Conceptualismo

Conceptualismo
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Concepto:Sistema filosófico que defiende la realidad de las nociones universales y abstractas en tanto que son conceptos de la mente, sin concederles existencia positiva y separada fuera de ella.

Conceptualismo. Movimiento artístico surgido a finales de los años sesenta directamente derivado de los planteamientos de Marcel Duchamp, y en particular de las aplicaciones de sus "ready-mades"- cuyos adherentes rechazan el arte como artículo de lujo, permanente, portátil y vendible, proponiendo en cambio un tipo de arte en el que cuenta primordialmente la idea o el concepto que respalda sus realizaciones. Para los artistas conceptuales prima el sentido de las obras sobre su forma plástica y el pensamiento implícito en ellas sobre la experiencia sensual.

Etimología

(del latín: «Conceptus», concepto). Orientación –representada por Abelardo y Occam– de la filosofía escolástica. En la discusión en torno a los universales, los conceptualistas, como los nominalistas (Nominalismo), negaban la existencia real de lo general independientemente de las cosas singulares, pero, a diferencia de los segundos, admitían la existencia de conceptos generales en la mente anteriores a la experiencia, conceptos, que constituían una forma especial del conocimiento de la realidad. En la Época Moderna, Locke mantuvo una posición afín al conceptualismo.

Fundamento

Se basó en la primacía de la idea o concepto por encima de la técnica o forma final del objeto. Es más, no solo se limitó a objetos bi o tridimensionales (escultura o pintura), sino que incursionó en los actos, como es el caso del happening o el performance, así como también en el video. Cuando se contem`la una obra conceptual no se ve nada más que el medio por el cual el artista intentó transmitirnos una idea. Muchas veces solo vemos las instrucciones de cómo realizar un proceso en el cual intervendremos de modo activo en la obra, siendo nosotros los hacedores de la misma.

Historia

En el período comprendido entre los siglos XI y XIII d.C., el mundo cristiano fue escenario de una importante controversia filosófica entre los teólogos de mas renombre de la época, conocida como discusión o disputa sobre los Universales. Por Universales, en el contexto del debate en cuestión, se entienden los conceptos generales que convienen a los conjuntos que abarcan una misma especie de entes, algo así como como las Ideas o Arquetipos de Platón. Los agrupados en uno de los bandos contendientes sostenían que los Universales poseían una realidad semejante a la que los platonistas atribuían a las Ideas. O sea que eran entes reales, eternos, perfectos, de los cuales los objetos de la naturaleza constuían una copia y que solo existían por participación de la correspondiente Idea. Así que por ejemplo, un hombre era según Platón y seguidores, una copia del la Idea Hombre, que existía por participación en la Idea o Arquetipo Hombre. De forma análoga los partidarios del Realismo Medieval, aducían la realidad del Universal Hombre, del cual el hombre como individuo era sólo una copia. Si bien se analiza, la mayor parte de los conceptos matemáticos como el de línea recta, y algunos de la física como los de cuerpo rígido y péndulo simple, tienen caracteríticas similares a las atribuidas a los arquetipos platónicos.

Las líneas rectas con una sola diménsión y los hilos rígidos e ingrávidos de los péndulos son abstracciones que solo existen como conceptos, como recursos instrumentales para el razonamiento científico. A más de cuatro siglos de la controversia de los Universales, el análisis sobre la correspondencia entre lo que se entiende por realidad en la ciencia con los conceptos y teorías que en el ámbito científico se manejan, es tema de debate tanto en el plano netamente científico como en de la filosofía de la ciencia. El debate en cuestión de cierta manera se asemeja a la discusión medieval. Los contendientes del moderno debate representan por una parte a los que alegan que las teorías establecidas y aceptadas por la comunidad científica reflejan la realidad tal como es, situándose en el otro bando quienes sostienen que las teorías solo son hipótesis de trabajo utilizadas como instrumentos investigativos para continuar con el quehacer científico, mientras no presenten contradicciones o ineficacia, dando paso a otras hipótesis y teorías. El físico inglés Stephen Hawwking llama a los primeros Platonistas y a los segundos Positivistas; él se declara positivista. En un famoso debate sostenido con su colega y colaborador Roger Penrose, relatado en el libro The Nature of Space and Time, expresa Hawking: «Roger es Platonista mientras yo soy Positivista».

