Clemente Magariño Pereira

Clemente Magariño Pereira
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Revolucionario cubano
Nacimiento23 de noviembre de 1938
Trinidad, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento27 de noviembre de 1957
Trinidad, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteAsesinato
PadresRafael Magariño Zayas y Caridad Pereira Rodríguez, Cuca

Clemente Magariño Pereira. Joven revolucionario cubano, se enfrentó a la dictadura de Fulgencio Batista y murió asesinado por los esbirros del dictador.

Síntesis biográfica

Infancia y juventud

Nació el 23 de noviembre de 1938 en la calle Aguacate entre Rosario y Desengaño, en la ciudad de Trinidad. Era el cuarto y más pequeño hijo del matrimonio de Rafael Magariño Zayas y Caridad Pereira Rodríguez, Cuca, personas humildes. Eran sus hermanos Gerardo, Clara y José Fidel, en otro matrimonio su mamá tuvo a Claribel, Negra, la más pequeña de todos. Asistió a la escuela y culminó el 3er grado, pero tuvo que dejar los estudios para ayudar económicamente a su familia.

Labor revolucionaria

Como miembro del Movimiento 26 de Julio, fue un eficiente luchador en la clandestinidad contra la dictadura.

En los albores de 1957, bajo la coordinación de Bienvenido Núñez Pérez, ingresa Clemente y otro grupo de combatientes al Movimiento 26 de Julio, e integra la célula de acción y sabotaje bajo el mando de Abelardo Niebla Rodríguez, entre sus integrantes se encuentran Fausto Pelayo Alonso Rodríguez, Pelayito, Mario Guerra Landestoy, Francisco Peterssen Domínguez, Paquito, y Pedro Zerquera Nieblas, compañeros de martirologio.

Bajo esta Coordinación el frente de acción sabotaje tuvo sus mejores resultados, Clemente asume múltiples tales como: venta de bonos, reparto de propaganda, colocación de bombas caseras, totalmente inofensivas pero muy ruidosas, como la colocada en el colegio de Las Monjas en compañía de Pedrito Zerquera; además, variados atentados y explosivos a instalaciones pertenecientes a batistianos.

Un día antes de ser detenido le propuso a un compañero que lo acompañara hasta el muladar (vertedero), con el propósito de colocar allí unas trampas para coger auras tiñosas. El amigo le preguntó cuál era el objetivo de eso, a lo que él contestó: Para amarrarles en las patas a la tiñosa unos letreros dándoles vivas al 26 de Julio y soltarlas para que vuelen sobre Trinidad y todo el mundo se entere que aquí hay luchadores del M-26-7. Esto no se ha podido verificar porque su muerte inesperada lo impidió, pero por la ocurrencia y temeridad que siempre le acompañó, no es de dudar que fuera cierto la original iniciativa.

Muerte

En noviembre de 1957 se planifica una gran quema de cañas en el municipio, se acordó por la provincia como fecha inicial el día 13, pero rápidamente vino la contraorden y se quedó a la espera de un nuevo aviso que llega pocos días después fijándola para el 27 del propio mes. Núñez y Abelardo, con la presteza que requería la situación, imparten las instrucciones a los comprometidos con dicha acción y son divididos en tres grupos e integrados de la siguiente manera:

Primer grupo: Victoriano Hernández Tardío, Ramoncito Valverde, Rafael Zerquera Abreu y Abelardo Nieblas Rodríguez, como jefe del grupo. También acordaron incluir a Juan Magdaleno Toledo, conocido por Pitirre, como una forma de comprometer a este elemento que pugnaba por infiltrarse en las filas del 26.

Segundo grupo: Jacobo Balboa, José Vivas, Cheo y Ramón Nieblas, como máximo responsable. Tercer grupo: Mario Guerra Landestoy, Clemente Magariño Pereira, Francisco Peterssen Domínguez, Pedro Zerquera Nieblas y Braulio Guerra Gutiérrez, designado como jefe. Su misión consistía en trasladarse en el automóvil de Pedro Zerquera hasta La Güira y en viaje de regreso regar con tirapiedras, a ambos lados de la carretera hasta la entrada de Guarico, el fósforo vivo que estarían preparado en caramelos que se derretían con relativa facilidad ante la acción del calor.

