Combate de Jiguaní (1958)

Combate de Jiguaní (1958)
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Parte de Guerra de Liberación Nacional de Cuba
Fecha 19 de diciembre de 1958
Lugar Jiguaní, Oriente, Bandera de Cuba Cuba
Resumen Enfrentamiento entre el Ejército Rebelde y el Ejército de Batista
Consecuencias Fue liberada la villa de Jiguaní, hoy municipio de Granma con el mismo nombre
Beligerantes
Ejército Rebelde Ejército de Batista
Comandantes
- Fidel Castro Ruz
Guillermo García
Bajas
11 muertos 30 muertos

Combate de Jiguaní (1958). Fue uno de los más encarnizados y difíciles combates que sostuvieron las tropas bajo el mando del comandante Guillermo García, donde a pesar de las sensibles pérdidas se logra otro paso firme y trascendental en el avance rebelde sobre Santiago de Cuba.

Desarrollo de la acción combativa

El 19 de diciembre de 1958, cuando se vivía la recta final de la lucha guerrillera en Cuba, se produjo un cruento combate entre el Ejército Rebelde y una tropa de la tiranía batistiana, en el lugar conocido como San José del Retiro. La acción, duró aproximadamente siete horas y aunque varios revolucionarios perdieron la vida, entre ellos el comandante Ignacio Pérez Zamora, el enemigo fue el más perjudicado.

Para organizar el cerco a Santiago de Cuba, fue que Fidel convocó a Raúl, Juan Almeida y otros jefes a la Comandancia de La Rinconada. Un gran trecho de la Carretera Central entre Bayamo y la capital oriental era dominado por los rebeldes después de tomar Baire y con Maffo sitiado. Solo Jiguaní quedaba como bastión de la tiranía.

Era vital entonces cortar ese posible puente de huída de "los casquitos" hacia Bayamo, por lo que se decide cercar estrechamente el poblado.

No obstante, la desesperación obliga a los militares de Jiguaní a intentar escapar y así lo hacen la madrugada del 19 de diciembre por un camino secundario que atravesaba las sabanas de un paraje cercano conocido por San José del Retiro.

Era imposible no chocar con algún punto del cerco rebelde. Al primer contacto y el tiroteo desencadenado, la tropa bajo el mando del bravo capitán Ignacio Pérez inicia la persecución de la caravana de militares que huyen. Caen ferozmente sobre la retaguardia enemiga, aunque en condiciones muy arriesgadas, por ser un terreno ganadero, demasiado llano para el combate a corta distancia.

El hostigamiento de los barbudos provoca gritos agónicos de rendición entre los perseguidos. Sin embargo, la tregua solicitada escondía la traicionera intención de abrir fuego sorpresivo cuando los revolucionarios se acercaran.

En efecto, una vez erguidos sobre sus posiciones, el propio capitán Ignacio Pérez y otros diez de sus hombres, incluido el casi niño de 14 años, Juan Pérez Olivera, cayeron abatidos por una ráfaga de ametralladora y el fuego cerrado de los viles soldados.

La traición no hizo más que desencadenar una furia rebelde que en poco tiempo aplastó la resistencia enemiga, y esa misma tarde Jiguaní, punto importante por confluir en él la Carretera Central y la vía férrea rumbo a Santiago, ya era territorio rebelde.

Bajas

El Ejército Rebelde ocasionó 30 muertos a su adversario, 67 prisioneros y la destrucción de varios vehículos militares y ocuparon unas 70 armas, mientras que la causa revolucionaria tuvo 11 mártires que perdieron la vida en el intento de liberar su villa.

Reconocimiento a los mártires

No obstante, la satisfacción de la libertad conquistada se mezcló esa noche con el dolor por el combatiente y el amigo caído. En los corredores alrededor de la plaza del pueblo fueron tendidos los cadáveres del capitán Ignacio Pérez Zamora y sus diez compañeros.

A las ocho de la noche, Fidel y Raúl Castro entraron en Jiguaní e hicieron guardia de honor a los caídos. El jefe del Ejército Rebelde firmó la orden del ascenso póstumo a grado de comandante del heroico capitán Ignacio Pérez Zamora y redactó una carta de pésame al comandante Crescencio Pérez, al mando de la columna no. 7 del Primer Frente, explicándole la forma en que había entregado su vida su hijo y el dolor que sentía por haber perdido a uno de nuestros oficiales más competentes y de su mayor confianza.

En horas de la madrugada fueron inhumados los cadáveres de los caídos en San José del Retiro en el cementerio de Jiguaní. El comandante Raúl Castro despidió el duelo, donde ponderó el heroico rol jugado por aquellos valientes que habían entregado sus preciosas vidas por la causa revolucionaria. Destacó la estirpe campesina de la mayoría de ellos y, en especial, la vinculación de Ignacio Pérez, junto a su familia, con los sobrevivientes de la expedición del yate Granma.

En sus palabras el jefe del Segundo Frente Oriental denunció la ayuda de todo tipo que había recibido el Ejército de Batista a través de la Base Naval de Guantánamo, propiciada por el gobierno de los Estados Unidos.

Fuente