientras llegaban los refuerzos pedidos con instancias a Colombia. Sin embargo como al llegar a Pativilca había caído enfermo, dio plena autorización a Sucre para obrar conforme a las circunstancias, según su leal saber y entender.

Incapacidad del Presidente

Las tropas sin los elementos necesarios y a veces hasta sin raciones no podían subsistir; el presidente de la República Torre Tagle se ofendía por las exigencias de Bolívar hasta el punto de que el Libertador le escribió el 14 de enero estas solemnes palabras:

"Yo estoy de acuerdo con Vd. en que es muy duro para un gobierno consultar todas sus disposiciones, providencias y decretos. Ciertamente la dignidad nacional y la del Gobierno se resiente de tan odiosa obligación y, por lo mismo, yo he procurado alejarme de toda intervención en los negocios del gobierno del Perú, aunque yo veo todos ellos muy conexos con la marcha de la guerra; pues, dependiendo ésta de las medidas y de los recursos de ese gobierno, no puede el uno marchar independientemente del otro. Así pues, mi opinión ha sido y será que mi posición en el Perú es casi inútil para el bien de este país; que cuanto yo haga en él llevará el carácter de intruso y que mi nombre sólo de colombiano anula todas mis facultades. De aquí debemos deducir que el Gobierno del Perú debe dirigir su guerra y yo retirarme a Colombia a ocupar mi posición natural. No espero para ejecutar esta medida más que ver el resultado de mis demandas al Congreso y al Gobierno y también saber si los españoles quieren o no aceptar el armisticio"

El resultado de este gobierno ambiguo e ineficaz fue la catástrofe. Por desgracia el Libertador cayó en cama con fiebre y tabardillo tan fuertes que estuvo muchos días sin poder montar a caballo.

Insurrección de las fuerzas del ejército de San Martín

En este ambiente de recelos y escasez, favorable a los realistas estalló en El Callao la noche del 5 de febrero la insurrección del regimiento del Río de la Plata, acaudillado por algunos sargentos. Pusieron presos a varios oficiales y al gobernador de las fortalezas, general Rudecindo Alvarado, y le dieron el mando al coronel español Casariego que hasta entonces estaba prisionero en uno de los Castillos del Callao. El Batallón No 11, los artilleros y oficiales sueltos tomaron parte en el movimiento. Esta fué la más grave de las defecciones en la revolución. Para completar el desastre pocos días después los famosos Granaderos a Caballo de los Andes, orgullo de los argentinos, se alzaron en Lurín y se pasaron a los traidores del Callao. Unos pocos protestaron, y puestos al mando de Bogado, se incorporaron al ejército de Bolívar.

Disposiciones del Libertador

Todavía sin poder montar a caballo, dando por perdido el Callao, Bolívar expidió órdenes enérgicas para sacar de Lima cuanto podía utilizar el ejército.

Para contrarrestar cualquier operación de los enemigos, ordenó a Sucre poner el ejército en estado de movilidad extraordinaria, es decir, en capacidad de maniobrar con la mayor rapidez. Los españoles podían atacarlo con 7000 hombres: Bolívar tomaba medidas drásticas para oponerles 8000 en una batalla, máximum que apenas podría reunir, aun haciendo los mayores esfuerzos, como lo previera en meses pasados.

Incidencias del Gobierno de Torre Tagle

Después de aniquilado el partido de Riva Agüero, se desarrollaron relaciones ocultas del gobierno peruano con el general español Canterac, facilitadas por la resolución de Bolívar de enviar un comisionado diestro a la Cordillera a investigar el efectivo del ejército español y las tendencias e intenciones de su general en jefe. El comisionado debía abogar por la celebración de un armisticio a fin de ocultar el objeto verdadero de su viaje a la sierra. Para desempeñar esta comisión, por consejos de Torre Tagle, fue comisionado el Ministro de la Guerra, don Juan de Berindoaga, Conde de San Donás en el régimen español, y enemigo secreto de la revolución y de la república. De acuerdo con sus ideas y las de [Torre Tagle, llevaba el proyecto de proponer un tratado a Canterac sobre la base de que Bolívar saliera del Perú. Pero los jefes españoles desconfiados no lo recibieron personalmente y se entendió con los principales por medió de recados verbales y de correspondencia.