Tras culminar los preparativos para la acción, le orientan a Fausto Pelayo que buscara a Pitirre, cuando lo localiza, de forma evasiva plantea que tiene que entregar las papeletas vendidas y la lista de apuntaciones de la llamada Bolita a Pura Calzada, madre de Guillermo Pérez Calzada y amante del capitán Antonio Guerrero; y que volvería al momento; sin embargo, se escondió y no apareció ni en su casa , en cambio, delató el plan a Guillermo Pérez Calzada, secretario del Sindicato Agrícola del Central Trinidad, que a su vez lo informó al capitán Guerrero.

Exceptuando el segundo grupo que haría la acción de forma directa, los demás se reunieron antes de partir en la casa de Pelayito, lugar donde se guardaban distintos materiales incendiarios, entre ellos, fósforo vivo, que previamente habían trasladado desde el bar Maceo, perteneciente a Norberto Rodríguez Cadalso. Allí prepararon el fósforo vivo en caramelos especiales y envasados en pomos.

Estaba ausente Braulio Guerra quien se encontraba enfermo, y quizás por esa razón, no pasaron a recogerlo en el lugar acordado, a pesar de que él se había comprometido a ir de todas maneras. Antes de partir para la misión, en la máquina que guiaba Manolo Magdaleno, se exploró la carretera hasta Puente Azul; al no encontrar inconvenientes regresaron para iniciar la operación.

Pelayito estaba comprometido con la acción, pero a última hora le ordenaron que se quedara en un lugar visible para atenuar las sospechas sobre su persona; además, para que informara la ocurrencia de cualquier anomalía.

El primer grupo fue trasladado en máquina por Manolo Magdaleno hasta la loma del Puerto, desde allí se internaron a pie por diversas colonias hasta terminar en la de San Isidro.

El segundo grupo, que se ocultaba cerca del objetivo, cumplió su misión al quemar las cañas de la costa, específicamente en la colonia Rabo de Zorra.

Mientras el tercer grupo, debía trasladarse en el automóvil de Pedrito Zerquera hasta La Güira y en viaje de regreso regar con tirapiedras, a ambos lados de la carretera hasta la entrada de Guarico, el fósforo vivo preparado en caramelos que se derretían con relativa facilidad ante la acción del calor.

Por la presunta delación de Pitirre, fueron apresados los cuatros combatientes en Manaca Iznaga y conducidos al Cuartel 39 de la Guardia Rural.

Según Caridad Ferrer Legón, viuda de Pelayito, él se había sentado en un puente cerca de su casa; al transcurrir el tiempo, los policías Tápanes y Monzón llegan al bar Trinidad e indagan sobre su paradero, como escucha la interrogante se acerca y le pregunta lo que deseaban; entonces Tápanes le responde que el capitán Guerrero quería verlo en el cuartel.

Un grupo de testimoniantes afirman que Pelayito se encontraba dentro del bar, y de allí se lo llevan sin que mediara la fuerza. Su viuda es de la opinión de que su compañero nunca sospechó el peligro, al contrario, pensó que el capitán Guerrero le iba a pedir algún favor, como había sucedidos en otras ocasiones. Su noble corazón le hizo pecar de incauto y no relaciona la sospechosa actitud de Pitirre con el deseo del capitán Guerrero de localizarlo a esa hora de la noche, en el preciso momento en que se ejecutaba la mayor acción de sabotaje del Movimiento. Lo cierto es que lo detienen y lo trasladan, primero para la policía, y luego hacia el cuartel, donde ya estaban los restantes detenidos.

En ese siniestro lugar, fueron salvajemente torturados hasta arrancarles las vidas; pero no pudieron sacarle ni la más mínima confesión. Al día siguiente apareció su cadáver en La Güira simulando que estaba ahorcado.

Cuando triunfó la justicia revolucionaria, los culpables que pudieron ser localizados son juzgados y recibieron la condena que merecían, algunos habían abandonado el país, mientras otros, estaban prófugos de la justicia.

Hoy Clemente es un símbolo para la juventud trinitaria, su memoria se inmortaliza de muchas maneras, entre ellas, la antigua calle Cruz Verde lleva su nombre y se les erigió un monumento a los cincos combatientes asesinados frente al Partido Municipal, donde cada 27 de noviembre se le tributan merecido homenaje.

La historia se repetía 86 años después del vil asesinato de los ocho estudiantes de medicina a manos del colonialismo español, esta vez, por un nuevo colonialismo al servicio del imperio yanqui. El luto y terror se apoderaba del pueblo trinitario que compungido contemplaba tamaña masacre.

Tenía al morir solo 19 años de edad.

Fuentes