Catalina Chávez Monterrey

Catalina Chávez
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NombreCatalina Chávez Monterrey
Nacimiento30 de abril de 1914
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimientoabril de 2019
ResidenciaArtemisa, Bandera de Cuba Cuba
NacionalidadCubana
Otros nombresCata
EducaciónMaestra Normalista
Alma materCatalina1.jpg
OcupaciónJubilada
Predecesor[[ ]]
CónyugeEvelio González Marrero
PadresJulián Chávez y Julia Monterrey Perdomo
Familiares4 hermanos ya fallecidos, 1 hija, 1 nieto, 2 bisnietos y Rosa María Monterrey (tía)
Obras destacadasVivencias, está por publicar Vivencias II
PremiosDistinción por la Educación Cubana, Hijos Distinguidos de San Antonio de los Baños, Medalla del Centenario de la Bandera, Distinción Rafael María de Mendive

Catalina Chávez Monterrey. Destacada maestra cubana.

Síntesis biográfica

Nació el 30 de abril de 1914 con la Primera Guerra Mundial, en una humilde casa de campo situada en la carretera de Güira de Melena en las canteras que existían después de la línea, a la izquierda, en una finquita propiedad de sus padres Julián Chávez y Julia Monterrey Perdomo. Cata, como todos le llaman cariñosamente, fue la cuarta hija de cinco descendientes que concibió este joven matrimonio prematuramente truncado por la muerte de su padre, teniendo ella muy poca edad, ante este acontecimiento tan triste que marcó para siempre su vida y la desoladora situación económica de su madre, fue acogida en el seno familiar de la tía materna Rosa María Monterrey y su esposo, de profesión maestro, Julio Fornells, a quien ella considera sus verdaderos padres porque fueron quienes la criaron y educaron con verdadero amor.

Infancia

Tuvo una infancia feliz, en el nuevo hogar tenía su cuarto donde jugaba con sus muñecas y otros niños con los que compartía sus diversiones y fantasías infantiles, su vocación de maestra vive con ella, porque desde muy pequeñita su entretenimiento preferido era jugar a la escuelita y siempre era la que daba las clases.

Estudios

Sus primeros estudios los realizó en la Escuela Pública #8 hasta el cuarto grado (esta quedaba cerca de la Punta de Rosa), quinto y sexto grados los realizó en la Escuela Pública #5 y séptimo y octavo en la Escuela Primaria Superior #1 Domingo Lence (por donde está hoy La Placita). Al terminar el octavo grado se presentó a examen de ingreso en la Escuela Normal para Maestros de La Habana, con apenas 14 años se ganó la beca e ingresó en este centro de enseñanza. Llegaron días difíciles y para combatir al Gobierno de Machado los estudiantes se lanzaron a la calle en huelga y fueron cerrados todos los centros docentes. A la caída de la dictadura se reabrieron y pudo graduarse en el año 1937.

Trayectoria laboral

Ella prefiere decir que tuvo un segundo nacimiento el 1 de diciembre de 1937 porque ese fue el día en que por primera vez se enfrentó a un grupo de muchachitos que no sabían ni leer, ni escribir en la Escuela Rural #30, enclavada a orillas de la laguna Ariguanabo, su tarea empezaba. Y mientras sus padres vivirían ese día era festivo en el seno familiar. Le hacían regalos, había invitados y se celebraba como si realmente habría nacido ese día. Todavía hoy, pasados tantos años, para ella es una fecha inolvidable que disfruta plenamente. Después de 3 cursos en esa escuela pasó a la Escuela #11, también rural, donde laboró 6 ó 7 años.

Al nacer la plaza del Grupo 1 (Español) en la Escuela Primaria Superior “Domingo Lence fue nombrada para ocupar el cargo hasta el año en que se establecieron los ISE municipales y le asignaron la tarea de dar clases a los maestros de la Región Ariguanabo.

Después del Triunfo de la Revolución realizó varios cursos para equiparar el título de maestro normalista y catalogarla como universitaria. Posteriormente fue elegida para impartir clases en el ISE Provincial sin dejar de hacerlo en el municipal, es decir, simultaneaba ambas tareas. Al dividirse la antigua Provincia de La Habana en Provincia Ciudad de La Habana y Provincia de La Habana trabajó en las dos y además en su ISE Municipal. Al ser elegida la Metodóloga de la Región Ariguanabo para ocupar otras tareas, ocupó su lugar durante tres cursos sin abandonar las actividades ya mencionadas anteriormente.

El INDER municipal que no tenía nada que ver con el ISE necesitó un profesor de Español y muy gustosamente sacrificó su día libre que era el sábado, para impartir clases a los profesores de Educación Física de este municipio. Así se mantuvo hasta su jubilación, con 50 años de labor ininterrumpida. Ya jubilada formó parte muy activa de la Campaña por el 9no grado y dio clases en varios centros de trabajo con muy buenos resultados.