Poco después el derrumbamiento del Gobierno de Torre Tagle, a consecuencia de la traición de las tropas establecidas en el Callao, dejó al descubierto tanto las intrigas de este personaje para pasarse a los españoles, como las gestiones llevadas a. cabo por su comisionado Berindoaga, adepto a las mismas ideas.

Bolívar Presidente

En medió de tanta inseguridad y angustia, el 10 de febrero el Congreso tomó la medida más lógica y necesaria: nombró dictador a Bolívar con facultades ilimitadas. El Congreso, según expresión de él mismo en su última bloqueada, lo nombró presidente.

El ejército colombiano había sufrido muchas pérdidas por enfermedades y cansancio en la campaña contra Riva Agüero, de manera que cuando Bolívar asumió la presidencia, sólo tenía 4000 colombianos y unos 1000 peruanos sobre las armas. Del resto de las tropas colombianas, 750 hombres se hallaban en los hospitales y 500 se habían perdido muertos o desertores.

Acantonamientos del ejército libertador

El 30 de marzo de 1824 los cuerpos colombianos de infantería y caballería, que constituían la parte principal del ejército se hallaban acampados en la Costa y en el Callejón de Huaylas; y del otro lado de la Cordillera Blanca estaban de avanzada un batallón y un escuadrón colombiano y dos cuerpos peruanos. Otros tres batallones peruanos en formación se hallaban al Norte de Trujillo, protegidos por dos batallones colombianos.

Establecido así el ejército colombiano, en valles feraces desde Huaraz hasta Cajabamba con su vanguardia al dorso de la Cordillera Blanca, daba el frente al ejército español, situado al otro lado del Nudo de Paseo en la Cordillera Central, en los Valles de Jauja y Tarma.

Defección de Torre Tagle.

Desde mucho antes de estos sucesos, cansado Torre Tagle de la presión que naturalmente ejercían los auxiliares sobre los funcionarios peruanos, y tan incapaz como Riva Agüero de comprender el desarrollo natural de los sucesos, cometió el error de pasarse a los españoles, y todo el tren oficial siguió su movimiento.

En efecto se pasaron a los españoles los coroneles Navajas y Ezeta con sus guerrillas; los Lanceros de la Guardia y Lanceros Peruanos cuando recibieron orden de replegarse sobre la capital, se pasaron íntegros a los españoles; también lo hicieron muchos subalternos, multitud de jefes y oficiales del ejército, empleados civiles, judiciales, y ciudadanos pacíficos, buscando estos últimos el amparo de la bandera de los opresores, creyendo perdida la causa de la libertad. En resumen la capital fue abandonada a los realistas y los patriotas se dirigieron a Pativilca. A Bolívar lo dejaron solo. Poco antes, cuando se veía ya el fin próximo de la tambaleante república peruana el embajador de Colombia le preguntó en Pativilca que pensaba hacer y aunque estaba muy enfermo y debilitado, sin vacilar le contestó con esta sola palabra: "Triunfar".

Proyectos de Bolívar hasta mayo.

Debiendo permanecer los cuerpos inactivos, mientras mejoraban su equipo y recibían refuerzos, Bolívar dispuso situarlos en escalones, como la forma menos expuesta a una sorpresa, fácil para moverse en retirada y cómoda para subsistir del país. En caso de avanzar los enemigos, le escribía a Sucre, reuniéndose los cuerpos a retaguardia, atraerán al enemigo a nuestras posiciones, sin dejarle la elección del campo de batalla. Sucre en carta del 19 de diciembre proponía echar a Loriga de Jauja donde sólo tenía 2000 hombres, perseguirlo hasta más allá del puente de Iscuchaca y ocupar el hermoso Valle de aquella ciudad abundante en toda clase de mantenimientos, para reponer los hombres y engordar los caballos, en la seguridad de que los enemigos, dadas las distancias a que se hallaban, no podrían atacarlo sino cuando ya hubiera llenado dichos objetos; pero Bolívar no creía conveniente ocupar a Jauja, por considerar que los enemigos, a pesar de los datos que poseían los patriotas, podían venir contra ellos con fuérzas superiores.

