Che y el deporte

El comandante cubano-argentino Ernesto Che Guevara (1928-1967) tuvo una fuerte relación con el deporte toda su vida.

Entre algunos de los deportes que practicó se encuentran: ajedrez, alpinismo, atletismo, béisbol, ciclismo, fútbol, golf, natación, rugby, clavados, tenis de mesa, pesca deportiva, tiro deportivo, softbol y actividades a campo traviesa.

Actividades deportivas

Desde pequeño, el Ernesto Guevara de la Serna ―que en su adolescencia, en Argentina, no era conocido como el Che, sino con el sobrenombre de Chancho (especialmente entre sus amigos en la esfera deportiva)― fue un apasionado a la natación, el ciclismo y a las actividades a campo traviesa.

Durante su juventud realizó varios viajes por Sudamérica y Centroamérica en motocicletas, de los cuales se filmó una película, Diarios de motocicleta, protagonizada por Gael García Bernal.

En 1947 ingresó en la Facultad de Medicina, destacándose como integrante del club de fútbol. Participó en la Primera Olimpiada Universitaria en dos deportes: ajedrez y atletismo, a pesar de no existir datos concretos de lo que logró manejando los trebejos, se sabe que en la lid atlética registró 2,80 metros en salto con pértiga.

En el libro El Che deportista se resumen algunas facetas que ejemplifican el amor que sentía el Che por el deporte, lo cual lo ayudó con su padecimiento de asma bronquial.

Che y el ajedrez

Fotografia del Che en su última visita a Argentina (18 de agosto de 1961).

El ajedrez era el deporte favorito, por ello en 1939 participa como espectador en la Olimpíada de Buenos Aires y conoce al campeón del oro en esa lid el cubano José Raúl Capablanca (1888-1942), de 51 años. Desde los inicios en las actividades revolucionarias en México practicaba el ajedrez, encontrando rivales como el comandante Alberto Bayo, quien entrenaba a los expedicionarios del Granma. Cuentan que en la Sierra Maestra llevaba siempre un pequeño juego con piezas rústicas y en los ratos de ocio jugaba ajedrez.

Al triunfo de la Revolución en 1959 el Che impulsa la práctica masiva del juego ciencia, especialmente entre niños y jóvenes, coincidió con el genial Capablanca, quien expresó: «El ajedrez debería formar parte del programa escolar de todos los países».

El entusiasmo del comandante Guevara por el ajedrez era tan grande que lo lleva a inscribirse en torneos de clasificación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, INDER, jugando desde la base hasta la obtención de la primera categoría, viéndose imposibilitado de continuar en la siguiente fase por imperativos de un viaje al exterior.

Participa en competencias por equipos interestatales contra el antiguo Ministerio de Hacienda, de Relaciones Exteriores, embajada soviética, Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), Cuerpo de Artillería y la antigua CMQ de la Televisión Cubana entre otros.

El estilo de juego del Che era intuitivo, nada de rebuscamientos teóricos, ni apegado a los libros de apertura, prefería el juego táctico, basado en movimientos activos, audaces, pero claros, sobre base firme, le gustaba el juego de ataque al juego posicional. En el tablero de ajedrez al igual que en la vida, sostuvo siempre una lucha firme y sostenida por la victoria. Para el guerrillero «el ajedrez es un educador del raciocinio» pues define los valores de análisis, concentración y autocontrol que caracteriza muchas veces el carácter de todo aquel que lo juega o practica. Fue el precursor de los certámenes Capablanca In Memoriam y siempre la imagen y la acción del Che estaban presentes ya sea como fiel aficionado o activista. El Che expone lo siguiente sobre el juego ciencia.

Naturalmente que el ajedrez es un pasatiempo, pero es además un educador del raciocinio y los países que tienen grandes equipos de ajedrecistas, marchan también a la cabeza del mundo en las esferas más importantes.

