Concepción Méndez Cuesta

(Redirigido desde «Concha Méndez»)
Concha Méndez
Información sobre la plantilla
ALTOLAGUIRRE 0004.jpg
NombreConcepción Méndez Cuesta
Nacimiento27 de julio de 1898
Madrid, Bandera de España
Fallecimientodiciembre de 1986
México, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos

Concha Méndez. Cuyo verdadero nombre es Concepción Méndez Cuesta, fue una destacada escritora española perteneciente a la Generación del 27, especialmente conocida por su gran obra poética.

Síntesis biográfica

Nacida en Madrid el 27 de julio de 1898, Concha Méndez Cuesta fue la mayor de once hermanos. Su familia no era originariamente burguesa, pero adinerada. Por eso, los Méndez habían asimilado el estilo de vida típico de la clase media, incluida la actitud conservadora en la educación de los hijos.

Estudios

Concha recibió, en un colegio francés, una educación femenina y católica que no compartía, pero cuya influencia se observa en sus primeros versos. Los padres, aplacando cada anhelo por aprender y descubrir mundos, le prohibieron continuar los estudios, después de los más elementales, y educaron a la niña para que creciese como todas las mujeres católicas de la España de principios del siglo XX.

Primer Exilio, amistad con Maruja Mayo

En 1926 publicó su primer libro, “Inquietudes”; dos años después, publicó “Surtidor”; y, en 1930, “Canciones de mar y tierra”. En estas obras, sobre todo, es evidente la huella de la amistad de Concha con Maruja Mallo, quien fue, para ella, una verdadera guía en su primer exilio. Se trató de un exilio psicológico, interior: el medio social y familiar en el que se encontraba no la admitía tal como era y, por tanto, teniendo como única otra alternativa la adaptación, lo abandonó, ya que ella quería desarrollar una carrera como artista y ser admitida como intelectual.

La presencia, en este primer exilio, de Maruja Mallo, una pintora a la que le gustaba romper con las reglas sociales y luchaba para la liberación de la mujer, le permitió a Concha comprender, por primera vez, sus verdaderas aspiraciones. Las dos juntas disfrutaron de una vida intelectual muy intensa y contribuyeron a enriquecerla y destruir la imagen de la mujer como esposa sumisa y madre abnegada. Méndez descubrió un Madrid diferente, con calles, cafés, clubes, lugares donde dar rienda suelta a sus deseos de vida cultural y emancipación. Sobre todo se dio cuenta de que la creación artística podía ser una posibilidad concreta y auténtica.

No sólo en la pintura de Maruja se encuentra la presencia de Concha, sino en la obra poética de Concha se refleja la huella de Maruja. Examinando, por ejemplo, el poema “Verbena” y comparándolo con la obra del mismo título de Mallo, podemos notar que, aunque con lenguajes personales distintos y en disciplinas artísticas diferentes, Mallo y Méndez representan de manera inequívoca el mismo espíritu frenético de la vanguardia y escenifican idéntica realidad. Las luces, los colores, los movimientos, los sonidos que Maruja Mallo destaca en su “Verbena” son los mismos que Concha Méndez evoca en la suya. Además de las verbenas, las dos recrearon también otros aspectos de la modernidad que era el tema principal en la obra de ambas, en ese periodo, como los coches y las locomotoras (emblemas del mito de la velocidad), las fábricas (banderas del progreso tecnológico), la metrópoli, el jazz y el deporte (el movimiento físico), y éste último con especial énfasis en la práctica que lleva acabo la mujer.

Se trata de elementos típicos de las poéticas artísticas europeas de esos tiempos, heredados del Futurismo, que fue la primera de las vanguardias que llegaron a España. La adhesión de las dos a ese movimiento fue completa, porque del Futurismo compartían el deseo de destruir un pasado caduco y de exaltar el cambio, a través de sus elementos característicos: dinamismo, expresión continua de movimiento, simultaneidad y sucesión de sonidos e imágenes.

Segundo Exilio

Podemos colocar entre 1929 y 1931 el segundo exilio de Méndez: se trata del viaje que realizó a Inglaterra y a Argentina, países que constituyeron un único exilio, porque formaban parte del mismo propósito de emanciparse desembarazándose de su asfixiante familia en búsqueda de nuevos lugares. Sin embrago, el viaje a Inglaterra no representó una desvinculación del mundo que había conocido. Méndez afianzó sus relaciones con el Madrid intelectual mediante una serie de cartas donde explicaba sus descubrimientos artísticos y las reflexiones que éstos le suscitaban.

Además, entabló amistad con intelectuales relacionados con la cultura española que, como ella, residían en Inglaterra. Y además de eso, a través de artículos publicados en revistas como ‘La Gaceta Literaria’, su presencia en la vida cultural madrileña siguió plenamente activa a pesar de la distancia. Se trató de una experiencia muy positiva, aunque, poco tiempo después de su regreso a España, inició otra travesía, esta vez hacia Argentina, consciente de dar “un paso trascendental en la vida”. Sin duda, ]]Buenos Aires]] acogía a muchas personalidades del mundo literario y artístico y Concha estableció los primeros contactos con Guillermo de Torre, escritor y crítico que dirigía la sección de letras del diario ‘La Nación’, periódico en el que ella empezó a publicar un poema cada semana.

