Central Rubén Martínez Villena
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La Historia del Central “Rubén Martínez Villena” (central Rosario antes de su nacionalización) se remonta a 159 años . El trapiche que se transformó en fábrica, fue fundado en 1851 por el “montañés” Pedro Morales Armenteros en medio de un gran cafetal en el Poblado de Aguacate, de siete y media cabañerías y 80 cordeles, nombrado “Rosario” el cuál fue comprado a la señora María del Rosario Armenteros en 1847.
Sumario
Fundación del Ingenio Rosario
El trapiche era un artefacto de madera y hierro que exprimía las cañas pasándolas entre sus masas verticales. Estas masas eran movidas al impulso de los bueyes y operadas por los negros esclavos.
La molida en aquella época era de un promedio diario de dos carretas chicas de caña. Solamente había un trapiche y tres pailas, en estas últimas se cocinaba el guarapo. El producto final tenía la forma de raspadura, lo depositaban en lonas para secarlo al sol y luego era envasado en cajas de 16 arrobas que eran enviadas en carretas tiradas por bueyes que los transportaban por malos caminos hasta los almacenes de Bea Bellido y Compañía en la ciudad de Matanzas.
La dotación de esclavos (unos 35) realizaban todos los trabajos: cortaban caña y después la procesaban ellos mismos. Las esclavas eran las que surtían el trapiche echándole puñados de cañas.
Varios años después (1863) fue introducido un pequeño tándem de moler montándose una máquina de vapor horizontal de balancín de fabricación inglesa con su trapiche de 1 1/2 pies. Esta máquina que se encuentra en el central “Juan Manuel Quijano” (Elena) tiene más de un siglo y todavía se mantiene bien conservada.
La abolición total de la esclavitud en 1886, no convirtió enseguida a los esclavos de este ingenio en hombres libres, ya que por la ley el amo tenía el derecho de abonar al esclavo “liberto” una parte del salario que por su trabajo debiera recibir, si fuera libre, pasando la otra parte a manos del amo como indemnización por la pérdida que había tenido por conceder la libertad al esclavo.
Por virtud del fallecimiento del señor Pedro Morales Armenteros, en 1884, sus hijos Guillermo y Federico Morales Santa Cruz, se adjudicaron la finca de por mitad en noviembre de 1884.
La época de Don Ramón Pelayo
Los señores Guillermo y Federico, vendieron finca a otro “montañés” el señor Ramón Pelayo y Torriente, en unión de otras fincas más (51 cabañerías y 17 cordeles). Esta venta se realizó el 11 de junio de 1892.
Ramón Pelayo, el nuevo propietario del ingenio, procedía de la casa comercial Bea Bellido y Cía., donde era contador y socio de dicha casa.
Cuando Pelayo tomó la hacienda era ésta una modesta plantación de azúcar. Pero pronto empezó a transformarla. El pequeño “batey” empezó a convertirse en la gran central azucarera. Una dificultad de orden material se oponía entonces al rápido desenvolvimiento de sus negocios: la dificultad de las comunicaciones. Entonces vio el partido que podía sacarse de una red de ferrocarriles que cruzara la comarca en que estaba instalado el batey “Rosario”.
El primer tramo de ferrocarril se construyó en los últimos meses del año 1892 que partía del batey al Poblado de Aguacate. Después fueron construidos dos ramales más de vía ancha para el servicio particular del ingenio, unos de ellos que partía del sitio llamado el Reloj donde empalma con el ferrocarril de Regla a Matanzas y termina en el punto conocido por jata en Mamey Duro con tres estaciones llamadas el Reloj, Abascal y Jata, que mide siete kilómetros y medio y el otro se extendía desde el paradero de Abascal, por el sur de la finca Vista Hermosa hasta Ponce y mide dos kilómetros. Ambos tramos se construyeron por el año 1896. En 1895 amplió la casa de vivienda señorial y en 1898 construyó dos barracones para los obreros.
Pelayo con el fin de aumentar sus ganancias, mejoró considerablemente el ingenio comprando nuevas máquinas, locomotoras, carros jaulas, construyendo edificios, etc. En 1897 adquirió la primera locomotora con fogón para carbón, en la actual número 6.
En 1905 se construyó el primer horno con caldera inglesa y llegó una nueva locomotora, la número 2.
Un momento culminante se localiza en 1907 con la adquisición de varios equipos del demolido ingenio Averhoff, entre ellos, La locomotora número 4, que todavía se mantiene trabajando. Esta pequeña locomotora hacía el recorrido de Regla a Casablanca arrastrando varios coches de pasajeros, antes de ser adquirida para el ingenio Averhoff. Su construcción data del año 1878.
El día 23 de enero de 1906, salió al ramal por primera vez una locomotora nueva.
En este tiempo había en el ingenio Rosario 93 carros jaulas, 63 del ingenio y 30 de los ferrocarriles.
En el año 1913, en las reparaciones se instalaron y construyeron varios equipos importantes tales como: una chimenea de hierro de 175 pies, esta sustituyó a las 4 existentes; un tándem marca Cail de fabricación francesa; dos tachos Cail; un basculadosr Cail; la construcción de las naves de maquinarias y el basculador, etc.
Con estas innovaciones a partir de la zafra de 1914 la molida diaria fue de 160,000 arrobas.
La chimenea de hierro fue partida por la mitad por el huracán del 20 de octubre de 1926, esta se mantuvo así hasta 1947 que fue vencida por la candela y el tiempo. Posteriormente a esto fue construida otra de concreto de 202 pies de altura por la Compañía General de Concreto de La Habana en 1948.
Venta del Central Rosario a la Hershey Corporation
Después de la zafra de 1920 Ramón Pelayo liquidó sus negocios en Cuba vendiendo todas sus propiedades a la Hershey Corporation en la cantidad de 8 millones y el resto fue para su abogado doctor Sánchez de Bustamante.
Al morir Pelayo, marqués de Valdecillas, dejó una fortuna que se calculó en 30 millones de pesetas.
En 1924 se comenzó la electrificación del Central, el primer motor eléctrico fue montado para mover la correa que conducía el azúcar hasta el almacén y poco tiempo después otro para el tanque de guarapo de los trapiches. En el mes de agosto de 1927 se instalaron dos turbogeneradores “GE” de 500 KW cada uno.
Constitución del Sindicato
Un movimiento organizativo de los obreros agrícolas de las colonias Averhoff-Rosario dio comienzo con la caída del machadato entre los días 13 y 15 de agosto de 1933. Las primeras reuniones se efectuaron en un banco del parque municipal por no tener local .
En esa época los trabajadores unidos lucharon fieramente contra patrones y gobiernos, enfrentaron una y mil veces la guardia rural, desafiaron el plan de machete y las cárceles, promovieron históricas huelgas que hicieron temblar a los poderosos patronos.
Algunas conquistas de estos tiempos fue la creación de otro turno del Central debido a la promulgación de la ley de 8 horas diarias el 20 de enero de 1934, comenzaron a trabajar en la Industria 167 nuevos obreros.
En el año 1941, por el precio alcanzado por el azúcar, las compañías habían obtenido grandes ganancias. Siguiendo las instrucciones del FNTA, dirigida por Jesús Menéndez, demandando un aumento de salario para los trabajadores para el próximo año. Las empresas no aceptaron y se pararon muchos Centrales, entre ellos el Central Rosario. Después de varios días de huelga, el gobierno se vio forzado a dictar el Decreto No. 100 de 1942 que aumentaba el salario de los trabajadores en todo el país.
Fuente
- Mena Suárez, Aniceto. Historia del Central Rubén M. Villena. La Habana. 1972.