Principales resultados ajedrecísticos

Entre los principales logros ajedrecísticos del Che se encuentran:

  • Simultánea en Junio de 1962, juega con el maestro nacional Rogelio Ortega, al cual logra vencer.
  • Simultánea en Agosto de 1962, juega con el Gran Maestro Miroslav Filip, quedando tablas.
  • Simultánea en Septiembre de 1962, juega con el Gran Maestro Mijail Tal, quedando tablas.
  • Simultánea en Junio de 1963, juega con el Maestro Internacional Eleazar Jiménez, quedando tablas.
  • Obtención del subcampeonato en el torneo del Ministerio de Industrias, celebrado en Junio - Agosto de 1963, con 24 partidas jugadas, 20 ganadas, 2 tablas y 2 perdidas con un total de 21 puntos.
  • Torneo formación de equipos del Ministerio de Industrias del 18 de noviembre al 16 de diciembre de 1963. Sistema suizo. Queda en segundo lugar con 10 partidas jugadas de ellas 7 ganadas y 3 tablas, acumulando 8,5 puntos.
  • Se enfrentó en simultáneas a grandes ajedrecistas entre los que se destacan los Grandes Maestros (GM): Mijail Tal, Víctor Korchonoi, Miroslav Filip. y Miguel Najdorf, al Maestro Internacional (MI) Eleazar Jiménez y al Maestro Nacional Rogelio Ortega al cual venció.
  • A partir del año 1964 clasifica en los torneos de tercera y segunda categoría del INDER.

Jugadas de la simultánea con Filip

Blancas: GM Miroslav Filip. Negras Che Guevara (Simultánea desarrollada en 1962).

1-CR3A,P4D,2-P4AD,P3AD,3-P4D,C3A;4-C3A,P3CR;5-A4A,A2C;6-P3R,A4A;7-D3C,P3C;8-A2R,O-O;9-O-O,C5R;10-TR1D,CxC;11-PxC,P3R;12-P3TR,C2D;13-PxP,PRxP;14-P4A,PxP;15-AxP;C3A;16-A5R,A5R;17-C2D,A4D;18-AxA,DxA;19-DxD,CxD;20-AxA,RxA;21-TR1AD,TD1A;22-TD1C,P4AR;23-C3A,P4A;24-PxP,TxP;25-TxT,PxT;26-T1AD,T1A. Filip en esta posición ofreció tablas al Che, quien aceptó de mala gana.

Algunas anécdotas

  • En 1961 durante la Crisis de Octubre, el Che estableció la comandancia general en la Cueva de los Portales (municipio de La Palma) y allí practicaba el ajedrez. Según expone el licenciado en cultura física Jorge Luis Díaz, en la ponencia «El Che impulsa la práctica del ajedrez en Pinar del Río» desde dicha cueva este se enfrentó en varias ocasiones con el combatiente Francisco García Vals y con otro al cual le llamaban Veguitas. También con Julio Ledesma y Juan González Pardo.
  • El periodista italiano Gianni Miná, preguntó en una ocasión al líder de la Revolución Cubana Fidel Castro sobre las partidas jugadas con el Che y el comandante en jefe contestó: «Bueno, el Che sabía más que yo porque realmente él había estudiado algo del ajedrez y yo jugaba más bien por intuición. Era un poco guerrillero y algunas partidas se las gané, pero él ganaba la mayor parte de las veces porque sabía más ajedrez que yo y realmente le gustaba el ajedrez».

Reconocimiento post mortem

Para el INDER y el Instituto Latinoamericano de Ajedrez (ISLA) es imposible pasar por alto el trabajo realizado por el Che en la masificación y desarrollo del ajedrez en Cuba, por ello le fue otorgado el excelentísimo título de Caballero de la FIDE en el 2009.

Che y el fútbol

Como argentino el fútbol fue otra gran pasión, cada vez que se le presentaba la ocasión hablaba de los valores de este deporte como actividad aglutinadora y combativa.

Su existencia como jugador resultó acotada. El límite previsible fue el asma. Igualmente, ratificando su determinación de andar contra más de una lógica, siempre realizó todo lo posible para que la respiración complicada no lo dejara fuera de la cancha. Un poco por decisión y otro poco por necedad, fue Portero, el puesto que menos movilidad le exigía y con el que tenía el inhalador a menor distancia. Quienes evocaron sus actuaciones destacaron que lo que más le gustaba era revolcarse por el suelo.

Era un arquero gritón, preocupado por dominar con su voz los oídos de sus defensores. En la pequeña ciudad de Alta Gracia (en la provincia argentina de Córdoba) a uno de sus equipos lo bautizó «Aquí te Paramos el Carro». Cuando creció un poco, se integró a un equipo del pueblo cordobés de Bouer. Allí tenía una función adicional al cuidado del arco. Ocasionalmente, se le asignaba la persecución personal del mejor futbolista adversario. No era un virtuoso pero sí muy tenaz, poseía mucha fuerza y una capacidad de concentración extraordinaria. Marcar al rival más difícil no le permitía lucirse pero era una ayuda para su equipo. Por entonces, estaba dispuesto a subordinar su papel personal a la necesidad colectiva, nunca abandonó esa tendencia.