"Invadir una provincia, añadía el Libertador, sin poder conservarla, es aventurarlo todo y exponerse a perder la moral de las tropas"

Mientras llegaban los refuerzos de Colombia, esperados en mayo el Libertador quería mantener el ejército en sus cantones, seguros, con un cuerpo de observación sobre Huánuco del otro lado de la Cordillera, para vigilar los caminos de Paseo.

La actitud defensiva de los españoles provenía de la disidencia de Olañeta en el Alto Perú, ignorada todavía por el Libertador, y el error de La Serna de mandar tropas a someterlo, en vez de cargar todas las fuerzas contra el peligro mayor, que sin duda era el ejército independiente.

Discusión Militar

Destruida la resistencia de Ríva Agüero y en paz la parte independiente del Perú, surgió el problema de esperar los refuerzos de Colombia para tomar la ofensiva vigorosamente como quería Bolívar , o bien atacar a los españoles de Canterac en la región de Jauja antes de que recibiera refuerzos del Sur. Tal era la opinión de Sucre. Esta discusión es una prueba más de la injusticia de atribuir a Bolívar en la guerra tendencias demasiado arriesgadas. El 4 de febrero, Sucre desde Huánuco, había expresado al Libertador que creía conveniente tomar la ofensiva a fines de marzo o principios de abril contra el ejército de Canterac estacionado en Jauja. El temía que los enemigos en el mes de mayo, de verano en aquella latitud, podían traer tropas del Sur y tomar la ofensiva contra los patriotas con fuerzas superiores. Bolívar en cambio persistía en su plan de esperar los refuerzos de Colombia, pero Sucre no tenía fe en la decisión del gobierno colombiano a ese respecto y con mucha razón decía que si el año de 1822 ellos no recibieron suficientes refuerzos del Sur para las campañas de Bomboná y Pichincha, cuando se trataba del territorio de Colombia, menos motivo tendrían para esperarlos en socorro del Perú. A la larga los acontecimientos dieron la razón a Sucre, puesto que las jornadas de Junín y Ayacucho se realizaron antes de la llegada de los esperados refuerzos de Colombia.

Ignorando los sucesos del Alto Perú, es decir el alzamiento de Olañeta, Sucre temía que, al cesar las lluvias de mayo, vendrían del Sur refuerzos a Canterac. De aquí su empeño en adelantarse y tomar la ofensiva.

Por su parte el general español Valdés, le escribía a Canterac el 30 de enero:

"Yo opino que Bolívar por ahora no abandonará a Trujillo para buscarnos, y que por lo mismo nos dará tiempo para todo (. . .) usted por ningún motivo debe aventurar una acción sin conocidas ventajas, ni por conservar el Valle de Jauja cuya pérdida momentánea nada nos perjudicaría"

Bolívar a su vez le decía a Sucre lo siguiente:

"Si entra en Jauja un cuerpo de tropas nuestras con fuérzas iguales a las de Canterac, este replegaría hacia Huamanga y el Cuzco, y Valdés avanzaría al mismo punto, en un mes estarían reunidos y nosotros, sin posibilidad de reforzarnos en el momento, tendríamos que replegar, en tanto que esperando tres o cuatro meses podríamos disponer de 6000 u 8000 colombianos más por lo menos. Toda operación, añadía el Libertador, fundada sobre faltas posibles del enemigo, es aventurada, y sería una falta del enemigo si nos esperase en Jauja con fuerzas iguales"

Coincidían estas ideas con las expuestas por el general español Valdés en la carta dirigida a Canterac a que nos referimos, y prueban la exactitud de los juicios del Libertador, pero como veremos adelante al final Sucre también tuvo razón.

