Carlos Bernardo González Pecotche

Carlos Bernardo González
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Fotografía de Carlos González cuando se hacía conocer por Raumsol
NombreGonzález Pecotche, Carlos Bernardo
Nacimiento11 de agosto de 1901
ciudad de Buenos Aires,
República Argentina Bandera de Argentina
Fallecimiento4 de abril de 1963
ciudad de Buenos Aires,
República Argentina Bandera de Argentina
Causa de la muerteapoplejía
Nacionalidadargentino
Ciudadaníaargentina
Educaciónescritor, educador y humanista
Conocido porcreador de la secta Logosofía
CónyugePaulina Eugenia Puntel (1924-1963)
HijosCarlos Federico González

Carlos Bernardo González Pecotche (Buenos Aires, 11 de agosto de 1901 - 4 de abril de 1963), conocido también con su seudónimo egipcio Raumsol, fue un escritor argentino, reconocido como fundador de la logosofía.

Síntesis biográfica

Hijo de Jorge Nazareno González y María Pecotche. Siendo aún muy niño, a los cinco años, Raumsol quedó huérfano de madre al morir esta en Saint-Etienne-de-Baïgorry (en el sur de Francia), su ciudad de origen, adonde viajó desde Buenos Aires en 1906, aquejada de una grave dolencia.

El 8 de octubre de 1924 se casó con Paulina Eugenia Puntel. En 1925 tuvieron su único hijo, Carlos Federico González, año en que se mudaron a la ciudad de Córdoba (700 km al noroeste de Buenos Aires).

Siendo aún muy joven quiso realizar una obra que uniera conceptos occidentales con las doctrinas hinduistas de la India.

Críticas a Raumsol

El propio González se agregaba el apellido materno Pecotche, que en Argentina es inusual y no figura en el DNI (documento nacional de identidad). El doble apellido fue utilizado en Argentina por la clase alta (refrendado en sus DNI y sus actas de nacimiento) y por algunos personajes que deseaban ascender socialmente, como Carlos Guido (1827-1918), que firmaba sus escritos como «Carlos Guido y Spano».[1]

Entre 1938 y 1941, el poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009) conoció de cerca a Raumsol, que «decía que era un ser superior».

Cuando apenas tenía 17 años, Benedetti marchó a Buenos Aires para hacer de secretario privado de Raumsol, fundador de la Escuela de Logosofía, nacida en Argentina y extendida a Uruguay como una rama peculiar de las ciencias teosóficas florecidas a fines del siglo XIX de la mano de Madame Blavatsky (1831-1891) y Annie Besant. Mario se alojó en una pensión de mala muerte propiedad de la secta. Sus paredes «chorreaban por el calor y la humedad» y en las habitaciones, tal vez más en la suya que en las otras, pululaban las chinches. Raumsol, empero, sorbió más los jugos vitales de su flacucho secretario que las legiones de cimex lectularius: durante tres largos años lo explotó a placer hasta que Mario dijo hasta aquí y volvió a Uruguay.
Alberto Salazar Gutiérrez[2]
Poco a poco me fui desilusionando. [Raumsol] Hacía cosas que no tenían que ver con lo que se suponía que era. Sacaba préstamos que no devolvía, estafaba, le hacía creer a la gente que nunca se enfermaba y un día lo encontré aplicándose desesperadamente un medicamento durante un ataque de asma. Decía saber todas las lenguas pero me pedía que le tradujera la correspondencia en inglés; un día fingió leer una carta en árabe pero lo hizo de izquierda a derecha, como si fuera castellano; sus «vibraciones divinas» eran provocadas por un pequeño generador eléctrico. Yo pensaba que era un tipo superior y resultó ser un fraude.
Mario Benedetti[3]

Quienes integran hoy la Sociedad Logosófica en Uruguay dicen que los dichos de Benedetti son apenas un cuento. «Miles de personas practican la logosofía en Argentina, Brasil, Uruguay, España, Israel. Frente a esta realidad, apenas está la palabra de Benedetti. Son disparates».[4]

Es cierto que Benedetti tomó venganza literaria contra Raumsol, haciéndolo personaje de Gracias por el fuego y en uno de sus primeros cuentos, Como un ladrón. Además, alguna vez Benedetti se refirió a su experiencia en la Escuela logosófica, y lo hizo con su consabido gran sentido del humor. Le agradecía a la escuela, al menos, el haberle «dado una Luz». Por supuesto, no era la Luz del Conocimiento, pero estaba cerca de serlo: se trataba de Luz López, a quien conoció gracias a la Escuela y quien fue su esposa, y lo ha sido desde 1946.
Jorge Ruffinelli, catedrático uruguayo[5]

Concepciones

Su doctrina es un popurrí de concepciones y verdades de perogrullo.

