Complejidad

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Complejidad. Tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro universo. Hay complejidad "donde en un mismo espacio conviven orden y desorden, donde no sólo hay determinismo sino también azares; allí donde emerge la incertidumbre". Etimológicamente, la palabra complejo deriva del vocablo latino complexus, que significa "lo que está tejido junto".

¿Que es la complejidad?

Durante los últimos años, la palabra complejidad se usa con frecuencia, no solamente en los ambientes intelectuales sino también en el lenguaje cotidiano. El término suena atractivo ya que nos muestra una verdad difícil de cuestionar: la realidad, en toda su dimensión, es compleja.

Este descubrimiento puede llevar a caer en un error, acerca de la cual se previene, inclusive, por el mismísimo Edgar Morin: la de concebir a la complejidad como una poción mágica para los males del espíritu y no como un constante desafío.

La complejidad va acompañada de la perplejidad, es decir de lo enredado, lo inextricable, el desorden, la ambigüedad y la incertidumbre. Hay muchos tipos de complejidad, por un lado se puede hablar de aquellas que están ligadas al desorden y otras que están sobre todo ligadas a contradicciones lógicas. Lo complejo de esta manera "recupera por un lado la incapacidad de formar un orden absoluto y por otro la incapacidad de evitar contradicciones" Complejidad no es lo mismo que complicación.

Lo complicado se puede reducir a un principio simple. Si bien el mundo es complicado, también es complejo. Sino así no fuera, los problemas del mundo tendrían un llano camino hacia su solución. Simplemente se apelaría a la reducción y esto sería suficiente. Pero si la reducción pretendería explicarlo todo se volvería "cretinizante y destructiva".

Esto se debe a que el mundo actual presenta problemas cada vez más pluridisciplinario, multidimensional, transnacional, global, planetarios etc. Dichos problemas exigen soluciones acordes con su naturaleza. Ofrecerles un conocimiento parcelado o disociado vuelve nulo nuestro esfuerzo por entender la realidad.

Ante esta delicada situación la escuela ha escogido una forma de enseñar totalmente fragmentaria. Se ha enseñado -desde niños- a dividir la realidad en materias o asignaturas. En vez de explicar que la realidad es compleja, se obedeció a los lineamientos positivistas y cartesianos, mostrándonos un mundo dividido en muchas partes bien separadas entre sí.

En el nivel superior la diferenciación se hace más aguda, hasta tal punto que si un docente de Historia, por ejemplo, corrige en un examen los errores ortográficos de los alumnos, estos se quejan diciendo que él no es el profesor de Lengua y Literatura.

El estudiante frente a la Complejidad

El estudiante se enfrenta con los problemas cotidianos de la vida y no puede hacerlos con éxito debido a que es incapaz de pensar lo multidimensional, "cuanto más progresa la crisis, más aumenta la incapacidad para pensar la crisis, cuanto más globales se vuelven los problemas, menos se piensa en ellos." La inteligencia termina siendo una inteligencia irresponsable.

Por lo tanto, quien aspire a esta nueva concepción de pensamiento debe evitar la fragmentación simplista y los sistemas filosóficos cerrados, que explican la realidad desde su olimpo de la totalidad y la escritura acabada.

Es decir, la complejidad está estrechamente relacionada con ver la realidad en sí. Complejidad es observar el todo desde nuestra limitación humana, con ese asombro inigualable que los griegos supieron tener al intentar conocer la naturaleza.

La Teoría de la Complejidad se ha decidido a reivindicar y construir una ontología que trate de dar una respuesta a la pregunta por la naturaleza. El objetivo de Morin es comprender el todo desde una physis y una epistemología complejas. Esto lleva a superar las nociones de "objeto" y de "elemento", reemplazándolas por las de sistema.