Entereza de Bolívar

Tres días después de su nombramiento de dictador por el Congreso el 13 de febrero, Bolívar con su habitual franqueza expuso la verdad a la arruinada república en esta síntesis:

"Las circunstancias son horribles para vuestra patria, vosotros lo sabéis, pero no desesperéis de la República. Ella está expirando, pero no ha muerto aún. El ejército de Colombia está todavía intacto y es invencible. Esperamos además 10000 bravos que vienen de la patria de los héroes, de Colombia. ¿ Queréis más esperanzas?"

Nuevo Estado Peruano. Creaciones y Reformas.

Restablecido de su enfermedad el Libertador situó su cuartel general a principios de marzo en la ciudad de Trujillo. La República quedó reducida a los Departamentos de la Costa, Huaylas y Cajamarca. Pocos empleados con sueldo reducido desempeñaban el servicio, la paga de las tropas se redujo a la mitad: los cuerpos peruanos puestos a las órdenes de La Mar los colocaron al Norte, y los colombianos en el Callejón de Huaylas y sobre la Cordillera Blanca, y sus puestos avanzados al otro lado en Huánuco. Exponer los trabajos de Bolívar para crear una hacienda y un tesoro, vestir el ejército con telas y útiles fabricados en el mismo Perú y en el Ecuador, imponer un régimen justo y severo, todo bajo su dirección enérgica y constante, así como la de Sucre, requeriría mucho espacio de que no disponemos aquí. La administración civil estuvo a cargo del ilustre peruano José Sánchez Carrión. Bolívar creó una Universidad en Trujillo, fomentó la instrucción pública, mejoró la situación de los indiós, suprimiendo la autoridad de los caciques, mandó a devolver las tierras a los indiós despojados. Prohibió emplearlos en trabajos forzados, prácticamente suprimía un régimen de esclavitud, y como decía O'Leary, en su espíritu parecía revivir el del Padre Las Casas.

La Independencia era inevitable.

Situación de España en 1823.

Fracasado el régimen liberal por la invasión del ejército francés del Duque de Angulema en favor del gobierno absoluto de Fernando VII, el general Mina autorizó una capitulación el lo de noviembre de 1823, por la cual todas las tropas de este general evacuarían las principales plazas de Cataluña, y las entregarían a las tropas defensoras del poder absoluto del Rey Fernando VII. El día 2 se hizo otro convenio señalando los acantonamientos de las tropas puestas por Mina a las órdenes de las autoridades de Barcelona y al mismo tiempo se disponía la salida de Mina y de sus compañeros del régimen liberal, para el extranjero. Así acabó esta guerra y así también se extinguió la segunda época constitucional de España, que no podía perdurar dado el atraso y barbarie de la mayor parte de la población del país.

"Difícilmente, nación alguna contará en sus anales, tras un cambio político, un período de reacción tan triste, tan calamitoso, tan horrible, tan odióso y abominable, como el que atravesó la desgraciada nación española desde que, en 1823, se consideró derrocado el sistema constitucional, ya antes de la salida del Rey de Cádiz, mucho más desde que, puesto como él decía, en libertad, expidió los atroces e inauditos decretos del Puerto de Santa María y de Jerez.
escribe el historiador de España, Modesto La Fuénte
"El cuadro lúgubre, continúa diciendo La Fuénte, que bosquejan los escritores de aquel tiempo, de las persecuciones, insultos, sangrientas venganzas, prisiones, tormentos y suplicios a que se entregó el pueblo rudo, fanático y feroz, contra todos los que habían formado o tenido parte en el gobierno constitucional, o le defendieron, o ejercieron cualquier cargo, o tenían nota de adictos, o eran tildados siquiera de liberales, o pertenecían a familias de ellos, o aunque no lo fuesen, eran denunciados como tales, nos parecería exagerado, o sobrecargado por la pasión con negras tintas, si no viéramos que en la descripción que de él nos hacen, se hallan todos unánimes y contestes. Nosotros alcanzamos también, aunque muy jóvenes, aquel funesto período, y aun duran grabadas en nuestra memoria las impresiones de las repugnantes y bárbaras escenas que presenciamos. Después supimos que los actos de inhumanidad y de ludibrio de que éramos testigos, no eran más que copia acaso débil, de los que se estaban ejecutando en todas las comarcas y casi en todas las poblaciones del Reino"

Disidencia de Olañeta.

