Combates de Bacunagua (1896)

Combates de Bacunagua
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Combates de fuerzas de Antonio Maceo con una tropa española que viajaba en un tren.
Fecha:3 y 16-18 de agosto de 1896


Combates de Bacunagua. El 3 de agosto de 1896, fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando del lugarteniente general Antonio Maceo, organizaron una emboscada en la vía férrea de Pinar del Río, cerca del poblado de Bacunagua. Un ataque similar se produjo en ese mismo lugar el 16-18 de ese mes, descarrilando la locomotora y entablando combate con las fuerzas españolas que iban en el tren. Al final otro tren salvó a los sitiados tras sufrir numerosas bajas.

Localización

El poblado de Bacunagua), se encuentra a en la vía férrea de Pinar del Río, a unos 8 km al nordeste de Los Palacios, siendo una posición estratégica que cubría el recorrido de los trenes hacia y desde La Habana.

Contexto

Antonio Maceo había completado exitosamente su invasión de Oriente a Occidente, llegando hasta Mantua el 22 de enero de 1896. Siempre combatiendo, regresó a La Habana el 12 de febrero y realizó diversas acciones combativas en la zona y en territorio matancero, encontrándose nuevamente con Máximo Gómez.

Después de atacar a Batabanó, en La Habana, cruzó la trocha de Mariel a Majana, el 15 de marzo de 1896, para dar comienzo a su segunda campaña en la provincia pinareña y dirigirse a la zona noroccidental para esperar la expedición de Rius Rivera, en la que también venía Panchito Gómez Toro.

Poco después de los combates de Bacunagua, Maceo se encontró con Rius Rivera y los otros expedicionarios. El armamento y pertrechos trasladados en esa expedición imprimieron gran impulso a la campaña que Maceo libraba en esa provincia.

Desarrollo

Primer combate. El 3 de agosto de 1896 las fuerzas del 6 Cuerpo del Ejército Libertador, bajo el mando del lugarteniente general Antonio Maceo, organizaron esta emboscada en la vía férrea de Pinar del Río, cerca del poblado de Bacunagua. La noche antes habían colocaron seis bombas en la vía, las cuales serían detonadas por medio de un alambre eléctrico.

Los insurrectos se situaron a ambos lados de la línea. Alrededor de las 08:00 horas se escuchó el ruido peculiar del tren, que a los pocos segundos llegó al tramo donde estaban las bombas, pero la exploración enemiga detectó la presencia de los insurrectos y el tren pasó a tal velocidad que no hubo tiempo de detonar los explosivos. A los pocos minutos el tren retrocedió y los españoles abrieron fuego contra las fuerzas insurrectas sin darles tiempo a organizarse.

Se entabló una pelea desigual en la cual el enemigo actuaba protegido por el blindaje de los vagones y los cubanos solo tenían los matorrales cercanos a la vía férrea. Además, el tren podía moverse en ambas direcciones, según conviniese al jefe español. Maceo ordenó el ataque y este se acometió con valor; pero en condiciones desventajosas, pues las bajas aumentaban constantemente.

Por fin el tren abandonó el lugar de la acción y emprendió la marcha hacia Taco-Taco, donde había un fortín. Las bajas españolas fueron, según su parte oficial, dos muertos y 11 heridos; las cubanas, ocho muertos y 26 heridos, entre estos últimos el ingeniero norteamericano Pierce Atkinson, quien desde hacía un mes se encontraba en el campo insurrecto.

Segundo combate. La segunda acción se produjo del 16 al 18 de agosto de 1896. En esta ocasión se logró el descarrilamiento de la locomotora a las 06:00 hrs, e inmediatamente las fuerzas del teniente Coronel Federico Bacallao, que actuaban en las avanzadas, atacaron a la escolta del tren, integrada por una compañía del Regimiento América y voluntarios, hasta un total de 150 hombres dirigidos por el capitán Balbuena, el mismo que dirigía las tropas enemigas en el intento anterior.

Las tropas coloniales respondieron con rigor el ataque de los insurgentes desde los propios vagones, que les proporcionaban eficaz protección, mientras los cubanos estaban obligados a pelear a pecho descubierto. Todo el día 16 y parte de la noche se mantuvo el combate, el cual se reanudó al amanecer del 17 sin que flaquearan los sitiados, y se prolongó hasta entrada la noche. Durante esta los insurrectos trataron de colocar nuevos explosivos debajo del tren, lo que no lograron porque el terreno era muy descubierto y los centinelas españoles estaban alertas.

El 18 por la mañana se reanudó la pelea, la cual se extendió hasta las 12:00 horas en que llegó a las cercanías una columna enemiga de refuerzo, integrada por un batallón del Regimiento de Arapiles, dos compañías del de Barbastro, un escuadrón del Regimiento de Caballería de Treviño, la guerrilla de San Cristóbal y dos piezas de artillería. Esta tropa, mandada por el Coronel Joaquín Arjona, llegó en otro tren, pero este no pudo arribar al sitio exacto del combate porque otra explosión destruyó una alcantarilla y las tropas tuvieron que desmontarse para atacar.

La infantería insurrecta tomó posiciones a lo largo de una cerca de piedras paralela a la vía férrea. Dos escuadrones de caballería avanzaron y abrieron fuego. Maceo dislocó su escolta en un palmar cercano a la infantería para que decidiera el lance, al tiempo que él personalmente, con los oficiales de su estado mayor y algunas fuerzas de caballería, atacó la vanguardia del refuerzo enemigo. Este combate duró aproximadamente una hora durante la cual los sitiados del tren descarrilado, viendo que el refuerzo no llegaba hasta ellos, aprovecharon un momento oportuno y salieron de los vagones, salvaron el tramo más peligroso y se unieron a las tropas de Arjona, quien inmediatamente ordenó la retirada hacia San Cristóbal, con el tren a la retaguardia, siendo hostilizados hasta Taco-Taco.

Las bajas del enemigo fueron nueve muertos y 36 heridos, según su parte oficial; las de los cubanos, muertos y 52 heridos. El tren quedó en Bacunagua y fue destruido por los insurrectos, al igual que las alcantarillas de la vía férrea de Pinar del Río.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Dolores Bessy Ojeda. Francisco Leyte Vidal, Santiago de Cuba, 1988. Págs. 59-60.
  • José Luciano Franco. Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, 3 t., La Habana, 1973. Págs. 262-263.
  • José Miró Argenter. Crónicas de la guerra, 2 t., La Habana, 1981. Págs. 386-388; 390-395.
  • Diccionario enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Tomo II. Acciones combativas. Centro de Estudios Militares de las FAR, 2006.