Campañas del Perú. Primer intento de San Martín sobre Guayaquil

Campañas del Perú. Primer intento de San Martín sobre Guayaquil
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Fecha:del 1811 al 1824
Lugar:Lima, Perú
País(es) involucrado(s)
Bandera de Perú Perú
Líderes:
Generales: José de San Martín, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre

Campañas del Perú. Primer intento de San Martín sobre Guayaquil. El Perú, en los últimos años, aspiraba a la posesión de Guayaquil: el general San Martín, deseoso de aumentar su influencia por medió de un gran triunfo, creyendo en enero de 1822 a Bolívar muy lejos, pretendió irrumpir en el famoso puerto, y tomar las medidas del caso para agregarlo al Perú. Al efecto partió del Callao el 8 de febrero, pero al saber en Huanchaco el 21 del mismo mes que casualmente Bolívar estaba al llegar a Guayaquil con tropas, dió un salto atrás y propuso en Lima el 3 de marzo al Consejo de Gobierno, declarar la guerra a Colombia, y así se resolvió por el voto de los peruanos, salvando el suyo los argentinos Monteagudo y Alvarado; más por fortuna para ambos países, este paso impremeditado no tuvo consecuencias, porque Bolívar, debido a la llegada de buques españoles no pudo dirigirse por mar a Guayaquil. Gracias a esta circunstancia fortuita San Martín abandonó su actitud hostil.

Guayaquil colombiano

Libre ya la presidencia de Quito después de las jornadas de Bomboná y Pichincha y decretada la incorporación del territorio a la República de Colombia, Bolívar vino rápidamente a Guayaquil a tomar posesión de la provincia, en cumplimiento de las disposiciones legales del gobierno constitucional de Colombia, trasmitidas por el Canciller Pedro Gual el 25 de junio de 1822, encomendándole usar la fuerza, si no se lograba que se reconocieran íntegramente los derechos de Colombia. Esta provincia pertenecía al Virreinato de Nueva Granada desde el año de 1705.

En tal virtud llegó a Guayaquil el 13 de julio, seguido de dos batallones veteranos de la Guardia Colombiana. Para evitar manifestaciones inútiles de los separatistas, la mayoría decidida en favor de la unión colombiana, por sus aclamaciones, obligó a Bolívar a proclamar la incorporación el 15 de julio, y así se hizo con aplauso casi unánime de todos los gremios sociales y la aprobación del resto de la provincia del Guayas y las de Quito y Cuenca.

Segundo intento de San Martín sobre Guayaquil

Pasado algún tiempo, anhelando siempre el Protector la valiosa provincia para el Perú, renovó en julio del mismo año la aventura, pero fracasó segunda vez por haber llegado tarde. Creyendo a Bolívar entretenido en Quito supuso que tenía tiempo de dar un golpe, y le escribió que fuera a dicha ciudad a saludarlo, pero esto se quedó en vana promesa. En efecto al tocar en la Puná supo la llegada de Bolívar a Guayaquil y la incorporación de la provincia a Colombia. En consecuencia devolvió al Callao los dos batallones que traía y sus barcos de guerra y quiso regresar, más por empeños de Bolívar resolvió desembarcar y se realizó la célebre Conferencia de Guayaquil.

Conferencia de Guayaquil

Lo tratado por los dos renombrados caudillos de la América Española fueron cuestiones de orden general, a pesar de cuanto se ha dicho y escrito acerca de tan célebre acontecimiento. Todo se redujo a soluciones corrientes, tratables por las cancillerías; San Martín expresó una gran confianza en la fuerza de su ejército superior al de los españoles, a los cuales esperaba vencer fácilmente, y Bolívar calificó el acto de una simple visita, por el hecho de no haberse discutido ningún asunto especial. De paso mencionaron la división ya preparada para enviarla al Perú.

Planes errados de San Martín

Lo único que impresionó al Libertador fue el plan de guerra que le confiara el general San Martín. El le aseguró que sus fuerzas (11000 hombres incluyendo la división colombiana, ya bajo sus órdenes) eran muy superiores a las del gobierno español en el Perú (que sólo alcanzaban a 8300 combatientes, diseminados en gran parte de la serranía) y para batirlos pensaba enviar la mitad a invadir la cordillera por Intermedios, al Sur del Perú, y la otra mitad a marchar desde Lima directamente sobre Jauja; el Libertador le preguntó porque no enviaba las tropas por una sola vía, en un solo ejército, y él le contestó que las provincias independientes no tenían recursos suficientes para mover una gran fuerza a través de los Andes, error manifiesto, pues Bolívar probó el año de 1824 lo contrario cuando llevó su ejército de 8000 hombres atravesando el Perú, provisto de cuanto podía necesitar para sostenerse durante una larga y agitada campaña.