La brillante organización militar de los españoles y su dominio sobre el inmenso territorio desde Jauja hasta Potosí en el Alto Perú, le daban a principios de 1823, una influencia decisiva a los acontecimientos de nuestra América. Este estado de cosas, al parecer tan seguro, se modificó por razones políticas cuando se restableció en España a fines del año, el régimen monárquico absoluto y ultramontano. Olañeta, comandante general en Potosí, tomó posesión de todo el Alto Perú y el Virrey en lugar de instaurar la lucha contra Bolívar, cometió el error de mandar a Valdés al Alto Perú a someter al disidente. Animado por este acontecimiento Bolívar resolvió tomar la ofensiva antes de que los españoles destruyeran a Olañeta, de ideas ultramontanas, y naturalmente opuesto a los liberales La Serna, Canterac y Valdés.

Datos preliminares.

La tardanza en los refuérzos pedidos a Colombia ha podido causar graves peligros al ejército libertador, sin la feliz casualidad de la disidencia suscitada entre el Virrey y el general Olañeta. Teniendo en cuenta el Libertador que el ejército sin recibir reemplazos por la tardanza e indiferencia del gobierno de Colombia se destruiría al fin por consunción, resolvió tomar la ofensiva, aprovechando la relativa inacción de los españoles.

Fuerzas y elementos de los españoles.

En esta época los defensores del Imperio Español disponían de 20000 hombres en los dos Perú, de los cuales 15 a 16000 se hallaban en operaciones activas y los restantes en guarniciones. Nunca habían alcanzado ese número. Vencedores en todas sus campañas lograron desarrollar grandes virtudes militares. Los soldados de algunas secciones eran españoles y los demás indígenas con la ventaja éstos de tener mayor capacidad para moverse en las Cordilleras, por su innata destreza y la facilidad de sostenerse largas horas masticando coca. Gran parte de los oficiales eran españoles y los demás pertenecían a familias distinguidas del Perú y eran ardientes partidarios de España. Canterac tenía su ejército en Jauja. En febrero disponía de 5200 infantes y 1300 caballos, todos veteranos.

El ejército libertador.

El ejército patriota tenía 7500, de los cuales 1500 eran peruanos y los 6000 de la masa principal, veteranos de las guerras de Venezuela y de las campañas de Colombia y el Ecuador. Los peruanos apenas pasaban de un quinto del efectivo total, 1500 hombres. El Ecuador había contribuido con gran número de soldados aguerridos. La caballería veterana era casi toda de llaneros venezolanos, quienes llenos de necesidades y en la mayor pobreza se iban como marineros o sirvientes en goletas a Panamá y de allí al Ecuador.

Equipo del ejército.

Destruido el equipo del ejército en los últimos 2 años, especialmente en la campaña contra uva Agüero, había sido repuesto casi todo con productos de la industria del Perú y del Ecuador donde se fabricaban, en telares de mano, toda clase de telas adecuadas a los usos corrientes. Por ejemplo, telas de lana para capotes, pañetes muy buenos color mercilla propios para pantalones y chaquetas, paños buenos para casacas y abrigos; telas de algodón para camisas y otros productos semejantes. De todo esto se fabricaban grandes cantidades. Así mismo se hacían zapatos, sillas de montar, balletas de lana de diferentes colores. También se fabricaban espuelas, herraduras y clavos con hierro viejo, morriones de correas de cuero bien curtido. De estos y otros artículos se llevaron grandes cantidades del Ecuador. Fuéra del uniforme de parada que tenían solamente algunos batallones, el ejército se vistió con elementos indígenas. Bolívar y Sucre con infatigable actividad dirigían e impulsaban las maestranzas y en ciertos casos enseñaban a teñir y llegaron hasta trazar moldes para los sastres y corregirles la labor. Era tal la economía, habilidad y energía de Bolívar, que a pesar de tantos gastos siempre tenía dinero para imprevistos del ejército y para dirigirlo en las marchas que pronto debían emprender.