Sistema

Sistema es "El carácter fenoménico y global que toman las interrelaciones cuya disposición constituye la organización del sistema", nótese que la definición apunta, no a un objeto separado, sino a las interrelaciones. Es decir, que el Universo está conformado por sistemas que irremediablemente están en constante y completa relación con el todo.

Desde la perspectiva del todo el sistema es uno (unitas), pero desde sus partes es diverso y heterogéneo (multiplex), por lo tanto hablamos de unidad compleja de la cual derivan las emergencias.

El concepto más conocido dentro de la ontología de Morin es el de Bucle Tetralógico, el cual es el principio que posee la physis compleja y se divide, obviamente, en cuatro momentos:

  • Desorden y agitación: sin ellos, las interacciones necesarias para que surja el orden son impensables y no podríamos admitir que en el universo hay evolución constante e infinitas relaciones. Se concluiría en un determinismo si no se admite el desorden, pero tampoco se puedes afirmar que el universo es desorden absoluto; por lo tanto el universo es imperfecto-perfecto y en el hay un mínimo de reglas y leyes que constantemente ceden su rigurosidad al Azar.

1. Interacción: Es la solidaridad entre los componentes de un sistema. La interacción es la piedra angular, sin la cual no habría orden.

2. Interrelación: Ningún fenómeno u objeto se encuentra realmente aislado e independiente sino que éste está en interrelación con otros, los que a su vez determinan y son determinados por el fenómeno u objeto en consideración. Todos ellos conforman un sistema. La idea de aislamiento no es más que una abstracción, necesaria sí, pero un tanto problemática y por ello debe ser manejada con sumo cuidado.

3. Emergencia: La novedad del todo. Esta idea es muy fuerte en Morin, a tal punto de que el hombre mismo es una emergencia de la historia de la vida terrestre. Hay una emergencia en el origen del hombre como así también hay emergencias en un grupo de trabajo, en la relectura de un texto, en la búsqueda de Dios etc. El universo es novedad constante, por lo tanto las emergencias son infinitas e incalculables en cantidad.

Morin, al concebir la realidad como un bucle, da diversos ejemplos de ellos.

El bucle cerebro-mente-cultura

El hombre se realiza como tal dentro de la cultura. No hay cultura sin cerebro humano, y no hay mente (entendiendo a esta como capacidad de conciencia y pensamiento) sin cultura. La mente humana es un surgimiento que nace y se afirma en la relación cerebro-cultura. Una vez que la mente ha surgido, ella interviene en el funcionamiento cerebral con efecto retroactivo. Cada uno de los términos necesita a los otros. La mente es un surgimiento del cerebro que produce la cultura, la cual no existiría sin el cerebro.

El bucle Razón-Afecto-Impulso

La complejidad humana integra la animalidad en la humanidad y la humanidad en la animalidad. Las relaciones entre las tres instancias no solamente son complementarias sino también antagónicas, implicando los conflictos muy conocidos entre la impulsividad, el corazón y la razón; de manera correlativa; hay una relación inestable, permutante, rotativa entre la razón, la afectividad y el impulso.

La Racionalidad no es un poder supremo (como pretendía la modernidad); es sólo una instancia de una triada inseparable; es frágil puede ser dominada, sumergida, incluso esclavizada por la afectividad o la impulsividad.

El bucle individuo-sociedad-especie

Los individuos son el producto del procesore productor de la especie humana, pero éste mismo proceso debe ser producido por dos individuos (madre y padre). Las interacciones entre individuos producen la sociedad y ésta es parte de la Especie humana.

No se puede absolutizar al individuo, deificándolo tal como pretendió la modernidad al considerarlo un fin supremo; tampoco se lo puede recortar de la sociedad o de la especie. A nivel antropológico, la sociedad vive para el individuo, el cual vive para la sociedad/humana.

Todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia con la especie humana.

Es decir que la persona lleva en su interior el mundo físico y químico y a la vez su conciencia lo separa de dicho mundo.

