Copa Warren (Vaso de plata)

Copa Warren (Vaso de plata)
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Copa Warren. Es un vaso de plata, probablemente encontrado en Battir, cerca de Jerusalén entre los años 5-15 d. n. e. Antes de que llegara al Museo Británico, había formado parte de la colección del millonario estadounidense Edward Warren. Es un objeto que nos habla de las actitudes del siglo XX con respecto al sexo casi tanto como de las de los romanos.

Historia

Hace 2.000 años, los miembros de la élite de los grandes imperios como el de Roma no se dedicaban únicamente al poder y la conquista. Como todas las élites, también encontraban tiempo para el placer y para el arte y este objeto incorpora ambas cosas. Se trata de una copa de plata hecha en Palestina hacia el año 10 de nuestra era. Antes de que llegara al Museo Británico, había formado parte de la colección del millonario estadounidense Edward Warren.

Copa Warren

Este Vaso de Plata, muestra escenas de acoplamiento sexual entre hombres adultos y muchachos adolescentes. Esta pieza de plata romana de 2.000 años de antigüedad parece tener la misma capacidad que una copa de vino bastante grande.

Tiene la forma de un moderno trofeo deportivo, se apoya sobre una pequeña base y antaño debió de tener un par de asas, aunque hoy estas se han perdido. Puede verse de inmediato que se trata de un trabajo de excelente factura. Las escenas grabadas en la copa están en relieve, obtenido golpeando la plata por la parte interna. Debió de utilizarse en fiestas privadas y dados los motivos que la decoran, sin duda suscitó la atención y admiración de todos los presentes.

Comer y beber pródigamente figuraban entre los rituales clave del mundo romano. En todo el imperio, los funcionarios romanos y los jerifaltes locales utilizaban los banquetes para allanar el terreno a la política y los negocios, aparte de exhibir su riqueza y estatus. A las mujeres romanas generalmente se las excluía de las celebraciones tales como las fiestas consagradas a la bebida donde sin duda habríamos encontrado esta copa, pero probablemente cabe suponer, además, que esta estaba destinada a fiestas donde la lista de invitados era exclusivamente masculina.

En ella hay grabadas dos escenas de relaciones sexuales masculinas en una suntuosa residencia privada. Los amantes aparecen representados sobre canapés adornados con telas, similares a aquellos en los que se arrellanarían los invitados de nuestra cena imaginaria. Y también pueden verse una Lira y un Oboe esperando a que alguien los toque mientras los participantes se entregan a sus placeres sensuales.

Las copas de plata de esa fecha son hoy excepcionalmente raras, dado que muchas fueron fundidas, y entre las que se han conservado, pocas pueden igualar la virtuosa hechura de la copa Warren. Para comprar una copa como esta tenía que ser rico, ya que habría costado alrededor de 250 denarios y con ese dinero se podían comprar 25 jarras del mejor vino, la tercera parte de una hectárea de tierra, o incluso a un esclavo no cualificado como el que vemos atisbando atentamente desde la puerta. De modo que este pequeño e indulgente artículo de comedor sitúa sin lugar a dudas a su dueño en los niveles de la alta sociedad, el mundo que San Pablo condenara con elocuencia por su afición a la embriaguez y la fornicación.

Hallazgo de la Copa Warren

No se conoce con certeza, pero se cree que la copa Warren fue encontrada enterrada cerca de Battir, una ciudad situada a unos pocos kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Cómo llegó hasta allí es un misterio, pero existen algunas conjeturas al respecto.

Se puede datar la fabricación de la copa en torno al año 10 de nuestra era. Aproximadamente unos cincuenta años después, la ocupación romana de Jerusalén provocó tensiones entre los gobernantes y la comunidad judía, que estallaron en el año 66. Los judíos recuperaron la ciudad por la fuerza. Hubo violentas confrontaciones y la copa bien podría haber sido enterrada en esa fecha por su dueño antes de huir para escapar del conflicto.

Luego la copa desapareció durante casi 2000 años, hasta que Edward Warren la compró en Roma en 1911. Tras la muerte de este, en 1928, durante varios años fue imposible venderla, era demasiado escandaloso para cualquier potencial coleccionista.

En Londres, el Museo Británico se negó a comprarla, tal como ocurrió también con el Museo Fitzwilliam de Cambridge, y en cierta ocasión incluso se denegó su entrada en Estados Unidos debido a que la naturaleza explícita de sus imágenes ofendió a un funcionario de aduanas. Sólo en 1999, mucho después de que la actitud pública con respecto a la homosexualidad hubiera cambiado, el Museo Británico compró la copa Warren, que en aquel momento supuso la adquisición más cara que había hecho hasta entonces.

Fuente