Combate de El Salado (Camagüey, 22 de julio de 1872)

Combate de El Salado (Camagüey)
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Combate librado por fuerzas al mando de Ignacio Agramonte.
Fecha:22 de julio de 1872


Combate de El Salado (Camagüey). El 22 de julio de 1872, fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando del mayor general Ignacio Agramonte, combatieron contra una tropa española dirigida por el teniente Luis González Estévez.

Localización

La localidad de El Salado se encontraba cerca de las Minas de Guáimaro, provincia de Camagüey. Recibe su nombre por el río Salado, que nace en la llanura del Centro de Camagüey-Las Tunas, al sureste del pueblo de Colombia, y desemboca en el golfo de Guacanayabo, actual municipio de Colombia, provincia Las Tunas. Es una zona de pastos y la caña de azúcar.

No confundir con los combates librados en otras localidades que llevan el mismo nombre, como el del 17 de noviembre de 1875, en que fuerzas del Ejército Libertador, subordinadas al brigadier Henry Reeve, el Inglesito, bajo el mando del Comandante Tomás Rodríguez, hostilizaron una tropa en El Salado, jurisdicción de Cienfuegos, Las Villas, y el del 8 de enero de 1869 en el río Salado o Saladillo, afluente del Cauto, a unos 30 km al noroeste de Bayamo, en que fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando del mayor general Donato Mármol, combatieron contra una fuerte columna española. Ver combate de El Salado (Granma).

Contexto

A principios de 1872 Ignacio Agramonte ocupaba el mando de las tropas camagüeyanas y se dedicó a elevar el espíritu de lucha en Camagüey librando, entre otros, los combates de Palmarito de Curana, Destino, Casa Vieja, El Asiento, San Borges, y San José del Chorrillo. El 10 de mayo se extendió su mando hasta la provincia de Las Villas al subordinársele ese territorio. Le siguieron los combates de Consuegra, San Pablo, Los Yareyes, Babujal, Jicotea, Salado, Jacinto, Las Yeguas y La Matilde.

Desarrollo

Casi en los inicios de este combate contra una tropa española Ignacio Agramonte fue herido por un proyectil que le atravesó ambos omóplatos, pero siguió dirigiendo el combate sin que nadie se percatara de la herida y solo cuando el enfrentamiento concluyó requirió los auxilios de su médico.

También resultó herido en una pierna el jefe español, quien esperaba, con actitud valiente ser ajusticiado por los cubanos tal y como ellos hacían con los libertadores. Algunos soldados libertadores, al conocer de la herida de su jefe, insistieron en quitarle la vida al oficial enemigo, pero Agramonte ordenó que fuera curado y lo envió con una escolta al campamento hispano de Guáimaro.

La actitud del mayor general Agramonte fue motivada, según él mismo explicó a sus hombres, por la valentía y correcta actitud del jefe adversario, quien había combatido de manera leal y caballerosa.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Diccionario enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Tomo II. Acciones combativas. Centro de Estudios Militares de las FAR, 2006.
  • Vidal Morales y Morales. Hombres del 68, La Habana, 1972. Págs. 330-331.
  • Ramón Roa. Pluma y machete, La Habana, 1969. Págs. 130-132.
  • Elio Leyva y Edilberto Marbán: Historia de Cuba, La Habana, 1944. Págs. 398-399.
  • Gilberto Toste Ballart. Reeve, el Inglesito, La Habana, 1978. Pág. 174.