Campaña de Junín.

Travesía de la Cordillera Blanca. Puestas las tropas en movimiento, las divisiones Lara y La Mar debían efectuar extensas marchas de Norte a Sur, desde Trujillo y Cajamarca al Valle de Huaraz, y las existentes en este extenso valle de la división Córdova, se correrían un poco al Sur al valle de Chiquián. Situadas así ambas divisiones en dos valles inmediatos, podían trasladarse en un momento al otro lado de la gran cordillera, a caer juntas a los más altos todavía de las fuéntes amazónicas. Sucre protegía esta operación con pocos cuerpos escogidos, del otro lado de la gran cordillera.

Elogio de Sucre.

Este general, escribe el oficial inglés Guillermo Millar en sus Memorias, desplegó desde el comienzo de la campaña el saber más profundo, y el juicio más exquisito en las disposiciones que adoptó para facilitar la marcha del ejército a Paseo, distante cerca de 200 leguas de Cajamarca, por el terreno más áspero y el país más montañoso de la tierra.

"Las excelentes disposiciones del general Bolívar produjeron también la ventaja de limpiar el ejército libertador de muchos oficiales que manifestaban tanto disgusto en sujetarse a las leyes de una severa disciplina, como poca voluntad de pasar los Andes para continuar la guerra con actividad; y los cuales, bajo varios pretextos, permanecieron a retaguardia o se separaron en la marcha. Algunos de estos logreros políticos obtuvieron mandos en las provincias, donde publicaron proclamas muy pomposas en las cuales hablaban de derramar la última gota de su sangre y amenazaban a los realistas con la hora de la venganza.

"La inmensidad de trabajos y dificultades para hacer transitables los caminos o mas bien sendas por barrancos tan profundos y a lo largo de tales precipicios, pueden juzgarse únicamente por los que han atravesado la mas que majestuosa cordillera de los Andes. La construcción de barracas de trecho en trecho, en el largo yermo e inhabitado país que atravesaban, unido a la reunión y trasporte de los materiales para construirlas, además de la leña para quemar, y la formación de almacenes de cebada y maíz para la caballería, requerían el todo de los esfuerzos del talento y actividad del general Sucre"

A mediados de junio las divisiones atravesaron la Cordillera Blanca por las vías de Chavín, Huayanca y Chiquián a Jesús siguiendo los caminos más difíciles de la tierra, y salieron casi a un tiempo a los puntos asignados. Al otro lado de la Cordillera no había ningún cuerpo enemigo que pudiera estorbar la operación.

Bolívar cruzó la Cordillera por la vía de Huaraz, Joyeros, Chapín y Aguamiro, pasó en medió de gruesas nevadas por el portachuelo de Yanas-allahs de 4700 (53) metros de altura, al sur del gigantesco Huascarán.

Ejército en Cerro de Paseo.

A principios de julio tomáronse precauciones para reunir el ejército en el valle de Cayna, en vista de que los enemigos habían avanzado hasta Cacas, a orillas del lago de Junín; pero como no prosiguieron adelante, la reunión se dispuso en Michivilca en lo alto del Valle de Huacar. Efectuada la concentración el ejército avanzó por el laberinto de sierras y valles que constituyen el Nudo de Paseo, o sean los macizos de los tres ramales del Norte de los Andes, reunidos en un solo bloque, para después abrirse en las dos grandes sierras que bordean de norte a sur todo el resto del territorio del Perú. El ejército había seguido entre las quebradas de Yanahuanca y Huariaca; y por él salieron a la alta meseta de 4350 m. sobre el mar, asiento de la ciudad de Cerro de Paseo, célebre por su riqueza minera, donde penetró el 1 de agosto. Poco antes Bolívar vino atrevidamente a la ciudad explorando el terreno aun cuando los enemigos estaban en Cacas. Estuvo allí dos días y se devolvió a Huánuco punto de paso de las tropas.