Se lamentaba de que en Cuba el fútbol no despertara el mismo interés y entusiasmo que otras disciplinas como el béisbol, por lo que trató de difundirlo y desarrollarlo. Tanto fue lo que luchó, que en 1962 logró que el famoso equipo brasileño Botafogo visitara La Habana.

Criterios de algunas personas sobre el amor del Che por el fútbol

Hugo Gambini (n. 1934), periodista y escritor argentino, escribió en el libro El Che Guevara (de 1968), cómo se inició el Che con el fútbol:

  • Leía las crónicas deportivas para informarse sobre los campeonatos profesionales de fútbol, siguiendo todos los clubles y partidos.
  • La mayoría de los amigos eran amantes de los mismos clubes, entre ellos: Boca Juniors o River Plate, Ernesto quiso elegir uno distinto cuando descubrió la existencia de Rosario Central, un club de la ciudad donde él había nacido. A partir de ese momento le encantó que le preguntaran «¿De qué cuadro sos?», y respondía con cierto orgullo: «De Rosario Central. Yo soy rosarino».

Osvaldo Bayer (n. 1927), periodista y escritor santafesino, fanático de Rosario Central, decidió hacerle una nota a Celia Guevara (n. 1929), la hermana del Che. Ella accedió con la condición de que no le preguntara nada sobre Ernesto. La entrevista transcurriío amena, pero al siempre tranquilo Bayer parecía sacudirle la intención de interrogar a Celia sobre el Che. Al culminar la charla, Bayer le pidió que respondiera una sola pregunta sobre el Che. La hermana, sonriente, accede. Y le responde: «Quedate[2] tranquilo, Osvaldo, que Ernesto era de Central».[3]

Alberto Granado (1922-2011) ―amigo personal del Che y compañero de ruta en los viajes― lo confirmó en varias oportunidades: «Ernesto siempre fue hincha de Central». Fuser, uno de los tantos apodos que tenía el Che y como le decían los amigos cariñosamente, era centralista por dos razones, según Granado: una porque nació en Rosario y dos, «porque Ernesto era hincha del Chueco García, el Poeta de la Zurda, un wing izquierdo muy bueno que después pasó a Racing, mi equipo».

Hoy, en el Museo del Che de La Habana descansa la camiseta de Rosario Central (azul y oro listada verticalmente).

El Che y el béisbol

La incursión del Che en el béisbol ha sido poco divulgada, a pesar de vincularse con ella desde mucho antes de convertirse en el primer comandante del Ejército Rebelde.

Según relata William Gálvez en el libro Che deportista, el acercamiento a los cubanos en Guatemala y México hace que el joven médico argentino se relacione también con el deporte nacional. Ya en la Sierra Maestra, acrecienta la afición por esta disciplina, estimulada, tal vez, por la amistad con Camilo Cienfuegos, pues este era un ferviente simpatizante de la pelota y, además de buen pelotero.

De cualquier modo, lo cierto es que el fotógrafo Manuel Camín captó esta imagen, la cual se incluye también en el texto citado, el cual además está la siguiente anécdota, contada por Pablo Cabrera Piloto (1935-2003), integrante de la columna del Che, la cual expresa:

El Che bateando en la Sierra
Se encontraban Che, Camilo y otros compañeros; Camilo se había agenciado unos guantes y una pelota de béisbol y organizaron en el área del secadero de café un juego de pelota con dos bases.
Los equipos eran de seis jugadores: receptor, pitcher, primera, segunda y dos jardineros, capitaneados por Che y Camilo Cienfuegos, los dos lanzadores.

De la forma en que se relata hay que imaginarse los deseos que tendrían de jugar, pues lo hacían en un terreno irregular, y a cada rato la pelota rodaba cuesta abajo, por lo que tenían que interrumpir el partido hasta encontrarla.

Al final ganó el equipo de Camilo, no sin antes tener lugar buenas discusiones por los intentos de picardía de ambos bandos.

Después del triunfo de la Revolución, las múltiples tareas no le permitían al Comandante Guevara jugar sistemáticamente a la pelota. No obstante, en varias oportunidades acompañó a Fidel Castro Ruz, Camilo y otros a los estadios, donde vistió el uniforme de occidentales y además presenció numerosos partidos.