Esta idea de hombre nos remonta a los antiguos griegos quienes sostenían que el hombre es Microphysis; es decir que cada ser humano tiene en sí la misma capacidad de autorregularse que posee la naturaleza. En él conviven la animalidad, la racionalidad, la irracionalidad, la preocupación por la Sociedad (polis), etc.

A través de estos conceptos (y muchísimos otros) Edgar Morin ha encontrado un Hilo de Ariadna que le permite bucear en la complejidad y no perderse en ella. Nociones como sistema, bucle tetralógico, emergencias, retroacción negativa, entre otras.

El error, la novedad, la incertidumbre, la impredecibilidad, la admisión de opuestos etc, son componentes esenciales del acto educativo, a los cuales no se deben esquivar.

La Teoría de la Complejidad y los Docentes

Ante esta nueva visión acerca de la realidad, los educadores se encuentran con una misión indelegable: la de transmitir "no saber puro, sino una cultura que permita comprender nuestra condición y ayudarnos a vivir. Al mismo tiempo favorecer una manera de pensar abierta y libre".

Se debe transmitir un conocimiento que se dé cuenta que las partes dependen del todo y viceversa; que no aisle los fenómenos (como pretendía Descartes) sino que los integre en la totalidad y que detecte lo uno en lo diverso; admitiendo la diversidad y la unidad a la vez.

Esto debe estar acompañado de la incansable búsqueda (por parte del docente) de que los alumnos logren un estado interior y profundo de reflexión para poder orientarse por sí mismos en la vida.

La incapacidad que los actores de la comunidad educativa poseen para interpretar sistemas complejos no es innata. La Modernidad es la culpable de haber eclipsado lo que los griegos, los hebreos y los medievales pudieron vislumbrar.

La aceptación de un plus de misterio complejo que escapa al entendimiento humano y que enfrenta a éste con sus límites-dejándolo en el campo del asombro-ya había sido hecha por nuestros antecesores milenarios.

Las prácticas educativas no deben centrarse en un enciclopedismo que transmita lo puramente cognitivo, eso lo puede hacer una Computadora, un Libro o un Programa de Televisión.

La verdadera Educación es un encuentro entre seres humanos, donde la vida misma es la protagonista. Se deben cuestionar las instancias pedagógicas tradicionales y buscar la perspectiva compleja.

Los contenidos tratados en clase deben apuntar a la transformación del sujeto, "no son neutros, se presentan en concreto, con un determinado grado de valor. (...) en consecuencia, cada contenido educativo no debe ser propuesto sólo como conocimiento objetivo, también debe ser reconocida la libertad del sujeto para apreciarlo como valioso para sí."

En su gran libro Educar es un riesgo, de Luigi Giussani, nos advierte que la verdadera educación es aquella que introduce al estudiante a la realidad total. "Realidad es para la palabra educación como la meta para el camino" y, según lo que venimos exponiendo, dicha realidad es compleja.

Es por eso que es imprescindible que el docente de hoy presente los contenidos integrados al conocimiento cotidiano e intereses del alumno, es decir a su realidad total.

La escuela debe tener en cuenta constantemente la realidad de los alumnos. El contexto en el que ellos se desenvuelven los modifica sin cesar; por eso en educación la relación con el medio, con el contexto, con la realidad total es imprescindible en los docentes.

Se debe estar al tanto de la vida de los jóvenes: sus códigos, sus costumbres, su forma de pensar, los peligros a los que se exponen, los personajes de televisión con los cuales se identifican etc.

Aquí surge otra idea muy importante: es inútil saber si no se sabe para la vida. Y en la medida que los docentes no tengan en cuenta esto, corre peligro la noción de hombre a la que se quiere arribar.

El alumno que no sabe para la vida no aspira a la sabiduría, que es, en última instancia, lo que hace del conocimiento algo imprescindible. Si el docente es enciclopedista o simplista logrará un hombre con una cabeza repleta, en cambio si el docente piensa en complejo e incentiva al alumno a transitar el mismo camino, logrará formar un hombre con la cabeza bien puesta.