En las marchas, a pesar de que se había .construido barracones, las tropas sufrieron mucho porque de noche la temperatura bajaba de cero.

Llaneros.

La caballería colombiana se componía de hombres acostumbrados a montar a caballo desde la edad más tierna y aleccionados por la ingeniosa técnica de Páez para hacer obrar la caballería, de avanzar, retroceder y avanzar de nuevo, cuando el enemigo hubiera perdido su formación. Los lanceros fijan las riendas encima de la rodilla, de forma que pueden guiar el caballo y les quedan las dos manos en libertad para manejar la lanza y generalmente hieren a su enemigo con tal fuerza, con particularidad cuando van al galope, que los levantan dos o tres pies encima de la silla. Tal era su dominio del caballo.

El 2 de agosto el Libertador revisó las fuerzas en el llano inmediato a Paseo. Ascendían a 8000 hombres presentes sobre las armas, en excelente estado y brillante apariencia.

Fuentes

  • Historia de la Revolución de Octubre por Camilo Destruge, citado, pags. 398 y 399.
  • O'Leary, tomo XIX, pag. 318.
  • Relación de Rufino Guido. En la obra San Martín en la Historia y en el Bronce, año del Libertador General San Martín, Comisión Nacional, Ley 13.661, República Argentina, pag. 171. Cartas de Bolívar a San Martín del 25 de julio de 1822. Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo III, pags. 56 y 57.
  • Relaciones de la Conferencia. 29 de julio de 1822. Al Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, al General Sucre Intendente de Quito, y al General Santander, Vice-Presidente de Colombia. Lecuna. La Entrevista de Guayaquil. Tercera Edición, 1952. Pags. 52 a 57 y 311 a 321.
  • Memorias de O'Leary, Narración, tomo II, pag. 173.
  • Oficio de la junta Suprema del Perú, Lima 25 de octubre de 1822, O'Leary, XIX, pag. 389.
  • Oficio de Tomás Guido, Lima 9 de marzo. Paz Soldán. Segundo Periodo, tomo 1, pag. 76. Contestación de Bolívar, 30 de marzo, al Secretario de Guerra del Perú, O'Leary, XIX, pag. 484.
  • Lecuna. Cartas del Libertador. Bolívar a Santander, Guayaquil, 29 de marzo de 1823, tomo III, pag. 157.
  • A Sucre, 24 de mayo de 1823. Lecuna. Cartas del Libertador, tomo III, pag. 187. El párrafo está en la pag. 191.
  • Parte oficial firmado por el coronelCarlos Eloy Demarquet, Cuartel General en Ibarra, a 18 de julio de 1823. O'Leary, tomo XX, pags. 206 a 208.
  • Oficio al Secretario de Guerra, en Ibarra, 18 de julio de 1823,
  • O'Leary XX, pag. 206, citado.
  • O'Leary, Documentos, tomo, 1, pag. 46. Carta de Sucre al Libertador, Callao, 19 de junio de 1823.
  • Oficio de Sucre a Riva Agüero, San Borja, 17 de junio de 1823. De la obra de Alfredo Guinassi Morán, General Trinidad Morán, Arequipa tomo 1, pag. 181. Boletín de la Academia de la 1-Iistoria N0. 103, pag. 248.
  • O'Leary, Documentos, tomo 1, pag. 54. Carta de Sucre al Libertador, Callao, 25 de junio de 1823.
  • O'Leary, Documentos, tomo 1, pag. 43. Carta de Sucre al Libertador, Lima, 31 de mayo de 1823.

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