Sin embargo, la relación más importante fue la que estableció con la española Consuelo Berges, escritora y periodista, y más tarde reconocida traductora, quien le ofreció su amistad y su influencia en los círculos intelectuales y fue su pieza fundamental para su éxito en el continente americano. Consuelo era una mujer resuelta, enérgica y culta. Como Concha, también ella había renunciado a una vida de mujer tradicional para perseguir una carrera como escritora. Viajar era también una de sus pasiones y la llevó a cabo a la vez que se emancipó de su familia. Esta grande coincidencia provocó una conjunción de intereses que dio frutos en la obra de ambas. En la obra de Concha, los frutos de esta experiencia se vieron en “Canciones de mar y tierra”, del 1930.

Regreso a España

La vuelta a España, para Concha, representó un momento de cambios en su vida personal y en su actividad política. En 1931, García Lorca le presentó, en la granja El Henar, al poeta e impresor malagueño Manuel Altolaguirre. Concha y Manuel se casaron el 5 de junio del año siguiente , siendo testigos García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y Luis Cernuda.

Crean la imprenta ‘La Verónica’ en una habitación del hotel Aragón, donde editaron la revista ‘Héroe’, que contó con la colaboración de Jiménez, Miguel de Unamuno, Pedro Salinas y Guillén. Vivieron de 1933 a 1935 en Londres, donde el primer año murió su primer hijo, y nació su hija Paloma en el último. Junto con su marido, activo impresor, contribuyó a la difusión de la obra de la Generación del 27, editando colecciones de poesías y revistas como ‘Poesía’, y ‘Caballo verde para la poesía’ (dirigida con Pablo Neruda).

Fueron años intensos, desde un punto de vista literario, para Méndez que también se dedicó al teatro infantil. Se trata de textos la mayoría todavía hoy inéditos, pero que demuestran la amplitud de sus intereses, que abrazaron no sólo la poesía, sino también el teatro y el cine. No obstante la actividad dramática, Concha, en esos años, no abandonó la escritura en verso. De hecho, en ese periodo publicó “Vida a vida” (1932), con la que introdujo en su producción poética nuevos temas y nuevas formas, y “Niño y sombras” (1936), donde expresó todo el dolor que padeció la poeta al haber perdido el niño que esperaban ella y su marido, cuando estuvieron en Londres, entre el 1933 y 1935. Fue en esta ciudad que Concha dio a luz a su hija Paloma y fundó con Manuel una nueva revista que tenía que hacer de puente entre la cultura inglesa y la española: ‘1616’, cuyo título se refería al año de la muerte de Shakespeare y Cervantes.

Transcurso de la Guerra Civil

Regresados a España en 1935, dentro del clima de fuerte tensión que precedió la Guerra Civil, los dos tomaron partido por la República. Sin embargo, estallada la guerra, vivir en el Madrid asediado por las bombas empezó a entrañar demasiados peligros para ellos. Por eso, la única solución que quedó fue buscar refugio en otros países. Y fue así que Concha volvió a la experiencia del exilio. Se trata del último exilio, el exilio político, motivado por el cambio de régimen, después de la Guerra Civil. Fue un exilio “fragmentario”, con distintas etapas, en el cual la escritora, siempre acompañada por su hija Paloma, residió en Inglaterra, Bélgica y Francia, hasta que decidió adentrarse hasta Barcelona para reunirse con su marido, quien había permanecido en España todo ese tiempo.

El avance de las tropas de Franco obligó a Concha a regresar otra vez a Francia, sin su marido. Éste, una vez llegado a Francia, en medio de la confusión y desesperación, se metió en un campo de concentración. Después de haberse reunido en París, ambos pasaron los primeros meses como exiliados en casa del poeta francés Paul Eluard. Fue desde allí que, con su esposo e hija, Concha emigró primero a Cuba y después a México. Desembarcados en Cuba, los dos se encontraron con otros intelectuales exiliados, entre los cuales la filósofa española María Zambrano, quien será su compañera de exilio.

Muerte

Muere en México en diciembre de 1986.

Obras

  • “La caña y el tabaco” (inédita).
  • “Inquietudes”, Imprenta de Juan Pueyo, Madrid (1926).
  • “Surtidor”, Imprenta Argis, Madrid (1928).
  • “El ángel cartero”. Acto único infantil (1929).
  • “Canciones de mar y tierra”, Talleres Gráficos Argentinos, Buenos Aires (1930).
  • “El personaje presentido” (1931).
  • “Vida a vida”, La Tentativa Poética, Madrid (1932).
  • “El pez engañado”. Comedia infantil en un acto (escrita: 1933, inédita).
  • “Ha corrido una estrella”. Comedia infantil (escrita: 1934, inédita).
  • “El carbón y la rosa” (1935).
  • “Niño y sombras”, Ediciones Héroe, Madrid (1936).
  • “Las barandillas del cielo”. Comedia para guiñol (escrita: 1938, inédita).
  • “Prólogo de El solitario (El nacimiento)” (1938).
  • “Lluvias enlazadas”, La Verónica, La Habana (1939).
  • “El solitario (Amor)” (1941).
  • “Sombras y sueños” (1944).
  • “Villancicos de navidad” (1944).
  • “El solitario (Soledad)” (1945).
  • “Vida o río” (1979).
  • “Entre el soñar y el vivir” (1985).

Fuentes