La polémica en cuestión se suscita acerca del famoso experimento teórico conocido como «El Gato de Schroedinger», en el cual hay un gato encerrado en una caja tapada en la cual hay a su vez un dispositivo que emitirá un gas letal en un tiempo impredecible, de modo que durante un tiempo arbitrario antes de abrir la caja no se puede saber si ya funcionó o no. La Teoría de la Mecánica Cuántica dice que mientras no se abra la caja el gato estará mitad vivo y mitad muerto, y es el caso que, no obstante esa desconcertante afirmación, todas las predicciones de futuras mediciones serán confirmadas. El Platonista (según Hawking) Penrose dirá que lo del experimento «no es real», a lo cual contestará el Positivista Hawking: «Yo no requiero que la teoría corresponda a la realidad porque yo no se lo que es eso». Y continúa: «Todo lo que me interesa de la teoría es que pueda predecir resultados, y en eso la Mecánica Cuántica ha sido exitosa». Entre los mas destacados adherentes al Realismo Medieval se cuentan personalidades cuyas ideas aún se citan y se analizan. Tales como San Anselmo de Canterbury, Escoto Eriúgena, y otros representantes de la etapa en que los teóricos eclesiásticos conjugan la fe con la razón, dándole diferentes grados de influencia a ésta última, preparando de cierto modo al todavía lejano entonces Renacimiento.

Como tendencia contraria al Realismo, surgió la que agrupó a quienes alegaban que los Universales sólo eran nombres que tomaban los conceptos generales, sin que constituyeran nada real, Nominalismo se le llamó a esa corriente de pensamiento que tuvo como principales exponentes a Duns Escoto y Guillermo de Occam. A finales del pasado siglo XX, el hasta entonces solamente conocido como prestigioso semiólogo italiano Umberto Eco, publicó su primera novela El Nombre de la Rosa, de inmediato éxito de venta y acogida por público y crítica, dentro de cuya interesante trama de estilo detectivesco, van surgiendo diálogos entre la figura principal, un sacerdote dominico y su asistente, diálogos de profundo significado filosófico y teológico sobre el Nominalismo y los Universales, apareciendo numerosas referencias a Guillermo de Occam. Muchos de los que disfrutaron de la lectura de la novela (y de su versión cinematográfica) no se preguntaron sobre el eigmático título, no les preocupó por qué el Nombre y por qué la Rosa. Algo se trasluce al final de la obra en el que aparece un críptico hexámetro que habla de que el nombre de la prístina rosa tan sólo nombre es, trasluciendo así de cierta forma lo que de nominalismo se ha estado tratando a lo largo de la narración. El hexámetro en cuestión dice: «STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS», cuya traducción pudiera ser: «De la rosa permanece el nombre, nombres desnudos mantenemos».

El propio Eco ha dejado entrever que esa cita en latín pudieran haberla sugerido lecturas como la de una obra de la norteamericana Gertrude Stein en la cual aparece uno de los peculiares litismos de la escritora: «Rose is a rose is a rose». Defendiendo una posición intermedia entre Realismo y Nominalismo, surgió en el siglo XII, la tesis del teólogo Pedro Abelardo (conocido por el público llano por sus tempestuosos amores con una joven llamada Eloísa), según la cual los Universales no deben considerarse como no existentes pues existen como conceptos y permanecen en la mente de quienes los piensan aunque no formen parte de la realidad objetiva. En esto último nos parece advertir, de cierta manera, un elemento de diferenciación entre existencia y realidad. Con justeza se le ha dado a la tesis de Abelardo el título de Conceptualismo. El Conceptualismo de Abelardo nos parece que se ajusta más como denominación a la tesis sustentada por Stephen Hawking a la que hicimos referencia y que éste identificó como positivista. Lo postulado por la Mecánica Cuántica en cuanto al estado mitad vivo-mitad muerto del famoso gato, podrá no ser real como objetó Penrose, pero no hay duda de que existe como postulado y permite servir como instrumento de una teoría para predecir resultados que es lo único que le pide Hawking.

Fuentes