Oficio del 9 de septiembre de 1822

Temiendo un fracaso de San Martín, Bolívar escribió desde Cuenca el 9 de septiembre de 1822 a los gobiernos del Perú y de Chile, estimulándolos a tomar parte en la campaña para dar el golpe decisivo y ofreciendo por lo pronto que [[Colombia contribuiría con 4.000 hombres más. Este oficio se publicó en Chile y trasmitido al Río de la Plata, lo reprodujo en su número 44 el Argos de Buenos Aires, fecha 31 de mayo de 1823, sin darle importancia los gobiernos del Perú, Chile y Buenos Aires.

Por su parte el Perú no aceptó los ofrecimientos de Bolívar y la ineptitud de sus gobernantes dio motivo a la ruina del ejército de San Martín, como exponemos enseguida.

Gobierno de La Mar. Derrotas de Alvarado.

San Martín no fue feliz en la elección de sus reemplazantes cuando se separó del Perú: La Mar, nombrado Presidente de la Junta de Gobierno, por su inacción, dejó inutilizar la división de Arenales, carente de socorros; y Rudecindo Alvarado nombrado jefe del ejército principal, fracasó vergonzosamente en las batallas de Torata y Moquehua, ganadas por los generales españoles Valdés y Canterac.

Estos acontecimientos funestos a la causa de la independencia, dieron motivo a la intervención de Bolívar en los asuntos del Perú. En efecto, para evitar una catástrofe mayor, a los primeros requerimientos del gobierno de Riva Agüero envió losk 6000 hombres que tenía preparados, en dos expediciones de 3000 hombres cada uno, la primera partió el 18 de marzo y la segunda el 12 de abril de 1823, en barcos enviados oportunamente por el Perú, porque dió la coincidencia de resolver Bolívar enviar estos contingentes de tropa y el presidente Riva Agüero del Perú de solicitar refuerzos con muchas instancias, al punto de despachar buques para que los llevaran antes de recibir contestación. Sin estos oportunos socorros el Perú independiente habría sucumbido en esos días invadido por Valdés y Canterac.

Pero una vez embarcada la primera división de colombianos, recibió Bolívar un oficio de Tomás Guido, Ministro de Guerra del Perú, recomendándole enviar las tropas al puerto de Intermediós a unirse a una división chilena que, según decía, estaba por llegar; plan descabellado porque sin nada preparado para recibirlas en dichas playas, las divisiones colombianas y la chilena se hubieran dispersado.

El Libertador no aprobó el proyecto de Guido, dispuso que las colombianas desembarcaran en El Callao, y envió a Sucre con el carácter de Ministro Diplomático y principalmente con el encargo de dirigir las tropas auxiliares colombianas, medida acertada, indispensable para asegurar las tropas, y a la vacilante república peruana. Pero militares conocedores del gobierno presidido por [Riva Agüero]], y políticos expertos como el general Necochea y el comerciante Sarratea, decían que sería inútil mandar más socorros al Perú, si Bolívar en persona no iba a dirigir la guerra. Por su parte el Libertador decía que para arrancar el Perú a los españoles se necesitaba no solamente un buen ejército sino un hombre cesáreo (8).

Operaciones de Sucre

Refiriéndose al proyecto de expedición a Intermedios encomendado por Riva Agüero a Santa Cruz, el Libertador le decía a Sucre estas exactas expresiones: {{sistema:cita"Santa Cruz irá con sus 5000 hombres a Intermedios, encontrará pocas fuerzas, lo atraerán y después de todo le sucede una de estas tres cosas:

  1. la disminuye su división forzosamente por marchas y contramarchas, enfermedades y combates;
  2. es batido al principio si Valdés tiene 3000 hombres; o bate a Valdés si tiene menos; y entonces sucede la
  3. que es la de internarse a Arequipa y a Puno donde Canterac por una parte, las tropas del Alto Perú por otra, acaban con nuestra división, o la fuerzan a reembarcarse, si aun permanecen los trasportes en las playas.}}
"Este resultado puede ser más o menos infausto, más no dejará de serlo. Un cuerpo flamante, como el de Santa Cruz, en una retirada simple por desiertos, no necesita para sucumbir más que perseguirlo vivamente con infantería y con caballería. Si antes no persiguieron, ahora lo harán, porque las cosas para hacerlas bien es preciso hacerlas dos veces: es decir que la primera enseña la segunda. La expedición de Santa Cruz por muy bien que le vaya, deja al enemigo la mitad de sus armas y la mitad de sus fuerzas, lo que multiplica sus medios de superioridad"

Estos juicios y predicciones de Bolívar dan la medida de sus dotes singulares porque los acontecimientos a que se refiere apenas se habían iniciado, de manera que sus observaciones en realidad constituyen una profecía.

