Chocolate y felicidad (Libro)

Chocolate y felicidad
Información sobre la plantilla
Chocolate y felicidad.jpeg
Cuento infantil adaptado a sus conocimientos e ilustraciones especialmente diseñadas para las historias, los niños disfrutarán de los cuentos clásicos.
Autor(a)(es)(as)Pedro Pablo Sacristán
GéneroCuento
Primera edición2011
PaísBandera de España España

Chocolate y felicidad. Cuento corto infantil del escritor español Pedro Pablo Sacristán, que nos refiere lo que ocurría hace ya mucho, muchos años, cuando un duendecillo acompañaba a cada niño que nacía. Nos enseña que la felicidad que se consigue recibiendo cosas es pasajera, la verdadera felicidad se encuentra haciendo más felices a los demás.

Sinopsis

Con un lenguaje adaptado a sus conocimientos e ilustraciones especialmente diseñadas para las historias, los niños disfrutarán de los cuentos clásicos. Narra este cuento que la fantasía de creer en un duende como Pin y Flop es solo la imaginación de sentir y ver lo que es no es verdad pero nos hace creer en la felicidad de pensar que es un chocolate para comer y nos ayuda a sentir los niños llenos de felicidad. Los cuentos infantiles cortos para niños son perfectos para leer antes de dormir y ayudan al niño/a desarrollar su imaginación y mejorar sus temores a la hora de dormir.

Argumento

El cuento Chocolate y felicidad ha superado todas las expectativas, llevando los cuentos a los lugares más inverosímiles, generalmente con excelentes resultados que muchos padres y maestros comentan cada día. Hasta el día de hoy, estos cuentos se han publicado en decenas de revistas, suplementos de prensa, libros de texto... se han narrado en estaciones de radio de todo el mundo, tanto nacionales como locales, y son incontables las páginas webs que se han hecho eco de sus valores.

Narración del cuento

Hace tanto tiempo que ya nadie se acuerda de que hubo una época en la que cada niño vivía con un duendecillo de la felicidad que lo acompañaba desde el día de su nacimiento. Los duendecillos se alimentaban de la alegría de los niños, y por eso eran expertos inventores de juguetes y magníficos artistas capaces de provocar las mejores sonrisas.

Con el paso de los años, los duendes mejoraron sus inventos y espectáculos, pero la alegría que conseguían era cada vez más breve. Por más que hicieran, los niños se volvían gruñones y exigentes cada vez más temprano. Todo les parecía poco y siempre querían más. Y ante la escasez de felicidad, los duendes comenzaron a pasar hambre. Pero cuando pensaban que todo estaba perdido, apareció la pequeña Elsa.

Elsa había sido una niña muy triste, pero de pronto se convirtió en las más poderosa fuente de alegría. Ella sola bastaba para alimentar cientos de duendes. Pero cuando quisieron felicitar a su duende, el pequeño Flop, no lo encontraron por ningún sitio. Por más que buscaron no hubo suerte, y cuando lo dieron por muerto, decidieron sustituirlo por Pin, el mejor duende de todos.

Pin descubrió enseguida que Elsa era diferente. Ella no disfrutaba mucho con los regalos y maravillas de su duende. Regalaba a otros niños la mayoría de juguetes que recibía de Pin, y nunca dejaba que su duende actuase solo para ella. Vamos, que parecía que su propia alegría le importaba mucho menos que la de los demás niños y a Pin le preocupaba que con esa actitud se pudiera ir gastando toda su energía.

Una noche, mientras Pin descansaba en su cama de duende, sintió algo extraño bajo el colchón, y al levantarlo descubrió la ropa de Flop, cubierta de chocolate dorado. Como todos los duendes, Pin conocía las leyendas sobre el chocolate dorado, pero pensaba que eran mentira. Ahora, viendo que podían ser ciertas, Pin corrió hacia la cama en que dormía Elsa y miró a través de sus ojos. ¡Allí estaba Flop, regordete de tanta felicidad! Pin sabía que desde dentro Flop no podía verle, pero volvió a su cama feliz por haber encontrado a su amigo, y por haber descubierto el secreto de la felicidad de Elsa: Flop la había convertido desde dentro en un duendecillo de la felicidad, y ahora que estaba tan ocupada haciendo felices a otros se había convertido en una niña verdaderamente feliz.

Los días siguientes Pin investigó cuanto pudo sobre el chocolate dorado para enseñar a los demás duendes cómo hacer el mismo viaje. Bastaba con elegir un niño triste, posarse en su mano mientras dormía, darle un fuerte abrazo, y desear ayudarlo con todas sus fuerzas. Así fue como Pin se convirtió en un bombón dorado. Y a la mañana siguiente aquel niño triste se lo comió. Aunque sabía que no le dolería, pasó muchísimo miedo, al menos hasta que le tocó la lengua, porque a partir de ese momento sintió las cosquillas más salvajes y rió y rió y rió… hasta que estalló de risa. Y entonces apareció en el alma de aquel niño triste, dispuesto a convertirlo en un auténtico duendecillo de la felicidad ayudando a otros a ser más felices.

Los demás duendes no tardaron en imitar a Pin y a Flop y pronto cada niño tuvo en su interior un duendecillo de la felicidad. El mismo que aún hoy nos habla todos los días para decirnos que para ser verdaderamente felices hay que olvidarse un poco de las propias diversiones y hacer algo más por los demás.

Símbolos

  • Felicidad: son el símbolo felices, regocijo, satisfacción.
  • Secreto: simboliza la [chocolate]], creatividad, enseñanza.

Valores

  • Alegría.
  • Generosidad.
  • Enseñanza.
Pedro Pablo Sacristán, autor del cuento infantil

Datos del autor

Pedro Pablo Sacristán. Nació en Madrid, en 1973. El segundo de seis hermanos. Estudió en el colegio privado, donde su padre trabajaba como profesor de educación física. Abandonó cualquier ambición profesional previa a esta etapa para dedicarse más a su familia, estudiando mucho sobre pedagogía y educación realizando también un master en “Asesoría familiar”. El mejor y más claro resultado de esta vorágine es Cuentos para dormir, un proyecto en el que se aúnan mi gran afición a escribir historias, su encubierta vocación educativa y sus conocimientos en el mundo de las tecnologías. Cuando comenzó a escribir los cuentos que contaba a sus hijos cada noche, nunca pensó que podría dar lugar a algo tan apasionante, ni que creciera tan rápido y con tanto éxito.

Enlaces relacionados

Fuente