Centenario en Guanajay

Centenario en Guanajay
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Resumen:

Guanajay ha sido, a lo largo del tiempo, cuna de numerosos hombres dedicados al quehacer deportivo, muchos de los cuales han puesto muy en alto el nombre de Cuba en diversos eventos. No pretendo, sin embargo, en estas líneas referirme a ninguno de ellos, sino recordar un singular suceso acaecido hace casi un siglo atrás cuando quiso la suerte, o mejor aún el buen estado del tramo de carretera entre La Habana y Guanajay, que nuestro municipio fuera de meta de la primera competencia de automóviles celebrada en el país.

En vísperas de un centenario

Ocurrió esto el 5 de julio de 1903 y la carrera – que según se cuenta fue fruto de la apuesta -, estuvo organizada por el club de Automóviles de la Habana. Solo cinco competidores participaron en ella: el conocido “sportman” de la época Enrique Conill, el embajador norteamericano Mr. Squiers, una Miss. Squiers acaso hija suya, Charles Greenwood, administrador de tranvías y el francés Dámaso Lainé, a quien acompañó su hermano Honoré, dueños ambos del primer garaje habilitado en la capital, sito en Zulueta#28.

Ante tan inusitado espectáculo, la calle central de Guanajay, llamada entonces Mártires, amaneció engalanada con banderas cubanas, en tanto una multitud de curiosos esperaban apostados a la entrada del pueblo de Blanquizal hasta La Punta. No era para menos: la entrada del primer auto a Cuba- un modelo francés de la fabrica La Parisina- había ocurrido en fecha relativamente cercana, en diciembre de 1898 y todavía ningún guanajayense se había animado a invertir sus ahorros en la compra de uno de aquellos vehículos que ese día demostrarían ampliamente su superioridad sobre el más veloz de los coches de caballo.

Aunque el primer auto en ser divisado por los lugareños fue el de Miss. Squiers, a quien sus caballerosos compañeros habían permitido salir antes, el ganador de la jornada resulto el Dr. Lainé, quien recorrió los 33 Km. Que separan a Guanajay del puente de la Lisa en 37 minutos, al desplegar una impresionante velocidad de 51 Km/h, en su carro Darracq, de fabricación francesa. Bastante alejado, en segundo lugar, llegó el White de Conill, que venció el trayecto en 48 minutos.

Darracq_1903
Modelo Darracq año 1903


Apuntan los periódicos de la época, que una vez en Guanajay, todos los competidores fueron recibidos en el Ayuntamiento por el alcalde provisional Alfredo Vélez, quien se mostró sumamente complacido de que su pueblo hubiera sido sede de tan novedoso y progresista evento.

Hoy, cuando se acerca el centenario de esta primera competencia, poner al pueblo de esa automovilista de excepción que fue la Macorina en un mayor contacto con el fascinante mundo de los autos antiguos, puede ser también una forma de aumentar su cultura y de ampliar su conocimiento sobre una de las invenciones que más profundamente revolucionó la vida del siglo que recién dejamos atrás. Los primeros pasos en ese sentido ya se han dado.

Fuentes:

Gilda Guimeras, Investigación sobre Guanajay.