Segunda rebelión de Pasto

A mediados del año de 1823 el Libertador se hallaba en Guayaquil preocupado con la situación del Perú, adonde había enviado el ejército puesto a las órdenes de Sucre, cuando ocurrió en Pasto el alzamiento de dos fanáticos defensores de España, y se apoderaron del mando: Merchancano como jefe político y Agualongo de jefe militar, animados por el traslado del ejército libertador al Perú. Inmediatamente Bolívar suspendió los preparativos de otros embarques al Callao, recogió las escasas tropas que pudo haber a mano en Guayaquil, despachó a Salom a reunir milicias y siguió a Quito.

Batalla de la Villa de Ibarra

Recordando los inauditos trabajos pasados en la región de Pasto antes y después de la jornada de Bomboná, resolvió atraer a los enemigos a lugares despejados donde pudiera obrar la caballería. Estas medidas tomadas con habilidad indujeron a los rebeldes a establecerse donde no podían resistir. Era el desquite de Bomboná.

Con su escaso numero de veteranos, algunos licenciados de los hospitales militares, muchos reclutas y voluntarios de Quito y de varios pueblos del Ecuador, el Libertador reunió 1500 hombres de los cuales, solamente una cuarta parte eran veteranos. Estas tropas leales a cargo de Salom habían recibido orden de retirarse hacia el Sur para recoger destacamentos y fingiendo temor animar a los insurrectos a seguir adelante y llevarlos a un terreno abierto donde pudiera cargar la caballería. Los pastusos engreídos con sus ventajas aparentes llegaron a la Villa de Ibarra, al término de una gran llanura, el 12 de julio, con sus fuérzas de 1400 hombres, la mayor parte armados de fusil y los restantes con armas blancas.

Los insurgentes confiados en la ausencia del ejército libertador en el Perú, se creían seguros y se extendieron en los alrededores de la Villa de Ibarra, al término de llanuras magníficas para obrar la caballería. Cuando ya los pastusos se habían esparcido por esos lugares el Libertador entrando el 17 de julio de 1823 por la pica desusada de Cochicaranqui, los sorprendió y aunque se reunieron y opusieron resistencia fuéron batidos y destrozados por la caballería colombiana, favorecida por la naturaleza del terreno. El desquite de los llaneros por sus destrozos de Bomboná fué completo: en el suelo quedaron 550 muertos y 120 heridos de los pastusos. En el parte oficial se hace constar que la caballería colombiana, víctima del fuego de las guerrillas en la campaña de Bomboná, en esta acción los atacó con furor e hizo estragos entre ellos: perseguidos en todas direcciones pocos pastusos fugitivos lograron escapar. Los colombianos sólo tuvieron 13 muertos y 8 heridos, desproporción debida a la ventaja de la caballería en la llanura, a la destreza de los jinetes colombianos y al ímpetu de sus cargas. Ya en otro lugar hemos mencionado las opiniones de grandes maestros de la guerra sobre las ventajas que en aquella época tenía la caballería sobre la infantería, aun cuando la instrucción de una y de otra fueran iguales.

Ejército peruano

El Gobierno de Riva Agüero había mandado el 25 de mayo, una expedición de 5500 hombres al Sur a cargo de Santa Cruz y Gamarra, con el objeto de batir las tropas españolas de esa región. El primero de estos jefes tuvo un combate favorable el 25 de agosto con Valdés en Zepita a orillas del Titicaca, enseguida pasó el Desaguadero y fué hasta La Paz, mientras el segundo marchando paralelamente se dirigió a Oruro, pero en cuenta de que el Virrey avanzaba hacia ellos se reunieron el 8 de septiembre en Panduro.

Sucre general en jefe

Mucho antes Canterac organizó un ejército de 9000 hombres en Jauja y con 8000 de ellos se dirigió sobre Lima adonde entró el 18 de junio, dispuesto a mantenerse en la capital y recuperar lo perdido. Mientras tanto los patriotas del Congreso, víctimas de la anarquía y de la incapacidad de uva Agüero, nombraron general en jefe a Sucre, el cual obligado por las circunstancias y la voluntad unánime del Congreso tuvo que aceptar el puesto y se encargó en la mañana del citado 18 de junio de evacuar la capital y retirarse con las tropas al Callao.

