Cecil B. de Mille

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Cecil Blount de Mille
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Nacimiento12 de agosto de 1881
Ashfield, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Fallecimiento21 de enero de 1959
Hollywood, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
OcupaciónProductor y director de cine
Conocido porProductor y director de cine estadounidense
Cecil Blount de Mille. Productor y director de cine estadounidense recordado especialmente por sus superproducciones de epopeyas históricas y religiosas.

Síntesis biográfica

Nació el 12 de agosto de 1881, en el seno de una familia teatral de orígen holandés. Comenzo como actor infantil y más tarde autor dramático.

Trayectoria profesional

En 1900 logró interpretar algunas obras en Broadway (A Repentance, To Have and to Hold, Hamlet, My Wife’s Husbands) y formó parte, entre otras, de la compañía de Mary Pickford, gracias a la ayuda del director teatral David Belasco, el amigo de su padre. Fueron años en los que, además de casarse con la actriz Constance Adams, se dedicó a producir y dirigir algunas obras (The Bohemian, The Mikado, The Marriage Not) y a escribir otras en solitario o con su hermano William (Son of the Winds, The Stampede, The Royal Mounted, After Five, Church Play), lo que le ayudó a alcanzar la experiencia suficiente y a conocer la puesta en escena, la dirección de actores y el mundo del espectáculo en general. Quizá la seguridad adquirida fue la que le animó a entrar de lleno en el mundo del cine, medio en el que tenía buenos contactos y donde conocía a numerosos empresarios.

En 1913 decidió crear una empresa de producción denominada Jesse L. Lasky Feature Company, para la que contó como socios con Samuel Goldwyn y Jesse Lasky y que poco después se fusionó con la Famous Players para dar lugar a la Famous Players Lasky. Esta plataforma permitió a De Mille iniciar su carrera como director y guionista con películas como El mestizo y La llamada del Norte (ambas de 1914) en una etapa muy prolífica en la que contó con un excelente colaborador en la persona del operador Alvin Wyckoff. Desde sus primeras obras demostró una gran preocupación por las historias que contaba, desde el guión -que siempre cuidó con esmero- a la representación. En este sentido, formó parte del reducido grupo de directores que buscaron consolidar una estructura narrativa eficaz para el progreso del relato y la aplicación de los recursos necesarios para obtener una mayor expresividad.

A partir de 1923, Cecil decidió ampliar su horizonte como productor. Se alió con Adolph Zukor para Los diez mandamientos (1923) y, dos años más tarde, se independizó para constituir la Producers Distributing Corporation con la que realizó, entre otras, El Rey de Reyes (1927); películas de alto presupuesto y compleja realización que, sorprendentemente, alcanzaron una notoriedad fuera de lo común y que marcaron la trayectoria de De Mille para una inmensa mayoría de espectadores. Este cine espectacular encerró grandes dosis de intimismo que, con los años, se valoró mucho más. El propio realizador confirmó que su trabajo le resultó mucho más atractivo al dirigir ciertos melodramas como Triunfo (1924), La cama de oro (1925) o La incrédula (1929).

A partir de la implantación del sonido, De Mille pensó en desarrollar al máximo sus propuestas. Sin embargo, no encontró el camino adecuado entre las historia del viejo Oeste y el cine histórico y bíblico. El western dio cobijo a varias películas de singular interés y en El prófugo (1931), la tercera versión que dirigió de la historia de Edwin Milton Royle, presentó un trabajo muy interesante pero incomprendido. Con Búfalo Bill (1936), el director buscó adentrarse en la leyenda sin olvidarse del necesario romanticismo entre los personajes de la historia, y con Unión Pacífico (1939) quiso reconstruir la unión del país a través del ferrocarril con el apoyo de los hombres y mujeres que vivieron y sufrieron para conseguir dicho logro. En cada caso, De Mille contó con la mujer ideal para sus aventuras y respondieron con igual fuerza interpretativa Lupe Vélez, Jean Arthur, Barbara Stanwyck o Paulette Goddard en Policía Montada del Canadá (1940), Piratas del Mar Caribe (1942) y Los inconquistables (1947).

La producción histórica estuvo rodeada del éxito que despertó siempre la superproducción en buena parte del público. El signo de la Cruz (1932) reunió la riqueza del gran decorado con la sensualidad y el erotismo que afloró de las relaciones que surgieron en el entorno de Nerón y su esposa Popea. Cleopatra (1934) fue una de las versiones más logradas de todas las que se acercaron hasta la fecha al personaje. Claudette Colbert, como en la película anterior, se convirtió en el eje de la historia que mantuvo la inteligente apuesta sensual que tanto preocupó a De Mille. Las cruzadas (1935) supuso un notable acercamiento a una historia muy lejana para los estadounidense, pero en la que Cecil consiguió aglutinar lo fundamental -medios y ambientación- y crear algunos de los momentos más vibrantes que se recuerdan en este tipo de películas.

Los temas bíblicos son, para muchos, las referencias de la obra de De Mille. Evidentemente, consiguió algunas de sus cotas más importantes, pero la comercialidad y el tono de superproducción que rodeó a sus trabajos restan en alguna medida el carácter apasionado e íntimo de su producción. No obstante, tanto Sansón y Dalila (1949), en la que Hedy Lamarr se convierte en tentación con la misma fuerza que lo había sido Gloria Swanson en su momento, como Los diez mandamientos (1956), con dos inolvidables interpretaciones de Chalton Heston y Yul Brynner, son dos monumentales aportaciones de uno de los directores más completos que dio el Hollywood clásico.

De Mille fue un director poco convencional. Ejerció una dictadura férrea sobre los rodajes e igualmente a la hora de preparar al detalle sus producciones. Además de contar con una de las mejores secretarias personales que hubo en Hollywood, Gladys Rosson, supo rodearse de un buen equipo, especialmente de operadores-directores de fotografía pues, aparte de Wyckoff en su primera etapa, aprovechó posteriormente las aportaciones de otros como J. Peverell Marley, Harold Rosson, Karl Struss y Victor Milner. También influyó en su obra el trabajo de la guionista Jeannie McPherson y Anne Bauchens fue la eficaz colaboradora que necesitó para el montaje de casi todas sus películas.

Aunque fue uno de los directores que fundaron en 1927 la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood y que en 1949 recibió el Oscar Honorífico por toda su carrera, el trabajo de Cecil B. de Mille no fue muy premiado por la Academia. No llegaron a la treintena la nominaciones y sólo destacan el Oscar a la Mejor Fotografía de Milner por Cleopatra, Oscar al Mejor Montaje a Bauchens por Policía Montada del Canadá, Oscar a los Mejores Efectos Especiales por Piratas del mar Caribe y los dos Oscar a la Mejor Película y Mejor Guión Original que recibió El mayor espectáculo del mundo.

Muerte

Cecil Blount de Mille falleció el 21 de enero de 1959.

Fuentes