La logosofía ha sostenido y sostiene que todo proceso de mejoramiento social habrá de fracasar inevitablemente si antes no se encara el problema del individuo, esto es, si no se lo forma sobre la base de una disciplina interna que lo eduque psicológicamente en el sentido de prestar servicios a la sociedad sin ser absorbido por ella, evitando así el tronchamiento de su independencia de juicio concretada en su libertad moral y espiritual. El hombre masa —bien lo sabemos— es un ser anulado que debe obedecer ciegamente las directivas de su gremio o sindicato, que a su vez obedece, como se ve en todas partes, a directivas políticas. En tales condiciones, ¿cómo puede mejorar esa masa de hombres pegados a rígidas consignas, si individualmente no tienen perspectiva alguna de mejoramiento? Su única esperanza está puesta en lo que la masa conquista, a fuerza de violencias más que por el esfuerzo regulador de la producción. Es que el mejoramiento indiscriminado de todos los que integran la masa desalienta a los capaces, a los empeñosos que ansían labrarse un porvenir, y, naturalmente, la nivelación de los salarios produce instantáneamente una merma en el trabajo consciente de los mejores, incidiendo ese hecho en el mayor costo de la mano de obra, que aumenta a consecuencia de las demandas obreras, mediante las cuales, ilusoriamente, se piensa escapar al infierno de la inflación.
Raumsol, Curso de iniciación logosófica

El 11 de agosto de 1930, fundó la primera Fundación Logosófica en la ciudad de Córdoba (Argentina), y enseguida impulsó la creación de otros varios centros de estudios logosóficos en la Argentina, en Uruguay y en Brasil, con el objetivo de divulgar sus originales conocimientos.

Desde ese momento, dedicó su vida a la realización de la obra de superación humana que es hoy el principal objetivo de la Fundación Logosófica. Estos primeros centros de estudios continuaron expandiéndose y, actualmente, existen sedes culturales logosóficas en diversos países.

Dirigió todas las sedes de la Fundación Logosófica en el mundo y dictó más de un millar de clases y conferencias, publicó más de una veintena de libros en varios géneros editados por la Editorial Logosófica bajo su dirección, manteniendo a su vez una copiosa tarea epistolar mientras atendía sus obligaciones familiares, sociales y laborales personales.

Fallecimientos

Falleció en Buenos Aires, el 4 de abril de 1963, a los 61 años de edad.

Persisten hoy todas las sedes de la escuela de pensamiento fundadas por González y constituidas por él en fundaciones sin fines de lucro.

Publicaciones

Fue autor de una extensa producción literaria: escribió 21 libros acerca de la Logosofía en diversos géneros. Editó dos revistas y un periódico dedicados exclusivamente a explicar y difundir los conocimientos logosóficos.

Dictó más de un millar de conferencias en Argentina, [Brasil] y Uruguay. Mantuvo a lo largo de toda su vida un intenso contacto con sus seguidores logosóficos de todo el mundo.

Paralelamente a su prolífica labor literaria y a su intensa dedicación a la Fundación Logosófica, desarrolló su actividad profesional en el ámbito empresarial. La bibliografía logosófica, como la de muchos otros escritores, cuenta con dos etapas bien delineadas por su autor, una primaria en la que González atendió con su producción literaria la formación y preparación de su escuela de pensamiento que incluye los libros:

Primera etapa

  • 1934-1937: Axiomas y principios de la logosofía (tomos I y II)
  • 1935: Cartas iniciáticas
  • 1936: Logosofia. Tratado elemental
  • 1937: Artículos y publicaciones
  • 1938: Perlas bíblicas
  • 1940: Nueva concepción política
  • 1940: Biognosis.

Segunda etapa

La segunda etapa, que comienza en 1950 es coincidente con una mayor expansión del movimiento logosófico, incluye las obras de fondo y suplementarias de la primera época, y son los libros que continúan siendo editados:

  • 1950: Intermedio logosófico
  • 1951: Introducción al conocimiento logosófico
  • 1952: Diálogos
  • 1956: Exégesis logosófica
  • 1956: El mecanismo de la vida consciente
  • 1957: La herencia de sí mismo
  • 1957: Logosofía: ciencia y método
  • 1959: El Señor de Sándara
  • 1962: Deficiencias y propensiones del ser humano.
  • 1963: Curso de iniciación logosófica
  • 1965 (póstumo): Bases para tu conducta
  • 1968 (póstumo): El espíritu.

Sus libros se siguen editando a través de la Editorial Logosófica y han sido traducidos a otros idiomas (inglés, francés, italiano, catalán, esperanto y hebreo).

Fuentes