Cuando tenía 91 años asistió a un curso de post grado de gramática de la Universidad de La Habana y se encontró la grata sorpresa de que el profesor había sido alumno suyo.

A los 98 años, todavía asesoraba a varios maestros y alumnos que iban hacia ella para aclarar dudas, no habia dejado de estudiar y esto constituia para ella un placer porque, a pesar de la edad, todavía era útil a estos muchachos que eran maestros relevos.

Todos los años se reunía con antiguos alumnos, antes lo hacían una vez, luego dos veces, y hasta participaban otras personas que la admiraban por su tenacidad, entrega, amor, vitalidad y lucidez, se diviertian mucho recordando travesuras, alegrías y tristezas de aquellos tiempos, pero también hablaban del presente, de la familia, el trabajo y hasta realizaban comprobaciones de gramática. Lo que le llenaba de orgullo y satisfacción era saber que contaba con el amor y el respeto de todos en la comunidad y porque no, gran parte de Cuba y el exterior.

Esta digna cubana, fallece en abril de 2019, próxima a cumplir 105 años.

Anécdotas

  • Yo decidí ser maestra porque papá me cogía de la mano y me decía:
“Vamos a buscar a los niños para enseñarlos a leer y a escribir que es importante para la vida.”

La familia de los niños que vivían en estos barrios cogían cartones de cajas, pedazos de madera vieja y hacían un cuarto para poder vivir, vivían muy mal, esto fue para los años 1919 ó 1920. Papá iba delante y los niños iban detrás, los sentaba en el patio de la casa y yo con ellos, así aprendí a leer y a escribir, también lo ayudaba y toda mi vida enseñé, esa vocación de maestra la saqué yo por él.

  • Mi padre que se desempeñaba como secretario de la Junta de Educación, recibió de de manos del superintendente mi nombramiento para la Escuela Nº 3 de este distrito, enclavada a dos cuadras de mi domicilio. Él me trajo el nombramiento sin muestras de alegría y me dio un sabio consejo. Me dijo textualmente:
“Hija, yo creo que debes agradecerle a nuestro amigo ese nombramiento; pero debes rehusarlo y pedirle en cambio que te nombre en la escuela más difícil del Distrito que es la Nº 30 de la Laguna”

Lo miré asombrada porque sabía que realmente era una escuela de muy difícil acceso sin vías de comunicación. Mi sabio padre se echó a reír y solo me dijo:

“Allí pasarás mucho trabajo; pero aprenderás a ser maestra” No lo pensé más y acepté su sugerencia y así fue como, en lugar de acomodarme, empecé a ser maestra, ¡Cómo se lo agradezco!
  • En una semana por aquel entonces tenía que estudiar a Nicolás Guillén y empecé a recitar el poema “Sensebayá la Culebra”, dice un alumno del aula, maestra a esta poesía se le puede poner música y comenzaron a tocar en las mesas, logrando cierto compás al oído, pero pasaba un hombre por la orilla de la cerca y se quedó escuchando, momentos después la directora vino a ver, qué pasaba, entonces le dije, es la mejor clase que yo he dado, luego se fue. Al rato regresó de nuevo con el hombre de la cerca que al momento se presenta, era el inspector general José Antonio Cubero y dice:
“Esta es la mejor clase que yo he escuchado en mi vida en toda la isla”.

Desde entonces uno de esos alumnos nombrado Omar, hoy secretario de la facultad de este pueblo cada vez que me ve, me pregunta ¿Y Sensebayá la Culebra?, quiere decir que la clase llegó y quedó grabada para siempre en estos niños.

  • Algo que marcó un mito en mi labor como maestra fue el día en la escuela primaria superior, lo que se le llama hoy secundaria básica, había un grupo de alumnos muy majaderos del grupo 7mo. A, el claustro no resistía a estos alumnos y decidieron expulsarlos de la escuela por su mala conducta, yo me opuse, pero, era yo contra casi todo el mundo, entonces fui a La Habana a la Dirección Provincial y dije al que estaba a cargo en aquel entonces, que no estaba de acuerdo con esta medida, les pedí ser la maestra del grupo y encausarlo, el me miró y me dijo: “Si estás de acuerdo, yo lo estoy”.

Viré para la escuela e hice saber que el grupo era mío, los llamé, trabajé y conversé mucho con ellos. Hoy día todos han sido, el que no es profesional, es una persona útil a la patria, a la revolución, si yo no los hubiera acogido en mi pecho se hubieran convertido en bandoleros, malas personas, y sabe dios, qué hubiera sido de ellos, logré, a fuerza de amor y dedicación, que rectificaran y en la actualidad casi todos son profesionales de bien ganado prestigio, entiendo que esta fue una acción de las más fructíferas que tuve como profesional.

