Combate de El Salado (8 de enero de 1869)
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Combate de El Salado (Granma). El 8 de enero de 1869 fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando del Mayor General Donato Mármol, combatieron contra una fuerte columna española de las tres armas, que bajo las órdenes del conde de Valmaseda avanzaba hacia Bayamo, en poder de los patriotas en esos momentos, para reconquistarla. También se le conoce como Combate de El Saladillo.
Localización
El río Salado (antes también conocido como Saladillo), es un afluente del Cauto, en la actual provincia de Granma. La acción se desarrolló en las riberas de este río, en un sitio ubicado aproximadamente a unos 30 km al oeste de Bayamo. Es una zona de relieve llano que se dedica actualmente a la producción de arroz y cultivos varios.
Contexto
El 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes proclamó el inicio de la lucha independentista en su ingenio de La Demajagua. Otros revolucionarios lo secundaron en diversos lugares de la región oriental. Uno de ellos fue Donato Mármol, quien desde 1867 conspiraba por la independencia de Cuba, y que entre los días 11 y 12 de octubre de 1868 reunió a unos cien hombres en su finca Santa Teresa, situada entre Bayamo y Jiguaní y en la mañana del 13 tomó Santa Rita, dos horas después a Jiguaní y por la tarde a Baire. Al contramarchar hacia Santa Teresa, contaba ya con un contingente de unos 400 hombres que se le habían sumado.
Carlos Manuel de Céspedes lo nombró jefe de todas las fuerzas que pudiera reunir en las jurisdicciones de Jiguaní y Santiago de Cuba con grado de Mayor General. Combatió durante tres días en el pueblo de Jiguaní y el 21 de noviembre 1868 atacó y tomó a El Cobre. En enero de 1869, cuando se encontraba preparando sus tropas para atacar a Santiago de Cuba e invadir a la región de Guantánamo, Céspedes le ordenó marchar hacia la zona de El Cauto, librando la acción de El Salado.
Desarrollo
La misión planteada por Céspedes a Donato Mármol era extremadamente difícil debido a la desigual composición de ambos contendientes en cuanto a armamento, organización y experiencia combativa, pues en estos aspectos la superioridad de las tropas españolas era evidente. Inclusive, cuando a Mármol se le asignó esta misión, algunos de sus oficiales subordinados trataron de convencerlo de que debía negarse a acatarla, pero el joven patriota rechazó tal propuesta y se dispuso a cumplirla consecuentemente, a pesar de las enormes dificultades que debía afrontar.
Por otro lado, Valmaseda logró hábilmente desinformar al mando insurrecto acerca de la verdadera dirección de su avance, y cuando los cubanos creyeron que iba en dirección a Holguín contramarchó y logró cruzar el Salado por uno de sus vados, destruyendo las trincheras levantadas por los patriotas en la margen opuesta. Entonces las fuerzas insurrectas atacaron tratando de obligar a Valmaseda a repasar el río.
Esta acción se prolongó desde las primeras horas de la mañana hasta ya entrada la noche, y en ella los cubanos, cuyas tropas estaban integradas en su mayoría por esclavos recién liberados, armados con machetes y palos con punta a modo de lanzas, hicieron derroche de valor, pero este fue inútil y sufrieron una severa derrota en la que desempeñó un importante papel el empleo que las tropas coloniales dieron a su artillería, la cual causó numerosas bajas.
Sobre la cuantía de las pérdidas cubanas se han dado cifras muy contradictorias, pero todo hace suponer que fueron varios centenares. Por su lado, el jefe español informó haber tenido pérdidas escasas, aunque dolorosas. El enemigo pudo proseguir su marcha hacia Bayamo, no sin tener que combatir dos veces más para encontrarse finalmente con las ruinas de la ciudad, destruida por sus habitantes para no verla nuevamente en manos españolas.
Fuentes
- Ríos, Arcadio (2015): Hechos y personajes de la historia de Cuba (recopilación bibliográfica). La Habana: sin nombre de editorial, 2015. 320 páginas.
- Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, Tomo II: Acciones combativas. La Habana: Centro de Estudios Militares de las FAR, 2006.
- Dirección Política de las FAR: Historia de Cuba (págs. 174-175). La Habana: sin nombre de editorial, 1967.