Aprender a vivir es, no sólo conocer, sino transformación de ese conocimiento en sapiencia para la vida. Si no se logra este cometido, el alumno quedará rezagado en la Torre de Babel antes citada.

Dicha sapiencia esta fundada en la contextualización del saber. Las clases del docente de la era planetaria deben enseñar a contextualizar los conocimientos. La aptitud para contextualizar debe ser un imperativo categórico de la educación.

La Complejidad exige al docente, entre tantas otras cuestiones, considerar al alumno en su individualidad, entenderlo como un ser único e irrepetible. "Cada grupo, cada alumno, cada suceso educativo representa una problemática a resolver, por lo que no se pueden aplicar teorías o técnicas estandarizadas; sólo una permanente actitud reflexiva acerca de los acontecimientos vividos va constituyendo un almacén experiencial, al que el docente puede acudir en circunstancias de incertidumbre"

La reforma del pensamiento como premisa para la educación

No se trata en modo alguno de asumir la modernidad desde posiciones nihilistas y hacer de ella y sus conquistas una tábula rasa. Ella misma con todos sus paradigmas y utopías, históricamente fue conciencia crítica que dio respuestas a su tiempo histórico, en correspondencia con el estado de las ciencias y la práctica social.

Pero históricamente las nuevas realidades exigen rupturas, cambios y transformaciones como expresión de la quiebra de principios que se consideraban invariables.

El modelo paradigmático de la modernidad, caracterizado por la simplificación y concretado en los principios de disyunción, reducción, abstracción y el determinismo mecánico tiene que ceder paso a nuevas perspectivas epistemológicas para aprehender la complejidad de lo real.

La Teoría de la complejidad y el Pensamiento complejo asume "(…) la heterogeneidad, la interacción y el azar" como totalidad sistémica, fundada en tres principios: "el dialógico, la recursividad y el principio hologramático:

  • El dialógico: No asume la superación de los contrarios, sino que los dos términos coexisten sin dejar de ser antagónicos. Valora en grado máximo la conexión como condición del sistema.
  • Recursividad. El efecto se vuelve causa, la causa se vuelve efecto; los productos son productores, el individuo hace cultura y la cultura hace a los individuos.
  • El principio hologramático. Este principio busca superar el principio de holismo y del reduccionismo. El holismo no ve más que el todo; el reduccionismo no ve más que las partes. El principio hologramático ve las partes en el todo y el todo en las partes."

Al mismo tiempo, en Edgar Morin, estos principios están mediados por dos conceptos: el de paradigma y el de sujeto. El primero lo define como la estructura mental y cultural bajo la cual se mira la realidad y el segundo ( el sujeto) , lo conceptúa como toda realidad viviente, caracterizada por la autonomía, la individualidad y por su capacidad de procesar información. Para él, el sujeto es el de mayor complejidad. "Sostiene que no se puede asumir esta noción de sujeto desde un paradigma simplista.

Es necesario el pensamiento complejo; aquel "pensamiento capaz de unir conceptos que se rechazan entre sí y que son desglosados y catalogados en compartimentos cerrados" por el pensamiento no complejo. No se trata de rechazar lo simple, se trata de verlo articulado con otros elementos; es cuestión de separar y enlazar al mismo tiempo. Se trata pues, "de comprender un pensamiento que separa y que reduce junto con un pensamiento que distingue y que enlaza".

Enlaces externos

Fuente

  • Morin, E. (1996). El paradigma perdido. Barcelona: Kaidos.
  • Morin, E. (1998). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.
  • Varona Domínguez, Freddy. "Transdisciplinariedad y educación universitaria. Visión filosófica sobre retos y potencialidades". Humanidades Médicas, Vol 5, No 14, Mayo - Agosto del 2005.