  • En el año 1950 convocaron a los alumnos de las escuelas primarias a un Concurso Nacional de Español sobre el Centenario de la Bandera cubana, los alumnos de mi escuela participaron en este certamen y los tres primeros premios recayeron en tres de mis alumnos de la ‘’Escuela Primaria Superior Domingo Lence’’ de este municipio. En un acto solemne en el Ministerio de Educación, al que asistió el ministro, fueron otorgados los premios a mis alumnos y fui sorprendida cuando me llamaron al escenario y me entregaron la primera medalla del Centenario de la Bandera, no me lo imaginaba, casi me desmayo.
  • Cuando trabajaba en el INDER municipal, recuerdo aquellos sábados y vuelve a mi mente algo que me hace sonreír y que además le halaga.

Iba a comenzar la clase y sorpresivamente aparecieron en la puerta del aula como diez o doce personas, para mí, desconocidas me pidieron permiso para entrar, me quedé perpleja sin saber qué hacer cuando vi al metodólogo de Educación Física. Eran todos los dirigentes del INDER Nacional que venían a presenciar cómo se estaban superando los maestros. Retomé el hilo de la clase y continué mi tarea, aún no había terminado cuando fue interrumpida por uno de los visitantes con unas palabras que en la actualidad me halagan. Dijo textualmente el señor:

Profesora, si yo hubiera tenido una maestra como usted no me hubiera costado tanto trabajo aprobar el Español.

Le di las gracias por su elogio al cual se sumaron el resto de los visitantes. Hoy lo recuerdo con cariño y todavía me río por lo que pasó.

Opiniones

  • Gladis Elena González Chávez – hija: con sus ojos verdes y llenos de lágrimas me dice, - Como madre es muy buena, como maestra la mejor, sus alumnos le llamaban el Jardín Botánico, pues siempre entraba al aula con una flor en la parte del corazón y diciendo una poesía o un verso para llamar la atención de todos y comenzar la clase, estoy orgullosa de tener la madre que tengo, no tengo palabras para decir lo que para mí significa ella y su presencia.
  • Félix Romero de la Osa – alumno y compañero de trabajo: Catalina o Cata, como profesora era un ejemplo, jamás la vi encolerizarse, nunca la oí gritar, hablaba pausadamente, amaba y ama mucho las flores y en sus clases, antes de comenzar el contenido había siempre un sencillo desfile de un pequeño grupo de alumnos que les llevaban flores.

En el orden técnico profesional, preparaba muy bien sus clases, utilizando con inteligencia los ejemplos de la vida diaria para reforzar el contenido, cuando fuimos compañeros de trabajo tuve la oportunidad de estar más cerca de ella y observar su excelente calidad humana, le gustaba conocer los problemas e inquietudes de cada uno de sus alumnos y hacía lo que estuviera a su alcance para ayudar en algo y remediar la situación cuando era necesario.

Con 98 años siempre tenia un asiento reservado en las actividades que realizaban los alumnos de épocas pasadas en interesantes encuentros para recordar los años inolvidables de la juventud.

  • Enrique Sainz de la Torre Hernández (Quike) – alumno y compañero de trabajo: fue y es una maestra muy consciente, con muy buena forma con sus alumnos, es como escribió Martí, ‘’…enseñar puede cualquiera, educar solo, quien sea un evangelio vivo… ’’, y ella nació con eso, es muy cariñosa, afable y servicial, muy enamorada de la naturaleza y de las flores, como compañera de trabajo muy preocupada y responsable. Se ha ganado el cariño y respeto de todos.
  • David Rodríguez (se hace llamar, nieto postizo): como Cata no hay paralelo, es la mejor persona que ha podido existir, bondadosa, afable, cariñosa…

Mensaje de Catalina a los maestros

A todos los que decidan ser maestros les diría que recuerden que lo más importante que hay son los niños y a ellos hay que dedicarles todo el amor y la atención que merecen, tienen que pensar que todos esos niños son hijos, no alumnos y darles lo que como madre o padre ellos darían a sus hijos.

Hay que recordar siempre que la enseñanza es darse por entero, así lo hice y lo he hecho durante muchos años, hoy estoy satisfecha con los resultados y me siento realizada como profesional, es mi consejo de anciana maestra a todos fundamentalmente a Los Pinos Nuevos, como dijo José Martí.

Reconocimientos

En su largo pero fructífero tiempo de trabajo reecibió muchas condecoraciones, medallas y reconocimientos que consideraba inmerecidos porque lo único que habia hecho era cumplir con su deber como maestra y como cubana.

Guardando como un tesoro todas las condecoraciones y diplomas que les han sido otorgados; consideraba un orgullo la medalla del Centenario de la Bandera Cubana, entregada en el año 1950, era para ella algo muy especial que recuerdaba con íntimo placer y hasta con un poquito de orgullo.

También recibió reconocimiento como:

Fuente