Che y la natación

La natación fue, en efecto, el primer deporte al que se dedicó el Che, a la edad de 5 años ya nadaba bien, pues su madre Celia de la Serna, había sido una excelente nadadora de río, y él aprende a nadar en la piscina del Sierras Hotel, cercana a su casa, en lo que su familia veía como un refuerzo importante para el asma. Era el tiempo en que esta enfermedad lo afectaba grandemente y los adultos que lo rodeaban concebían al deporte como una herramienta dirigida casi en términos exclusivos a conseguir que lo aliviaran. Otra tía, Carmen de la Serna, le confesó al periodista y biógrafo del Che, Hugo Gambini (n. 1934), que «cuando era muy chico tenía los hombros levantados por la respiración forzada, pero luego se le ensanchó la caja torácica con el deporte y el aire de Córdoba».

Los calendarios fueron demostrando que la concepción del deporte como medicamento era restringida. Quizás, empezaba a percibirse, el asma no partiría nunca. Pero para el Ernesto preadolescente la relación con el deporte tenía un sentido mucho más abarcativo que el de su defensa frente a una enfermedad que suele avasallar.

A los doce años tomó lecciones con el campeón argentino de estilo mariposa Carlos Espejo, y contra las disposiciones médicas y a escondidas de sus padres, se entrenaba mañana y tarde hasta tornar en un entrenamiento, donde sus amigos le tomaban el tiempo, para ver los avances.

Cuando en la casa paterna se descubrieron las fugas de Ernesto hacia la pileta, la explicación fue la misma que se empleaba para tratar de comprender otras conductas del hijo mayor del hogar. Bordeando la objetividad decían: «Tiene un carácter rebelde».

Otras actividades deportivas y recreativas

Practicó el montañismo, realizó funciones de fotógrafo, fue periodista deportivo. En 1955 en México, trabajó como fotorreportero para la Agencia Latina en los Juegos Panamericanos.

Fue saltador con garrocha en la etapa universitaria, donde salta 2,80m en la I Olimpiada universitaria en Argentina en 1948.

El 1 de enero de 1950 realiza un viaje solo, en una bicicleta con motor marca Cucchiolo, recorriendo 4500 kilómetros; visitando al gran amigo Alberto Granado en San Francisco (provincia de Córdoba) y a otros amigos de la infancia en la ciudad de Córdoba, continuando luego hacia el noroeste para conocer las provincias más pobres y atrasadas de Argentina: Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, y al regreso pasa por San Juan, Mendoza y San Luis.

En el cuaderno de viaje el Che realiza una serie de anotaciones, entre ellas se destaca la siguiente reflexión:

"Por lo menos no me nutro con las mismas formas que los turistas y me extraña ver en los mapas de propaganda de Jujuy, por ejemplo: el Altar de la Patria, la catedral donde se bendijo la enseña patria, la joya del púlpito y la milagrosa virgencita de Río Blanco y Pompeya... No, no se conoce así un pueblo, una forma y una interpretación de la vida, aquello es la lujosa cubierta, pero su alma está reflejada en los enfermos de los hospitales, los asilados en la comisaría o el peatón ansioso con quien se intima, mientras el Río Grande muestra su crecido cauce turbulento por debajo".

Al regresar a Buenos Aires la empresa fabricante del motor le ofrece realizar un aviso publicitario, que incluía la foto de Ernesto Guevara en la bicicleta y una carta del ciclista donde decía:

"Ha funcionado a la perfección durante mi largo viaje y solo observé que hacia el final perdía compresión, razón por la cual la envío a usted para reparación". De este aviso quedó constancia pues fue publicado en la revista deportiva El Gráfico en la página 49 de la edición del 19 de mayo de 1950.

En Alta Gracia también incursionó en el boxeo y se exigió hasta rendir en el Ping Pong. El tenis, en cambio, fue en aprendizaje posterior. Cuando la familia se mudó a Córdoba, alquiló una casa pegada al Lawn Tennis de la ciudad. Tanto Ernesto como su hermano Roberto pudieron jugar bien gracias a las lecciones de una maestra entrenada: la hija del cuidador de las canchas de ese club.

Le gustaba el rugby, el cual practicó y cuando su familia regresó a Buenos Aires, se asoció al San Isidro Club, donde reanudó el vínculo con este deportre, más tarde pasa al club Atalaya.

En 1955, consiguió trabajo en México como redactor y fotógrafo de la Agencia Latina. En ese rol, cubrió los segundos Juegos Panamericanos, que se realizaron en ese país.

Referencias

Fuentes