Aunque sólo contaba con 3700 combatientes contra 7000 que trajo Canterac a Lima, le parecía un deshonor evacuar la célebre capital del Perú, sin haber librado una batalla.

La división colombiana sólo constaba en su origen de 5500 hombres, porque los restantes hasta 6.000 no llegaron a embarcarse por la rebelión de Pasto. Acantonada a la intemperie, desde su llegada había sufrido numerosas bajas, a saber: 500 muertos, 300 desertores y 700 enfermos, 300 habían ido a reforzar el Callao. Sólo quedaron aptos para combatir 3700.

Sucre deseaba empeñar una batalla, pero no podía hacerlo sin autorización expresa del gobierno. Este último no se atrevió a darla y Sucre, muy a su pesar, dispuso la evacuación enseguida. Las bestias de carga y los caballos fueron enviados a Chancay a cargo de Lavalle, y el ejército al acercarse los españoles el 18 de junio se situó bajo los fuegos de la plaza del Callao. La división chileno-argentina ocupó el camino cubierto y la de Colombia se formó en columna cerrada delante del glacis, dando el frente al enemigo.

Los españoles ocuparon a Lima el 20 de junio, enseguida enviaron adelante un batallón y un escuadrón, pero estos cuerpos sin reconocer los puestos de los patriotas, retrocedieron a sus posiciones. Pocos días después se acercaron dos compañías realistas y fueron rechazadas brillantemente por una compañía de granaderos colombianos, apoyados por la artillería. En los días subsiguientes las descubiertas tuvieron frecuentes tiroteos. El 1 de julio ocurrió un combate sangriento en el Carrizal y la Legua, con pérdida de muertos y heridos de ambos bandos. Creciendo el desasosiego público el 21 de junio el Congreso había proclamado a Sucre Jefe Supremo Militar. Ante los empeños del Congreso el insigne general se había visto obligado a aceptar el nuevo destino, dado como medida política para calmar la opinión.

Fuentes

  • Historia de la Revolución de Octubre por Camilo Destruge, citado, pags. 398 y 399.
  • O'Leary, tomo XIX, pag. 318.
  • Relación de Rufino Guido. En la obra San Martín en la Historia y en el Bronce, año del Libertador General San Martín, Comisión Nacional, Ley 13.661, República Argentina, pag. 171. Cartas de Bolívar a San Martín del 25 de julio de 1822. Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo III, pags. 56 y 57.
  • Relaciones de la Conferencia. 29 de julio de 1822. Al Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, al General Sucre Intendente de Quito, y al General Santander, Vice-Presidente de Colombia. Lecuna. La Entrevista de Guayaquil. Tercera Edición, 1952. Pags. 52 a 57 y 311 a 321.
  • Memorias de O'Leary, Narración, tomo II, pag. 173.
  • Oficio de la junta Suprema del Perú, Lima 25 de octubre de 1822, O'Leary, XIX, pag. 389.
  • Oficio de Tomás Guido, Lima 9 de marzo. Paz Soldán. Segundo Periodo, tomo 1, pag. 76. Contestación de Bolívar, 30 de marzo, al Secretario de Guerra del Perú, O'Leary, XIX, pag. 484.
  • Lecuna. Cartas del Libertador. Bolívar a Santander, Guayaquil, 29 de marzo de 1823, tomo III, pag. 157.
  • A Sucre, 24 de mayo de 1823. Lecuna. Cartas del Libertador, tomo III, pag. 187. El párrafo está en la pag. 191.
  • Parte oficial firmado por el coronelCarlos Eloy Demarquet, Cuartel General en Ibarra, a 18 de julio de 1823. O'Leary, tomo XX, pags. 206 a 208.
  • Oficio al Secretario de Guerra, en Ibarra, 18 de julio de 1823,
  • O'Leary XX, pag. 206, citado.
  • O'Leary, Documentos, tomo, 1, pag. 46. Carta de Sucre al Libertador, Callao, 19 de junio de 1823.
  • Oficio de Sucre a Riva Agüero, San Borja, 17 de junio de 1823. De la obra de Alfredo Guinassi Morán, General Trinidad Morán, Arequipa tomo 1, pag. 181. Boletín de la Academia de la 1-Iistoria N0. 103, pag. 248.
  • O'Leary, Documentos, tomo 1, pag. 54. Carta de Sucre al Libertador, Callao, 25 de junio de 1823.
  • O'Leary, Documentos, tomo 1, pag. 43. Carta de Sucre al Libertador, Lima, 31 de mayo de 1823.

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